Entrevista a director de “Sumergir en la negritud” Evens Clercema: “Esta obra es una fusión de la cultura moderna y la cultura tradicional”

Por Galia Bogolasky

Entrevistamos al director, coreógrafo y bailarín haitiano de Sumergir en la negritud, una obra de danza contemporánea, inspirada en la simbología y tradiciones de danzas y música de raíz africana.

La obra es el tercer montaje de la compañía Jafco América, se inspirada en las simbologías y tradiciones de música y danzas de raíz africana de Guinea, Haití, Brasil y Cuba. A través de movimientos y gestos contemporáneos, se busca contextualizar el concepto de la negritud en nuestra sociedad a partir de las experiencias vividas de las personas afrodescendientes en el territorio chileno.

¿Cómo ha sido para ti crear este montaje?

Sumergir en la negritud es un proyecto que nace desde la necesidad, no solamente de mí como director y coreógrafo de la compañía, pero también de todos los artistas que son parte de Jafco América. Durante la pandemia, tuvimos que adaptarnos con sesiones online para mantener nuestros lazos, porque al inicio todo el mundo estaba encerrado en su casa y hemos planteado muchas preguntas super interesantes, como hoy en día los artistas afrodescendientes viven en este país sobre todo con tan pocas oportunidades, para los artistas en general y mucha gente perdió los trabajos. También teníamos la necesidad de seguir produciendo. Tenía una compañera que me dijo: “Evens tenemos que hacer algo, clases online para poder ayudar a algunos artistas migrantes sobre todo los de Haití o a personas de Haití, con la pandemia porque tocaba una persona mi puerta pidiendo trabajo, cualquier cosa porque necesitaba comer”. Primero me di cuenta que todo lo que está pasando en relación al racismo, discriminación o pocas oportunidades para la población afrodescendiente, en general, no solamente llama la atención a las personas negras, llama a cualquier persona que es humana y siente que se puede hacer muchas cosas. Las personas que trabajan con el arte, sobre todo la cultura negra, se sienten desde un privilegio, porque las mismas personas negras por la forma de emigrar por necesidad, deben abandonar su arte para trabajar en otras cosas porque no es fácil ser artista en este país. Es mucho más fácil si uno tiene una red, estás en la sociedad chilena, tienes la aprobación de sus familias, estudias danza, estudias música, puedes intentar vivir del arte, pero la mayoría de los artistas afrodescendientes que vienen con este talento, lo dejan de lado porque no lo pueden hacer y si lo pueden hacer debe ser patrocinado o adaptado para él.

¿Cómo fue trabajar la temática de la migración?

Pensé que podríamos hacer una obra que trata de revivir o replantear el proceso de la migración histórica de la población afrodescendiente del continente americano, sin tratar de romantizar el tema del racismo. Chile ya cambió, es un país diverso, intercultural, donde todas las culturas pueden conversar, y al mismo tiempo, entregar un mensaje importante, sobre todo de esta deuda histórica, que trajo consigo la colonización en nuestro continente, no solamente para los afrodescendiente, sino que también para los pueblos indígenas, todos los otros negros también, muchos en Haití. La mujer, para que se sintieran bellas, tienen que alisar su pelo, acá lo mismo, pasa en Chile. La mujer para que se sienta bella, la mayoría tiene que ser rubia para parecer más europea. Eso es algo que se trata de naturalizar nuestra naturaleza propia como seres humanos. Por qué no, usar la misma historia de la cultura africana, que ha sido también una cultura bien mal vista en temas de religiosidad en temas de tipo de trabajo, asociado a los negros porque lo económico es lo que dice todo en una sociedad. Es obvio, si una persona no tiene la posibilidad para pagar una buena educación, en todo le va a ir mal o si no entra en cosas que no son tan agradables, como narcotraficante u otras cosas, solamente en busca de tener una “posición social”. Como están llegando muchos niños, jóvenes de Colombia, Haití. También está creando mucha mezcla entre chilenos, chilenas y personas extranjeras con la llegada masiva de la migración haitiana, como sociedad, pensando en qué queremos ofrecer a nuestros hijos, cómo queremos cambiar lo que está sucediendo en la sociedad desde el punto de vista de la raza. De ahí se planteó la obra Sumergir la negritud donde tratamos de no pensar, no quedar en la historia del dolor que muchos siglos en esclavitud, pero visionando como en África sin esclavitud, visionando un África que en América es una riqueza cultural donde permite en el mundo del arte tener mucha fuente de inspiración, sobre todo para la cultura del arte, que cada vez más debe reflejar lo que está ocurriendo en la sociedad, ya  que nadie quiere tratar a sus hijos como si la niña es princesa, para que un príncipe la venga a salvar. La mujer tiene todo el derecho a trabajar, estudiar y de hacer su vida. El hombre también debe trabajar, no para mantener a su mujer, como si fuera su propiedad, pero para que los dos, como personas formen una familia y tratamos de entregar tramas, como de cambiar estas idealizaciones falsas que nos entregaron desde lo colonial, porque hace mucho tiempo que las mujeres tienen derecho a ir a la universidad, ser madres significa que ya no puedes hacer nada más que criar a sus hijos, como si los papas no tuvieran ese derecho. Sentimos que la cultura negra, desde su primitividad, aunque no se visibiliza muy bien, genera estos cambios. La conexión con la ancestralidad permite también abrir la mente para poder percibir cómo hoy en día soy persona, cómo hoy en día me conecto con la ancestralidad. Los tiempos van cambiando, pero siento que la tradición más difícil de cambiar es la tradición moderna, no la tradición ancestral, porque la tradición ancestral se va adaptando a cada cultura, por eso si yo hablo español y estoy en Argentina, hablo de una forma, aunque es el mismo español, si yo estoy en Santiago, hablo de una forma y si soy de España hablo de una forma. Los tiempos también van entregando mensajes claros, de cómo hacer cultura, de cómo hacer tradición. Cómo no caer en una cultura blanqueada, pero al mismo tiempo, no podemos ignorar, yo no soy africano, yo nací en Haití. Aunque uno quiera o no, Haití tiene una influencia francesa para hacer las cosas, la forma de vestirse, la educación, el cómo se sienta, como se saluda, como comer. Todo lo que hacemos tiene que ver con la cultura europea. Volver al origen no significa que vamos a dejar de lado toda nuestra historia, todo lo contrario. Es poder ver la historia y visualizarlo desde la raíz más profunda y afrontar nuestra historia y afrontar lo que somos hoy en día en América Latina como pueblo, como continente. Cuando eres latino, sabes bailar, pero cuando se habla de saber bailar, se habla de cumbia y salsa, hablas de una danza que tiene que ver con la tradición africana.

Esta obra lleva a escena los pensamientos de Imer Cesar que es un Poeta y Político francés, ideólogo del concepto de la negritud y Audre Lorde, escritora afroamericana y activista por los derechos civiles. Cuéntame sobre esa inspiración y de dónde viene el sustento de la obra.

Esta inspiración viene como si fuera un viaje en el tiempo, porque Imer Cesar también en su tiempo se encontraba en la misma posición que yo. Venía de su país y que viajaba en Francia, una sociedad moderna y donde el negro se consideraba como un bicho raro, pero él tenía la posibilidad de entrar a la universidad y de tener un status social muy diferente a sus padres, entre otros también negros de África, que recibieron mucha discriminación como si fuera la universidad, como si fuera una mosca que se cayó en la leche, porque la migración africana ha sido muy difícil hasta ahora en el continente americano. Hasta hace muy poco, cuando una persona te llama negro, es como casi para decirte que no eres nada. Lo mismo cuando la gente habla de racismo acá, yo tenía muchas conversaciones con profesores. Nosotros somos racistas, y decir eso, es estar confirmando algo que no es, solamente es una visión que nos tapa los ojos. Hasta que yo tome conciencia de que yo no soy así, realmente no puedo cambiar. Por eso yo siempre digo que Chile no es un país racista, hay una cultura racista prominente en el país, que no es el país en si porque la gente acá es muy amable de hecho ver la Teletón, ver cómo la gente más pobre ayuda más que la gente que tiene. Es casi una ambigüedad en el discurso, que tiene que ver con algo sistemático de fondo, que la persona misma puede entender. Parece racista, pero no es la persona racista, es todo, desde lo colonial, hasta la creación de sociedad de liberación. Lo que se hizo fue usar la poesía como recurso para valorizar que somos negros y nosotros nos podemos sentar en el suelo para comer y esa es nuestra cultura y nos hace sentir vivos, nos conecta con la tierra. Eso nos entregaba una confianza para no caer en el sentimiento de sentirse inferior al otro. Eso también hace que nuestra sociedad es tan violenta y desigual, hoy en día, es porque las personas que viene de una familia más humilde a veces tienen miedo de decir: “Ese es mi papá y mi mamá, porque es pobre, no sabe leer bien y hablar bien en público”. Hay un valor tan fuerte en la conexión con nuestras raíces, con toda su sabiduría y las cosas que nos faltan por conocer, porque no son tan modernos como nosotros, son cosas que hay que valorar y servir de apoyo para hacer que los otros, independientemente de donde vienen, es valiente salir de su país e ir al extranjero a trabajar en otras cosas. Nadie aspira a pasar toda su vida haciendo esos trabajos, un joven de 22 años que viaja, para estar limpiando la calle. Lo está haciendo para regular sus papeles, para poder entrar en la universidad, poder aspirar a trabajar en otras cosas. No porque el trabajo que hace esté mal, porque trabajo es trabajo, pero cada vez que doy una oportunidad a quienes naturalmente está dotado de talento, de capacidades intelectuales, como cualquier ser humano, para poder explotarlo, como sociedad estamos perdiendo capital social muy importante, que puede servir para el desarrollo de nuestra sociedad.

¿Cómo fue tu llegada a Chile? ¿Cómo llegaste a la danza?

Llegué hace 14 años. Yo me sentí en la misma posición cuando llegué acá. Me tocó difícil, tuve que trabajar en cualquier cosa. A veces pensé si iba a poder terminar de estudiar mi carrera, porque me vine para estudiar, estudié Sociología. El trabajo artístico tampoco te puede dar todo lo que necesitas, uno hace esfuerzos para persistir, para resistir, pero no puedo decir que yo soy artista y vivo del arte todo el tiempo, porque no es así. Terminando la carrera de Sociología, trabajé solamente dos años en la Municipalidad de Santiago como Sociólogo, y me di cuenta que todo lo que he aprendido en la vida, se puede seguir trabajando en lo que me gusta hacer, que es el arte. Mi arte no es solamente para trabajar la belleza de la danza, divertir, pero al mismo tiempo entregar un mensaje, que tiene que ver con valorar al ser humano con sus capacidades. Cualquier persona puede ser artista, cualquier persona puede ser también Sociólogo, todo depende del ámbito sociocultural que sea desarrollado. La única forma que eso pueda suceder es descubriendo nuevos talentos, conocer la realidad de un país diverso y luchar contra la delincuencia, contra el narcotráfico, contra todo lo que está acabando con la dignidad de las personas, es seguir luchando. Me di cuenta que si trabajo en otras cosas que no tiene que ver con lo que yo venía a hacer, que es la danza negra, también estudié ballet, estudié danza moderna, pero nunca olvide de dónde vengo, nunca olvide mi raíz. Por qué no hacer esta fusión desde la cultura moderna y la cultura tradicional, permitir que sea un arte limpio, puro al mismo tiempo, que muestra la realidad cruda que existe hoy en nuestra sociedad, pero no desde lo dramático, desde la fuerza, el guerrero, desde la potencia que tienen todas las culturas.

Esta obra tiene un elenco diverso con bailarines, cantantes, músicos de distintas partes de Guinea, Haití y de África, es multicultural, ¿Cómo se gestó esta diversidad y este equipo artístico con gente de distintas partes?

Las bailarinas son todas chilenas, antes tenía italianas, mexicanas, hasta de Rusia, todas son chilenas, la danza en sí no es algo que uno puede llegar y hacer. Hay un trabajo detrás, casi todas las bailarinas que trabajan en mi compañía, son bailarinas que estudiaron en la universidad y decidieron trabajar con la cultura negra, es por algo. Es una apropiación positiva de trabajar con la cultura afrodescendiente. Para este elenco, no ha sido fácil. Si alguien no vive del arte es difícil, que pueda disponer su tiempo durante el día para ensayar. Lo que hicimos es buscar los horarios donde podemos conseguir salas no tan caras, porque horarios de las una, dos y tres de la tarde, son horarios de almuerzo. Las personas, los bailarines que viven de eso, son profesores, que en la mañana hacen clases y en la tarde a otras personas que les gusta el arte, pero trabajan en otras cosas, el horario bueno para ellos es después de las 7 de la tarde. Hacer una compañía, para crear una obra de alto nivel, tenía que buscar otras estrategias, donde cómo trabajo hoy en día, necesito investigar, para ver haitianas, cubanas, que bailan. Las que bailan, que pueden vivir del arte, están muy ocupadas, porque son pocas. El elenco hoy en día es solamente bailarinas chilenas, aunque me gustaría que fuera mezcla. Solo tenemos un hombre, que es cubano, que es una persona negra. Las mujeres son todas chilenas. Lo más increíble es cuando la gente viene a ver la obra y no creen, dicen que parecen haitianos. También estamos rompiendo ciertos mitos que los chilenos no saben bailar. Quedamos solamente con la memoria de la dictadura que fue tan poco en la historia de un país tan ancestral es muy poco quedarnos solamente con la mirada de la dictadura. Lo que hice, en el canto es más fácil enseñar cantos tradicionales, entonces elegí cantantes haitianos, donde yo ensayo con ellos aparte, porque trabajan también en otros oficios. Hago ensayos con ellos los días sábados o domingo, o después de las 7 de la tarde. También tenemos un elenco de músicos, que no es difícil coincidir los horarios, ensayamos aparte. Cada mes hacemos un ensayo general, hacemos malón, comida y los músicos, cantantes y bailarines nos juntamos. Cuando la compañía está completa, no se ve una compañía negra, no se ve una compañía blanca, se ve una compañía diversa donde lo que nos importa es la persona y donde todas las culturas no son para apropiarse, es para conocerla, compartirla y permitir que, mientras más uno comparte la cultura del otro, más uno conoce la historia y el valor que está detrás de cada cultura, porque no hay cultura inferior y superior que otras. Cada cultura tiene su proceso en el tiempo, que lleva un montón de cosas. Ese es nuestro elenco diverso donde trabajamos con canto, música y danza.

FICHA ARTÍSTICA

 

Título: Sumergir en la Negritud

 

Dirección: Evens Clercema

 

Elenco bailarines: Rocío Pinto Mancilla, Claudia Vega Vera, María Jesús Pastrián Díaz, Paz Cantizano, Bryan Montalvo, Mario Carreño, Macarena Varas, María Inés Galdames, Javiera Ríos Stange

 

Músicos y cantantes: Diarra Conde, Simón Cáceres, Maguette Dieng N’diaye, Florence Alssaint, Job Pierre, Lorenza Pascal y Clifford Augustin

 

Asistencia de dirección: Celeste Solis y Consuelo Cerda Monje

 

Producción artística: Valentina Bravo y Consuelo Cerda Monje

 

Diseñadora integral: Natalia Sanzana Tapia

 

Confección Tarima: Carlos Alanoca

 

Confección Piso: Taller Textil Malfatti

 

Diseño y confección de vestuario: Paulina Navarro

 

Técnico en iluminación: Pancho Herrera

 

Asesoría en comunicaciones: Fogata Cultura

 

Coordenadas

 

2 al 18 Dic. Vi – 20.30 h. Sá y Do – 19.30 h

$6.000 Gral., $4.000 personas mayores, $3.000 estudiantes

Centro GAM

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