Por Carla Oriely
Última Esperanza, es una puesta en escena realizada por el colectivo Cuerpo Sur, que nos evoca el sentir profundo de las subjetividades hacia las reflexiones sobre lo que significa “ver”, sobre todo en una época en la que este sentido prevalece en el eje céntrico por sobre los otros. La obra, dirigida por Luis Guenel, e interpretada por las actrices Hilda Snippe y Ébana Garín, quienes se encarnan a sí mismas, contempla elementos propios de la contemporaneidad, alejándose de cánones convencionales del relato basado en historias ficticias. Haciendo de su fuerte contextual, la re-creación hablada del momento en que Ébana, chilena de 33 años y con visión completa, invita a Hilda, mujer holandesa de 60 años y con un 1% de visión, a participar de la performance.
Esta comienza con una introducción hacia la situación de muchos chilenos al perder una parte importante de la visión mientras acontecía el estallido social de 2019. Convirtiéndose en víctimas de este momento. La escenografía incluye un velo hacia el escenario, el cual divide este sector del público y se complementa de luces en hilera que tienen la finalidad de representar la intensidad sensorial de lo que Hilda conoce en colores, trasmitiéndonos de manera delicada y sublime, un retaso de su percepción.
Se nos grafica mediante texto, el diálogo comprensivo de las actrices, que parte contándonos la forma en que se conocieron y sus prejuicios frente a ese primer encuentro. Pasando a una discusión sobre el significado del color del mar, Ébana explica a Hilda el porqué de la percepción azulada del océano. Valiéndose de un argumento científico pero contado de manera que pareciera ser mágico. Este maravilloso misticismo es apoyado por proyecciones que estimulan los otros sentidos, tornando la conversación en una conmovedora exploración de conceptos.
La delicadeza del vínculo construido por las partes se refleja tiernamente en la escena. La historia, montada en un solo acontecer, es liderada solo por ellas dos, y explora la integración de acciones que son para representar los deseos y temores de ambos personajes, más que lo concreto, se busca trasmitir los estados de ánimo, complejos y sensibles, algo que se logra cabalmente gracias a un montaje que incluye telas traslúcidas que representan, casi de forma onírica, las cualidades geográficas de las montañas de algunos países y los respectivos de cada actriz. Buscando en ellos, la magnificencia analógica de lo que es el poder de la visión.
Es así como poco a poco vamos apreciando atentamente el “pinponeo” que se va generando de recuerdos, anécdotas, anhelos y deseos, como también de la expresión de miedos y significancias. Vamos empatizando con el sentir de ambas, con sus profundidades emocionales.
El filósofo Epicteto decía que nuestro entorno no determina nuestro bienestar. La importancia de diferenciar lo que está fuera de nuestro control de lo que llevamos dentro es crucial, ya que para llevar una emocionalidad sana debemos enfocarnos en lo que podemos controlar, y que es en este lugar donde radica nuestro verdadero poder. Hilda no puede cambiar el hecho de que tiene una casi nula visión, pero si puede adaptarse internamente gracias a su esperanza en ese 1%.
Es que hay algo que no podemos perder, la esperanza. Aunque privada de la visión, la visión interna no cambia. El futuro es impredecible, y cada decisión es una apuesta, la esperanza en este caso, nos hace apostar por algo e impulsándonos a tomar riesgos. Hilda toma el riesgo de hacer la puesta en escena y viajar a Chile, sueña con sentir la cordillera de la Andes, y lo espera. Última Esperanza defiende la idea de tener esto precisamente, la esperanza para vivir, porque esperar es un instrumento de sobrevivencia, y del accionar.
Por otro lado, las esperanzas en general son flexibles, y las expectativas responden solo a las más fundamentales, que están conectadas entre sí, y que podemos ajustar según las circunstancias que se nos presenten. En el fondo, la esperanza la vinculamos con algo trascendental para poder hacer frente a las adversidades. En medio de la ceguera desoladora, Hilda escoge la esperanza, apoyada e incluso se puede decir que impulsada, por Ébana. Esta a su vez, responde con la curiosidad propia de la mujer joven a la experiencia vívida de su contraparte sabia. Es que, a palabras de la célebre escritora Hellen Keller, ciega y sorda desde los pocos años de haber nacido, La vista, es la función de los ojos, pero la visión, es función del corazón.
Con ello concluimos que quien no tiene esperanza, no tiene impulso para moverse, y donde no hay movimiento, no existe futuro, y sin futuro, no hay vida, que es lo esencial. Lo esencial, a palabras del escritor Antoine de Saint- Exupéry, es invisible a los ojos.
Ficha Técnica
Título: Última Esperanza
Duración: 50 min
País de origen: Chile
Año de estreno: 2024
Producción: Colectivo Cuerpo Sur, GAM, Teatro Laznia Nowa, FITLO Y Arcadia Leeuwarden
Dramaturgia e investigación: Ébana Garín Coronel, Hilda Snippe y Luis Guenel Soto
Dirección: Luis Guenel Soto
Elenco: Hilda Snippe y Ébana Garín
Composición sonora: Damián Noguera Berguer
Diseño de iluminación y vestuario: Ricardo Romero Pérez
Diseño de escenografía: Nicolás Zapata Soto
Representante internacional: Loreto Araya Ignat
Colaboradores y apoyo creativo: Goethe Institut, Nau Ivanow, Tryater – Grand Theatre Groningen. Embajada del Reino de los Países Bajos.
Edad: +14 años
Uso/presencia de: Subtítulos y material audiovisual
Coordenadas
Del 17 de agosto al 1 de septiembre 2024
Jueves a sábado 20:00hrs
Domingos 19:30hrs.
Venta de entradas: Boletería y Ticketplus
Centro Cultural Gabriela Mistral (GAM)
Av. Libertador Bernardo O`Higgins (Alameda) 227, Santiago, Chile
Metro Universidad Católica
Sala N1 (Edificio B, piso 2)