Por Isabel Agurto
El 28 de octubre se estrenó en el GAM la más reciente obra del investigador, director y dramaturgista, Jimmy Daccarett, titulada Colicidio y que continúa con la visión artística e ideológica de la trilogía Identidad y Memoria Sexo-disidente en Chile que estuvo compuesta por Sangre como la mía (2011), Heterofobia (2015) y Narciso fracturado (2019).
A través de números musicales y en modo de sátira, el proyecto ganador del Fondo de Artes Escénicas de Trayectoria 2023 del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, relata la vida de la artista trans chilena, Brandy CeSoir, que retorna desde Francia a inicios de los 90 para convertirse en la nueva patrona de un bar LGBTIQ+, cuando recibe la visita de una fantasma travesti que fue detenida y desaparecida en dictadura y que viene a anunciar visiones sobre el futuro de la comunidad sexo-disidente en Chile.
Culturizarte tuvo la oportunidad de conversar con Jimmy Daccarett sobre este estreno, la actualidad y proyectos futuros.
En el estreno de Colicidio dijiste que esta obra es una continuación de la trilogía de Identidad y Memoria Sexo-disidente en Chile, ¿vendría a ser una suerte de colofón o hay una intención de seguir trabajando esta temática?
Hay una intención de seguir tocando la temática. En su momento, la idea era hacer tres obras y cerrar un ciclo, pero la temática me interesa, entonces, yo diría que es una línea investigativa, una línea ideológica y artística. Este proyecto es financiado por el Fondo de Artes Escénicas, y lo presentamos como una obra que continuaba con esta trilogía, pero que abría un nuevo ciclo de investigaciones.
¿Y cómo fue el proceso de investigación en el caso de Colicidio?
Como ya habíamos trabajado en el contexto de los noventa, nos pareció muy interesante hacer el contraste entre la actualidad y esos años, hacer una obra que pudiera viajar en el tiempo. Partimos con la idea de la transición democrática en Chile. Un momento muy importante para los movimientos LGBTIQ+ porque aparecen las primeras organizaciones políticas y se empieza a tomar más en serio el tema del VIH-SIDA. Pero, a pesar de esta aparente liberación, seguía existiendo la ley contra la sodomía y la ley de ofensas a la moral y a las buenas costumbres: si te pillaban vestido de mujer en la calle te ibas detenido. Todo esto da un contexto muy importante para entender cómo se fue configurando la comunidad LGBTIQ+ en Chile post dictadura y cómo se produce un contraste con la actualidad en que hay ley de matrimonio, ley de identidad de género, pero muchas cosas siguen no resueltas y hay muchas deudas pendientes. El mundo del transformismo también estaba empezando a desarrollarse. Antes había habido transformismo con el Blue Ballet, a principios de los 70, pero con la dictadura eso desapareció, volvió a mediados de los 80 y en los 90 ya podemos indagar mejor en ese mundo artístico.
Lo que hicimos fue investigar sobre la época a partir de algunos textos como Raro de Oscar Contardo, Bandera hueca de Víctor Hugo Robles, entre otros. Además, entrevistamos a personas que habían vivido los 90 desde el transformismo, desde lo político, lo cultural, la literatura y desde la identidad trans. Así fuimos sustentando el argumento en realidades, en cosas que habían sucedido y que son nombradas en la obra, aunque sin un afán historicista ni documental, sino para dar contexto.
Tanto Colicidio como otras obras actuales que tocan temáticas LGTBIQ+ usan mucho el humor y, en este caso, un humor bastante oscuro ¿por qué piensas que se da esto?
Yo creo que es una mirada personal y un lenguaje muy propio. Cuando surgió el proyecto, con el dramaturgo Pablo Dubott, teníamos la idea de hacer una obra que siguiera con el lenguaje de Heterofobia, que indagaba justamente en el humor negro y la sátira. Y también tenía mucho de thriller. Esa obra me dejó muy satisfecho como creador y me parecía importante seguir trabajando desde la sátira y desde el thriller, luego apareció el tema de lo paranormal con esta historia del fantasma que también fue mutando.
Hay algo ahí del fantasma de las navidades futuras…
Sí, justamente teníamos esta idea del paso del tiempo y a la protagonista se le aparecía un personaje histórico del mundo LGBTIQ+, da lo mismo quién, que falleció en los 80 y que ella perfectamente pudo haber conocido en Francia, pero después, dándole vuelta al argumento y sabiendo que queríamos incorporar el tema de lo que había sucedido en la dictadura, pensamos que sería mejor que el personaje detenido desaparecido se le apareciera a Brandy y no una figura icónica. Era mejor que el personaje hablara de algo que le sucedió a él mismo, a ella misma en este caso.
La parte musical ¿Cómo surge y cómo la incorporan?
También hay parte de ese lenguaje en Heterofobia. También tenía un contenido de obra musical, pero desde otro lugar, era un grupo de actores y actrices amateur del mundo LGBTIQ+ que hacían una obra que tenía números musicales actuados. Pero esta musicalidad es distinta porque hace referencia a los shows de los 90, del Fausto, de Bunker. Con Martín De La Parra ―que es el compositor musical y quien hace el songwriting― estuvimos investigando referentes chilenos, como Los Prisioneros, La Ley, y algunos extranjeros de la época.
Tal como lo has mencionado, es muy relevante en la obra el tema de la transición ¿sientes esta transición nos llevó a algún lugar distinto o cuáles son los temas que siguen pendientes?
La transición está por partida triple en la obra; tiene que ver con la transición democrática, la transición de estos 30 años, y 50 si con la fantasma rata Rita agarramos también esa transición histórica de la comunidad LGBTIQ+ y, finalmente, el tema de la transición de género que aparece en la historia de Brandy a través de los números musicales.
Yo creo que la reflexión que queda es, por un lado, esta sensación de que hay cosas que se han logrado, pero hay deudas todavía pendientes, en un sentido social, político y cultural, principalmente, porque por mucho que haya leyes y organizaciones, por mucho que la gente hable más del tema y en las encuestas aparezca que estamos mejor, que hay más tolerancia, más respeto, etc., siguen ocurriendo crímenes de odio, de transodio. Esa es la primera reflexión. La segunda tiene que ver con la fragilidad de lo logrado, porque también en estos tiempos en que tenemos temores de lo que pueda suceder en política o socialmente en el país, en que se está planteando una Constitución que en muchos aspectos es un retroceso o un mantenimiento de lo mismo, me parece que es importante pensar en lo frágil que es lo logrado, lo difícil que podría ser mantenerlo si es que no tomamos las riendas de lo que está sucediendo.
A esto le sumo lo que está sucediendo en Gaza. Más de 8 mil personas muertas, civiles, 3 mil niños, y pareciera que nadie hace nada y, finalmente, estamos hablando de un genocidio institucionalizado. Esto me atañe porque soy palestino y me parece que esa fragilidad que tenemos como sociedad, en la actualidad, es muy delicada.
¿No te ha llamado la atención hacer algo en el plano artístico con el tema de Palestina?
Sí, absolutamente. He tenido esa intención hace varios años, pero me metí en esta línea de lo LGBTIQ+ y no suelo sacar proyectos teatrales todos los años, me puedo demorar tres años en sacar un proyecto, entonces, no he querido desviar el camino, pero sí ha estado siempre latente, incluso, tomar el tema desde la mirada LGBTIQ+. Hay algunas ideas dando vueltas.
Finalmente ¿por qué los lectores de Culturizarte deberían venir a ver Colicidio?
Esta obra que nos permite reflexionar sobre lo que todavía está en deuda y observar la fragilidad de lo conseguido. Por ese lado me parece interesante y, fundamentalmente, porque permite hacer memoria. Y no solo memoria de la comunidad LGBTIQ+, sino memoria de cómo éramos nosotros, nosotras, nosotres, como sociedad, a comienzos de los noventa. Cómo cargamos este trauma de la dictadura que nos hace ser, aún, muy doble estándar, desconfiados, autoritarios, censuradores, discriminadores, etc. Me parece que es interesante pensar qué tanto hemos avanzado en estos años y en qué cosas no.
Por otro lado, considero que Colicidio es un espectáculo entretenido de ver, por mezclar la sátira con los números musicales, las coreografías, las canciones ejecutadas por el mismo elenco y, a la vez, cruzar con la memoria de los cincuenta años del golpe de Estado que sigue siendo algo doloroso e inconcluso. Siento que esa mezcla es un aporte y una mirada distinta a todo lo que se ha presentado como conmemoración en estos cincuenta años del golpe.
Ficha técnica:
Título: Colicidio
Dirección y dramaturgismo: Jimmy Daccarett
Dramaturgia: Pablo Dubott
Elenco: Lorenza Quezada, Freddy Araya, Soledad Yáñez, Nibaldo Maturana, Jorge Ortiz, Paulina Moreno, Esteban Cerda, Tomás Riveros
Asistencia de dirección: Cristina Tàpies
Coreografías: Andrés Escobar
Composición musical: Martín de la Parra
Diseño y realización de vestuario: Daniel Bagnara
Diseño de escenografía e iluminación: Javier Pavez
Caracterización: Camilx Saavedra
Coach vocal y coros: Nicole Vial
Mezcla y remasterización: Dante Sena
Realización escenográfica: amorescénico
Ayudante de caracterización: Diego Esquibel
Gráfica: Guillermo Donoso
Fotografías: Ana Carolina Alba
Comunicaciones: Claudia Palominos, Genaro Villalobos
Producción: Macarena Araya Oviedo
Coach vocal y coros: Nicole Vial y Aylin Córdoba
Composición musical y songwriting: Martín De La Parra
Fechas: Del 28 de octubre al 19 de noviembre 2023. Jueves a sábado a las 20:30 h. y domingo a las 20:00 h.
Lugar: Sala N1 (Edificio B piso 2) ― GAM.