Crítica de Teatro “La Reina del Perreo”: Te recuerdo con nostalgia

Por Romina Burbano Pabst

Mientras entraba a la sala, La Reina del Perreo, ya había empezado. Las actrices ya estaban en personaje, la música y la máquina de coser sonaban mientras los asistentes nos ubicábamos en nuestros asientos. Una cierta emoción invadió mi cuerpo, sabía que estaba a punto de presenciar algo único.

Escrita en el 2017 por la dramaturga Belén Herrera Riquelme, la obra entrelaza sus memorias de infancia y adolescencia en los años 2000, con la reflexión que nace a partir de la noticia «Niña muere de pena al interior de Sename». El montaje, dirigido por Javiera Mendoza, logra perfectamente transportarnos a los años 2000, destacando detalles como los vestuarios: jeans tiro bajo, pitillo y polera ajustada que usa La Diabla, la minifalda que usa Romi y las prendas deportivas y coloridas como las que usa Guissell. Además, el maquillaje también captura la esencia de la época enfatizando en los brillos, sombras de ojos en tonos coloridos, labios con brillo y tonalidades rojas. Tanto el vestuario, como el maquillaje, refleja la tendencia de moda propia de la época que formaba parte de la identidad de aquellas mujeres.

Junto con las magníficas actuaciones de Ignacia Uribe (Guisell), Paly Pavez (La Diabla) y Vanessa Flores (Romi) la obra nos invita, no solo a reflexionar sobre las tendencias culturales y sus implicancias en la vida de las y los jóvenes, si no también, tomar conciencia de cómo cuidamos nuestro mundo emocional y el de las demás personas con las que nos relacionamos. La narrativa de la obra, está magistralmente construida, ya que ningún detalle es anticipado, permite que todo se desarrolle de manera orgánica y fluida, creando una sensibilidad cercana al espectador y cotidiana a la realidad chilena de la época, sin caer en clichés banales. De esta forma, captura la atención al instante, en muchas ocasiones el espectador se llega a sentir identificado con los personajes, con los sonidos, con la música, lo cual le permite encaminarse a un viaje emocional tan profundo que queda resonando en uno mismo. Entre el humor, la nostalgia y la reflexividad, la obra logra construir una experiencia inmersiva y auténtica, llevando al público a experimentar profundamente cada momento.

Una atmósfera nostálgica se conforma a partir de una escenografía minimalista y la composición sonora en vivo, que nos traen de vuelta a los 2000. A la izquierda una mesa con una máquina de coser roja, al medio un maniquí y a la derecha un sillón. La simpleza de la escenografía es suficiente para hacernos saber que estamos en una casa. Una sensación bastante cálida y cotidiana se apodera del escenario. Su minimalismo intencional, permite que el enfoque se intencione a las interacciones y las historias de los personajes. No hace falta más, porque son los diálogos, los bailes, las cercanías y distancias, las rupturas del montaje, lo que hace que la obra esté cargada de emocionalidad, construyendo una intimidad única con el espectador. Sin distracciones que disfracen la profundidad de reflexión con elementos innecesarios o detalles anticipados.

También, audazmente, integran programas juveniles como Yingo y Mekano, los cuales no solo eran plataformas de entretenimiento, sino también de influencia cultural. Donde los jóvenes que venían de familias vulnerables, podían tener la esperanza y oportunidad de salir de su cotidianeidad y ser reconocidos, dado que quienes participaban se convertían en ídolos adolescentes. Ambos programas, destacaban por sus bailes, cantos y su enfoque tipo reality show que, en conjunto, contribuyó a la difusión de nuevos géneros musicales, tal como el urbano, y distintos estilos de vida. Por lo tanto, en esta historia dichos programas representan una escapatoria o inspiración para los personajes, especialmente para Romi quien anhela ser querida y reconocida como aquellas chicas de Yingo y Mekano.

La popularización de estos programas también trajo la popularización del reggaetón. Este género musical tuvo un auge significativo en los 2000 en Chile. Esto se refleja perfectamente en la obra al incluir temas de artistas como Yaga & Mackie, Daddy Yankee, Wisin & Yandel, Don Omar, entre otros. El reggaetón, no solo marca una tendencia musical, sino también, actúa como una forma de expresión entre los jóvenes. Este elemento es importante de destacar, ya que resalta la cultura popular y enfatiza en cómo los personajes enfrentan sus emociones. La música se presenta como un refugio y un vínculo entre las mujeres de la obra; añadiendo una capa de espontaneidad que refuerza la conexión afectiva del público con los personajes. Guissell se pregunta “¿por qué me gusta tanto el reggaetón?” Y es que su fascinación por este género, además de relacionarse con la admiración que siente al ver a su hermana florecer y empoderarse al escucharlo, es una parte importante de su formación identitaria y su sentido de pertenencia.

La luz azul verdosa que impregna el lugar, se va disipando hacía tonos más fríos, la música también va bajando, para así dar paso a las actuaciones que son el alma de esta obra. Cada actriz aporta una profundidad emocional que trasciende el texto, transmitiendo sus características y formas de ser con tal autenticidad que el público no puede evitar empatizar con ellas o sentirse identificado. La delicadeza y afinidad de las intérpretes, su profundo estudio de personajes es verdaderamente impresionante, permitiendo una conexión emocional genuina con cada una de sus historias.

Las tres mujeres viven en una pequeña casa en Recoleta. La matriarca de la familia, La Diabla, quien anhela su pasado e intenta vivir esa juventud que se ha escapado de sus manos, no logra concretar su responsabilidad y rol de madre. La persigue un miedo de envejecer y un cierto egoísmo por volver a su pasado, pendiente de sus salidas y de cosas que parecen superfluas deja de lado a sus dos hijas Romi y Guissell, notando una cierta inmadurez. Sin embargo, la vida no es tan superficial, su realidad esconde mucho más que eso. Sin la presencia masculina en la casa, La Diabla tuvo que ejercer un rol de padre, madre, cuidadora y otros similares. Ahora, que las niñas están grandes, encuentra un punto de fuga para recuperar ese tiempo.

Algunos la percibirán como una madre despreocupada, una madre que no es madre; mientras que otros empatizarán con esa historia comprendiendo que muchas veces el amor de la madre se puede manifestar en actos que no son inmediatamente reconocidos como expresiones de cariño. Puede que su forma de dar libertad a sus hijas, permitiéndoles tomar sus propias decisiones y apoyándolas en esas decisiones, sea una forma de demostrar su amor, como es su constante apoyo a Romi para que muestre sus habilidades en la danza y el canto. Entendemos, entonces, que su forma de expresar cariño, determinada por circunstancias personales y contextuales, es menos visible, pero, no por eso es menos real. Este personaje juega entre la ambigüedad de ser una madre despreocupada y desinteresada, y una exploración más profunda de las diversas maneras de expresar amor. Esta ambigüedad nos permite ahondar en la complejidad de su carácter, sin caer en el estereotipo de madre joven ausente, abriendo nuestras posibilidades de interpretación de su personaje.

Por otro lado, Romi es la reina del perreo, un personaje bastante fuerte, empoderada, sensual, atrevida y única. Asume una responsabilidad que no era la suya, cuidar de su hermana pequeña que corre el riesgo de caer en un Hogar de Menores; lugar que Romi conoce y quiere evitar que Guissell pase por lo mismo. Romi tiene las cosas claras, sabe que quiere hacer con su vida, le dice las cosas como son a su madre e incluso ejerce ese rol, personificando la responsabilidad prematura. Su presencia escénica es impresionante y nos muestra una mujer segura de sí misma y enfocada a alcanzar sus sueños. Sin embargo, adentro suyo existe una profunda tristeza la cual vemos demostrada en los quiebres del montaje, cuando suena reggaetón. Ella encuentra en este género urbano un motor que la impulsa a seguir sus sueños, una vía de expresión y desahogo. Su impotencia, ira y tristeza profunda al saber que su hermana irá a un Hogar de Menores, reflejan un vínculo de amor puro que se ve truncado por circunstancias fuera de su control. Siento que la frase que más representa a este personaje es: ·amar también es saber cuando dejar ir»

Por último, Guissell es la menor traviesa y juguetona, su carácter esta formado por una inocencia carismática y su relación con Romi, en particular, es retratada con una sensibilidad que captura la complejidad de su vínculo. Guissell nos invita a re-conectar con nuestra infancia, con nuestra niña interior, con la curiosidad, los cambios de humor, las inseguridades y la exploración personal. Pasa mucho tiempo sola en su casa, incluso se puede observar que algunas veces se llega a sentir como una carga. La delicadeza con la que la intérprete personifica a Guissell hace que el espectador empatice profundamente con ella. Además, resalta la importancia de la forma en que cuidamos a nuestras infancias y la atención que les damos.

A partir de sus elementos tan bien seleccionados, la obra nos permite volver a nuestras infancias de manera fugaz, mientras profundiza en la importancia de nutrir nuestros vínculos interpersonales ¿cómo cuidamos y cómo nos cuidamos? La Reina del perreo, es una propuesta maravillosa e interesante, con una historia conmovedora que comparte una intimidad única con el público y revela la dolorosa belleza de la vulnerabilidad humana. Aparecen las diversas muestras de amor y de contención como una necesidad fundamental del ser humano; las cuales se ven influenciadas por el pasado de cada persona: heridas sin sanar, roles incompletos, ausencias, etc. Las actrices reconectan, revisitan y resignifican las relaciones humanas, sin caer en la victimización. Una experiencia teatral que te llevará al borde de las lágrimas y que, sin duda alguna, no hay que perderse.

Ficha Técnica

Título: La Reina del Perreo

Duración: 60 minutos

País: Chile

Dramaturgia: Belén Herrera Riquelme 

Dirección: Javiera Mendoza

Elenco: Ignacia Uribe, Paly Pavez y Vanessa Flores

Diseño Integral: Rayén Morales

Diseño Sonoro: Vicente Cuadros

Vestuario y asistencia de diseño: María Berrera

Producción: Belén Herrera Riquelme

Asistente de producción: Paly Pavez

Edad recomendada: +12

Uso/presencia de: luces estroboscópica, humo, alto volumen de sonido, música estridente, sonidos bajos retumbantes, sonidos repetitivos, oscuridad por tiempo prolongado/penumbras.

Coordenadas

Desde el 18 de Mayo al 02 de Junio

Jueves a domingo a las 20:00hrs

En Teatro del Puente

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