Por Carla Oriely
Cuando un hecho trascendental ocurre en la historia de un país, no es extraño que repercuta de múltiples formas y por largo tiempo en la memoria de quienes lo habitan. Con el paso de los años, esos sucesos encuentran su propio lugar en el imaginario colectivo, convirtiéndose en una verdad que, aunque quedó atrás en los acontecimientos, permanece como herida abierta. Esa marca imborrable persiste en quienes la padecieron, quienes a menudo buscan transformar el dolor en creación y conciencia.
Eso es precisamente lo que propone La Fundación: negacionismo y disputa de la verdad en Chile, puesta en escena dirigida por Nicolás Fermandois y producida en conjunto por Teatro Camilo Henríquez y Teatro en Casa, en el marco del ciclo Donde habita la memoria. De manera magistral, la obra nos invita a presenciar la conversión de un sentir profundo en una sátira lúcida y brillante.
La historia, desarrollada en un único escenario, se inspira en hechos reales ocurridos en 2012, cuando una fundación vinculada a Augusto Pinochet organizó un homenaje público en su nombre. La ficción nos presenta a la “Fundación Presidente Pinochet”, institución que encarga una obra de teatro destinada a ser presentada en colegios, con el objetivo de blanquear la figura del dictador. Desde allí nos adentramos en el conflicto de un grupo de actores —en especial su director— que deben lidiar con sentimientos de culpa, vergüenza, desconcierto y desesperación dentro de una profesión bella, pero a la vez dura y precaria en Chile.
A medida que avanza el relato, de forma sorpresiva y dinámica, se recurre al recurso del “teatro dentro del teatro”. Este procedimiento metateatral —donde, dentro de una obra, los personajes representan otra obra o ensayo— enriquece la narración y permite un juego constante de niveles de realidad y ficción.
Gracias a este dinamismo, se genera un distanciamiento crítico que abre espacio tanto a la humorada como a la reflexión, pues el espectador ríe y al mismo tiempo reconoce la carga histórica y política de lo representado. Bajo esta estructura se nos cuenta cómo los actores llegaron a colaborar con un encargo tan controversial, funcionando como espejo de una de las grandes problemáticas que la obra aborda: la precariedad laboral en el mundo teatral chileno. Muchos artistas enfrentan la falta de estabilidad y recursos, lo que contrasta con las altas expectativas de logros y sueños con que eligieron la profesión.
Una muestra ilustrativa del Ministerio de Educación revela que, mientras la carrera de Medicina alcanza una empleabilidad del 91,9% al primer año de titulación, Actuación y Teatro apenas llega al 24,4%. Este dato refleja con crudeza la situación del medio artístico y explica cómo la carencia económica obliga a los actores a aceptar trabajos contrarios a sus valores, generando el clima de tensión y hostilidad que se plasma en los ensayos ficticios dentro de la obra.
Por otra parte, la versatilidad del elenco hace que el montaje fluya con chispa e ingenio. Destacan los cambios de registro y de voz para representar a los distintos personajes que presionan al grupo teatral, así como los efectos sonoros que simulan alienígenas para subrayar lo no humano. La iluminación verde, usada en estas escenas, refuerza el carácter inmersivo de la metáfora de la abducción: los actores están siendo “raptados” hacia un encargo que no desean realizar desde la convicción artística, sino desde la urgencia de obtener un ingreso económico.
En cuanto a las actuaciones, el elenco muestra un compromiso absoluto con el discurso de la obra. Sobresale la construcción coral, en la que cada intérprete mantiene un equilibrio entre lo grotesco y lo dramático, evidenciando tanto el absurdo del encargo como la vulnerabilidad de quienes lo ejecutan. El director de la ficción dentro de la obra se erige como figura central, encarnando con fuerza la angustia y la contradicción moral de aceptar un trabajo que atenta contra la propia conciencia.
Un elemento que merece mención especial es el personaje de Virginia, la empleada, interpretada por Martín, rol de Benjamín Rivas. Aquí aparece un guiño al humor de comicidad popular chileno: el recurso del hombre vestido de mujer. Aunque históricamente este mecanismo estuvo ligado a la burla fácil y a la caricaturización femenina, en esta puesta en escena adquiere un valor distinto. En el teatro contemporáneo, este recurso se resignifica como estrategia crítica: no busca ridiculizar, sino cuestionar estereotipos y, al mismo tiempo, evidenciar la precariedad del actor que debe transformarse en lo que sea necesario para sobrevivir en su oficio.
Uno de los mayores aciertos de La Fundación es la coherencia entre lenguaje escénico y contenido político. La dirección de Nicolás Fermandois articula un dispositivo teatral que, lejos de caer en lo panfletario, utiliza la sátira, la ironía y el juego escénico para mostrar la contradicción y la tensión del relato. El resultado es un montaje que no solo informa, sino que interpela.
A través de sus recursos formales —humor, metateatro, ironía— y su contenido profundamente político, la obra obliga a una reflexión crítica sobre cómo ciertos discursos distorsionados del pasado logran instalarse en el presente.
La Fundación es, en definitiva, una apuesta valiente y necesaria: enfrenta al público con la paradoja de un discurso que parece apologético, pero cuyo verdadero efecto es desmontar y desnudar esos mismos discursos. Más allá de su valor artístico, se erige como un espacio simbólico y ético fundamental para reactivar la memoria democrática en tiempos de incertidumbre histórica. Una obra recomendada sin reservas para quienes quieran ser parte de una experiencia satírica, lúcida y… memorable.
Ficha técnica
Título: La Fundación, negacionismo y disputa de la verdad en Chile
Dirección y dramaturgia: Nicolás Fermandois
Elenco: Avril Aurora, Ana Burgos, Jaime Leiva, Benjamín Rivas y Marcelo Salinas.
Diseño sonoro: Dante Parra
Producción Escenográfica: César Chandia
Diseño de Vestuario: Ana Burgos
Diseño de Iluminación: Marcelo Salinas
Diseño Escenográfico: Nicolás Fernandois
Diseño Gráfico: Francisco Candelori
Producción: Coproducción entre Teatro Camilo Henríquez y Teatro en Casa
Estilo: Teatro satírico
Duración: 1 hora 30 min
Clasificación: +14 años
Año estreno: 2025
País: Chile
Coordenadas
Lugar: Teatro Camilo Henríquez
Dirección: Amunátegui 31, Santiago, Región Metropolitana.
Fechas: Jueves 21, viernes 22 y sábado 23 de agosto 19:30 hrs. Horario matiné sábado 23 de agosto 16:00 hrs.
Entradas en Ticketplus y boletería del teatro una hora antes de cada función.