Por Valentina Gilabert
No es la primera ni última ocasión que la palabra de Pedro Lemebel cobra vida. Que su letra marginal traspasa el papel y que su ausencia se transforma en presencia, que se hace carne sobre un escenario, a viva voz, como a él le hubiera gustado.
Por séptima vez se exhibe La ciudad sin ti, obra creada a partir de las crónicas de uno de los escritores chilenos más importantes de nuestra época. Un compendio donde yacen distintas voces e historias. Aquellas donde Pedro solo participó como testigo y todas las que, siendo así en la realidad o no, de alguna manera protagonizó. Relatos que dejan evidencia temas que hasta el día de hoy hacen eco en una sociedad cada vez más crítica de sí misma -o al menos de lo que está haciendo el del lado. Habla de la memoria y el olvido, de la idiosincrasia chilena, de las disidencias, del arraigo católico, y también de la figura del quiltro, esa que por tantos años existió en el abandono.
“Llegó a la escritura sin quererlo”, dicen los deslenguados personajes en la obra, como si hubiera sido fortuita su grandeza, como si en sus palabras no hubiera más que corazón y dolor. Pero Pedro era más que eso. Su genuino interés por observar su alrededor, y el rincón más oscuro que en ello pudiera encontrar, no son fruto del universo. Más bien, es un trabajo de larga data, la creación de una pluma contestataria, la soltura de las palabras que nadie más se atrevía a decir, y que sobre las tablas toman una forma muy propia. Llena de calle, tacones altos, de imágenes repletas de vida y muerte.
Del Carmen bella flor, Se remata lindo país, Memorias de quiltraje urbano, Los funerales de la Candy e Informe Rettig son algunos de los textos de Lemebel recogidos en la obra. Crónicas que muestran -ni la mejor ni la peor- cara de un Chile renegado por algunos. Quizás esa sea la complejidad y valor de la obra. Que apuesta a tomar una palabra y disfrazarla de noche, de puta, de travesti, y bajo ese mismo recurso sacar risas que no vienen solas, porque traen consigo lágrimas de realidad, de memoria, y algo de dolor.
La ciudad sin ti es una obra que destaca sobre todo en su dramaturgia, y con ello le rinde honores a una figura que hoy, cuando ya no está con nosotros, tiene su revancha. Por estos años se ha visto como inspiración para libros, películas y obras de teatro, además de obtener un fuerte reconocimiento afuera, donde en realidad siempre lo tuvo, y en casa, donde siempre lo debió tener. No es curioso, en ese sentido, que la gestión de esta obra fuera impulsada por él, quien, por entonces, ya se reconocía a sí mismo como un gran escritor en los últimos días de su vida. La obra fue estrenada por primera vez en agosto de 2015, a tan solo siete meses de fallecido el escritor.
“Qué lindo escribo yo” dijo Pedro en una entrevista allá por el 2011, el mismo año en que fue diagnosticado con cáncer. Y es que a pesar de estar consciente de la discriminación que sufría, incluso de sus pares en su propio país, Lemebel tenía muy claro su valor y legado, un legado, digámoslo, indiscutible.
“Tanta virgen de medio pelo, aparecida de última hora. Como esa Tirana del norte, sin apellido, con pregando a tanto roto, a tanto punga, que con la excusa de la manda, se lo pasan tres días borrachos, comiendo a destajo, drogados y felices bailando esas danzas paganas a toda pampa, los herejes”, dice una de sus crónicas presentes en la obra y que, a pesar de estar al comienzo, es un punto alto del montaje, precisamente, por el sentido y significado de lo que una de las actrices interpreta en escena: el arraigo católico y clasismo representado en la figura mariana de la Virgen del Carmen. El texto es parte de la crónica Del Carmen bella flor o el radiante fulgor de la santidad, un relato brillante que Pedro narró en el programa Cancionero en Radio Tierra, donde se comenzó a hacer conocido, y que, posteriormente, publicó en el libro De Perlas y Cicatrices: Crónicas Radiales (LOM, 1998).
En otro tono, impacta la puesta en escena de la crónica Informe Rettig (o el recado de amor al oído insobornable de la memoria, montada de manera simple pero punzante, dando así a la obra un cierre estremecedor. “Nos obligamos a soñarlos, como quien dibuja el rostro amado en el aire de un paisaje invisible. Como quien regresa a la niñez y se esfuerza por rearmar continuamente un rompecabezas, un puzzle facial desbaratado en la última pieza por el golpetazo de la balacera”, dice la crónica, en una clara defensa del olvido. Donde esos muertos, que no pueden ser dejados en tierra de nadie, están más vivos que nunca. Igual que Pedro.
La ciudad sin ti es una obra necesaria que, como si hubiese sido su único objetivo, transmutó en un espacio reivindicativo de su figura y palabra, aquella indetectable por algunos, pero que se hace reconocible en cada esquina, en cada tierra, en cada espacio de marginalidad que Pedro Lemebel llevó a rastra en sus faldas.
Título: La ciudad sin ti
Compañía: Chilean Business
Adaptación: Claudia Pérez y Rodrigo Muñoz
Dirección: Claudia Pérez y Rodrigo Muñoz
Música original: Manuel García
Elenco: Claudia Vergara, Claudia Pérez, José Luis Aguilera, Rodrigo Muñoz
Diseño integral: Laura Gandarillas
Musicalización y voces: Hans Horta y Roberto Gacitúa
Duración: 1 hora y 45 minutos
Fecha: 15 al 17 de julio
Horario: 21hrs
Plataforma: Teatro Nescafé de las Artes