Crítica de teatro “Hamlet deambula en círculos”: Una lección de vida y teatro

Por Ana Catalina Castillo

Con la hermosa sala del Teatro Camino llena y expectante, tuvo su estreno y primer fin de semana de funciones esta nueva aventura que Héctor Noguera emprende secundado en escena por su nieta, Catalina Stuardo: Hamlet deambula en círculos. Si el año pasado su hijo Damián nos sorprendía al arriesgarse y ganar el difícil juego de tomar la voz de Tito en Autobiografía de mi padre. Héctor Noguera, Memorias actorales, ahora asistimos a la reelaboración de ese valioso material que adquiere en el género teatral una dimensión de emocionantes resultados.

A partir de esos textos introspectivos, en que se fusiona la interioridad del actor con la esencia de los personajes representados –en este caso Hamlet, el príncipe de Dinamarca–, el experimentado director Cristián Plana recoge lo esencial de una parte de esos escritos y los dota de teatralidad, amplificándolos con fragmentos de la obra de Shakespeare. Así, construye una pieza original en su estructura, que entremezcla con el lenguaje propio del teatro las capas de ficción y realidad, que si bien ya estaban en las Memorias, ahora constituyen una obra nueva, regalando momentos de gran fuerza dramática matizados por la performance de Noguera, quien es capaz de pasar de momentos íntimos de reflexión hasta sorprender con salidas tan suyas, de fino humor negro.

En Hamlet deambula en círculos, Tito Noguera despliega todas las dotes actorales que ya le conocemos y más, llenando el espacio no solo con su voz, sino también con su cuerpo, devenido volumen escénico y sometido a ciertas exigencias físicas; ya que se sienta, se pone de pie, camina, sube y baja escaleras, dinamizando su actuación. Es decir, poniendo en tensión la figura humana que es al tiempo personaje, actor y hombre sintiente.

“El príncipe se pregunta por qué el teatro tiene más fuerza que el espectro de su padre. Lo mismo me pregunto yo”, se lee en las Memorias, en el capítulo del que arranca esta puesta en escena, traslapando el cuestionamiento del personaje a propósito de la obra La Ratonera, ejercicio metateatral con el que Shakespeare enriquece su ya descollante texto dramático. Al utilizar justamente este pasaje, se arma una puesta en abismo que hace transitar el cuestionamiento del príncipe Hamlet hasta el actor que se pregunta, ¿de qué habla realmente un actor en el escenario? o ¿cuántos ecos de otras voces hablan a través de él? Es en ese cuestionamiento donde habita la trascendencia del género teatral y de allí arranca también la gran razón para cuidarlo, para defenderlo, para alejarlo de la políticas de turno. Y también para procurar que tome con valentía la palabra, cuando esta quiere ser comprada o, incluso, suprimida.

La gran tragedia de Hamlet es que la muerte se ha manifestado ante él, pues su padre, ahora fantasma, le hace una revelación y le da una misión. Así mismo, el quehacer teatral le insufló a Noguera la capacidad de mirar a la gran muerte cara a cara en una época oscura, que cada tanto amenaza con reaparecer, cual fantasma vigilante, hasta que como el comediante que vemos en una de la escenas, aun detrás de la máscara, filtre unas cuantas verdades.

Justamente, la interacción entre Hamlet y el comediante, encarnado por Catalina Stuardo, es un momento intenso. Los códigos de la tragedia aparecen revisitados hasta con sus coturnos y, apoyados por una iluminación que intensifica la atmósfera y agiliza el ritmo, ambos actores ejecutan un dueto en que las capas de sonido que producen sus líneas entreveradas engrandece lo que se dice por cómo se dice.

Otro momento de desgarradora dialéctica, que es el clímax de la obra, llega a través del encuentro de un atormentado Hamlet cuando habla con su madre. Teatralmente sublime, el contacto entre el príncipe y Gertrudis es un cúmulo de emociones encontradas entre las que circulan el amor, el odio, la culpa y también la compasión. Es destacable cómo la actriz Catalina Stuardo compone a la reina viuda, madre, y nuevamente esposa, con ciertos rasgos de médium que canaliza el torbellino que es Hamlet en ese momento.

Por todo lo expuesto, se puede afirmar con holgura que estamos frente a una experiencia no solo escénica, sino también humana y, por supuesto, presenciamos una lección de teatro con todos sus componentes más genuinos. El convivio, como diría Dubatti, se vive aquí en plenitud. Y, considerando que solo el hecho de llegar al Teatro Camino, tiene tintes de ritual, ver cómo Hamlet/Héctor “deambula en círculos”, llenando el hermoso escenario que ya cumplió 23 años, solo puede entregar una experiencia que conmueve y que no se puede ni se debe eludir.

Ficha técnica:

Título: Hamlet deambula en círculos

Dirección: Cristián Plana

Elenco: Héctor Noguera y Catalina Stuardo

Composición musical: Damián Noguera

Diseño de Iluminación: Raúl Donoso

Diseño de Vestuario: Franklin Sepúlveda

Producción General: Piedad Noguera

Producción Ejecutiva: Alexis García

Fotografía: Elio Frugone /Fototeatro.cl

Diseño Gráfico: Laura Galaz

Técnico en sonido: Manuel Ramírez

Técnico de Iluminación: Alexis Leyton

Difusión: Soledad Gómez

Coordenadas

Teatro Camino

Funciones hasta el 3 de diciembre.

Entradas a través de teatrocamino.cl

 

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