Crítica de Teatro “Perdóname por solo acordarme de ti cuando me aburro”: La burguesa obscenidad de cada día.

Por César Farah

El realismo fue, a partir del siglo XIX, uno de los modos teatrales que mayor extensión habría de desarrollar, pues, aparte del éxito en su época, generó una extraordinaria herencia estética que nos marca hasta el día de hoy en diversas dimensiones vinculadas al espectáculo, por ello, no deja de llamar la atención cómo, vanguardias de principios del siglo pasado mediante, cayó en desuso dentro de uno de los medios que le vio nacer, desarrollarse y entregar a algunos de sus mejores exponentes, me refiero –evidentemente- al teatro.

Una de las razones porque la obra Perdóname por solo acordarme de ti cuando me aburro, en cartelera en estos días en la sala Club de Teatro, resulta de particular interés, es por su búsqueda de dialogar y, en cierto sentido, repensar, más que al estilo mismo, a la lógica dramatúrgica que animó a uno de los más grandes próceres de dicho movimiento artístico: Chéjov.

La anécdota que surge como excusa del montaje, es un remanente del personaje de Masha de Las tres hermanas. Una mujer de luto, pero ahora instalada en Santiago de Chile, en el departamento que comparte con su pareja, Simón. Ambos han invitado a Irina, la mejor amiga de Masha y a Alek, un compañero de trabajo de Simón. Masha necesita contarles algo esencial en su vida y, sobre todo, saber qué harán ellos con esta verdad. Desde allí, siguiendo la tradición de la comedia burguesa, el texto de Federica Larraín (también directora de la obra y en esto último, junto a María Concepción Orgaz) nos conduce por los sinuosos caminos de lo humano, buscando transmitir los procesos emotivos y reflexivos de estos personajes, que a su vez, representan –precisamente desde su individualidad- las características sociales de la burguesía.

Este es uno de los puntos altos de la dramaturgia, en tanto, ninguno de los caracteres expuestos es un ser de cartulina, por el contrario, todos poseen una inquietante (y muy divertida) humanidad, lo que no solo permite entrar en la ficción propuesta, sino también, aproximarse a ellos como una suerte de espejo divertido y cruel, de nuestras propias miserias. En este sentido, la dramaturgia de la obra está bien lograda y, si bien, la acción dramática tiende a desdibujarse o quedar en segundo plano, los diálogos y relaciones en la escena, logran cautivar.

La dirección de Larraín y Orgaz funciona bien bajo esta lógica, organiza la historia de manera que podamos seguir los hechos y logra apuntalar las actuaciones de manera que estas comuniquen bien los estados del grupo. Digo “los estados del grupo” porque, precisamente, desde el ámbito directorial, accedemos a un dispositivo armado desde la colectividad, una obra que, si bien puede decirse que posee un personaje protagónico, es más bien coral y en ella, todas y todos, funcionan como una totalidad.

Las actuaciones son también un punto alto del trabajo. Las actrices y los actores, generan la atmósfera y las energías que movilizan, dislocan y reconstruyen, permanentemente, la escena, articulando una trama que les pertenece y hacen suya. Es importante este trabajo, porque, desde mi punto de vista, se trata de una obra de personajes más que de acción dramática y, allí, radica su atractivo. Dicho esto, si la dramaturgia y la dirección están en esta tecla, las actuaciones se suben perfectamente a la propuesta y solventan el montaje con toda potencia.

El diseño integral a cargo de Diego Astudillo y Romina Donoso, es funcional, si bien no dialoga con las acciones de manera relevante, permite que las estas se desarrollen y mantiene las necesidades operativas del montaje.

Perdóname por solo acordarme de ti cuando me aburro es un montaje que retorna al antiguo (y a menudo desvalorado) arte de la comedia burguesa, acentúa las relaciones humanas y genera preguntas vitales desde los diversos sujetos que propone, en virtud de ampliarlos al colectivo social, humano, que habitamos. Se trata de un trabajo competente, entretenido y que remueve algo de ese patria interna que todas y todos tenemos, ese lugar que se suele llamar humanidad.

Ficha artística

Título: Perdóname por solo acordarme de ti cuando me aburro

Elenco: Antonio Carrera Anaya, Cristóbal Pizarro, María Olga Matte, María Concepción Orgaz.

Dramaturgia: Federica Larraín Matte

Diseño Integral: Diego Astudillo, Romina Donoso.

Asistencia de Dirección: América Navarro.

Dirección: Federica Larraín Matte, María Concepción Orgaz.

Coordenadas:

De jueves a domingo, del 18 al 28 de agosto, 20:00 hrs. Sala Club de Teatro, Chucre Manzur 10, Providencia.

 

 

 

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