Por Ana Catalina Castillo
Siempre me ha fascinado la concepción del teatro como ritual o ceremonia. Asunto que, por lo demás, está en los orígenes de este arte. Yorick. La historia de Hamlet, en la versión que está presentando el actor Francisco Reyes a través de la plataforma Cultura Conecta, tiene mucho de eso, aunque sea transmitida vía Zoom. ¿Cómo lo logró? De eso hablamos aquí.
La obra que comentamos hizo su estreno en 2014, formó parte también de la cartelera de Santiago a mil y durante julio de este año volvió; no a los escenarios, sino al espacio virtual. Así, transitando entre las más antiguas estrategias de la narración oral y el oficio actoral, Francisco Reyes ha logrado una nueva versión que resulta tanto atractiva como extraña, pero de una extrañeza que aporta novedad, que enriquece la puesta en escena e interpela al espectador, como lo hace el buen teatro.
Concebida como un unipersonal y con dramaturgia de Simón Reyes, la obra nos acerca a la historia de Hamlet desde la mirada de Yorick, un antiguo bufón de la corte. Sí, el mismo que hemos visto en cientos de representaciones gráficas y puestas en escena, devenido calavera y posado en la mano del príncipe de Dinamarca.
Estructurada en cinco actos, tal como la pieza original shakesperiana, la obra avanza mediante los soliloquios de Hamlet, presentados por el personaje de Yorick, quedando depositada en la figura del bufón la misión de acercar al público las problemáticas existenciales y los dilemas ético-morales de un Hamlet que resulta más potente que nunca. Basten tal vez, para probarlo, las siguientes líneas:
¿Es más noble para el ánimo sufrir
los golpes y las flechas de la fortuna insultante,
o alzarse en armas contra un mar de adversidades
y, haciéndoles frente, acabar con ellas?
El desafío propuesto en esta obra, pues se anuncia como “un acercamiento a Shakespeare”, se cumple. El montaje funciona porque logra rescatar la palabra en lo escénico y porque esa palabra impacta por la vigencia del autor inglés; sobre todo ahora, cuando nos vemos enfrentados a la incertidumbre, ante la dialéctica de la vida y la muerte, ante las jugarretas del destino.
La puesta en escena sorprende, cautiva y emociona. La capacidad actoral del protagonista se conjuga con las acertadas decisiones de cámara, de luces y sombras, de la música incidental y, por supuesto, por la incorporación de marionetas, trabajo de Ismael Reyes, que lejos de afectar la verosimilitud o quebrar el tono de la obra, nos introduce a lo que de juego tiene también el teatro. Las marionetas con que interactúa Francisco Reyes resultan de gran eficacia dramática y junto a otros elementos que ya estaban incorporados, como las piezas musicales populares de la memorabilia del siglo XX, logran resaltar la atemporalidad de la obra del genial dramaturgo inglés.
En un recomendable ensayo, el crítico norteamericano Harold Bloom afirma que, así como Cervantes, Shakespeare buscaba la representación de lo humano. En Yorick. La historia de Hamlet se revive ese objetivo. La rara sensación de conectarse emocionalmente con la obra, gracias a la tantas veces menospreciada pantalla del computador, ocurre. Tal como lo comentan los espectadores durante el conversatorio, una vez que finaliza el video que cálidamente presenta también el propio Francisco Reyes, la puesta en escena consigue esa cercanía entre las partes que han participado en la ceremonia, en que Shakespeare nos habla casi al oído en la intimidad de nuestro entorno.
Título de la obra: Yorick. La historia de Hamlet
Dirección: Simón Reyes
Actor: Francisco Reyes
Última función: viernes 31 de julio a las 19:30 horas
Venta de entradas en:
https://www.puntoticket.com/evento/cultura-conecta-francisco-reyes