Crítica de Teatro
“Esto (no) es un testamento”: «Un documento que seduce y genera emoción».
Por Jorge Letelier F.
A pesar del difícil presente que ha tenido que enfrentar en los últimos años, con la ausencia de sus valores emblemáticos, un rol más empequeñecido en la actividad teatral y sin obras nuevas en su repertorio, la legendaria compañía Ictus ha seguido en pie reformulando su estructura y pensando en nuevos aires para promover su rica historia. Se trata del colectivo en actividad más antiguo del país y protagonista de momentos fundamentales del teatro nacional en los últimos sesenta años, y eso se convierte en un activo ineludible para mirar el pasado y repensar su legado.
Bajo ese punto de vista, esta obra de teatro documental de la compañía La Laura Palmer, la más destacada agrupación en este subgénero, es una ocasión interesante para acercarse a su historia desde nuevos lenguajes y evitar la tentación del homenaje vacuo o el endiosamiento mítico.
Porque los responsables de montajes tan inspirados y sutiles como “Hija de tigre” y “Los que vinieron antes”, han afinado una sensibilidad para la historia cargada de poesía, la mirada hacia personajes comunes y el uso de objetos y recursos como dispositivos narrativos que opera como un buen dique para enfrentar la enorme historia del Ictus desde un plano emotivo que ante todo, se ve como un ejercicio de contención narrativa.
Con sus tres integrantes oficiales actuales, María Elena Duvauchelle, José Secall y Paula Sharim, el montaje expone en un inicio una juguetona línea cronológica en línea reversa que sirve para situar el contexto y los principales hitos que han marcado la trayectoria del grupo escindido del Teatro de Arte y Ensayo de la UC en 1955. Esa introducción permite poner en perspectiva y sin estridencias la gran cantidad de títulos claves que han jalonado su historia. Como ya es un método afianzado en La Laura Palmer -cuyos cimientos han sido convenientemente aprendidos en el trabajo de la argentina Lola Arias-, hay una especial atención al refuerzo expresivo del recurso audiovisual, manejo en que los actores son apoyados certeramente por la colaboradora del equipo Nicole Senerman.

La presencia virtual de Sharim como el “padre” enfermo quien es interpelado a través de los recuerdos que se van haciendo cada vez más difusos, abre la interrogante principal del montaje: la poca presencia en este recuento de otros integrantes fundamentales de Ictus: Jaime Celedón, Delfina Guzmán, Mónica Echeverría, Jaime Vadell o José Manuel Salcedo. Se puede entender que la síntesis para abarcar 60 años de existencia abre espacio a decisiones prácticas, pero el círculo no termina de cerrar ante las pocas referencias a nombres que labraron el origen, desarrollo y prestigio de la compañía (incluso es fugaz la mención a Edgardo Bruna, integrante de Ictus recientemente fallecido y que fue parte del origen del proyecto, a quien vemos en un antiguo registro en video de “La noche de los volantines”).


Porque siendo la figura más referencial del grupo, la decisión de personalizar la historia de Ictus bajo la figura de Sharim suena contradictorio en una compañía cuya mayor identidad ha sido apelar a la fuerza de un colectivo en que en diferentes momentos de su historia pasaron los más importantes actores, directores y dramaturgos del teatro local. Las referencias a las obras clásicas del colectivo se centran en “Tres noches de un sábado”, “La noche de los volantines” y “Primavera con una esquina rota”, el montaje protagonizado por Roberto Parada en 1985 donde en una de sus funciones al actor se le comunica el crimen de su hijo José Manuel, en el llamado “Caso degollados”.

“Esto (no) es un testamento”
Compañía La Laura Palmer en coproducción con Ictus y GAM.
Dirección: Pilar Ronderos e Ítalo Gallardo
Elenco: María Elena Duvauchelle, Paula Sharim y José Secall
Participación especial: Nicole Senerman
Realización audiovisual: Alván Prado
Música original: Jorge Arecheta
Diseño de espacio e iluminación: Laurene Lemaitre
Producción: Macarena Murillo
Producción ejecutiva: Noela Salas
GAM, sala N1, hasta el 29 de julio.
Jueves a sábado, 21:00 hrs. General $6.000, estudiantes y tercera edad
$3.000