Después de una aplaudida primera temporada: vuelve “El día en que murió La Reina” a Comunidad Cultural Rogelia.

Por Horacio Atenas

Tras exitosos textos de Rae del Cerro llevados a montaje en teatros Santiaguinos, vuelve nuevamente su dramaturgia ahora en la dirección de Nibaldo Maturana y el potente elenco actoral de la obra “El día en que murió La Reina”, que regresa a las tablas este próximo 7 de octubre.

Un proceso creativo que conllevó un laboratorio artístico entre Rae del Cerro y la presente agrupación teatral, erige un montaje que nos viene a presentar las complejidades y dificultades que enfrenta una comunidad disidente a la norma sexo-género, en un espacio que buscaba ser refugio y resistencia frente a una sociedad sociopolíticamente violenta y hostil, complejidades que no solo se presentarán respecto al entorno, sino que incluso entre lxs mismxs integrantes de la comunidad.

La obra de carácter inmersiva, sumerge al público a relacionarse con la teatralidad desde el primer momento, comprometiéndole a tener un rol más activo y consciente -más no interactivo- dentro de lo que será una fiesta para celebrar a La Reina, la madre travesti a cargo de este espacio de cobijo para otrxs disidentes al sistema sexo-género. Recordando las house-ballroom y su subcultura de resistencia, destaca aquí la interseccionalidad que se desprende por el correlato con el territorio: el contexto político-social santiaguino mismo del espacio Comunidad Cultural Rogelia, posible de observar en la trama y respondiendo al profundo trabajo desarrollado en el laboratorio investigativo-creativo de la obra.

La dinámica que se va creando en el convivio teatral, implica y requiere de una relación activa de escucha y atención a cómo cada escena se va desarrollando frente -y en medio- al público, estableciendo una dinámica que posibilita una mayor comprensión de los sucesos que se van presentando respecto a lxs personajes, sus vidas y los entramados sociales-políticos a las que se enfrentan día a día, como también el disfrute propio que se experimenta en el espacio, no solo por los toques de comedia que en sí trae, sino que por el humor que se desprende de lo dramático, de lo terrible, lo que hace que la dramaturgia, dirección y actuación sea memorable, poniendo al público en contradicción respecto a esta particular experiencia.

Por otro lado, en términos estéticos, deslumbra lo acabado y trabajado que se visualiza la puesta en escena, una propuesta conjunta entre diseños de vestuarios, música original, iluminación y arte: vestidos de alta costura, iluminación que va señalando sublimemente al espectador dónde observar pero sin perder el ambiente lumínico de celebración. Una escenografía dinámica, que se adapta para ser un espacio distinto al del escenario pero que no deja de ser observado por cada espectadorx, desafío enfrentado con armonía para no desequilibrar la estructura del proscenio donde se desarrolla el cumpleaños de La Reina, en consecuencia, la música colabora jugando también un rol relevante en marcar cada instante y foco de concentración del público, ya sea en términos de intensificar la ambientación como también siendo centro mismo de la escena.

Respecto a las actuaciones, estas mantienen una atención constante: el texto toma forma y la dirección se hace carne en la sincronía que mantiene al espectador en la veracidad entregada por lxs artistas escénicxs. Hay un deleite en cómo se logra la mezcla drama/humor sobre una proyección de la voz que se lleva las miradas, mezclado a posturas corporales, peinados y maquillaje, que por más que unx de lxs personajes no sea central en la escena, las miradas siempre están en todxs por la fuerza de la presencia que evocan. La posibilidad de tener varios centros de atención: espacial, actoral, entre otros, sin perder el foco central del público -quienes están libres de poder recorrer el espacio escénico-, representa un desafío que es agudamente abordado por la experiencia teatral, perspectiva e influenza bonaerense de Maturana y su dirección.

Finalmente, más allá del humor y las complejidades adversas entre la misma comunidad disidente dentro de la casa de La Reina, la obra nos sitúa también en el violento Santiago de Chile, conservador y profundamente ortodoxo-religioso, que persiste en sus dogmas de negación de disidencias e imponiendo -a toda costa- una norma ideológica a otrxs. ¿Hasta dónde puede llevar la ideología de una persona dogmática que es parte de una comunidad religiosa? ¿Cuáles serán las complejidades que existen dentro de la comunidad disidente y que se complejizan radicalmente con los grupos religiosos dogmáticos, quienes son parte del territorio en el que vivimos? “El día en que murió la Reina” definitivamente nos podrá dar luces sobre esto.

Escrita por Rae del Cerro

Dirigida por Nibaldo Maturana

Producida por Claudio Campi.

Elenco: Josefa Cabada, Ariel Lagos, Cata Molins, Jorge Ortiz, Silvan P.D.T.D.

Diseño de Vestuario: Nicka Arevalo

Dirección de arte: Leonardo Casas García

Iluminación: Jorge Ortiz

Diseño Gráfico e ilustración Silvan P.D.T.D.

Pelo y Maquillaje: Cata Molins

Música original: Horridia Parra

Soundtrack: Anthi, Conejitu, Kamon Kamon Kamon, Sofia Oportot Horregias. Feli Mirez y The Lucho.

Funciones a las 20:00 hrs. 7-14-21 de Octubre

Dirección: Comunidad Cultural Rogelia. Manuel Antonio Tocornal 1719, Santiago.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *