Entrevista a autora de “El Daño” Andrea Maturana: “Para mí la escritura es un proceso bien visceral”

Por Galia Bogolasky

Entrevistamos a la reconocida autora chilena, que lanzó la reedición de esta novela escrita originalmente en 1997, que fue un hito de la narrativa chilena que logró romper con temas tabú como la violencia y el abuso sexual en los contextos familiares.

La historia se centra en las amigas Elisa y Gabriela, que esperan en medio del desierto que alguien se detenga y las lleve a su siguiente destino. Entre días de sol abrasador y noches de frío intenso, sus voces van confesando un pasado marcado por vínculos prohibidos. Una de ellas arrastra un secreto de familia, mientras la otra recrea en el presente los desgarros del desamor y el engaño. 

Con minuciosidad, Andrea Maturana disecciona los recuerdos y traumas de estas dos mujeres e indaga en cómo se albergan en la memoria. Esto fue lo que la autora nos contó sobre El Daño.

¿Cómo surgió la historia y la decisión de reeditar El Daño?

Este libro surgió de varias conversaciones con Vinka Jackson, mi amiga cercana que, aunque luego escribió su propio libro, conmigo abrió un espacio para hablar de su historia. En algún momento de esas conversaciones yo le dije si le parecía poner esto en el contexto de una novela y de alguna manera darle voz a esta historia que estaba callada. Ella me dijo: «muy bien hazlo tú porque yo nunca lo voy a hacer», después si lo hizo, por suerte. Esa es la raíz, pero luego hay un montón de cosas que se congregan para que esto termine siendo la novela que es. Esta novela no es literalmente su historia de vida, sino que se empezó a construir con otros elementos que terminaron haciendo esta historia lo que es, un viaje de dos amigas para buscar sanar algo.

Luego de que este libro tuviera su apogeo y fuera descatalogado, como le pasa a muchas novelas y libros de cuentos, sobre todo en Chile donde tienen mucha promoción y mucha venta, y luego tienden a morir. Los libros que se descatalogan dejan de existir, la gente a veces me preguntaba dónde lo podían encontrar y yo les decía «lo siento, ya no existe». Era como darle vida a algo y luego verlo morir. Hace rato que tenía ganas de reeditarlo. Entre medio me contactaron varias veces con ideas para hacer algo audiovisual y de pronto surgió esta posibilidad con Macarena, a raíz de una presentación que hice sobre un libro de Ana María del Río que me gustó mucho. Cuando lo empezamos a conversar para mí fue maravilloso, porque era lo que tenía ganas de hacer que es darle una nueva vida y me encanta la edición, me encanta la portada, encuentro que está muy lindo así que estoy contenta que esté circulando.

La temática sigue muy presente luego de 25 años desde su lanzamiento. En esa época no se hablaba mucho de los abusos sexuales dentro de la familia. Hoy se vuelve súper contingente ¿Cómo ves esta nueva edición?

Es curioso eso, porque de pronto una historia que viene a sentar un precedente de algo que no se habla, hoy se convierte en una historia de algo que estamos todos mirando, por suerte. Tiene la cualidad de hacer saber que esto ha estado ahí siempre, solo que antes estaba más callado y hoy está más presente sobre la mesa como un tema, que no es nada nuevo, que bueno que lo estemos hablando. Es una historia más de varias que hoy si están sobre la palestra, con palabras y representantes, un montón de cosas que antes no existían. Es bueno desenterrarla y decir que esto ha sido parte de nuestra historia siempre.

¿Hubo algún trabajo tuyo de editar esta nueva versión?

No, quedó igual a como se publicó. Ni siquiera se me pasó por la cabeza hacer un trabajo de edición y creo que fue lo mejor, porque han pasado muchos años y ya no soy la misma persona, quizás qué hubiera resultado. Por ejemplo, es un libro donde una persona no se puede comunicar con otra porque no contesta el teléfono, son cosas que ya no existen, entonces ¿Qué hacemos con eso? sí nos ponemos a pasarle pintura.

¿De dónde surge la idea de llevar el viaje de estas dos amigas al norte, como un roadtrip?

En mi propia experiencia, el desierto tiene una cualidad como medio claustrofóbica, así por lo menos lo sentí yo la primera vez que fui, a los 23 años. A pesar de ser inmenso, mucho aire, mucho espacio, no hay para donde ir, para donde arrancar. Tiene como un silencio, un vacío, algo que a mí me resultaba claustrofóbico. Entonces me pareció que para el clima emocional que yo necesitaba para ellas, un clima sin distracciones, las obligaba a meterse en temas que querían y que no querían meterse porque son dolorosos. Aunque hay un gesto de irse a sanar, Gabriela busca distracciones para hacerse la lesa. En el desierto no hay para donde ir, no hay con quién estar, no hay nada más que hacer. En eso era útil que no había celulares, hoy sería distinto, habría que meter la cabeza dentro del océano.

¿Cómo fue tu proceso creativo cuando escribiste la historia el 97? ¿Cuánto de autobiográfico y cuánto de ficción hay?

Siempre hay de las dos cosas, puede haber algo afuera que tomo y que gatilla un impulso creativo, y luego lo que pasa después, tomar eso y estirarlo, jugar con esa realidad y ver hasta dónde puede llegar. Eso ya se hace en el mundo de la ficción, en el mundo de la fantasía. Hay elementos que tienen que ver con la historia de Vinka, otros que tienen que ver con la historia mía, cosas que tienen que ver con personas que conocí, o maneras de ser, y luego está todo metido en una batidora, para terminar siendo la novela que es.

Yo soy más cuentista que novelista, a mí las historias me funcionan por pulsos cortos, entonces esta novela, que es la única que he escrito, también fue escrita por pulsos cortos. Escribía un par de capítulos o alguna idea, la plasmaba y luego dejaba pasar un tiempo, hasta que otra cosa se me destrababa y luego volvía a pasar un tiempo. El trabajo final fue de urdir todos estos escupitajos para darles una línea, un transcurso en el tiempo e hilar una con otra, pero no fue que yo me pasara días, semanas o meses enteros escribiendo, nunca he escrito así.

¿Hay algo que pienses que debería ser distinto al leer hoy en día la novela en esta nueva edición?

No, para mí la novela quedó congelada en el tiempo, hace poco la leí y siento que la novela tiene sentido, así como es, siendo la persona que yo era en ese tiempo, y está bien así. No me da el impulso de tomarla y convertirla en otra cosa o abordarla de otra manera.

La lectura de que es una novela súper feminista ¿La pensaste así en ese momento? ¿Tiene esa lectura?

Ese no fue mi tema. Yo no escribo pensando de parte de quién estoy hablando o con un discurso político que deje puesto. Yo escribo para contar una historia. Si miras, por ejemplo, hay gente que hace su doctorado en literatura latinoamericana de mujeres y que han escrito papers del libro, me he enterado de tantas cosas que supuestamente hice, pero no era algo que yo tenía ahí. Para mí la escritura es un proceso bien visceral, bien emocional, bien misterioso, podría describirlo como que me siento poseída, como que algo pasa a través de mí, como una secretaria y voy tomando apuntes. No tiene intención de lograr algo. La única intención es contar una historia.

Tu escribes literatura infantil, este libro es literatura para adultos, muy dura y dramática, ¿Cómo es el proceso de trabajo en distintos géneros? y ¿Cómo es el proceso de trabajo pensando en distintos públicos?

Escribo lo que me sale, no es que haga un trabajo. De repente me empezó a pasar que necesité conversar más con niños que con adultos, eso tuvo que ver con ser mamá. Aunque para mí fue un desafío, cuando escribo para niños, tampoco escribo historias fáciles ni triviales, ni sermoneo a los niños. Escribo sobre la perdida, escribo sobre la ausencia, escribo sobre lo que no se dice.

Hay un libro mío de cuentos para adultos que se llama No decir, que también es bien duro, y hay un libro para niños que hice, ilustrado por Francisco Olea, que se llama Secreto y para mí este libro es lo mismo que No decir, pero para niños. Escribo sobre qué pasa con lo que no se dice, para dónde va y cuánto pesa. Para mí es lo mismo, solo que es un público con otro idioma, con mucha simbología, dejando cosas a la imaginación y pongo menos palabras, es solo un destilado, lo fundamental, lo esencial.

¿Qué proyectos tienes a futuro? ¿Tienes nuevas novelas en camino?

Hay un cuento que estamos conversando con Alejandra Acosta, que ella lo ilustrará, para niños también. Hay otro que aún está en la cocina y tal como salió la reedición de la novela, va a salir un volumen de todos los cuentos reeditados juntos, que son: Desencuentros desesperados, No decir y un cuento que salió en una antología, pero que mucha gente no conoce, que se llama Axolotl. Va a salir en la editorial Una casa de cartón, que es de una amiga de Limache, una editorial pequeña que hace libros muy lindos. Estoy muy feliz que de nuevo estén disponibles. Después de mi primer libro Desencuentros desesperados tuvo todo un revuelo, porque decían que era erótico, y si escribía cuentos para niños, no podía escribir de sexo, aunque yo nunca sentí que fuese un cuento erótico, eran más algo como cuentos sobre la intimidad. En ese tiempo era literatura prohibida, hace poco supe que ahora lo estaban leyendo los adolescentes en los colegios. Eso me tiene contenta.

¿Por qué se llama El daño?

Me sincero, y te digo que poner nombres es una pesadilla para mí, es lo último que hago, me azoto contra las paredes para buscar algo que a mí me parezca bueno y a la editorial aceptable. Me ha costado menos con los infantiles. Con los libros para adultos me di muchas vueltas. No me acuerdo cómo llegamos al nombre El Daño, pero si te puedo decir que es un proceso muy difícil para mí. Nunca sé si son buenos. Ahora con el compilado de cuentos también me ha costado.

¿Qué le podrías decir a la gente para invitarlas a leer esta reedición de El Daño?

Siento que pueden encontrar, tanto en los cuentos para niños, como en los cuentos para adultos, y la novela, son personajes que bien humanos, bien complejos, con los que uno puede sentirse identificado. Siento que is cuentos y novelas, abren una invitación a mirar, a hacerse ciertas preguntas, a ponerse en ciertos lugares, en los que quizás nos ha tocado estar o no. Apelan a la humanidad, a la compasión, a la escucha. Están haciendo falta.

Ficha Técnica

Título: El Daño

Formato: Libro físico

Autor: Andrea Maturana

Editorial: Imbunche Ediciones

Categoría: Novela

Año: 2021

Idioma: Español

N° páginas: 206

Encuadernación: Tapa blanda

Dimensiones: 22.5 x 14 cm

Isbn13: 9789569391231

 

 

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