Por Jorge Zárate Soriano
“¿Sabías que la diferencia de años entre 1994 y 2024 es la misma que entre 1950 y 1980?” Esta pregunta se multiplica en redes sociales, con diversos años y los comentarios también son variados: asombro, incredulidad y hasta tristeza porque el tiempo vuela y no regresa. Y ese tiempo que vuela nos afecta. Lo que antes hacíamos sin pensar, como quedarnos hasta tarde en una fiesta, ahora lo pensamos dos veces. Si en el pasado podíamos quedarnos viendo una o más películas, hoy son las películas las que nos ven a nosotros mientras dormimos. Lo que vestimos, lo que comemos, lo que tomamos, nuestras decisiones, en fin, nuestros gustos han cambiado y lo que ayer era increíble, hoy ya no lo es tanto y mañana de seguro que preferiremos ese pantalón de buzo y ese polerón viejo y cómodo, antes que vestirse para salir a “taquillar” (en los 80) o a carretear.
¡Estoy viejoso!, de Fabián Rivas, es un libro de ilustraciones que, por medio del personaje de un oso (adulto joven, adulto fome, en vías de ser una adulto mayor), nos muestra pequeños trazos de esa cotidianeidad que va conformando, al pasar de los años, nuestra identidad como adultos, después de los años de juventud: el temor a ser llamado señor o señora (“Sé que estoy viejo cuando me dicen ¿Señor, me pasa la pelota?”; la distancia con ciertas tecnologías actuales o con las redes sociales (“¡Sé que estoy viejo porque no sé usar los computadores!”); la forma de escuchar música (“Sé que estoy viejo porque hice megamix en CD y cassette”); o la cantidad de sueño que va mermando con el tiempo (“Sé que estoy viejo porque despierto temprano y sin alarma”). Todas estas viñetas de la vida diaria reflejan lo que vamos sintiendo a medida de que pasan los años: preferimos ciertas cosas por sobre otras, las más cómodas, empezamos a hacer ritos distintos y alejados de lo que hacíamos en el pasado y nos empiezan a gustar cosas de las que nos reíamos cuando veíamos a los adultos hacerlas, pero que ahora nos parecen lo más natural posible.
Fabián Rivas, reconocido ilustrador y autor de libros infantiles, recopila múltiples acciones diarias adultas con las que es imposible no verte reflejado si perteneces a una cierta generación, la que creció en los 80 o 90, al filo del nuevo milenio, que no conoció los teléfonos celulares ni las redes sociales hasta la adultez, que creció con el incipiente negocio de la televisión por cable y el paso de 4 canales a una infinidad de posibilidades, que jugó con sus amigos en la calle hasta altas horas de la noche y que para comunicarse no tenían ni celulares, ni correo ni redes sociales, solo llamar por teléfono a la casa, juntarse en algún lugar y esperar.
Es imposible no empatizar con una o varias de las viñetas, cada uno de nosotros, viejos que queremos seguir siendo jóvenes, pero que no lo logramos sabemos que el viejoso somos nosotros mismos, pues todos hemos dicho frases como: “Sé que estoy viejo porque arrendaba películas en un videoclub”, “Un viejoso conoció las mochilas de jeans”, “Sé que estoy viejo porque usé Altavista” o incluso “Soy un viejoso feliz porque el domingo solo lavo ropa”. Una de las escenas de la vida cotidiana que te represente y puedes usar la frase del viejo Murtaugh, uno de los protagonistas de Arma Mortal: “Estoy muy viejo para esta tontera”.
Ficha técnica
Título: ¡Estoy viejoso!
Autor: Fabián Rivas
Año de publicación: 2024
Páginas: 184
Editorial: Plaza & Janés