Por Belén Cerda Oyarzún
La versión 2021 de Santiago a Mil continúa. Una de las últimas obras de teatro presentadas a nivel presencial fue Viaje al centro de la Tierra, adaptación del libro escrito por Julio Verne. La Aldea del Encuentro llenó los cupos del aforo permitido este viernes 12 de marzo, lugar en el que también serían presentadas las siguientes dos funciones.
La historia muestra cómo el profesor Lindenbrock (Esteban Cerda) y su sobrino Axel (Christian Aguilera) intentan descifrar un papiro escrito en código por el alquimista Arne Saknussemm. Luego de un exhaustivo estudio descubren que lo que contiene el mensaje son instrucciones para llegar al centro de la Tierra, por lo que deciden hacer este viaje, el cual estará lleno de altibajos y dificultades que deberán superar si quieren llegar a destino y descubrir lo que allí se esconde. En este proceso de aventuras, discuten, se enfrentan, pero también se acompañan; siempre desde lo cómico y lo lúdico, haciendo reír a los presentes de todas las edades. Así, en su travesía, los protagonistas ponen en práctica todo su ingenio para salvar cada situación. El ingenio, no obstante, también se ve en la puesta en escena de la obra.
Existen dos elementos que, en grande, son lo único que se ve en la escenografía: por un lado, un tren; por el otro, un laboratorio en el que tanto el profesor como su sobrino intentan descifrar este mensaje. Sorprende, por lo tanto, la simpleza con la que se logran transportar a distintos lugares, a través de elementos escenográficos que, en todo momento, son manipulados por los dos actores en escena. Tanto el tren que en su parte trasera es un laboratorio, como objetos en miniatura, tales como el emblemático globo en el que hacen una de sus expediciones para llegar a destino, o las sábanas que representan olas, son elementos movidos y manejados por los actores.
No solo el libro es un clásico, sino que también lo es la adaptación teatral de éste, que ya ha sido presentada en otras oportunidades bajo la dirección de Juan Carlos Zagal y Laura Pizarro (ex compañía La Troppa). Esta nueva lectura del libro de Julio Verne posee una puesta en escena que, aunque inicialmente puede verse muy sencilla, pues se trata de un tren en medio del escenario, posteriormente se convertirá en todas las locaciones en que se desarrollará la historia: un laboratorio, una balsa, el mar, un volcán, una montaña, Hamburgo, Copenhague, Reikiavik… nos encontramos con que en la simpleza y la adaptación de este espacio, nos podemos transportar con facilidad a donde sea necesario.
Destaca el trabajo realizado por la compañía Teatrocinema, a cargo del montaje. Fieles al estilo que los representa, desde la dramaturgia hasta la interpretación, en conjunto con el espacio, pues logran entregar una muestra lúdica, divertida y con una paleta de colores en la iluminación, capaz de generar la atmósfera perfecta para una obra de estas características. Respecto del vestuario, no hay más que cosas buenas para decir: la caracterización de los personajes no deja nada al azar y es un elemento que, sin duda, le suma realidad a toda la ficción.
Tanto Christian Aguilera como Esteban Cerda logran interpretaciones impecables, desde el manejo del lenguaje, hasta el gesto, la semiótica, las expresiones corporales y los motores de cada personaje en escena, logrando que la interpretación sea lo que quiere reflejar el libro como obra principal. En la actuación, de vez en cuando, se rompe la cuarta pared y se tiende a tener interacción con el espectador, lo que le agrega un elemento que genera cercanía entre personaje y público, provocando mayor intensidad, quizás, en el entendimiento de lo que sienten quienes están realizando el viaje: la incertidumbre, el temor, la emoción.
Manteniendo el estilo lúdico ya mencionado, otro punto a destacar es la musicalización estilo “rock” para los cambios de escenas cuyo trasfondo es divertido, mientras que para aquellas que abarcan momentos difíciles o tensos, se acondiciona con música que sea capaz de acompañar el momento.
Durante la travesía de Viaje al centro de la Tierra, tanto el profesor Lindenbrock como Axel, deben enfrentar situaciones que pondrán en jaque sus deseos y objetivos; dudas, miedos, frustraciones. Lo importante: no se rinden y logran sortear con éxito los inconvenientes presentados, descubriendo, en el camino, nuevas cosas que no pensaron presenciar. Incluso si no lograsen llegar al centro de la Tierra, la travesía valió la pena. He ahí la importancia de vivir el viaje y tomar todas las enseñanzas que eso nos deja.
De esta forma, la obra, entre otras cosas cosas, quizás nos deja este mensaje: cueste lo que cueste, siempre que tengas ganas de seguir, puedes lograrlo. Una metáfora de la vida misma, más aún dentro del contexto en el que estamos. Puede verse desde tantos puntos de vista, que hasta podemos extrapolarlo a lo que ha marcado nuestras vidas desde el 2020: la pandemia y la incertidumbre, el temor a lo desconocido que hemos estado en la obligación de aceptar y, por lo tanto, enfrentar lo que nos genera temor, debido al desconocimiento.
Entre tantas cosas, también puede ser un viaje de redescubrimiento interior, de conocernos, de saber cómo reaccionamos frente a las vicisitudes que la vida puede poner cuando decidimos arriesgarnos y conseguir llegar a un lugar, o conseguir un objetivo. Todo viaje, ya sea interior o exterior, nos llevará a entender y comprender el mundo de una manera distinta.
Viaje al centro de la Tierra es una obra llena de aprendizajes, con una capacidad destacable de transportar al espectador donde se sitúa la ficción y la acción, haciendo reír y dejando lecciones para todos. Un trabajo tanto para niños y niñas, como para adultos y adultas, cuyo mensaje no deja indiferente a nadie. Saber qué contamos con la capacidad de enfrentar y resolver los problemas, salir de nuestra zona de confort para vivir nuevas experiencias y descubrir lo que nadie más, siempre será algo que todos debemos ver, escuchar y entender de vez en cuando.
Nombre de la obra: Viaje al centro de la Tierra
Autor de la novela: Julio Verne
Adaptación teatral: Laura Pizarro, Jaime Lorca y Zagal (Ex La Troppa)
Elenco: Christian Aguilera y Esteban Cerda
Dirección general: Zagal y Laura Pizarro
Música original: Zagal
Operador de iluminación: Luis Alcaide
Operador de sonido: Juan Ignacio Morales
Compañía: Teatro Cinema
Teatro: Aldea del Encuentro