Crítica de Teatro: El Hombre de Arena: La Intensidad de la Vida Misma

El Hombre de Arena: La Intensidad de la Vida Misma

El Colectivo Bestia presenta la obra “El Hombre de Arena” en el Teatro el Puente. En una sala chica, con un escenario apenas iluminado empieza a sonar un violín, interpretado en vivo por la violinista Ángela Sánchez, lo que empieza a dar una sensación intensa desde el comienzo. Luego una luz se proyecta sobre el rostro de Mario Horton (Nataniel) que comienza con un monólogo potente, intenso, dramático, donde destaca su impresionante actuación. Como nunca lo había visto, y sin esa actuación la obra no habría funcionado. Así de importante es la interpretación en esta obra. Él relata su infancia, donde tenía un padrastro abusador y donde se le aparecía El Hombre de Arena, un enigmático personaje que hasta ese punto no se sabe si es real o producto de su imaginación infantil. Ese monólogo va in crescendo hasta volverse agobiante, completamente abrumador, clásico pero contemporáneo al mismo tiempo.

El texto es la segunda parte de la trilogía Relatos Nocturnos, la adaptación que el dramaturgo nacional, Ronald Heim (Parir, Llegar), realizó del texto homónimo escrito en 1815 por uno de los padres del romanticismo alemán, E.T.A. Hoffman, considerado un texto fundamental del terror gótico.
Luego la luz se apaga y se enciende esta vez en el rostro de Alejandra Oviedo que interpreta a Clara, la hermanastra de Nataniel.  Ella es la que entrega la contención, la razón, el apoyo. Es la que, con su instinto maternal y protector, quiere que su hermano logre la paz. Es la que lo cuida, lo apaña. Luego su monólogo se disipa hasta que sumerge el del otro hermanastro, Lotario, interpretado por Felipe Ponce, que nos ayuda a poner todo en perspectiva. Es el hermano que tiene la razón, que le trata de entregar la fuerza y un toque de realidad.

Entre estos hermanos tratan de que Nataniel pueda entender los acontecimientos de su pasado, los procese y le dan su apoyo. Pero también se preocupan porque entienden que el estado mental de Nataniel no es normal, y que sus interpretaciones llevan a algunas confusiones y todo puede desencadenarse en un evento trágico.

Gracias a un par de escenas donde los personajes bailan con música media ochentena tecno,  donde la escenografía emerge con un poco de iluminación, la intensidad descansa un rato y podemos respirar, ya que los monólogos y el texto propiamente tal, junto con el apoyo del violín,  y las magníficas actuaciones son tan potentes que uno queda agotado emocionalmente. Esas escenas son un alivio, y logran un momento de conexión emocional incluso más fuerte.
De a poco vamos entendiendo lo que pasa por la cabeza de Nataniel, y de donde vienen sus dudas, sus conflictos internos, sus conflictos familiares, sus propios demonios.

El montaje es bien intenso, pero pese a eso hay que ver la obra, ya que el tema es muy actual, y las actuaciones son impresionantes.  
Dirección: Constanza Thümler

Dramaturgia: Ronald Heim

Elenco: Mario Horton, Alejandra Oviedo y Felipe Ponce
Asistencia de Dirección: Romina Meneses
Músico: Ángela Sánchez
Diseño escenográfico y gráfico: Sebastián Escalona
Diseño Iluminación: Francisco Herrera
Compositor: Daniel Salas
Producción: Francisca Ruiz/ De la Hormiga Producciones
Del 21 de octubre al 13 de noviembre 2016
Viernes y sábado a las 21 horas, domingo a las 20 horas
Valores: $6.000 entrada general, $4.000 tercera edad y $3.000 estudiantes

PREVENTA: $3.000 (hasta el 14 de octubre)

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