Interdram trae a Chile El efecto (The effect), de la destacada autora británica Lucy Prebble (1981). Estrenada en el National Theatre en Londres, Reino Unido y montada con gran éxito recientemente en Broadway, además de Australia, Grecia y Cataluña; esta obra teatral contemporánea lleva a la escena local la autenticidad de las relaciones humanas en el contexto de la ingesta de antidepresivos. ¿En qué medida somos nosotros mismos o la suma de efectos químicos ajenos a nuestro sistema?, ¿cómo podemos estar seguros de lo que sentimos si una droga puede causar incluso que perdamos la memoria? Coni, una estudiante de psicología y Tristán, rebelde y errático, se someten voluntariamente al ensayo clínico de un nuevo psicotrópico para tratar la depresión. Allí se conocen, se sienten atraídos y se enamoran. Las cosas se complican cuando no están seguros si sus sentimientos son reales o se deben al testeo clínico de fármacos del que son objeto. Con la dirección de Ana López Montaner, traducción de Cristóbal Pizarro Schkolnik y las actuaciones de Ximena Carrera, Alejandra Díaz, Emilio Edwards y Alejandro Castillo.
«El Efecto» es una obra que muestra la historia de un par de jóvenes que decide voluntariamente someterse al ensayo clínico de un nuevo psicotrópico para tratar la depresión. Bajo la supervisión de la doctora que coordina el procedimiento y del psiquiatra que lo creó, ambos comenzarán a sentirse enamorados sin determinar claramente si se trata de un sentimiento real o del efecto del fármaco.
Ana López Montaner adaptó y dirigió este montaje.
Conversamos con ella y esto fue lo que nos contó:
¿Cómo llegaron a esta obra?

¿Tu adaptaste el texto?
El texto fue aunado en base a dos textos en inglés; el original británico y el que se estrenó en Nueva York en Mayo de este año, que era una versión mucho más corta de la obra. Nosotros fundimos ambas y hicimos una de duración intermedia. La londinense era muy larga y la Newyorkina era muy corta, entonces bucamos una intermedia en donde el traductor de la obra obviamente nos dio los insumos de las dos versiones, pero nosotros con los actores fuimos entretejiendo una línea por así decirlo.
Cuéntame acerca del montaje. ¿Cómo combinaste todos los elementos, la escenografía, las proyecciones audiovisuales, la iluminación?
Quería que se reflejara visualmente todo lo que provocaba, hacer un juego con eso. Lo que genera la antipresión en el organismo. El incremento de las dosis estuviera reflejado visualmente en la obra, entonces por eso decidimos ocupar las proyecciones, y las animaciones. También, el texto no está dividido en escenas, está de corrido, entonces por eso necesitaba algo que fuera muy dinámico. Por ese motivo la escenografía quedó móvil completamente, para que no hubieran cortes entre medio, que fuera lo más fluido posible, entre una escena y otra.
¿Cuál fue tu mayor desafío como directora de hacer este montaje?
La parte técnica sin duda, es muy compleja, y también hacer que la obra se sostuviera. Es muy larga entonces que se sostuviera y siempre generara interés en el espectador, tenerlo siempre atento a lo que está pasando, con lo que está ocurriendo con los actores, con la escena, con la dramaturgia.
También conversamos con los actores Ximena Carrera, Alejandra Díaz, Emilio Edwards y Alejandro Castillo.
Cuéntame acerca de tu personaje y como fue interpretarlo.
Ximena Carrera interpreta a la Doctora a cargo del ensayo clínica para probar las drogas.
Ximena: «Fue siempre muy placentero hacer este personaje, si bien no lo pasa bien durante la historia, para mi es super placentero, porque es un personaje que está muy bien escrito. Tiene complejidades como personaje. Es un personaje que creo que provoca mucha identificación, siempre fue muy placentero, porque es una mujer que está todo el tiempo tratando de mantener a raya su propio conflicto. Ella está tratando de batallar, batallar, bataller, durante toda la obra, no ceder a los antidepreseivos, hasta que finalmente termina cediendo. Toda la obra es una batalla por no caer, y eso es super atractivo. Básicamente me enfoqué en la acción dramática de cada escena. Era muy difícil pensar en abarcar toda la obra de una, entonces el viaje comienza con una mujer que se le da una oportunidad de volver a trabajar, y a pesar de que para mi no es válido lo que estoy haciendo, lo hago igual, y lo hago de manera profesional. Pero a medida que transcurre la historia, empiezo a ser parte yo misma del experimento también, y eso me parece super atractivo, porque en un minuto pienso que tengo toda la razón y de repente me quitan el piso y me doy cuenta que no tengo nada de razón, que me equivoqué, que metí las patas, que hice todo lo que no debía hacer. En ese sentido, siempre digo fue super preceptora siempre».
Emilio Edwards interpreta a Tristán, uno de los pacientes que se somete al test.
Emilio: «Es super complejo realmente como meterse en el rollo del desequilibrio psíquico. Porque uno como persona también de algún modo, te ves influenciado y afectado en el proceso, entonces como que sales de ensayo, de función y te sientes un poco tocado por estos estados. Entonces ahí también está el trabajo actoral de aprender a separarse y de algún modo he entendido que la obra también viene a ser una especia de servicio, de alguna manera, a la comunidad, en donde mostramos este mensaje que tiene que ver con la toma de antidepreseivos, que realmente no es algo que funcione, no es algo que realmente esté avalado tan oficialmente, porque hay un tema político por detrás. Entonces, de algún modo, yo me pongo bajo esa idea de ponerme al servicio, de mostrar este mensaje, y ese tema de la afección psíquica pasa a segundo plano porque estamos haciendo un servicio».
Alejandra Díaz interpreta a Coni, una joven estudiante de sicología que también se somete al test.
en busca de la verdad, bien analítica y todo y está pololeando con un hombre mayor. Cuando entra a este test conoce a Tristán, que es su opuesto. Es un loco super relajado, otra onda y se enamora, se enamora de verdad, le queda la cagada. Fue complejo ir ajustando porque hay mucha elipsis. Cada escena ocurre en un momento, después hay un tiempo que no se ve y otro momento de elipsis por lo que fue complejo. Partimos con mucho estudio de escena que nos sirvió bastante porque era entender de dónde venía, a donde iba, que se yo. Luego ponerlo en escena, nos sirvió mucho trabajar desde el cuerpo, entonces las escenas más del final, más desde la corporalidad».
Alejandra nos cuenta cómo enfrentó este personaje femenino tan fuerte: «Fue complejo ir ajustando porque hay mucha elipsis. Cada escena ocurre en un momento, después hay un tiempo que no se ve y otro momento de elipsis por lo que fue complejo. Partimos con mucho estudio de escena que nos sirvió bastante porque era entender de dónde venía, a donde iba, que se yo. Luego ponerlo en escena, nos sirvió mucho trabajar desde el cuerpo, entonces las escenas más del final, más desde la corporalidad».
Alejandro Castillo interpreta al Doctor a cargo del Ensayo Clínico.
Alejandro: «Este es un personaje de la farmacológica. Es en realidad, el tema central de la obra, más que la depresión, porque la farmacología, es decir, la venta de medicamentos para enfermedades supuestamente endémicas, y que atraviesan toda la sociedad, todo el país. Este es un representante de esa parte, que tiene que ver con marketing, que tiene que ver con visiones, tiene que ver con dinero, con trasnacionales, etc. El subtema es como aplican ellos este aparataje a la depresión, que es uno de los temas que recorre toda la sociedad. Entonces yo me basé mucho en los personajes que hacen TED, las presentaciones para público especializado, son gente muy sabia pero también, en el caso de ellos, muy pudientes y se han hecho millonarios a costa de las enfermedades de la gente».
¿Participaste del proceso creativo de la obra?
Emilio: «En términos de proceso, el texto fue como super desafiante, transformarlo un poco. Agarramos una versión americana con otra versión inglesa, la fusionamos a partir de una traducción que hizo Cristóbal Pizarro, uno del equipo, y llegamos a este texto final, que fue a punta de ablandarlo, a traerlo un poco a Chile, a Santiago. Eso fue uno de los desafíos más grandes, y dificultades más grandes para lograr acabar la puesta en escena.
Emilio también estuvo a cargo de la adaptación de la obra y nos cuenta: Fue como ir traduciendo ciertas cosas que tenían un nivel de formalidad, muy acartonado, otras cosas asumiéndolas nosotros como desde nuestra calidad de actores, de Chile, Santiago».
Alejandra: «Lo que pasa es que este texto fue super bonito, el proceso porque un amigo mio, que es el traductor de la obra, Cristóbal Pizarro, que está en Londres, él me propuso el texto un tiempo atrás, me lo mandó para que lo leyera. Lo leí, me encantó y se lo propuse a la Ana. Le dije: “Ana, hagámoslo”. Nosotros, como somos Interdram, la Asociación de Dramaturgos y Creadores escénicos, hagámoslo y traigamos a la autora. La Ana, que es gestora cultural, seca, armó el Fondart, y lo ganamos el año pasado. Luego empezamos las conversaciones y ellos nos ayudaron a la traída de la Lucy. Todavía no viene Lucy pero va a venir y va a hacer talleres. Es super bonito estar hoy aquí porque ha sido super largo el camino».
Alejandro: «No, yo llegué cuando la obra está lista ya, para empezar a trabajar. Siempre uno corrige algunas cosas, una cosa por aquí, otra cosa por allá, pero el trabajo ya estaba hecho».
A pesar de ser una obra muy dramática, hay momentos en que se incorpora un toque de humor entremedio del drama. ¿Como enfrentas esto?

En un momento durante la función suena un celular insistentemente en el público. Emilio incorpora este hecho fortuito en la escena que está interpretando. «Si, es que llevaba mucho rato sonando, entonces en un momento paré, para que contestara y le di la opción para que lo dejara seguir un poco porque realmente era algo que empezaba a molestar y seguía sonando, hasta que fue, como yo estaba medio loquito, medio raro en ese momento dije, “Para, para, escucho cosas” hasta que lo apagó y dije “Ya no, nada”.»
Alejandra: «Honestamente es lo que más me gusta hacer. Cuando trabajo en una obra lo que más me gusta es el arco. Como buscas la diferencia, los distintos puntos donde uno tiene que llegar, no estar siempre en la misma tecla. Siempre estoy tratando de buscar eso. Es lo que más me gusta. ¿Cómo lo enfrento? No sé, hay que ir regulando. Es como ir perillando, porque a veces partes en un lugar y no alcanzas a llegar a la emoción, tienes que ir regulando y buscando para llegar».

Ficha artística
Dramaturgia: Lucy Prebble
Dirección: Ana López Montaner
Traducción: Cristóbal Pizarro Schkolnik
Elenco: Ximena Carrera, Alejandra Díaz, Emilio Edwards y Alejandro Castillo
Diseño teatral: Flavia Ureta y Camila Rebolledo
Visuales: Max Rosenthal
Música y diseño sonoro: Héctor Quezada
Producción: Sebastián Castro
Asistencia de dirección: Felipe Zambrano
Asesoría técnica: Álvaro Salinas, Max Rosenthal, Sebastián Castro, y Ricardo Romero.
Realización: Álvaro Salinas y Francisco Vera
Fotografías: Matanga estudio: José Noli y Hugo Provoste