Por Claudio Garvizo

Asediado por deudas que parecen no importarle. Un desmoronamiento interno lo oprime y, al mismo tiempo, cercena la posibilidad de observar con atención lo que ocurre en su entorno. Así es el estado de Nikolai Ivanov (Cristián Carvajal) o, más bien, el punto de partida de un viaje sin retorno que experimenta el personaje protagónico de Ivanov, paisaje humano, montaje de la compañía Teatro La Provincia. Con este trabajo, y después de ocho meses de cierre por el contexto pandémico, reabrió sus puertas a público ―con aforo restringido y los protocolos sanitarios correspondientes― la sala Teatro La Memoria. La obra tendrá sólo cuatro funciones: sábado 28 y domingo 29 de noviembre; y sábado 5 y domingo 6 de diciembre, a las 18 hrs.
Ivanov, paisaje humano es una versión libre de Ivanov, obra escrita por Antón Chéjov en 1887, de la dramaturga Leyla Selman (El pájaro de Chile; La flor al paso; La ciudad de la fruta) y la dirección está a cargo de Rodrigo Pérez. La relectura de este clásico de Chéjov coloca el acento en la crisis existencial de Nikolai Ivanov y cómo desde ahí es arrastrado a la desafección por los otros.

Es tan lapidaria esa desafección que en la puesta en escena minimalista del Teatro La Provincia, Ivanov va resultando cada vez más un espejismo sombrío que deambula entre 11 personajes que lo interpelan por sus decisiones y actitudes. Contrastan, en cuanto a forma y fondo, con el atribulado Ivanov. Han sido delineados de tal forma que tienden a una exacerbación, a nivel estético y emocional.
La fractura que opera con mayor fuerza en la interioridad de Ivanov proviene de la sensación de culpa que lo invade por haber dejado de amar a Anna (Marcela Millie), su esposa. Y no es menor tal sentimiento, pues ella ha sido diagnosticada con tuberculosis, una enfermedad mortal a fines del siglo XIX. Él siente que ya no puede cuidarla, ni protegerla, apenas puede cuidar de sí mismo.

El no saber qué hacer con todo el derrumbe que tiene a su alrededor, impulsa a Nikolai Ivanov a los brazos de Sasha Lebedev (April Gregory), una joven que lo ama y cuya dote podría resolver sus problemas financieros. La triangulación entre Anna, Ivanov y Sasha desata una tensión a la que los otros personajes asisten no sólo como testigos, sino que, también ejerciendo un rol articulador, a ratos de un modo desbordante.
Ese desborde resulta atractivo dado que es coherente con la propuesta directorial en el sentido de abordar un tratamiento de la historia que mezcla tintes de comedia con elementos dramáticos. Las actuaciones revelan esa mixtura, alcanzando un cariz tragicómico que distiende, sin que el tormento en el que habita Ivanov quede diluido en un segundo plano. Por el contrario, su falta de certeza cobra vigor en medio de un ambiente festivo que impera a su alrededor.
Dicha conjunción obedecería a que, en primera instancia, Chéjov escribió una comedia en tres actos y, con posterioridad, reescribió la obra y la convirtió en un drama en cuatro actos. Este factor es considerado por Teatro La Provincia (La viuda de apablaza, Las brutas, Oratorio de la lluvia negra, Diatriba del desaparecido, La ciudad de la fruta) para crear, por primera vez en sus 17 años de trayectoria artística, un montaje basado en un texto del dramaturgo ruso, considerado un célebre creador de personajes con paisajes psicológicos profundos, colmados de autocuestionamientos, que oscilan entre su apego a lo conocido y el miedo a lo nuevo.

El ritmo vertiginoso en el que transcurre Ivanov, paisaje humano es reflejo de la cohesión de un elenco de 12 actores en escena. Sus desplazamientos en un espacio escénico que integra permanentemente el pasillo de entrada a la sala le otorgan dinamismo al montaje, una opción de planta de movimiento que va aunando los pliegues de un vértigo al que transita la trama.
La energía y los quiebres emocionales relucen en el trabajo interpretativo de Cristián Carvajal. Logra transmitir la complejidad psíquica de Ivanov, su anhelo de soledad y el deseo legítimo de ser tal como es. El que asuma su perturbación mental o la pérdida de sentido que lo ha detenido no constituye un dilema para él, sino para esos otros que no lo comprenden. Entre ellos, el doctor (Guillermo Ugalde), quien le implora que abandone su egoísmo y cuide la salud de Anna.
El tema de la depresión como un ‘estado’ prohibido e invisibilizado por una sociedad calculante y negadora de las emociones, queda instalado de manera decisiva en la obra. El vacío que surge de la escisión entre cuerpo y mente de Ivanov emerge en la atmósfera del montaje, lo que contribuye al fortalecimiento de la instalación del tópico antes enunciado.
Título: Ivanov, paisaje humano
Autor: Antón Chéjov
Adaptación Dramatúrgica: Leyla Selman
Dirección: Rodrigo Pérez
Compañía: Teatro La Provincia
Elenco: Catalina Saavedra, Marcela Millie, Carolina Jullian, Cristián Carvajal, April Gregory, Jaime Leiva, Marco Rebolledo, Eduardo Herrera, Macarena Lagos, Guillermo Ugalde, Verónica Medel, Johnatan Inostroza
Diseño Integral : Catalina Devia
Música : Juan Pablo Villanueva
Comunicaciones: Fogata Cultura
Producción: Guillermo Ugalde
Día de funciones: sábado 5 y domingo 6 de diciembre
Horario : 18 hrs.
Espacio: Sala Teatro La Memoria