Por Galia Bogolasky
The Cow Company trae su tercera obra al mundo Zoom, y con el mismo elenco, presenta una propuesta nueva, entretenida y muy contingente.
Luis Gnecco, Amparo Noguera y Gabriel Urzúa, junto al actor invitado Álvaro Espinoza, son personajes que participan de una fiesta por Zoom. Cada uno desde su casa, son los invitados de esta fiesta, tal como se está haciendo común en estos tiempos de pandemia y confinamiento, en formato virtual.
En esta obra los invitados no son amigos, sino que son desconocidos, son personas que quieren pasarlo bien, distraerse y sumergirse en una experiencia distinta, ya que el encierro no permite conocer gente, salir y pasarlo bien, de manera normal.
Rafael Gumucio es el autor de esta obra, que más parece un carrete, del que uno quisiera ser parte. Este viernes por la noche, en el que se transmite la obra, nos gustaría ser parte de esa experiencia, y carretear con estos personajes, que no tienen nada que ver los unos con los otros. Son todos de distintas edades, tienen distintos estilos, y vienen de historias que no tienen nada en común. ¿Cómo llegaron a juntarse en esta fiesta? No queda claro, pero el tono que impera en la obra es el absurdo, por lo que a fin de cuentas da lo mismo.
Luis Gnecco es Armando, un desarrollador de proyectos, un tipo muy normal; Amparo Noguera es Julia, arquitecta, una mujer no muy buena para las fiestas, bien seria, estructurada, le cuesta dejarse llevar por el carrete; y Gabriel Urzúa es Orlando, trabaja en la bodega de un mall, y en esta fiesta es DJ Lando, quien pone música ochentera y electrónica, y aparece con un fondo sicodélico y unos audífonos, al más puro estilo de un verdadero DJ. Se cree el cuento, se sumerge en el personaje y resulta bastante divertido.
A esta fiesta llega un personaje invitado, interpretado por el actor Álvaro Espinoza, que participa de este carrete, se divierte y se inserta como uno más del grupo.
Lo mejor de la obra es el humor. Hay comentarios muy irónicos, que funcionan bien, por ejemplo, Noguera dice: “No tiene sentido el teatro por Zoom”. Gnecco agrega: “Yo no pagaría por esta hueá”, logrando reírse de si mismos, de lo absurdo que es este mundo virtual del que estamos participando.
También hay escenas donde se hace alusión al momento que estamos viviendo a nivel político y social, ya que toman la contingencia para hacer una crítica social: “Este país puede ser cualquier cosa menos normal” dice el personaje del actor Álvaro Espinoza, refiriéndose al mal usado concepto que acuñó el gobierno de “nueva normalidad”.
Esta fiesta es extraña, participan personas distintas que, probablemente, nunca estarían juntas en un carrete real, pero acá comparten, conversan, tratan de sociabilizar, y mientras a algunos les fluye, a otros les parece forzado. Por ejemplo, Julia, (Noguera) demuestra su incomodidad al decir: “No me gustan las fiestas, es un lugar injusto”, lo que hace notar su carácter, y un aspecto como de inadaptada social, que se vislumbra durante la obra.
El corazón de la fiesta es una obra que se presenta más como una experiencia, que una propuesta artística escénica, ya que el espectador se logra sumergir en el ambiente festivo, la música, la conversación, y pasa a ser un invitado más, logrando una instancia entretenida y novedosa, pero no consigue plantearse como una propuesta teatral dramática más allá del espacio que habita. Es una fiesta, y se pasa bien.
“El corazón de la fiesta”
Escrita Por Rafael Gumucio
Elenco: Amparo Noguera, Gabriel Urzúa, Luis Gnecco, Alvaro Espinoza