Crítica de Teatro “Pabellón 2 rematadas”: Cuerpos presentes y en libertad

Crítica de Teatro

“Pabellón 2 rematadas”: Cuerpos presentes y en libertad

Por Jorge Letelier

Corría 1998 y un inédito proyecto teatral de reinserción social de mujeres que se encontraban en la cárcel se convirtió en un éxito de público y en un hito de un cierto teatro carcelario exhibido fuera de recintos penales. Desde la cárcel de Antofagasta, las entonces cinco reclusas giraron por todo el país, fueron al extranjero y se presentaron ante autoridades de la época, convirtiéndose en un suceso y en un interesante proceso de reinserción y de dignificación a través del arte.

En dos décadas, el panorama en torno a ciertas variantes del teatro testimonial no solo ha variado sino que se ha complejizado enormemente. Más allá de las definiciones generalmente ambivalentes, el testimonio que en su momento permitió la visibilización de las vidas privadas de

estas ex reclusas ha abierto un camino para otros segmentos de la sociedad a menudo marginados: niños con vulnerabilidad social, migrantes, etc. Se le llama generalmente teatro con fines sociales cuando la práctica teatral conlleva algún objetivo terapéutico o de reinserción o también son variantes del biodrama (en la acepción de la argentina Vivi Tellas, de incluir elementos biográficos en el dispositivo teatral), lo que parcialmente “Pabellón 2 rematadas” también parece ser parte.

Esta introducción es necesaria en la medida de que el panorama hoy en torno a cierto teatro de carácter “subjetivo” o que pertenece a un espacio biográfico que podríamos llamar real se ha desplegado en distintas direcciones, algunas de ellas de elevado nivel artístico (el caso de la compañía La Laura Palmer). En el caso de “Pabellón 2 rematadas”, los veinte años transcurridos permite observarla desde dos aspectos: el estrictamente teatral o artístico, y el social que permite comprobar el éxito de la obra en tanto espacio de reinserción.

Sin duda que en esta última, la labor de la Corporación de Artistas por la Rehabilitación y Reinserción Social a través del Arte (CoArtRe) ha sido significativa como factor de cambio social no solo para la comunidad de personas privadas de libertad sino que también para comunidades de migrantes e indígenas. Quizás por ese aspecto, este remontaje para celebrar los 20 años del estreno de la obra tenga un peso específico por la importancia de la labor social. Desde lo teatral, la actualización del montaje con solo 3 de sus protagonistas (2 en rigor, ya que poco antes de comenzar las funciones una de las actrices originales fue reemplazada) deja dudas respecto a la manera de abordar el material original y el sentido de este aniversario.

 

En primer lugar, porque su dispositivo teatral en torno a la vida en la cárcel y los sueños, deseos, tristezas y alegrías del anhelo de libertad están cumplidos, lo que deja en una extraña anacronía el actual remontaje. Más que cualquier ficción, esta historias reales pertenecen a un contexto determinado y el hecho de estar reinsertadas en la sociedad hace que la obra en sí misma, se vea agotada como vehículo expresivo. ¿No hubiera sido más atractivo haber retomado desde las vidas actuales de sus protagonistas? ¿La dignificación que produce la libertad no era acaso un tema más que interesante de ver?

Por otro lado, el sobrado carisma de sus actrices demuestra que en lo estrictamente interpretativo, la obra logró alcances más allá de lo social; hay naturalidad y fluidez en su trabajo así como simpatía innata arriba del escenario. Lo que deja dudas es una puesta en escena que luce anticuada y cuyos textos y la metáfora de la ensoñación glamorosa (como oposición a la vida en la cárcel) suenan ingenuos vista desde el presente.

Quizás si el elemento más significativo y revelador del actual remontaje sea el paso del tiempo en los cuerpos y rostros de las protagonistas. Los testimonios originales que representan la vida en la cárcel y su metáfora del encierro (las bancas simulando rejas y los biombos) eran rasgos que se afirmaban en estos cuerpos y rostros como representación vívida del encierro. Es por ello que, como formato, el teatro testimonial y aún más, el carcelario, es profundamente performático ya que su esencia más profunda son las actrices y su vida real representada por ellas mismas como vehículo. De esta forma la transformación física producida por el tiempo hace que el tiempo presente sea un elemento crucial que en este homenaje fue dejado de lado. Se entroncan así dos ejes que no logran cruzarse: el del objetivo social, de la reinserción y dignidad, y el performativo, el del cuerpo, que es claramente distinto al de hace 20 años y que dramatúrgicamente lo hace otro relato.

Dicho de otro modo, si el teatro carcelario u otra variante de teatro testimonial o con fines sociales persigue algún tipo de rehabilitación social y esta se cumple a cabalidad, ¿mostrar esa nueva realidad no sería el camino a seguir?

“Pabellón 2 rematadas”
Teatro Mori Bellavista
Dirección y dramaturgia: Jacqueline Roumeau
Elenco: Ivonne Ibarra, Nury Carmona, Beatriz Doizi
Diseño de Vestuario: Jorge “Chino” González
Hasta el sábado 30 de Septiembre
Jueves a Sábado, 21:00 hrs. Domingo, 20:00 hrs.

 

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