Por Jaime Ahumada Ruiz
Los profetas que se aventuran a pronosticar un futuro próximo suelen ser los que peor envejecen, ya que se encuentran en primera fila cuando el augurio fracasa; pueden observar el momento en que los hechos vaticinados no se suceden. Esto claro, en el caso de que no acierten. Sin embargo, no por eso su ejercicio deja de ser necesario: el presagio que apunta a un momento próximo y palpable invita a pensar el presente y las posibilidades latentes que se cuecen en este, a considerar las acciones que potencialmente podrían hacer cumplir dicha profecía, y también, aquellas que podrían evitarla.
Coriolano 2073 nos sitúa cincuenta años en el futuro, en donde se vive el desenlace de una historia que podría ya haber comenzado. El mundo en el que nos introduce es uno de inacción, en dónde la mecanización de la vida ha sido llevada hasta el límite. Cada persona vive individualmente bajo un riguroso régimen de control y disciplina, en donde las labores diarias son asignadas y monitoreadas constantemente. Al más puro estilo del cyberpunk, se trata de una sociedad post-colapso ecológico sumamente estratificada y mediada casi en su totalidad por la tecnología; las personas viven en torres en donde el piso indica la posición social que se ocupa, se sigue un itinerario estricto, y quienes logren trepar hasta lo más alto del escalafón social pueden optar a mudarse a una tierra prometida, libre de trabajo y contaminación.
En este mundo, en el que Chile no es más que un concepto del pasado, cinco personas ligadas sanguineamente comienzan a reconstruir una historia a partir de pequeñas y esquivas pistas que dejó un antepasado común. Esto los lleva hasta el año 2025 en Chile, momento en el que el “Candidato K” se hace con la presidencia del país y rápidamente lo conduce hacia un totalitarismo con prohibiciones a distintas libertades, como el teatro.
La obra es una coproducción entre Teatro PAN, LaFamiliaTeatro y Teatroonirus, tres destacadas compañías teatrales con basta trayectoria y reconocimientos, presenta una experiencia intermedial, en dónde lo escénico y lo digital se complementan en una puesta en escena experimental que mezcla videos pregrabados y video en vivo con la actuación misma. Con una escenografía sencilla —mas no simple—, la narración se desarrolla a través de un diálogo entre lo mecánico, lo virtual y lo corporal, creando una relación sumamente interesante que, sin embargo, oscurecida tras el peso que posee el texto dramático.
La historia y el mundo que la obra presenta se inscribe en el contexto sociopolítico nacional y global actual, un contexto sumamente complejo que en la ficción deviene un mundo aún más complejo. Si bien esto se presenta de manera clara, se presenta también de forma bastante descriptiva: la palabra se vuelve exhaustiva y ocupa en momentos todo el espacio, quitándole oxígeno a los otros elementos en escena. Hay un presente, un futuro y un pasado en conflicto constante, y la palabra a ratos parece ser lo único que media su relación; relación que se logra de mejor manera cuando es la intermedialidad propuesta la que se hace cargo de ella.
Ahora, ese uso totalizante de la palabra puede encontrar un sentido dentro de la misma ficción futura de la obra. Al situarse dentro de un mundo ultra tecnificado, enfocado plenamente en la funcionalidad, es el logos, la racionalidad y la palabra, aquello que guía gran parte de las acciones de los personajes; la corporalidad y emocionalidad son aristas reducidas de la vida. Si bien imagina y retrata una posible forma de existir dentro de esta distopía, lo que añade una nueva capa de sentido, se sigue tratando de un gesto que endurece a la obra.
Finalmente, se presenta también un interesante ejercicio autoreflexivo en torno al teatro y su potencia política, así como sobre el rol que este ocupa dentro del devenir social. En este sentido, el ejercicio realizado excede a la misma obra, planteando a la puesta en escena teatral de esta y toda obra como un acto político no sólo contingente, sino también necesario.
Así, las compañías que presentan Coriolano 2073 se proponen ser profetas fracasados, invitan a que la posibilidad que abren no pase de ser eso: una posibilidad ficticia que el tiempo pruebe equivocada. Pero esto no sucede por sí solo, y en aquello son —quizás demasiado— claros: la acción es necesaria para evitar futuros como el presentado y construir aquellos que deseamos; acción que debe comenzar hoy en el cotidiano, en la calle y en las tablas.
Ficha Técnica
Título: COR1OL4NO 2073.
Dramaturgia: Eduardo Luna
Director: Jaime Reyes
Producción: Fernanda Morales
Elenco: Paulina Pavez, Paulina Casas, Valeria Moya, Javier Abadie, Alexis Moreno y Horacio Videla
Compañías: Teatro PAN, LaFamiliaTeatro, Teatroonirus
COORDENADAS
Estreno: 24 de noviembre, Centro Cultural Matucana 100.
Del 24 de noviembre al 11 de diciembre. Jueves a sábado a las 20:30 hrs. Domingos a las 19:30 hrs.
Teatro Principal Centro Cultural Matucana 100. Av. Matucana n°100, Estación Central.
Entradas Disponibles
https://ticketplus.cl/events/c0r10l4n0