Entrevista a director de “La Casa” Iván Osnovikoff: “Es una película que mira lo que acontece alrededor, desde un punto de vista focalizado”

Por Galia Bogolasky

Cuatro años después de la premiada Los Reyes, Bettina Perut e Iván Osnovikoff regresan con un nuevo documental. Se trata de La Casa, particular retrato de los últimos años del país desde una mirada íntima y original.

El documental, que cuenta con la producción ejecutiva de Maite Alberdi y Alexandra Galvis, ganó el premio al mejor proyecto del Forum en el Festival Internacional de Cine Documental de Ámsterdam (IDFA), el mayor festival del mundo dentro del género. Fue reconocida como mejor película en desarrollo entre 23 proyectos internacionales.

En Santiago de Chile se desata una revuelta social y casi al mismo tiempo una pandemia global que obliga al confinamiento. El mundo exterior se cierra y la atención se desplaza hacia el interior de una casa de condominio, descubriendo un universo inesperado. Una perra obsesionada por la comida, un zorzal peleador, una colonia de hormigas, un jardín atiborrado de plantas, dispositivos técnicos, y mensajes de voz que fluyen hacia y desde la casa, dan cuenta de una tragicómica vida cotidiana. Pequeñas catástrofes domésticas, la crisis social y política, la pandemia y la turbulenta vida del condominio le van dando forma a esta historia sorprendente. Este es el retrato revelador de un ecosistema, una visión del mundo que da cabida a todas las formas de existencia, para la que una casa es mucho más que el hogar de unos pocos seres humanos.

Esto fue lo que Iván Osnovikoff nos contó sobre la película

¿Cómo fue el proceso de trabajo para realizar La Casa? ¿Surgió completamente en el proceso desde el estallido a la pandemia?

Le veníamos dando vuelta a la idea. Desde hace tiempo trabajamos lugares con diferentes escalas visuales, como en Surire o en Los Reyes, que son, en el fondo, retratos de lugares. Ya veníamos con esa perspectiva desde antes. Para una nueva película que estamos planeando que se llama Animalistas, que era sobre personajes animalistas, teníamos pensado seguir en esa línea y en ir más allá con la óptica microscópica, estábamos dando vuelta a eso. Íbamos a empezar a grabar el 15 de marzo del año 2020 y el 14 se declara la primera cuarentena, el lockdown inicial. Y dijimos «esperemos», porque al principio todos pensábamos que eso iba a ser más bien corto, pero la cosa se empezó a alargar y dijimos: «ya ok, hagamos una película en la casa” porque estábamos ya dándole vuelta. Tomamos la decisión porque hicimos el catálogo de todas las cosas locas que tiene la casa, y empezamos a sacar cuentas respecto de si daba o no para construir una película, hasta que finalmente nos decidimos y aprovechamos de hacer algo que ya habíamos hecho con otras películas, como por ejemplo en Welcome to New York, que lo que hicimos ahí, fue aprovechar el contraste que se produce cuando uno llega a una ciudad y le saltan cosas que a los que viven ahí no le saltan. Entonces como nosotros habíamos llegado hace poco a vivir en esta casa y en este condominio, trasladamos a la película todas aquellas cosas que nos llamaron la atención y que podían ser presentadas audiovisualmente, ese fue el punto de partida.

¿Se filmó completamente en la pandemia, en el encierro?

No, fue a partir del encierro y seguimos grabando después. Yo creo que las últimas grabaciones deben haber sido a mediados del año pasado. No es una película de pandemia, para nosotros, es una película que mira lo que acontece alrededor de un punto de vista focalizado, tanto en lo local, como en lo más amplio. Uno de los eventos es la pandemia, y la película, de hecho, parte narrativamente antes de la pandemia, hay otros acontecimientos antes de que llegue la pandemia. Entonces no es una película de pandemia, sino que es una de esas películas, como El baile, donde la historia va pasando por un lugar de alguna manera y el lugar se va transformando a medida que en el afuera van sucediendo las cosas que van sucediendo.

¿Cómo ha sido el proceso desde Los Reyes hasta llegar a esta historia? manteniendo una especie de hilo conductor. Hay un seguimiento de la misma historia, de observar a los animales a través de las voces que lo rodean ¿Lo ves así el proceso?

En parte. En varias de nuestras películas no hemos tenido problema con disociar el sonido de la imagen, como que no es necesario que esté todo sincronizado, de estar mostrando a gente que hable y ver cómo se le mueven los labios. Hemos aprendido, con el tiempo, a trabajar de manera separada, pero complementaria, las dimensiones sonoras de los diálogos y de la imagen, que no es algo fácil porque no es llegar y poner texto sobre imagen, hay que ir probando y hacer que las cosas se vayan entretejiendo. Con Los Reyes fue el momento más radical hasta esa película, porque antes hacíamos esas disociaciones de sonido e imagen, donde eran ciertas escenas. Aquí se extendió a la película completa. En La Casa también hay una radicalización mayor aún, porque en el caso de Los Reyes esos textos se recogen del mismo lugar, ahora son textos que viajan por el ciberespacio. Es parte de esa forma estética que hemos trabajado de diferentes maneras antes.

Con el contexto del encierro, ustedes que están acostumbrados a observar lo que les rodea o los lugares que van recogiendo para sus películas, ¿sintieron que al observar los dispositivos eran otros, como observar las conversaciones de los vecinos, los chats, los audios, lo que va pasando alrededor de la casa, era un poco más limitado? ¿Cómo pensaron en desarrollar ese material, que debió haber sido acotado, para lograr desarrollar la película completa en base a eso?

No era tan acotado, eran muchos mensajes, porque algo pasó en el estallido y en la pandemia, que la cantidad de mensajes de voz que nos llegaban a nosotros eran decenas. Realmente fue como un mes de revisión de archivos, selección y agrupamiento. Fue un trabajo bastante importante. La primera parte, eran cosas que ya habían pasado, entonces fuimos a buscar atrás, en los archivos de nuestros teléfonos, los mensajes que nos habían llegado y la parte menos importante fue lo que empezó a pasar a partir de cierto punto, cuando ya estábamos grabando y ya habíamos tomado la decisión que íbamos a usar los mensajes de voz, entonces ahí estábamos siempre revisando atentos a qué podía servir, pero la mayor parte fue un trabajo de archivo reciente, por decirlo así.

Con respecto a la limitación del espacio, para nosotros siempre ha sido parte de nuestra argumentación el hecho de trabajar con darle a cada cosa su imagen. Explorar el mundo de acuerdo al tamaño del mundo. Si nos gusta un cerro, trabajar con grandes planos generales y si las cosas son pequeñas, pequeños. Para nosotros también eso multiplica la realidad. El hecho de que tú tengas lentes con los que puedes ir buscando cosas que, con una gama más limitada de lentes, limitan la realidad. De alguna manera, el tema de los sonidos nos permitió abrirnos a un mundo que no era filmable, observable, pero, por otro lado, también tenemos esta multiplicación del espacio a través de una óptica con una gama bien amplia, desde microscópico al plano general.

Sobre la temática que aborda la película, lo que pasa en la comunidad se extrapola a la sociedad ¿el tono y el mensaje tienen que ver con una crítica a cómo estamos como sociedad?

Tiene que ver con dos cosas. Una, con algo que nos pasa a nosotros mismos. Cuando llegamos aquí había poca gente en las calles, después de la pandemia cambió porque la gente empezó a usar mucho más el espacio, pero no veníamos a nadie, no hablábamos con nadie, y nos imaginábamos que la gente era de una manera, plana, que todos debían ser más o menos así, hasta que un día se nos escapó Chiqui, que es una de las protagonistas de la película y, buscándola por la calle, un vecino nos da acceso a uno de los grupos de WhatsApp del condominio. Entonces empezó a aparecer información sobre nuestros vecinos que antes no teníamos. Te aparecen los nombres, las cuentas de empresa, empieza uno a saber qué hacen y a acceder a una diversidad que antes no teníamos. Hay una diversidad amplia porque hay gente que llegó cuando esto estaba recién loteado y compró un sitio con mucho esfuerzo, y que son distintos a los que llegan ahora último, donde los precios han subido. Hay diversidad social, muchas actividades distintas, diversidad política.

Para nosotros es importante romper ese estereotipo, de que la gente que vive en condominio es de cierta manera. Siento que eso no es verdad y nos pareció interesante trabajar con esa diversidad que es parecida a lo que pasa en cualquier barrio. Hay gente que alega porque los perros salen y muerden, y por miles de cosas. Esa riqueza de un espacio que está estereotipadamente cancelado y ridiculizado, nos parecía interesante, y también que, respecto del proceso político, afuera uno veía algo que era distinto de lo que nosotros ya veíamos que estaba pasando acá adentro, que la gente iba por un carril y los análisis políticos iban por otro. Muchas películas chilenas, en el fondo, se rodaron pensando en un desenlace de las cosas que finalmente se produjo, entonces, el día 5 de septiembre la gente no entendía que había pasado. Para nosotros es interesante eso, porque nosotros no somos analistas y lo que somos es unos cineastas que vamos recogiendo cosas en nuestro rodaje y vamos armando nuestra narración.

En el fondo, la película consiste en articular de una forma estética, claramente con un punto de vista, eso que va pasando a medida que nosotros lo vamos investigando, porque para nosotros el rodaje es nuestra investigación. No somos directores que tenemos una tesis, y que hacemos una película para ilustrar la tesis, más bien vamos investigando. Entonces tenía que ver con esas dos áreas del punto de vista; primero hacer una especie de etnografía del condominio, que, obviamente, confirma ciertos estereotipos, pero, por otro lado, no tanto, y en segundo lugar, mostrar otra visión de lo que pasó en Chile durante esos dos o tres años, en el sentido político.

En su cinematografía han retratado historias que son más sociales, universales, pero que no son necesariamente de ustedes. Acá entran en la intimidad de su casa ¿Cómo fue para ustedes tomar la decisión de, literalmente, abrir su casa y exponerla cinematográficamente?

No teníamos otra alternativa. Era el único lugar donde podíamos hacer una película, pero también es a medias. Aparecemos más en fotos que nosotros mismos, no hay tanta autoexposición. Está el lugar en el que vivimos, pero finalmente el lugar es el articulador de muchas cosas que les pasan a otros y algunas de esas nos pasan a nosotros, entonces no es que nos sintamos muy expuestos. Quizás no nos hemos dado cuenta del nivel de exposición al que hemos llegado, pero de momento no sentimos que sea tanta.

La película obtuvo hartos premios. ¿Cómo ha sido para ustedes haber obtenido ese premio en IDFA? y ¿Qué se viene para la película? ¿En qué proceso está?

En el proceso de desarrollo nos fue bien. Siempre estar en una instancia tan importante, como el Fórum de IDFA, uno aprende, establece contactos, ganar ese pitch es importante. También hay otro nivel de aprendizaje que es interesante, que uno aprende cómo comunicar una película a la industria. Hay películas que les resulta más fácil, que llegan diciendo “voy a hacer un documental en un campamento refugiado en sitio», y ahí se transmite directamente una cosa, pero en una película más conceptual como La Casa, el esfuerzo de comunicación que se requiere, implica trabajo y adaptarse a los códigos del circuito. Entonces tiene una parte entretenida de preparar los pitch, que es como preparar una obra de teatro. Es un proceso bien entretenido. En este momento estamos esperando una decisión de estreno internacional, pero está pasando el tiempo, entonces ya tenemos fecha de distribución. Desde febrero habíamos definido en octubre la fecha de estreno, entonces por el momento no tenemos nada que comunicar respecto de festivales, solamente concentrarnos en el estreno en salas acá en Chile.

Otro aspecto a destacar es que tienen de productora ejecutiva a Maite Alberdi, quien ahora está con un éxito enorme con su película La memoria infinita. ¿Cómo fue para ustedes haber trabajado con Maite en este proceso de la película, ella como productora ejecutiva?

Maite ha logrado un desarrollo profesional a nivel de industria importantísimo, entonces siempre hemos ido aprendiendo cosas de ella, y de Chiledoc, Paola Castillo. Hay un grupo que ha venido entregando herramientas de inserción en el circuito internacional importante. Antes Paola, después Maite. Por ese lado siempre es muy importante, porque ella nos está enseñando cosas que ella aprendió antes que nosotros, y tuvo que ver más que nada con la etapa inicial del proyecto, porque, a propósito que ésta era una película antes, después fue otra que grabamos acá, en el rodaje ella no tuvo mucha participación, tuvo que ver más con asesorías a nivel de producción ejecutiva, financiación, etc. Maite es un ejemplo muy importante para todos los que quieren lograr inserción en el circuito.

¿Qué le podrías decir a la gente para que vaya a ver la película a las salas de cine, en octubre, cuando se estrene?

Por lo que hemos visto de las reacciones de la gente que ve la película, es que enganchan muy fácilmente. Es una película con la que se van a identificar. Tiene humor, habla de varios aspectos de nuestra vida como sociedad, pero también de nuestra vida personal, que hacen que sea una experiencia cinematográfica encantadora. La mayor parte de la gente dice «me encantó la película», entonces ya estamos bastante seguros de que es una película que funciona. Es un retrato. Nosotros no somos de que vamos a una mina y grabamos a los mineros, sino que más bien tratamos de abordar tangencialmente las cosas. Siempre estamos en un lado donde nadie se pensaría que alguien iba a contar un momento de una sociedad. Yo creo que la película tiene eso de sorpresivo, es una película que es un resumen de los últimos años por los que hemos pasado como país y casi como humanidad, pero desde una perspectiva bastante sorpresiva y reveladora. Así que les recomiendo que la vean.

FICHA TÉCNICA

Título: “La Casa”

Género: Documental.

Duración: 72 minutos.

Dirección: Bettina Perut, Iván Osnovikoff.

Países: Chile, Alemania.

Casa productora: Perut + Osnovikoff.

Producción ejecutiva: Alexandra Galvis, Dirk Manthey (Alemania) y Maite Alberdi.

Dirección de fotografía: Pablo Valdés.

Montaje: Bettina Perut e Iván Osnovikoff.

Post producción de imagen: Daniel Dávila

Post producción de sonido: Roberto Espinoza.

Distribuye: Market Chile.

Estreno: 5 de octubre

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