Entrevista a actor de “Un Espejo” Francisco Reyes Cristi: «La obra habla de la política, del poder, de las relaciones humanas, del arte, y eso es súper contemporáneo»

Por Galia Bogolasky 

Un espejo es una provocadora y aclamada sátira de la dramaturga Samantha Holcroft estrenada en el Teatro Almeida en 2023 y que actualmente se presenta a tablero vuelto en el West End de Londres. Descrita como un “drama ingenioso” e inmersivo, la obra dirigida por Pablo Halpern debuta simultáneamente en Chile en una nueva producción protagonizada por Nicolás Pavez, Daniela Castillo, Emilio Edwards, Alejandro Castillo y Francisco Reyes Cristi.

Leyla y Joel están celebrando su matrimonio. Tras la apertura de las puertas, se procederá al intercambio de votos. Y a la señal, comienza la entretención. El espectáculo se realiza sin la autorización del Ministerio, y tanto artistas como el público asumen el riesgo al asistir. La premisa central de Un espejo es que mientras menos información tenga el público sobre la obra, más efectivo será el acontecimiento teatral. Sin embargo, hay algunos detalles que sí se pueden adelantar: uno de ellos, es que los espectadores efectivamente están invitados a una boda que comienza en el foyer del teatro, pero lo que ocurre después, sobre el escenario, es completamente distinto. Una caja de sorpresas. Esta es una obra dentro de otra obra, y que a su vez está contenida en otra obra. Y que, además, cruza varios y diversos temas, como el amor, la lealtad a la patria, el poder de las historias y la batalla por controlarlas, la función del arte y la libertad de expresión.

Esto fue lo que Francisco Reyes nos contó acerca de la obra

Tu tienes un rol súper importante dentro de un elenco donde hay varios personajes, pero el tuyo es super interesante, es uno de los protagonistas. Cuéntame, ¿Cómo fue que llegaste a interpretar a este personaje en la obra Un espejo?

Fue por una audición. Me contactó la productora, Francisca Babul, pero ellos se enteraron de mí a través de Jesús Urqueta, que es un director de teatro que ya había trabajado antes en Teatro Zoco. Trabajé con él en una obra en el Teatro Ictus hace dos años, que se llamaba Pedro, Juan y Diego. En esa obra reemplacé a Giordano Rossi un mes, entonces ahí nos hicimos bien amigos. Estaban buscando un actor de mi edad, y Jesús le recomendó mi nombre, fui a la audición. Me leí la obra, la primera vez que me la leí entera no la entendí bien, quedé como un poco colgado, pero como era una audición, y uno está con la vorágine de la vida, tampoco tenía tiempo para volvérmela a leer muchas veces más, entonces luego me leí la escena que me tocaba, me la aprendí, y era una lectura, había que leerla, pero sin embargo igual yo ya me la sabía, entonces como que actué que leí. Fue desde la intuición también, y luego en el proceso tuvimos vacaciones, y me traté de aprender el texto, me aprendí como la mitad, y llegué casi con la mitad de la obra aprendida al primer ensayo. En ese proceso de vacaciones fue cuando me di cuenta de lo interesante que era la obra, cuando la empecé a leer, a leer, una y otra vez, una y otra vez, dije: “Este rol es genial”, porque aparte es muy misterioso. Es un rol en el que yo me demoré harto en tomar las decisiones de cómo lo iba a hacer, más allá de la ejecución que estaba probando en los ensayos, detrás había una opinión política que yo quería poner al hacer este rol, con la cual, con Pablo (Halpern, el director) fuimos conversando y llegamos a varios puntos en común que hicieron que también el trabajo pudiese agarrar un vigor, desde lo que propone un poco la autora. Pablo se juntó con Samantha en Londres, y cuando le preguntó sobre Adem, ella le dijo sobre el rol que hago yo: “No sé quién es Adem”, y ahí dije: “ya, ni la dramaturga lo sabe”. Fue genial, en un momento del proceso yo decía; “Creo que esta es mi obra favorita” por ahora que estoy leyendo. Más encima que me toca hacer el rol, para mi gusto, más enigmático de la obra, que esconde muchas cosas, y desde ahí fue genial, fue un placer, un agrado poder hacer un trabajo así, en un teatro así, y con un elenco así también. Ha sido muy fructífero, fue muy feliz.

La obra plantea una obra dentro de una obra, prácticamente dentro de otra obra, realmente son como tres capas, es súper complejo. ¿Cómo fue insertarte en este texto? ¿Cómo fue ese trabajo de finalmente entender la obra, para entender y crear tu personaje?

Para entenderlo, siempre soy súper del método realista, que te enseñan en la escuela, entonces me preocupé de entender el objetivo del personaje ¿De qué me agarré? De los hechos, las acciones que ocurren en la obra, de lo que hablan del personaje, y a propósito de eso, empecé a tratar de jugar, ganar mi objetivo en escena, eso es lo que creo que los personajes entran a hacer en estas obras realistas, que entran a lograr algo, quieren conseguir algo y no depende de ellos, depende de otro. En principio fue complejo, porque dije: “Espérate, este plan, que lo que termina ocurriendo en la obra, ¿Él lo planeó desde un inicio?” Porque al parecer sí, y lo está escondiendo, y después dije: “No, él se va dando cuenta a medida que van ocurriendo las cosas, que le van sucediendo, empieza a entenderse, y a entender lo que quiere”. Desde ese lugar me paré, porque también me ayudaba a poder viajar, y poder tener un recorrido, y no partir desde un lugar tan resuelto, sentía que tampoco era interesante actoralmente.

El desafío actoral que a mí me tocó vivir, fue ejecutar desde el no hacer mucho, soy súper expresivo, y sobre todo en teatro, entonces por lo general acostumbro a hacer roles que son más histriónicos, y aquí era el ejercicio al contrario, porque si te pasas mucho por un lado, se cae el rol, si te pasas mucho por el otro, también se cae el rol. Además, hay que mantener esto que oculta, que de todas maneras tiene un secreto, por cierto que lo tiene, pero no era el que yo creía al principio, me di cuenta después cuál era. Desde este espectro donde yo me podía mover, que no era tanto, tenía que entonces poder moverme hacia abajo, y con hacia abajo me refiero al mundo interno que este personaje tiene, qué es lo que vive, qué es lo que le pasó, cuál fue su experiencia con esto, con esto otro, cómo se relaciona con los demás, y cuál es su pasión finalmente, y qué es lo que quiere contar y hacer. De esa pasión también se va dando cuenta a medida que va ocurriendo la obra, yo creo que va agarrando fuerza, al principio no entiende mucho.

Tu personaje es un personaje que crea esta obra basada en la observación, de estar escuchando lo que pasa a su alrededor y observando a los vecinos y todo eso, ¿Cómo ves este proceso, al pensar que estás interpretando a alguien que aspira a ser un dramaturgo en la obra, dentro de la obra?  

Es interesante porque cuando leí la primera página de la obra, la dramaturga se la dedica a un dramaturgo al cual ella le hizo clases, en donde el dramaturgo hizo lo mismo en su país que ocurre luego en la ficción. Sin embargo, ella dice que está inspirada en hechos reales, pero las acciones que ocurren no son las que ocurrieron en realidad. Desde ese lugar, es más interesante, porque la acción que hace el dramaturgo en la vida real es una acción política sumamente revolucionaria y sumamente como panketa, desde el punto de vista de que va en contra del sistema y el pecho a las balas a lo que ocurra con su accionar. Pero es mucho más consciente él. A diferencia de mi rol, creo que mi rol termina en ese lugar, pero no parte de ese lugar, lo cual es más interesante, porque las cosas le van sucediendo ahí, en la misma obra. Creo que también es algo que en realidad ocurre, como que es algo que se dice siempre ser así en el fenómeno actual, que las cosas ocurran ahí. Ahí los personajes se van dando cuenta de lo que les está pasando.

No me quise basar en él, porque sentía que le iba a quitar conflicto a mi personaje, pero lo que sí vi harto fueron películas de guerra, como también documentales. De hecho, en un momento dejé de hacerlo, porque sentí que no me estaba ayudando, era mucho para mi salud, por algo uno actúa, no es necesario tanto, no soy de método en ese sentido. Pero sí me obsesiono, entonces, al ver esos relatos y entender esa vida que es tan distinta a la mía, el empate que yo hice es como que a mí alguien me dijese: “Tú no puedes actuar, nunca más vas a actuar”. Un gran director de teatro me lo dice y un gran director de tele y un gran director de cine, y van a esparcir el rumor de que yo no puedo actuar nunca más. Si tengo la posibilidad de debatirlo en una sala con ellos, creo que ahí se me iría la vida. Entonces dije: “Al personaje le pasa un poco lo mismo, pero desde otro tipo de personalidad”. Él tiene otra personalidad a la mía, pero ahí hice el empate emocional como para poder entrar en lo importante que era para él contar lo que cuenta y que sería mi empate, que es importante para mí, que es mi trabajo. Yo quiero actuar en lo que más me gusta hacer. Desde ahí traté de emparejar, porque sigue siendo mi circunstancia de vida muy naive en relación a la que le ocurre a él, que es mucho más terrorífica, violenta, etcétera. Pero da lo mismo, porque las personas tienen sus problemas, finalmente no vamos a entrar a comparar qué problema es peor que otro. Emocionalmente, los cuerpos lo están viviendo desde un lugar intenso igual, emparejados los dos.

Un Espejo es una obra contemporánea que fue estrenada hace un par de años y le ha ido muy bien en distintos escenarios del mundo. ¿Cómo fue ese trabajo con el director Pablo Halpern de tomar la adaptación y pensarla para nuestro público? ¿Cómo fue conectar también para que cuando una obra que tiene un contexto tan lejano se pueda sentir y la gente pueda sumergirse dentro de este recorrido?

Yo creo que tiene que ver con que, a mi gusto, está tan bien escrita la obra, guardando las proporciones, pero lo voy a poner como ejemplo para que se entienda, es como montar Hamlet, no está ocurriendo Hamlet, pero lo bonito de Hamlet es de lo que habla la obra: Del poder, de la justicia, creo que esta obra también habla de eso, por ahí va la línea vertebral de mi personaje. La obra habla de la política, habla del poder, habla de las relaciones humanas, habla del arte, y eso es súper contemporáneo, porque está hablando de cómo se representan hoy. Es una obra súper de teatro, creo que a la gente de teatro le puede gustar harto porque habla del arte y habla de cómo se hace arte hoy, cómo se piensa, y es súper contemporáneo que lo que se está pensando hoy tiene que ver con que se está poniendo en cuestionamiento, a mi gusto ¿Qué es la verdad y cómo uno actúa la verdad?, ¿Cómo hago una obra que represente lo que es real finalmente? Sabiendo que estamos dentro de un espacio de ficción ¿Cómo se vuelve lo más real?, que es finalmente lo que los intérpretes siempre buscan, que es cómo ser lo más honesto posible siendo distinto a mí, pero ocupando mi material. ¿Cómo lo hago? Yo creo que esta obra tiene esa misma cuestionante. Desde dónde se abarca una historia. Desde el hecho, tal cual ocurrió, o la modificación del hecho para transformarla en algo, en un producto artístico, que finalmente conmueva y genere lo mismo. Ahí son dos puntos de vista que son súper coherentes y defendibles. Creo que el personaje antagónico al mío tiene totalmente un punto a favor en cómo él piensa el arte. Pero ahí su rol tiene que ver con lo político, tiene que ver con cómo imagino que funcionan los políticos, que es este ejercicio del poder camuflado finalmente, tiene que ver con ese control camuflado, con esa reunión que tienes con un político o con un empresario en donde te va a tratar muy bien, y te va a hacer sentir muy cálido, y tú sales de la reunión y dices, “oye, me fue bacán”. Después nunca te llamó. “Te llamo en dos días, no, sí, no…” Entonces tú dices: “Qué raro”, como que dudo de por qué fue tan amable. Tiene que ver con este ejercicio del poder, de que hay una calma, pero que es 100% estratégica. Eso también es súper interesante del rol antagónico al mío.

 

¿Cómo fue el trabajo con el elenco? El ritmo de la obra es súper intenso, súper rápido, cambiando una escena de un espacio, un lugar, a otro totalmente distinto en 2 segundos. Cuéntame un poco cómo fue ese trabajo con el equipo, con el elenco y con el director.

 

Se fue dando de manera bien espontánea, porque al principio nos preocupamos de contar la historia troncal. En esa historia, se ensaya solo esas escenas. Siempre entendíamos que era una capa que estaba contenida en otra capa que era mayor a aquella capa. En esa capa mayor se devela más al final, porque al principio partimos en esa capa mayor, pero uno no entiende mucho, luego vienen los cortes y al final vuelve a aparecer lo que estábamos proponiendo en el inicio. La obra tiene muchas aristas. ¿Desde dónde la tomo?, ¿Desde este grupo disidente que está haciendo esto?, ¿Desde la obra que montan?, ¿O la batalla de los discursos y su poder por contarlas?, ¿O la guerra? ¿De qué hablamos? ¿Dónde ponemos el ojo? Porque la obra habla de todo. Finalmente, el ojo yo creo que se puso en montarla, tal cual el director se lo imaginó. En eso fuimos dándonos cuenta de qué puntos no podían quedar anecdóticos, porque eran importantes. Yo creo que tiene que ver con la capa que te hablaba, de este primer grupo disidente que está haciendo esto. Luego esto, que es lo que está ocurriendo (hablo con códigos porque no quiero contar tanto de la obra). Luego esto que ocurre. Ahí en esto que ocurre está la guerra, está el poder de los discursos y su batalla por contarlas, está el amor, la tradición, las relaciones, el ejercicio del poder.

 

Cuéntanos lo que se viene con la obra y qué le pueden decir a la gente para invitarla a verla mientras siga en cartelera

 

Que la obra sigue creciendo. Nosotros también la seguimos entendiendo desde adentro. Entonces cada vez va a estar mejor. Así que eso va a ser más entretenido. Si vieron el estreno, yo creo que la última función va haber seguido madurando porque es una obra que uno no deja de entender. A mí me pasa que desde adentro ya entendiendo desde del cuerpo, no con el pensamiento, sigo comprendiendo lugares nuevos que van apareciendo y hay otras capitas y digo “oh, genial.” Hay otros que antes comprendía que ya no me hacen tanto sentido. Entonces creo que es una obra que el público la va a ver y la va a sentir muy viva, está muy presente. Creo que muchas de las cosas ocurren realmente. Entonces a eso se le añade un texto interesante, entretenido, dinámico. La obra es larga, pero se vive intensamente, al parecer, por lo que he escuchado en los comentarios de la gente que ha ido a verla. Se entretiene, pasa por un sinfín de emociones, entonces creo que es una muy rica experiencia. Además, como en esas obras en que uno sale y dice: “¡Que brígido!”. Acá no, acá no creo que ocurra eso. Puede haber momentos donde ocurra eso, pero otros no. entonces te deja con ganas de hacer algo. Creo que es un súper buen panorama porque da para harto de qué hablar después de la obra. Como que uno la ve y queda un poco así, pero a medida que va pasando la noche, las horas, empiezan a caer como momentos cuando la empiezas a comentar, entonces puede ser un grato espacio para luego ir a tomarse algo con la pareja, el amigo, quien sea que quiera ir a ver la obra, ir acompañado, por supuesto, para comentarla. Así tener una noche entretenida.

Ficha técnica

Título: Un espejo

Dramaturgia: Samantha Holcroft

Dirección: Pablo Halpern

Elenco: Nicolás Pavez, Daniela Castillo, Emilio Edwards, Alejandro Castillo y Francisco Reyes Cristi.

Diseño de escenografía y vestuario: Gabriela Torrejón

Diseño de iluminación: Andrés Poirot

Música: Alejandro Miranda

Asistencia de dirección: Valentina Campos

Concepto original de arte y campaña: Emilie Chen

Coordenadas

Temporada: 1 al 30 de junio

Funciones: jueves a sábado 20.00 horas, domingo 19.00 h.

Entradas

Valor general: $16.000

Jueves y domingos populares: $12.000

Valor menores de 30 años: $8.000

Movilidad reducida: $8.000

Vista parcial: $8.000

Dos últimas filas de la sala: $10.000

Entradas a la venta en Punto Ticket.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *