Entrevista a creadora de «Vuelas y Vuelos» María Fernanda Carrasco: “Es una obra que interpela mucho, a todas las personas”

Por Galia Bogolasky 

Conversamos con una de las creadoras y actrices de la obra para las infancias Vuelas y Vuelos, de Teatro de Ocasión, que se presentó en Teatro Mori.

La obra fue concebida en el sur de Chile, en plena pandemia y a partir de un proceso de investigación sobre los orígenes familiares y las conexiones entre sus integrantes, la destacada compañía nacional Teatro de Ocasión estrenó la obra Vuelas y vuelos, protagonizado por María Fernanda Carrasco y César Espinoza, y dirigida por Mariana Muñoz.

El montaje hace preguntas como: ¿este momento ya pasó?, ¿Cuántas cosas pasaron para que llegáramos a este lugar? y ¿sabes tú de dónde vienes?, son algunas de las tantas interrogantes que mueven el espectáculo protagonizado por César Espinoza y Mª Fernanda Carrasco, quienes además interpretan la música y experimentan en vivo con instrumentos como la guitarra eléctrica, una batería de pie, el theremin (o eterófono) y el estilófono.

Esto fue lo que la actriz y dramaturga nos contó sobre la obra.

¿Cómo surgió la idea de este montaje Vuelas y Vuelos?

En el año 2020 partimos trabajando en pandemia e hicimos una primera etapa de investigación con César y Belén Abarza, ella es nuestra diseñadora, que ofició de directora y guió en aquel proceso y con Daniel Pierattini, que es nuestro sonidista. Lo primero que hicimos fue plantearnos el hecho de rememorar, de recordar, de ir haciendo memoria de todo lo que habíamos hecho todos estos años, que han sido años super intensos, como compañía. Nuestra compañía funciona de manera super familiar, con todos sus componentes y los creadores que participan. Ahí planteamos este primer momento de investigación, buceando en las memorias familiares de cada uno y una. Belén sistematizó este proceso. Hicimos un fondo de emergencia y en esta sistematización creamos una canción con el compañero de Belén, Eduardo Bunster, que estaba a cargo de la asistencia en formatos audiovisuales, porque entendíamos que esto iba a tener un resultado audiovisual porque estábamos encerrados. Ellos dos dirigieron el proceso de filmación de este videoclip a distancia, entonces en ese periodo hicimos una canción y además el videoclip, ahí Cesar y Eduardo se ponían de acuerdo a distancia en configuraciones de cámara y un montón de cosas. Nosotros, con César nos abocamos al cien por ciento en la factura misma del stop motion. Daniel Bañara, que siempre trabaja con nosotros hizo los vestuarios, entonces fue un equipo bien multidisciplinario trabajando en la producción de este videoclip. A la canción le pusimos Vuelas y vuelos, porque era el nombre que estaba rondando en la nueva creación y da cuenta de este primer periodo de investigación y de la primera pregunta que da paso a todo lo que hemos hecho; “¿cuántas cosas pasaron para que llegáramos a este lugar?”. Esa fue la pregunta motor de este proceso. Luego de realizar la primera etapa, que fue una pega gigantesca, mucho más de lo que pensábamos, estuvimos todo el 2020 y 2021 y recién en diciembre del año pasado estrenamos el video, fue un trabajo titánico, era hacer un video entre dos personas a distancia, con directoras y directores que nos guiaban técnicamente, los vestuarios de Daniel, la canción también fue grabada a distancia con Daniel Pieratini, nuestro sonidista. Fue un proceso super potente, tan potente que se profundizó mucho y decidimos avanzar hasta la puesta en escena presencial; hacer un nuevo espectáculo a partir de este caldo de cultivo. Ahí ampliamos la invitación y sumamos a Mariana Muñoz en la dirección, a Ana Archa en la asesoría dramatúrgica, a Carla Sandoval en la gestión del proyecto, a Macarena Muñoz en el diseño gráfico y en la asistencia de diseño, porque Belén Abarza sigue siendo la diseñadora integral, pero está viviendo en España, viene entre medio, pero Macarena es la que está acá en Chile. Luego sumamos a Julio Yenari nuestro técnico en escena y a Francisco Herrera en la iluminación. Daniel Pierattini sigue a cargo del diseño sonoro y Belén Abarza a cargo del diseño de espacios y de iluminación. Ahí ya se armó este proceso que duró un año más, en donde se cruzó el proceso del videoclip con el proceso de creación de la obra. Nos empezamos a juntar en abril, marzo del año pasado y la acabamos de estrenar.

¿Cómo fue la incorporación de Mariana Muñoz? quien tiene bastante experiencia dirigiendo obras, pero este proyecto que es teatro familiar es distinto a lo que suele presentar.

Fue una incorporación bien natural porque con Mariana nos conocemos hace muchísimos años, compartimos maestro, ella estaba en la Universidad de Chile y nosotros estábamos en la Universidad Arcis. Cuando ella salió empezó a trabajar con Andrés del Bosque, quien era nuestro profesor en la Arcis en primer, segundo y tercer año de la escuela, siempre nos veíamos, nosotros íbamos a ver las obras en las que ella trabajó con Andrés Pérez. Siempre hemos sentido que hay una conexión familiar con ella muy cómplice y una visión del teatro y la música como algo popular, de los vínculos entre todos esos elementos, que para nosotros son fundamentales. Hace 8 años postulamos a un proyecto con ella, antes de que Mariana fuera mamá, y generamos un algo bien bonito, eran nueve movimientos que tenían que ver con los meses de gestación en un espacio pequeño, y ese proyecto no resultó, no se financió. Luego de eso ella estaba con otras cosas, de hecho, fue mamá y nunca pudimos concretar un trabajo juntas. Después nos pusimos a trabajar con la Tita, montamos Tum, montamos Lucila y siempre quedó este proyecto ahí cerca y justamente en pandemia, cuando con César nos pusimos a hacer una versión de Lucila luces de Gabriel, hicimos Radio Lucila y empezamos a generar otro tipo de material, Mariana estuvo muy cerca. Veía las obras, nos comentábamos por Whatsapp, estábamos conectadas. Cuando empezamos a visualizar esta obra, inmediatamente fue ella quien apareció en la dirección, y estaba feliz, ella se sumó en un gran Upa Chalupa y así fue todo el proceso creativo. Fue un gran decirse que si todo el rato, perderse, encontrarse, bucear, nuestros procesos son bien piluchos en general, como la dramaturgia, estamos construyendo en el laboratorio. Es un gran desafío para las direcciones, llegar a la creación sin un parámetro establecido, sin nada cuadrado, todo muy abierto y es bien exigente para todas las personas que conforman el equipo.

¿Cómo fue llegar a estas temáticas que se abordan en la obra? Tiene que ver con lo que pasa por la vida después de la relación familiares, los nietos con sus abuelos y abuelas, sobre cómo sigue la vida, que hay después. ¿Cómo fue llegar a esta temática y abordarla desde una propuesta musical?

Las temáticas se van profundizando en el camino, justamente por eso, porque en el proceso creativo tenemos una certeza, un impulso y una urgencia de lo que queremos hablar. Eso se empieza a desarrollar y nunca nos quedamos quietos como; “ya esto se marca». Entonces cada componente del colectivo también va sumando inquietudes, por lo tanto, estábamos hablando de la memoria, sin embargo, no queríamos idealizar el recuerdo. Tampoco queremos idealizar la familia como solo una forma de hacer familia, también hay arboles familiares que mucha gente quisiera podar, entonces también nos empezamos e encontrar con esos espacios que no queríamos, a los que no queríamos llegar, no queríamos una idealización, no queríamos ser contundentes con; «esto es así» o «esto es aza», que nadie pueda decir: «ah esto pertenece a», sino que justamente fuese una invitación a abrir espacios y que nadie se sintiera ajeno o ajena a esa posibilidad, porque hay gente que no recuerda, hay gente que es adoptada y no saben, hay gente cercana a nosotros que tiene diferentes realidades. Tuvimos muy presente la universalidad del tema para no cerrarlo, para no limitarlo, y en eso también cada persona de la compañía fue sustancial, porque nos provocamos, nos tensamos y nos invitamos siempre a ir un paso más allá. Ana Harcha siempre estuvo presente para que no fuéramos tan antropocéntricos, no necesariamente todo está ligado a las personas. También hay algo que es mucho más poderoso y que nos une, que son las raíces, el micelio, mil cosas que entraron en el proceso, tanto humanas como naturales, que nos impulsaron a ser lo más abiertas posibles con este viaje de preguntas, que no busca respuestas, sino que busca encontrarnos en este espacio común, que realmente nos une, que son las interrogantes.

La propuesta desde lo musical hace que todo sea más amable y cercano para los niños. ¿Cómo fue este proceso de crear música y llevarla a la escena en esta propuesta teatral?

Para nosotros la música y las canciones siempre han sido el texto y una manera de conducir. La música es un conductor natural no solamente para las infancias, también para los adultos y para los acompañantes, madres, padres, abuelos, tías. Es un conductor amable, luminoso y directo. La música llega directo a la emoción, muchas veces no es algo lógico lo que te conmueve, sino que tiene que ver con la conducción emotiva que tiene la música. Por lo tanto, siempre va en el mismo camino, no es diferente de lo creativo. Mariana justamente, tiene una metodología que está centrada en la creación de canciones, así que fue súper bonito, porque empezamos a juntarnos el año pasado a principios de abril y en el primer ejercicio nos hizo improvisar virtualmente, e inmediatamente nos desafió a crear canciones, una canción de presentación de cada uno, entonces fuimos impulsados por ella de inmediato a la creación de las canciones, de inmediato a los contenidos de lo que íbamos a hablar. Mucho de eso está en la obra. En un mes de trabajo virtual con Mariana, teníamos 30 minutos de material que le mostramos a todo el equipo en mayo, era insólito. La creación musical fue súper fundamental, porque a la distancia podíamos improvisar, hacíamos miles de cosas, pero fue muy a partir de lo musical, a diferencia de otros procesos en donde Belén nos trae elementos materiales para improvisar, aquí partimos muy desde nosotros, desde lo precario de la virtualidad y de las canciones. Fue super rico el proceso creativo, después cuando partimos con la presencialidad, todo se dio vuelta, se desordenó, hasta que por fin entendimos la vuelta completa del proceso que fue ya hacia el final, y la estamos entendiendo también ahora, mientras lo estamos poniendo en escena. Esto está comenzando.

¿Cómo ha sido para ustedes tener ese contacto tan directo con los niños ya de vuelta a los escenarios? ¿Cómo conectan con los niños en esta obra, cómo sienten su percepción y cómo creen que lo puesto en escena traspasa y llega a los niños?

Fue fascinante, porque de hecho las primeras funciones fueron hechas en Villarrica, y la primera función que hicimos fue para infancias, desde primero básico a cuarto medio, un rango amplísimo. Fue increíble el resultado, fue impresionante lo participativos e involucrados que estaban, cada una, en su momento de desarrollo como persona. Nosotros siempre decimos que las artes escénicas que hacemos para las infancias son transversales, porque cada quien se queda con algo muy particular. Ahora en Mori, que es un teatro mucho más cercano, yo diría que después de la pandemia las personas están mucho más liberadas en el público. Reaccionan más, hay menos «shhh», cuando la gente se hace callar es algo que siempre sufrimos, pero ha sido todo lo contrario. Que rico escucharlos, que rico que te contesten, las niñas y niños contestan todo. Cada una de las preguntas que hacemos, ellos contestan todo el tiempo. Es bonito lo que pasa, porque es una obra más filosófica, que tiene un ritmo distinto, colores distintos, universos sonoros muy distintos a las anteriores y, sin embargo, genera un involucramiento súper potente y en las personas adultas también. Por más que uno trabaje para los niños, igual siempre está percibiendo el adultocentrismo propio y el general. Yo creo que muchas veces somos los adultos los que decimos; «¿Estará entendiendo?», «¿Será que necesita un estímulo mayor?», pero no, el fenómeno ocurre. Es una obra que interpela mucho, no solamente interpela a las infancias, también a las personas, porque es una interpelación personal, que uno comparte con otro que está al frente. Eso va mucho más allá de los rangos etarios. La calificamos o la sugerimos para infancias desde los cinco años al infinito y más allá, sin embargo, como nuestros espectáculos anteriores La mañanita o El viaje redondo, están pensados para primera infancia, igual llegaron guaguas que vieron la obra con ojos tremendos, también fueron niñas de dos o tres años que estuvieron en primera fila y yo decía: «¿funcionara?» porque uno no sabe y estuvo increíble. Nosotros quedamos muy impresionados, se va a mantener la sugerencia de los cinco años sobre todo por las preguntas, sin embargo, las artes escénicas bien hechas, un trabajo serio profundo, siempre va a ser subversivo, inquietante y provocador. Eso sirve para infancias, terceras edades y adultos. Es algo que nos tiene que encontrar y para eso es el teatro, para eso hacemos lo que hacemos, con la urgencia que lo hacemos y por eso para nosotros es de vida o muerte y seguimos haciéndolo, porque nos sigue haciendo sentido, porque tiene que hacerles sentido a todos.

¿Qué se viene para la compañía, que proyectos tienen a futuro?, ¿Vuelas y Vuelos va a seguir teniendo funciones en algún otro teatro?

El recorrido de Vuelas y vuelos está naciendo. En primavera vamos a volver, hay un par de festivales bonitos en Santiago y estamos conversando para llevar la obra. Queremos tener más funciones, porque ahora ha sido más acotado. En primavera Vuelas y Vuelos vuelve a Santiago y nosotros, como compañía, estaremos retomando dentro de lo que se puede, la obra El mundo gira, que era una de las bases de nuestro trabajo. Justo cuando cayó la pandemia estábamos empezando un proceso de internacionalización bien potente con Tum, que es nuestro tercer espectáculo, dirigido por Tita Iacobelli y en agosto hemos sido invitados a Brasil, a Sao Paulo y a Brasilia para dos festivales bien en donde presentaremos Tum, En julio nos toca ir a Tenerife, en España, con Teatro de Ocasión realizamos una coproducción con Huella Teatro de Alejandra Rojas, que es de Antofagasta y organiza Identidades e hicimos una obra que se llama Alcuyana, la estrenamos hace algunos meses en Lima, por eso en esta pasada en el Teatro Mori estuvimos trabajando con Pedro Lorca, quien nos está haciendo un teaser, estamos generando distinto tipo de material, hicimos sesiones de fotos con Cristian Sotoele, un amigo fotógrafo. Además, con Daniel Tincado estamos preparando el material de Vuelas y Vuelos para que inicie su vuelo. En noviembre nos toca gira con Lucila, luces de Gabriela a España. Dentro de lo que se está abriendo, vamos a empezar a volver a transitar en el circuito de giras y nosotras siempre nos mantenemos inquietas, creativas, contactadas. Es un bonito equipo de trabajo el que hemos ido creando, forjando y amando con los años.

FICHA ARTÍSTICA “VUELAS Y VUELOS”

Creación, Actuación y Música en Vivo: Mª Fernanda Carrasco Blancaire y César Espinoza Araya

Dirección: Mariana Muñoz Griffith

Dramaturgia: Mª Fernanda Carrasco Blancaire

Diseño Escenografía, Utilería e Iluminación: Belén Abarza Castillo

Realización de escenografía y utilería: BV.A, Belén Abarza Castillo, Eduardo Bunster Charme, Carla Meza Concha.

Diseño Sonoro: Daniel Pierattini Serqueira

Sonido en vivo: Julio Gennari Gacitúa

Iluminación: Francisco Herrera

Diseño y Realización de Vestuario: Daniel Bagnara Mena

Asistencia Dramatúrgica: Ana Harcha Cortés

Diseño Gráfico: BV.A

Gestión de Proyecto: Karla Sandoval Maza

 Edad sugerida: +5 años.

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