Crítica de Teatro
Lección de Baile: «Una obra de exportación que expone lo mejor de su tradición»
Por Fernando Garrido R.
Greg (Cristian Campos) es un profesor universitario que pronto será homenajeado en su universidad, en la ceremonia a la cual está llamado a ser el protagonista, deberá enfrentarse con interacciones que superan su capacidad de manejo, ya que padece síndrome de Asperger. Para resolver el problema que le suscita el contacto físico y la exposición, acude a su vecina Brenda (María José Prieto), una exitosa y lesionada bailarina que pasa sus días entre la convalecencia y la esperanza de una recuperación que le permita volver a su vida.
«Lección de baile», sostenida sobre la gran viga del realismo psicológico norteamericano, de la cual Mark St.Germain se sirve y tributa a lo largo de su trabajo, es una comedia de manual, una obra de exportación que expone lo mejor de su tradición: un efectivo diseño estructural que hace posible el ágil despliegue de los paisajes emocionales de sus personajes y sus contradicciones. En el transcurso de la obra, estas contradicciones nos permiten entender a cada personaje y sus distancias, la extrovertida a inundada de vida Brenda, que presa del anhelo de recuperar la imagen de si, se ha extraviado en el aislamiento y una creciente amargura que confunde la verdad con desencanto, y Greg, quien consciente de su limitada y problemática relación con los otros, busca un alivio a ello en la lección de baile. Esta lección, pactada como un intercambio difícil de rechazar, así como va permitiendo el conocimiento de los personajes y sus historias, es la excusa para exponer al aislamiento y la soledad como epidemia contemporánea, una soledad que no nos libera del infierno que son los otros, sino que nos encierra en la cárcel cuyos barrotes son la distancia entre quienes somos y la imagen que proyectamos de ello. La puesta en escena no ayuda mucho a explorar estas dimensiones, y ahí es donde se notan más sus faltas.
El gran gancho publicitario de la obra es la primera puesta en escena que comparten la pareja en la vida real, María José Prieto y Cristian Campos, ambos acertados en sus roles. Pero el problema de la obra, es que no logra penetrar en las sinuosidades que plantea el texto de St. Germain y a ratos, si bien la comicidad y el intercambio permanece fluido, pierde en su capacidad de hilar las intensidades y los distintos momentos que vive la diada. La obra, apoyada en un texto de gran éxito en Estados Unidos, no logra hilar la comedia con la profundidad subyacente de su argumento y resulta plana, previsible, con una resolución en nada distante al de una teleserie (de las malas) o una comedia romántica de pop-corn. En este sentido, la dirección de Yankovic se esmera más en construir una postal publicitaria, lo cual no tiene nada de malo, sino fuese porque esa postal se traga las tensiones e intensidades que hubiese podido exprimir de la célebre pareja.