Entrevista al actor y director Alexis Saldaña: «Me gustaría hacer mis películas»

Por Vanessa Vidal Durán

Alexis Saldaña es un actor con alto potencial. Se desenvuelve en distintos roles, que visto desde afuera pareciera que lo hace con una facilidad divina, pero detrás hay un gran trabajo y recorrido. Con sus metas, valores, intereses y referencias claras, Alexis, actor y director en varias compañías con distintos montajes en simultáneo, dándolo todo en cada uno de ellos, es el protagonista de la nueva entrevista de Culturizarte.

Desde principios de mayo hasta ahora has estado en tres montajes como actor. En La Contadora de Películas, La Fantasista, Ambas de Hernaldo Rivera Leterier, dirigido por Luciano Morales y ahora en Recordar, esta obra que se acaba de estrenar.

¿Cómo haces para estar presente en tantas obras? y ¿necesitas estar constantemente activo?

Es súper complicado porque tengo que dedicarle el 100% de mi día y de mi vida a los ensayos, porque se juntan, es el primer problema al que me veo enfrentado, como calzar los horarios. Por eso desde un principio yo a cada compañía les hago saber que voy a estar con otro montaje, que voy a estar haciendo otras cosas, porque mis intereses personales también van por dirigir y hacer mis creaciones en este tipo de trabajo. Entonces eso lo hago saber en todos los otros lugares y por ejemplo, en El Fantasista y en La Contadora de Películas yo tengo reemplazos, lo mismo en la dirección. Cuando tuve Cuestión de Ubicación yo estaba con funciones, y estaba con Nelson en otro montaje, así como también en Sidarte. Entonces me estaban reemplazando en El Fantasista, en Cuestión de Ubicación ensayé toda la tarde con los chiquillos y dejé a mi asistente de dirección y ahí me fui para mi montaje. Trato de no fallar en ninguna parte, de ser responsable en todas partes.

Para mí es muy complejo si me levanto y no tengo dónde ensayar, si no tengo un lugar al que ir a trabajar o donde actuar, porque ahí entro en crisis. Entonces necesito estar haciendo muchas cosas y trato de ordenarlas. En muchos lugares también me dicen, no, aquí no hay reemplazo. Entonces no voy a poder estar, pero siempre lo hago saber.

¿Cómo describes tu trabajo como director en el montaje de Cuestión de Ubicación?

Ese montaje se podría decir que fue muy personal. Para empezar, la decisión de dirigir surgió por la necesidad de expresar algo que a mí me estaba ocurriendo en un ambiente familiar y que no tenía yo una dramaturgia para poder expresarlo, y por cosas de la vida justo estaba con un grupo y leíamos Cuestión de Ubicación y se asoció mucho a este tema que estaba ocurriendo en mi familia. Con Juan Radrigán se me hizo contingente una temática de los años 80, donde los papás están priorizando una televisión antes que la salud de la hija. En mi familia se priorizó un auto antes que la salud de una persona muy importante, entonces yo tenía mucha rabia, mucha pena, mucha angustia porque tampoco tenía los recursos económicos para poder solucionar ese problema. Entonces dije, ¿cómo lo puedo hacer? ¿Cómo puedo botar todo esto a través de esta obra? Y justo había mucha gente con la que yo había trabajado en un egreso como asistente y como actor, a lo que me dijeron, ¿no puedes dirigir en una obra? Justo se dio y todo calzó, y dije, lo voy a hacer, lo voy a hacer. Fue mi primer montaje y quedó muy lindo, a la gente le gustó mucho.

¿Cómo puedes describir cada una de estas obras en una frase? Las tres donde actuaste y las que dirigiste.

En lo que lleva su totalidad y en su profundidad, en cada momento muy distinta. A nivel de procesos, a nivel de relaciones, a nivel de creatividad y a nivel de opinión muy distinta, todo. Excesivamente todo muy distinto. Cada obra era un mundo distinto, nuevas personas con nuevas personalidades, más drásticas, en otro lugar todo muy relajado, amorcito puro, en otra parte mucha ansiedad, entonces todo muy distinto. Cada obra es muy distinta en todos los sentidos.

¿Cómo te adaptas a que cada obra sea distinta?

Me considero una persona muy adaptable a todo tipo de espacios. Tengo muchos amigos, me relaciono con muchas personas, entonces siento que tengo la luz de poder adaptarme. Igual hay lugares donde paso más rabia porque me considero una persona súper autocrítica y autoexigente, entonces en esos lugares que son así la paso muy bien.

¿Actualmente te encuentras en alguna compañía de teatro? Te pregunto porque estás en varios montajes.

En Dios Mamífero, en La Gira Teatro, en Organillera Teatro, en la compañía La Quimera y el Teatro Las Tablas que es donde estamos trabajando. Yo ahora estoy haciendo mi segundo montaje pero esa es una sorpresa.

¿Como director?

Si, estoy picando ahí para que aparezca. Es una creación con un amigo secretito, una obra clásica que tengo guardada hace muchos años. Y va a ser en la calle, va a ser en un espacio poco convencional, adrenalina pura.

¿Cómo es tu proceso creativo? ¿A nivel actoral o de dirección?

Desde la dirección siento que es muy intuitivo, pero desde la escucha, como escuchando la dramaturgia. Si hay algo que como actor y como director me hace mucho sentido es escuchar la dramaturgia. Siento que un dramaturgo tiene una opinión concreta en su texto, entonces estoy en desacuerdo con hacer lo contrario de lo que dice el texto.

El texto me está diciendo quédate ahí, es concreto, tiene una opinión concreta y me gusta escucharlo. No me gusta ser super loco, ser super contemporáneo con la dramaturgia, ni con directores que quieran ser tan rupturistas por el mero hecho de serlo. Sino que tengo un sentido, un sentido político, personal, humano. Para mí es muy importante que lo que se haga en el escenario tenga sentido y desde ese lugar hago mis personajes.

Siento que hay siempre subjetivos en los personajes. Como en algunos casos pre documentales, en otros casos al tiro. Como que lo agarro, leo el texto y como que me hace sentido el tiro. Me dejo llevar por esa intuición, por esa primera imagen que me dio el texto. Y en otros casos hay cosas que no conozco, cosas muy complejas, entonces viene un trabajo de investigación, de estudio, de salir a buscar testimonio, de conocer a gente. Siempre es muy distinto, pero por sobre todo escuchar la dramaturgia. Que el dramaturgo algo está diciendo y hay que escucharlo, tiene un sentido.

¿Cómo fue tu primer acercamiento al teatro? ¿Fue éste el que te flechó con este arte?

Fui muy obligado, me llevaron obligado. Siempre se dice que nadie te obliga a estudiar teatro, pero a mí me obligaron. Mi mamá me obligó. La verdad es que nunca me interesó. Nunca fui al teatro cuando era niño. Nada, andaba en la calle leseando. Pero siempre he sido bueno para echarle la talla. Siempre he sido bueno para hacer el mono, para andar con mentiras por aquí y mentiras por allá. Llegar a mi casa y… ¡Oh, pasó algo a la vuelta! ¿Qué pasó? Nada, era una broma. Siempre ando con mentiras. En mi casa se aburren todos de esa broma, siempre he sido súper desenvuelto y bueno para echarle la talla.

Entonces en algún momento de mi vida estaba bien perdido, andaba  harto en la calle y mi mamá me dijo… ¿Sabes qué? Ven para acá. Te voy a obligar a ver esto. Le dije: No, mamita, no quiero ir. Me dijo: ¡No, si vas a ir! Me arregló, me peinó todo, me pescó y me llevó a ver el teatro. Cuando llegamos ahí dije: «sí, está entretenido y todo». Después mi mamá me dijo: «¿Qué te pasó? ¿Te gustó? Perfecto». El martes viene a un taller. Salió el director de la obra y le dijo, él va a estar inscrito en un taller. Y me dijo: «vas a venir a este taller, yo te voy a traer».

¿Qué edad tenías ahí?

Tenía como 18, 19 años, estaba sacando el cuarto medio arrastrado en un dos por uno. Ella me pescó y me llevó, así fue como comencé a ir. Y bien lejano, no me gustaba, lo encontraba un poco gris. Me daba un poco de lata toda la situación. Todos se toman las manos, el cuerpo y cosas medias extrañas. Cosas extrañas que tiene el teatro, que ahora las entiendo. Yo mismo las ocupo en mis trainings y todo. Hasta que en algún momento me pasaron un texto, el texto era de un paco. Y el paco los detenía y les decía, quédense ahí, no se muevan las manos abajo mierda. Había que decirlo en tono agudo, medio y grave. El profe me explicó lo que significaba eso en los tonos. Y me dijo: ¿Lo tienes? Sí, dije yo. «A ver, muéstramelo» me dijo. «No, no. Te lo voy a mostrar ahí». De repente entré. Le dije: «Quédense ahí, par de weones. Abajo mierda, bajo, abajo». Y como con toda la integración me dijo: «wow» todos aplaudieron, y yo dije: «esto está bueno». Me aplaudieron por retarlos, esto sí que me gusta, esto me gustó. Sentí por primera vez que algo hacía bien. Entonces ahí dije esto está entretenido y parece que tengo dedos para el piano. Ahí me metí en la escuela. Estudié en el Teatro Imagen y de ahí no he parado. He hecho mucho teatro callejero, y muchas otras cosas.

¿Cómo te describes como actor y como director?

Como actor, en mi francés, te lo voy a decir: Muy aperrado. Como que soy capaz de ensayar en un parque, en un día feriado. Soy capaz de posponer a mi familia, a mis amigos. Entonces desde ese sentido me considero aperrado. No sé si mateo, porque escucho mucho mi intuición. Entonces no tengo una metodología exacta para poder trabajar como actor.

Eso mismo te iba a decir que lo que te he estado escuchando viene mucho de la intuición de tu trabajo.

De todo. Y sobre todo con los directores. Como que soy muy moldeable ante los directores que me dicen: «No, quiero que leas el texto 100 veces». Lo voy a leer y voy a adaptarme a su método. Y si otro me pide, no, quiero que votes nomás y lo voy a votar. Pero no tengo una estructura clara para trabajar, que a veces es positivo y a veces es negativo. Porque lo que hago a veces es impredecible. El resultado siempre es impredecible. Pero igual me gusta eso porque es como un limbo, no sé a dónde voy a llegar. Estar en crisis como actor me gusta mucho, porque siento que cuando está todo resuelto es como no. Siento que no tiene que estar todo nunca resuelto. Siento que cada ensayo, cada función se tiene que descubrir algo nuevo. Entonces nunca estoy conforme con mi trabajo. Nunca estoy seguro con mi trabajo. Siempre estoy trabajando constantemente. Entonces en ese sentido me considero alguien muy aperrado. Muy perro para el trabajo.

¿Y como director?

Como director soy muy exigente y muy mateo. Todo lo contrario a como actor. Me aprendo todos los textos, como director antiguo. Pero trato de controlarme y de no ser tan tajante. Cosa que estoy aprendiendo. Y ser muy amoroso, pero que lo que hagamos tenga mucho sentido, que represente lo que el dramaturgo escribió, si estamos representando una clase social, que se vea. Más allá de que el actor venga de cierto lugar o no, lo voy a ayudar a investigar y a que representemos ese mundo y levantemos ese mundo imaginario y que uno diga: «Wow, estoy en una población callampa. Wow, estoy viendo a delincuentes. Wow, es un cabro de 17 años, pero estoy viendo a un viejo de 40 años, un padre». Eso lo vi en Cuestión de ubicación. Me gusta mucho escuchar las propuestas de los compañeros. Eso lo he aprendido con mis colegas. Igual con Mati, que escucha harto cuando propongo como director. Entonces he dicho: eso funciona. He ido nutriéndome también de mis compañeros directores jóvenes. Pero por sobre todo, soy súper exigente, la precisión me encanta.

¿Cuáles son las historias que te gusta contar? ¿Y qué tipo de personaje te gusta interpretar?

Las historias de población y los personajes delincuentes. Amo las historias de barrio, las historias de pobreza, las historias marginales. Son terribles, pero hay también algo lindo en ese lugar terrible. Hay algo humano, hay amor, hay compañerismo, hay hermandad, hay algo lindo en lo terrible. Y los personajes que más se me dan fácil y que más me encantan pero no sé por qué no los he interpretado tanto, son los de delincuentes, los malos. Ese tipo de personajes son los que más me apasionan y me encantan. Porque mis referentes de películas son esos, Don Corleone, Scarface, Goodfellas, todos esos personajes me encantan. Soy fan. Soy muy cinéfilo. Entonces tengo muchas referencias cinematográficas de ese mundo. Del bajo mundo.

¿Hay algún nuevo proyecto en el que estés trabajando como para el corto-mediano plazo?

En el corto y mediano plazo, hay una nueva creación que estoy trabajando con mi compañero, con otro actor también. Muy creativo y muy bacán. Vamos a hacer una adaptación de Shakespeare. Muy sangrienta. Shakespeare es sangriento.

En mi opinión hay una ola de clásicos que se están dando aquí en Chile que están mal comprendidos. Están muy mal comprendidos desde el texto, entonces todos están poniéndole música, están saltando, sacándose sangre cuando no es ese el lugar.

Lo que estamos tratando de hacer con mi compañero es adaptar una obra de Shakespeare, que no te voy a decir el nombre porque es top secret. Pero estamos viéndolo desde la humanidad, los lugares tenebrosos de la humanidad. Esos lugares que todos queremos eliminar, como el egoísmo, la envidia, el celo. Le estamos dando luz a eso. Esos lugares muy humanos que todos tratamos de superar, de reprimir pero que son parte de nosotros. Lo estamos tratando de poner ahí en la palestra como lo pone William Shakespeare, y como lo hacía Shakespearem, que él andaba en Europa y en cada barrio adaptaba sus obras. Nosotros la estamos adaptando para que sea muy entendible aquí en Chile, porque siempre son una paja aquí los clásicos. Pero lo estamos adaptando para que quede familiar, para que quede para todo el público y que sea una obra de teatro muy popular, muy callejera, pero que quede entendible. Y que por sobre todo estos sentimientos humanos se vean sin límites, que no estén deconstruidos, que estén a flor como lo expresa Shakespeare. Por eso es una tragedia. Así que tremendo desafío, pero está hermoso.

¿Cómo te ves en 10 años más? ¿Tienes algún plan? ¿Una meta? ¿O te dejas fluir con cada proyecto?

Si hay un sueño que tengo, no tanto en el teatro, pero en otro ámbito, es que me gustaría mucho hacer mis películas. No como actor. Sino como historias que conozco de mi barrio, de mi familia, historias que me han contado. Me gustaría mucho dirigirlas. Tengo varios guiones, hartas cositas de escritas y me gustaría que en algún momento todo eso viera la luz, hacer mis películas.

El gran sueño, no solo por capricho de hacer mis películas, es que me gustaría mucho democratizar y descentralizar el arte de la actuación. Me gustaría mucho hacer lo que ocurre en Ciudad de Dios, donde se entremezclan actores profesionales que tuvieron acceso a educación actoral, al teatro, con gente de población que fue formada en la misma población, en la misma mafia y que se mezclen entre los dos. Como yo ya tengo miles de amigos actores, muchos, muchos amigos y amigas. Me gustaría mezclarlos con mis amigos de la población y hacer un cruce cultural y contar historias. Para mí eso sería muy maravilloso, muy precioso. Además de seguir actuando en teatro y seguir haciendo mis proyectos, que sé que no van a parar, de eso estoy muy seguro.

Transcripción: Julio Pallavacini

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *