Crítica de teatro “Mentes salvajes”: Una película solo para mí

 

Por Galia Bogolasky

Mentes salvajes es la obra que abre la temporada teatral online del Centro GAM. Escrita por Marcus Lindeen, cuenta con las actuaciones de Paulina Urrutia, Héctor Noguera, Natalia Valdebenito, Francisca Gavilán y Gabriel Cañas, quienes interpretan a soñadores compulsivos que se reúnen para hablar de su drama en común.

Dirigida por Víctor Carrasco, quien logra poner en escena virtual la obra de Lindeen (Los Arrepentidos), con una propuesta bastante sencilla, basada principalmente en el texto.

Estos cinco personajes se reúnen como en una especie de grupo de ayuda tipo Alcohólicos Anónimos, pero de soñadores compulsivos. Cada uno sueña sobre distintas cosas, cada uno tiene su propia doble vida, que los atormenta y los confunde, pero se sienten comprendidos y aceptados por estos desconocidos que pasan por sus mismas angustias, al no poder deshacerse de esta vida paralela.

Nelson (Gabriel Cañas) sueña que es un cantante y también un actor gay famoso y controvertido. Él dice: “El problema es no quedarse atrapado soñando” y habla sobre su condición como algo que lo atormenta porque “paso más tiempo en el mundo imaginario que en el real” como les explica a los demás soñadores compulsivos.

Ana (Paulina Urrutia) es una bibliotecaria. En sus sueños es Jaime, un exguionista de 92 años del que tiene hasta un árbol genealógico y todos los sucesos importantes de su vida. Ella dice: “Me gusta recrear historias del pasado” cuando explica su personaje del sueño. También dice: “He soñado tanto despierta que me he perdido de muchas cosas de la realidad” y eso finalmente es el tema que aflige a todos los que se reúnen en esta cita, ya que el límite entre la realidad y su sueño se difumina constantemente.

Héctor Noguera es Andrés, quien dice: “Mis sueños son más aburridos. Sueño que tengo a una hija, ya que no pudimos tener hijos con mi señora”. Su fantasía tiene que ver con la vida que quiso tener y que sólo puede soñar. Es la historia más conmovedora, ya que sueña con su proyecto de vida, por lo que esa otra vida, lo hace muy feliz.

Sandra (Natalia Valdebenito) es una mujer que es fanática del animé, del manga, por lo que sueña que está en tres planetas distintos, y que es una heroína con súper poderes. En su mundo imaginario hay 14 personajes principales, que provienen de su fanatismo por este mundo ficticio en el que está absorbida.

Francisca Gavilán interpreta a Deborah, quien es Frankie en sus sueños, un peligroso traficante de drogas. Ella sueña despierta desde los 11 años. Su personaje es una especie de gángster, que está metido en un mundo oscuro, muy turbio, que le produce miedo.

Mentes salvajes es una obra que plantea una problemática bien dramática, para las personas que la viven, que es existir en dos mundos; uno real y otro que es un sueño, que consume sus vidas y les produce un drama, que los lleva a compartir sus historias con personas que están viviendo algo parecido.

Lo que la obra no explica es cómo llegaron a reunirse, porque la obra comienza de inmediato con el relato de uno de los participantes, sin dar mucha información del contexto; ¿cómo llegaron ahí? ¿están en terapia? ¿o es una instancia más informal?

Sin haber visto la obra original, sin Zoom, uno entiende que es un montaje que se sostiene fuertemente en el texto, ya que la puesta en escena no es relavente. Cada personaje relata su historia de su casa, con un fondo muy natural, lo que al mismo tiempo produce una cercanía con los personajes, generando empatía con sus dramas.

El mundo de la ensoñación es algo bastante ajeno si no lo has vivido, por lo que la obra depende exclusivamente de la interpretación de estos actores, que sin lugar a dudas, son excepcionales, lo que le da una potencia relevante a la historia.

Mentes salvajes una obra que se enfoca en lo testimonial, y lo que cada uno de estos personajes revela es realmente significativo. El hecho que cada uno de ellos se sienta entendido, acompañado, comprendido por otros como ellos, les da una tranquilidad que se proyecta en el tono de la narración.

La obra plantea la dificultad de vivir entre la realidad y los sueños. Al mismo tiempo, en el mundo virtual, donde los personajes están en sus casas, para el espectador que está conectado online, la diferencia entre los personajes y la realidad es compleja de percibir, ya que no hay mayor caracterización, ni vestuario, ni escenografía, ni puesta en escena que haga evidente la presencia del acto performático. El desafío para Carrasco es que los personajes sean convincentes, en su espacio, en una plataforma virtual. Debido a que el texto es potente, se logra crear ese ambiente ficticio, que funciona muy bien.

En esto tiempos donde las artes representativas se tienen que adaptar a la tecnología, los espectadores nos sumergimos en historias que nos sacan de la situación que estamos viviendo y nos llevan a un mundo imaginario. Tal como dice Ana: “Es como una película, pero más real. Es como una película solo para mi”.

Funciones desde el 16 mayo al 26 julio. De jueves a sábado a las 21:00 y los domingo a las 20:00.

$3.000 Preventa (hasta 15 mayo), $4.000 entrada única.

La obra podrá verse por Zoom (instrucciones de compra y uso de plataforma en gam.cl)  

Dramaturgia: Marcus Lindeen

Dirección: Víctor Carrasco

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