Por Vanessa Vidal Durán
Madrigal está a cargo de Angelo Solari en la dirección y composición. Él explora la poesía, la música, la puesta en escena, lo actoral, lo multidisciplinario como un ente propio.
Lo musical no tiene que ver con que los actores canten, dancen propiamente tal, sino más bien con la construcción desde la dramaturgia, a una interpretación del texto por parte de los actores como polifonía, donde existe una repetición de diálogos, donde la voz hablada evoluciona desde un inicio hacia el final de la obra.
Seis son sus protagonistas; los actores Ignacia Aguero, Luis Cerda, Ana Corbalán, Elvira López, Santiago Meneghello, Cristóbal Muhr, quienes conforman tres parejas. Al entrar a la sala están ellos esperándonos en sus puestos, sentados. Tres pares de sillas, todas distintas; dos parejas a cada lado del escenario y otra atrás, en el centro. Cada pareja cuenta con una ampolleta sobre ellos y una pequeña mesa tipo velador al costado con una botella con bebestible junto a dos vasos. Dentro de la mesa, un pequeño parlante. Los colores que vemos en escena en el decorado como vestuario transitan entre el café, azul, plomo, negro.
Mientras los actores en escena observan al público cómo se acomodan en las butacas al entrar al Teatro la Memoria, nos sentimos expectantes, asombrados, incluso un poco incómodos debido a su actitud en personaje desde antes del famoso «acción». Comienzan una vez, y todos hablan al mismo tiempo, ¿Cómo se supone que entendamos? ¿Hay que escuchar de a uno a la vez y luego cambiar la atención? ¿Debo poner atención a un todo y quedarme con lo que resuene? ¿Qué está pasando? ¿Cómo debo seguir este montaje? Pues bien, mientras transcurre el tiempo, la obra misma nos ayuda a entenderla.
Madrigal cambia su ritmo -numerosas veces-. Entendemos la dinámica, llena de filosofía, poesía, con una estructura poco convencional que requiere de toda nuestra atención. Aquellos diálogos, frases, preguntas, respuestas, son dichas por todas las parejas. Se contraponen algunos diálogos. Luego, escuchamos las voces grabadas desde el parlante que cada pareja tiene a su lado. De esta forma la idea de que todas las parejas, al fin y al cabo pasan, viven, recorren, por esas mismas situaciones, pensamientos, sentimientos, se convierten en transversales y universales. Existe un trabajo sumamente elegante, delicado, sutil en este aspecto y los siguientes que contaré sobre la obra, que componen el universo de Madrigal.
La música posee un rol de acompañamiento, suave, sensible, al igual que la iluminación. Lógicamente por parte del sonido escuchamos de forma pulcra los diálogos grabados de los actores, y existe a su vez momentos de silencio donde las melodías expresan lo que ya fue dicho o cuando las palabras no son tan poderosas para expresar el mensaje y la música hace lo propio. La iluminación cálida, con aquellas ampolletas sobre las parejas es algo tan fino, junto a la utilización de éstas y las que están en la parrilla, generan atención, un ritmo propio como tales o junto con acompañamiento rítmico con la música y/o diálogos. Finalmente, existe un gran momento donde estos dos elementos están presentes en escena, sin actores, algo evocador que subraya aún más la premisa de un comienzo y lo que sacamos de conclusión a través de la obra y sus componentes.
El significado de Madrigal según la RAE es «Poema breve, generalmente de tema amoroso, en que se combinan versos de siete y de once sílabas.» y Google nos indica que «El madrigal es una composición de tres a seis voces sobre un texto profano, a menudo en italiano. Tuvo su máximo auge en el Renacimiento y primer Barroco. Musicalmente reconoce orígenes en la frottola, posee una letra en lengua italiana de temática profana, armonía contrapuntística, y carácter popular. Generalmente el nombre se asocia al Madrigal de fines del siglo XII y principios del siglo XIV en Italia, compuestos en su mayoría para voces a capela, y en algunos casos con instrumentos doblando las partes vocales. El madrigal fue la forma musical profana más importante de su tiempo.»
Esto puede ser usado por el lector para lo que considere necesario, para sumar y reflexionar sobre el montaje. Personalmente, me hace rememorar y valorar los tiempos pasados, la historia, el arte dentro de este contexto, y cómo podemos rescatar ciertos elementos, como se realizó en esta misma obra, con tantos detalles increíbles, generando un trabajo sumamente detallista, que al verlo uno dice ¡Wow, que manera de ensayar y coreografiar todo! debido a un cuidadoso trabajo en equipo, donde todas sus partes brillaron con luz propia y en conjunto. Madrigal es un susurro, un viaje, un aliento, un abrazo.
Ficha técnica
Título: Madrigal
Dirección y composición: Angelo Solari
Diseño de iluminación: Diego Muhr
Escenografía y vestuario: Natalia Geisse
Sonido: Vicente Larroulet
Producción: Pablo Fuentes
Elenco: Ignacia Aguero, Luis Cerda, Ana Corbalán, Elvira López, Santiago Meneghello, Cristóbal Muhr
Duración del montaje: 50 min
Edad sugerida: +8
COORDENADAS:
13 al 30 de junio
Jueves a sábado 20:30 hrs y domingo 19:30 hrs
Valores: $10.000 general, $5.000 estudiantes, adulto mayor, personas con discapacidad y jueves popular
Entradas en https://ticketplus.cl/events/madrigal-angelo-solari