Por Galia Bogolasky
Entrevistamos a la directora del documental chileno El Viaje de Monalisa recientemente estrenado en Ondamedia.
En 1995, tras una promisoria carrera teatral en Chile, el artista escénico, performista y escritor, Iván Ojeda es invitado en 1996 a Nueva York a realizar una investigación teatral de un mes. Una vez terminada su estadía oficial, Iván decide quedarse ilegalmente en Estados Unidos donde descubre su identidad de género como Monalisa, viviendo junto a la comunidad transgénero latina.
Diecisiete años después, su ex compañera de universidad y la directora de esta película, Nicole Costa, llega a vivir a Nueva York y se reencuentran, comenzando un extraordinario viaje para profundizar en los motivos que llevaron a su amiga a autoexiliarse y escoger los márgenes de la sociedad en búsqueda de su identidad.
Esto fue lo que nos contó, en entrevista desde Nueva York.
¿Cómo surgió la idea de hacer el documental El Viaje de Monalisa?
El documental no surgió como una idea a priori del trabajo, fue algo que se fue dando en el hacer. Todo fue muy casual, y muy natural. Estaba esperando encontrar a Iván Ojeda, que conocí en la universidad durante los años noventa, estudiando en la escuela de teatro, y me encuentro con la Monalisa. Eso fue como shock, no por la cuestión moral, sino porque realmente esperaba encontrarme con Iván, y que me iba a contar en qué estaba. Incluso esperaba que estuviera haciendo algo artístico, porque la imagen que yo recordaba de él, es que siempre fue un artista tremendamente provisorio, y que lo más lógico, lo más natural, era que estuviera haciendo su carrera en las artes. Encontrármelo como Monalisa, ejerciendo el trabajo sexual, viviendo en los márgenes sociales, me cuestioné por qué había tomado esas decisiones, es decir, qué lo había llevado a sacrificar una carrera segura que podría haber seguido en Chile, para venir acá, a la página totalmente en blanco, a ser una nueva persona. Por eso empezamos a grabar, y fue de una forma súper natural. Primero, para recuperar nuestras actividades creativas, como siempre nos habíamos relacionado en la universidad, pero luego, me pareció tan interesante como él hablaba de la Mona, como que la construía. Me decía que venía con la Mona en el bolso. Tenía la ropa de la Monalisa, entonces era una especie de tecnología, una armadura para él, era precioso. Yo creo que había cogido las herramientas teatrales para construir su identidad, y eso me pareció espectacular, extraordinario. Ahí yo comencé a grabar, y empezó a forjarse lo que después fue una película. Pero no fue en un primer momento, fue algo que se fue dando sólo.
Tú conocías a Iván Ojeda de la época de la universidad de cuando estudiaban teatro, y después se reencontraron en Nueva York. ¿Cómo fue ese proceso de ver ese cambio en tu amigo, que después lo conociste en NY como transformista?
Yo siempre admiré a Iván, cuando lo conocí en la escuela de teatro era un alumno brillante. Era un director ya a esas alturas, ya había hecho sus trabajos artísticos, no solamente en el teatro, porque se había ganado los primeros Fondart, e hizo una obra. Pero también él intervenía en la calle, es decir, hacía cosas alternativas que eran mucho más Avant Garde. Eso me parecía absolutamente fascinante. Yo tenía 17 años, también era muy impresionable a esa edad, pero nunca había conocido a una persona tan diferente en Chile. Claramente en los años noventa, recién saliendo de una dictadura, en una transición súper lenta, no era tan común ver a personas tan distintas. Todavía me encuentro con gente que se sorprende con Iván. Yo he visto caritas riéndose del trailer, ¿qué es lo que te da risa? A mí me cuesta volver a ese lugar, pero entiendo, porque Iván es una persona muy diferente. Eso puede impactar positiva o negativamente en las personas. Encontrármelo acá, hasta a mí misma me impactó, no por una cuestión moral sino porque realmente no entendí bien qué había detrás de sus decisiones, al haber elegido esta opción. Luego, cuando pude responderme a través del proceso de grabación de la película, pude comprender toda esa complejidad que había detrás de él. Me pareció que tenía todo el sentido, y que nuevamente era una persona tan admirable, por su consecuencia y valentía. Me gustaría aclarar que en realidad no era exactamente transformismo lo que estaba haciendo, por supuesto también había una parte artística, porque él construye con las herramientas que tiene como performer. Pero es algo mucho más profundo, es una identidad, que está dentro de lo transgénero, que es del espectro de lo transgénero. Ni siquiera es transexual, es mucho más fluido, mucho más in between.
¿Cuánto tiempo te tomó hacer este seguimiento de su vida? Los documentales toman mucho tiempo, y este proceso de seguimiento del personaje, en su vida diaria, de su trabajo, de su vida en Nueva York.
Yo me lo encontré cuando llegué a Nueva York en el año 2012. Yo recordaba siempre a mi amigo, y había escuchado rumores de que estaba viviendo acá. Había mucha mitología con respecto a la figura del Iván y qué había sido de él, porque literalmente desapareció de Chile para muchas personas. En ese tiempo me vine, porque me casé, mi marido es editor, es americano y trabaja en la industria de Estados Unidos. Le cuento esta historia, y le hablo de mi amigo, que era una persona que me había marcado mucho, entonces él me sugiere buscarlo. Me dijo: “Ya estás acá, tienes todas las herramientas, redes sociales, llama por teléfono, búscalo, no te va a costar encontrarlo. De seguro hay alguien que sabe dónde está”. Le hizo caso, pensé que tenía razón, que realmente sería súper bonito volver a verlo. Así fue como empecé a traquear el teléfono, y cuando doy con él, me dice: “¡No lo puedo creer! Estoy acá, ven a verme en Club en Chelsea” Cuando llego, veo a la Monalisa y fue como: “What?!”. Eso fue solo el comienzo, y ahí empezamos a reunirnos para crear cosas, teníamos miles de ideas. En ese tiempo, cuando nos encontramos, él estaba muy rodeado, sobre todo de las amigas trabajadoras sexuales, transgender, pero no tenía un aliado del mundo del arte o de la academia. Yo creo que para él fui una especie de aliada, yo llegué como para recuperar esas actividades creativas. Desde el momento que nos reencontramos, fue muy natural el proceso de empezar a grabarlo, porque yo me empecé a fascinar de cómo construía a la Monalisa.
Naturalmente empezó a construirse una historia, y mi marido me dijo: “Nicole, tú tienes una historia, estás grabando un documental”, como diciendo que me lo crea, y que debería seguir adelante con esto como algo muy serio. Ahí yo empecé de a poco a sofisticar mi equipo, porque grababa con cualquier cosa, con cámaras de fotos chicas, con teléfonos, y de a poco empecé a trabajar con un equipo más sofisticado, sobre todo de sonido, porque el sonido era muy malo. La imagen también la mejoré, pero igual quedaron imágenes más antiguas que me encantan, porque eso fue lo que le dio una textura de collage al documental, que fue siempre nuestra intención con la montajista. Después de seis años de acumular material, por fin pudimos dar el paso adelante, porque obtuvimos el fondo audiovisual, y empezamos la post-producción. En ese proceso, en el séptimo año de la película, fue cuando empezamos a darle realmente forma y construir una especie de collage, una especie de artesanía fina, porque había mucha textura, mucho material que cruzaba y el personaje también es tremendamente complejo, muchas capas.
¿Quién hizo la edición?
Yo quería que alguien de Chile hiciera la edición conmigo. Porque para mí era súper importante entender esos códigos, que son muy particulares de nuestra propia idiosincrasia, por ejemplo, el humor, que es un elemento fundamental en la supervivencia de Iván Monalisa. Ese tipo de cosas eran conocimientos más agudos. Para mí era muy importante que fuera alguien que lo tuviera muy claro de manera natural, que compartiéramos esas raíces. Lo hizo Melissa Miranda, que es una tremenda documentalista, muy inteligente, muy aguda. Ella también editó El Pacto de Adriana, que es un documental que es excelente, de Lisette Orozco. Entonces yo había visto su propio trabajo personal Médula, y mi productora me la propuso, me dijeron que podía ser una candidata, y yo dije que era seguro, porque es brillante. Efectivamente fue un acierto trabajar con ella.
Se nota que el montaje es muy importante en esta película ¿Cuál fue el mayor desafío en todo el proceso de la película para ti?
Yo creo que, a nivel personal, el mayor desafío era hacer un retrato fidedigno de mi amigo/amiga Iván Monalisa Ojeda. Para mí era súper importante que él se sintiera bien retratado, que fuera fiel, que se sintiera que era un retrato, no desde el morbo, ya que era muy fácil caer en el morbo, porque había muchos elementos que eran atractivos para seguir por ese camino, pero para mí eso hubiera sido un error garrafal, hubiera sido horrible. Para mí era súper importante que se percibiera que las audiencias, que el espectador pudieran percibirlo de la misma manera que yo lo hacía, que es con respeto y admiración a sus decisiones. También entendiéndolo como un ser humano, con sus claros y sus oscuros. Yo siempre le dije a Iván que no estábamos haciendo una propaganda, ni una retrospectiva del artista Iván Ojeda, es lejos de eso. Yo quería que representáramos el lado súper humano de él, a mí me encanta el ser humano, encuentro que es fascinante. A veces se nos olvida, perseguimos una idea tan perfecta de lo que tiene que ser el ser humano, y en realidad está lleno de lados oscuros también, y de destrucción. Esos son los lados que nos hacen evolucionar. Yo creo que a veces nos olvidamos de eso. Es lindo rescatar y abrazar la imperfección del ser humano, lo que no te quita que puedas ser una persona admirable o inspiradora para otros. Porque puedes llegar a ser una persona muy consecuente con lo que tú eres. Al final yo creo que eso es lo más bonito.
¿Hubo algo que él te pidiera que no incluyeras? o ¿dejó que lo grabaras totalmente sin restricciones?
La verdad es que tuve mucha suerte, porque el Iván fue súper generoso conmigo. Desde un primer momento entendió, cuando ya empezamos a grabar e incluso cuando ya entendió que la cosa se estaba convirtiendo en algo más grande, real, una película, él mismo se autoimpuso la cláusula de que no quería ver nada. Porque él sabía que, si veía un poquito, inevitablemente iba a querer entrar, porque es su imagen, es lógico. Es tremenda la exposición y tiene que haber confiado mucho en mí, como para hacer eso. Él no vio la película hasta el estreno. Estaba como loro en el alambre sentado en una silla. Estaba muy nervioso porque es su imagen y tiene su dignidad. Le daba mucha vergüenza toda la parte de la droga, tiene mucho pudor en esa parte cuando dice: “voy a tener que llamar a mi casa para pedir dinero, tengo cincuenta y tantos años, y todavía…”. Es una cuestión de dignidad. A pesar de todo eso, que es cierto que esos momentos son más vulnerables para él, yo creo que es tan bonita la otra parte, y es tan admirable todo su otro lado. Estoy súper contenta y creo que él se da cuenta al final, por las respuestas del público en general, que es de mucha admiración y de mucho respeto, hasta ahora.
¿Hay algo que hayas descubierto de él, en el camino, que no te esperabas?
Iván es una persona que tiene muchas corazas también, y es lógico, es una persona que se ha atrevido a ser muy abierto con su homosexualidad aquí en Chile. Tenía mucha pluma, es decir, no era un gallo que pasara desapercibido, se notaba. Él es de provincia, de Llanquihue, entonces hubo mucho bullying, gente que se reía, y él fue desarrollando una coraza, una capa de protección. Súper lógico que lo haya hecho, y me alegra que lo haya hecho, porque era la única manera de que se hiciera soportable todo es trato. Yo creo que, para mí, era difícil encontrar esos lugares sin esa coraza, sin esa armadura. Dentro de todos los procesos de la película, nos llevó a conocernos desde otro lugar también, porque cuando lo conocí era muy joven, entonces tenía a Iván en un altar, era como un ídolo, una persona muy admirable en el sentido artístico, etc. Entonces esta vez nos encontramos. Por supuesto, yo ya había tenido toda mi experiencia, era más grande, estábamos más nivelados en experiencias, en madurez. Ahora pude ver esos lados más sensibles, más vulnerables. Iván es una persona extremadamente tierna, y parece que no, porque como es una roca. Cuando la editora quedó embarazada, en el proceso de la edición, Iván estaba chocho con esa guagua, yo no sabía que le gustaban. Después, cuando nació Gaspar, andaba con la foto de Gaspar y decía que era su sobrino, se lo mostraba a todo el mundo y decía que lo había elegido para ser su sobrino. No le conocía esa parte, esa ternura por los niños. La Melissa siempre lo vio, y siempre dijo que Iván era una persona muy tierna, yo me reía, pero sí, es muy tierno, en el fondo de su corazón.
Me llamó mucho la atención cómo retratas Nueva York, porque generalmente la ciudad es más retratada de forma más glamorosa y sofisticada, pero acá se muestra una parte más compleja, más pobre. ¿Fue importante para ti mostrar la ciudad desde este otro punto de vista?
Sí, por supuesto. Era algo que se dio natural, porque esos son los barrios de Iván, a pesar de que él igual tiene este poder como de la ubicuidad, que al mismo tiempo está con muchos intelectuales, como súper high, y también al otro está con las trabajadoras sexuales y con los clientes. Él puede cruzar esas dimensiones, es una persona que no tiene ningún problema y cae parado siempre en todos los lugares. Está muy cómodo en todos los lugares. Pero sus barrios, los que él adora, donde él realmente se siente cómodo y feliz, y pertenece, es Washington Heights. Es el barrio que está casi al final, casi llegar a la calle 200 en Nueva York, que es casi en el límite con el Bronx, pero sigue siendo Manhattan. Esos son los barrios latinos, hay muchos boricuas, dominicanos, hay mucha vida callejera. Iván es muy neoyorquino, en el sentido de que el neoyorquino entendido también como una ciudad de inmigrantes y de esa mezcla. Iván entendió muy bien esa mezcla, la absorbió muy bien. Puede detectar aún su chilenidad como base, pero está muy cruzado por diferentes culturas, se nota en el lenguaje, y eso es algo que se plasma muy bien, por ejemplo, en su literatura. También le da un sello personal a su mundo, y eso para mí era importante en el documental, mostrar ese Nueva York. Cuando Pablo Illanes presentó el libro de la Monalisa, La misma nota, forever, dice: “Este es el otro Sex and the city”, es visto desde el lado latino, desde lo migrante. Es muy bonito, porque imagina el Sex and the city que conocemos, que es con esas mujeres blancas, cuicas, y este es como la otra parte del sexo en Nueva York. Más que el underground, realmente son esas capas que no son tan mainstream, o que no se ve tanto, como el glamour de la ciudad, pero yo encuentro que tiene bastante también, en otros sentidos, en otros aspectos. También puede ser muy glamouroso.
Iván es escritor y también en la película se aborda el tema de su libro, y después sacó otro libro. ¿Cómo incorporaste su talento como escritor en la historia?
Desde que conozco a Iván, en la universidad, él escribía. Siempre ha escrito, siempre ha sido un escritor. Cuando yo llegué acá y me lo encontré, yo no sabía que él continuaba escribiendo, esto fue algo mucho más adentrado en el proceso de las grabaciones. En un momento me dijo que no me había mostrado las historias de la Monalisa, le pregunté qué historias y me dijo las historias que tenía la Monalisa con sus clientes, con las drogas. Yo le dije que me mostrara, que dónde estaba eso, y ahí me pasó un cuaderno, con estas hojas que uno se preguntaba dónde habrá estado escribiendo esto, se notaba que escribía por cualquier lugar. Ese cuaderno tiene que haber pasado por miles de carretes yo creo. Fue como entrar en ese mundo, porque todo ese tiempo en que no lo vi, en que no supe nada de él, esto era lo que estaba pasando. Efectivamente muchas historias con clientes, con las amigas, se siente una hermandad, mucho peligro, pero al mismo tiempo, mucha ternura, solidaridad. Precioso, precioso. Entonces obviamente para mí fue clave, primero que nada, porque yo me impresioné tanto con estos escritos, que yo dije: “Me encantaría que esto pudiera valorarlo alguien que sepa más que yo de literatura”. Yo quedé realmente impactada, pero yo tampoco soy una persona más erudita. Entonces mi amigo Alejandro “Chato” Moreno, que además es un gran dramaturgo, escribió y fue director de La amante fascista. Confío mucho en “Chato”, que ahora también se encuentra haciendo cine. Le mostré estos cuentos, y él quedó muy impresionado. Yo dije que era una buena señal, si a él ya le parecían bien, y de hecho se entusiasmó tanto que me dijo: “Lo vamos a presentar a mis editores”. Él había publicado hace poco La amante fascista con la editorial Sangría, con Carlos Labbé y la Mónica Ríos. Es una editorial muy pequeña, muy independiente, pero que cumplió una función fundamental, porque realmente ellos tuvieron el ojo, y la fe, de poder darle esta oportunidad y este espacio a un artista totalmente desconocido, que no tenía nada en su espalda a su edad. Además, valorarlo desde ese lugar que era no formal, no de la academia, sino que más del conocimiento empírico como siempre habla él, fue fundamental. En ese sentido, el lanzamiento de ese libro, se convierte en la especie de clímax de esta historia, porque en el fondo es una especie de reafirmación también. Que eso haya ocurrido nos lleva a Iván Monalisa a reafirmarse, primero como artista, como escritor/escritora, y también como escritora transgénero, porque firma por primera vez Iván Monalisa Ojeda, ya era una identidad compuesta de su lado femenino y su lado masculino. De alguna manera hace un landmark allí, que es muy importante, para su vida y para su carrera, para mí también, por él y también porque se completa el clímax de la película. Esa fue la clave que nos da muchas otras texturas en su dimensión literaria, que también la utilizamos como un dispositivo dentro de la película.
La película ha recorrido varios festivales y se estrena ahora en Chile por Ondamedia ¿Cómo ha sido para ti este recorrido en modo pandemia, donde no has podido estrenar presencialmente?
En Ondamedia está absolutamente disponible y gratis para todo el mundo que la quiera ver. Efectivamente la película había tenido una ruta súper buena y larga, que no nos esperábamos. La verdad es que la pandemia vino como a estirar el chicle. Fue increíble, yo nunca había hecho una película, y de repente esto se convirtió en una cosa titánica, y donde entró mucha gente a participar. El talento de mucha gente quedó impreso en el trabajo, lo cual le añade siempre mucho más valor y riqueza. No es solamente mi idea inicial, sino que también es el talento de las personas que hicieron las gráficas, de la editora, de toda la producción. Incluso de la intervención que se ve al final de los calendarios, que son como de Monalisas pintadas. Todo lleno de casualidades porque había leído la Monalisa y la estaba pintando, yo me pongo en contacto con ella y le digo que hagamos los calendarios para una acción. Fue tan bonito como todo se fue dando de esa forma, para construir el resultado final. Ese resultado final pudiera alcanzar tanta audiencia, pudiera viajar tanto, es algo que realmente no nos esperábamos así. Al principio quedó en festivales importantes. Estuvimos en Valdivia que para mí fue un honor, y luego estrenamos aquí en Nueva York, en un festival muy grande, muy importante, el DOC NYC. El cual ha sido el único escenario donde la Mona ha podido subirse conmigo, porque no puede salir de EEUU todavía. Eso también fue súper importante a nivel de experiencia. Luego, en el festival de Holanda, uno de los más importantes de documentales. De ahí ya se soltó la bolita y empezó a entrar a festivales más de nicho, por ejemplo, LGTBQ o sobre los DDHH, de migración. Como la película tiene hartas aristas, afortunadamente también encajaba en muchos festivales de nicho, que eran de ciertos temas particulares. La película encajaba porque habla de muchos temas. Eso fue fundamental para el recorrido de la película, porque hemos tenido muchas oportunidades y hemos llegado a muchas audiencias. Imagínate la felicidad de saber que ganamos mejor película en Croacia. A la gente de Croacia le gustó esta película, se conectó con esta historia. Para mí es everything, es todo.
Cuéntame sobre el futuro de la película, ¿se va a estrenar en salas?
En este momento estamos estrenando en Ondamedia. Al principio íbamos a tener el estreno presencial en Chile, pero por la situación de la pandemia era imposible. Entonces no queríamos retener la película más tiempo, había que soltarla. Creo que era importante ese proceso para terminar el viaje de Monalisa, que ya era demasiado viaje. Para mí se completa la película en la devolución de la audiencia, y ahora mismo estamos cerrando ese ciclo, porque estamos recibiendo esa devolución. Se está completando el proceso. La distribución la lleva Storyboard Media, que son muy profesionales y confío plenamente en su criterio. Lo que pueda pasar más adelante, es probable que esté más en ciclos, y espero que sí, veremos cuál es el panorama futuro en Chile. Esperamos también que todo vuelva a recuperarse, en los términos de dinámicas culturales, que pueda haber funciones presenciales en cines, y si eso es así, yo espero y creo que va a poder estar dentro de otras instancias presenciales en Chile. Ahí estaremos, que ganas de ir.
¿Algún otro proyecto tuyo en el cine o alguna actividad artística?
Yo creo que casi siempre cuando trabajamos en esto, estamos en varios frentes, y al mismo tiempo estamos desarrollando varios proyectos. Algunos se quedan en el camino, otros se quedan reposando y pasan más adelante. Ahora mismo, estoy muy entusiasmada, porque durante el tiempo de pandemia, del encierro, aproveché de trabajar con lo que tenía a mano. Entonces empecé a revisar mucho el material descartado de El viaje de Monalisa, y entre ese material estaba todo lo que había grabado Mauricio Máxima, el personaje amigo/amiga de Iván Monalisa, que es argentino y que grababa todo. Es un tesoro. Lo que él tiene grabado es otro viaje, desde Argentina, desde Buenos Aires hasta Miami, que es donde empieza el trabajo sexual, pero también él enfoca mucho más su registro en cómo es el trabajo sexual. Me interesa mucho ese tema, encuentro que hay una perspectiva muy diferente, y una mirada muy distinta desde los ojos de Máxima. En cómo construye su identidad a través de la tecnología que le permite el trabajo sexual, y también hay un agotamiento a estas alturas. Yo le volví a pasar una cámara, porque también quería grabar ahora ya, más en el presente. El registro que ha estado saliendo allí, es el trabajo sexual en pandemia, lo cual es algo muy interesante. Es un tremendo documento también, y un acceso impresionante para ver también la dificultad, la precariedad también, de muchas personas indocumentadas que viven en la ciudad de Nueva York, ejerciendo el trabajo sexual. Sin ninguna ayuda, sin ninguna garantía de nada, en el momento que pasó la pandemia, todo el mundo se quedó inmovilizado, pero por lo menos recibieron ayuda de la ciudad. Las personas que están indocumentadas ni siquiera eso pueden recibir. Además, cómo ejercer el trabajo sexual en una pandemia, imagina qué protocolos, es heavy, qué remedio, hay que seguir. Por otra parte, es algo que increíblemente yo pensé: “La gente se va a quitar estos servicios”. Al principio fue así pero luego nada, todavía existía. Es súper interesante sacar muchas conclusiones con respecto a eso. También creo que es importante recalcar lo injusto que es para personas, que han decidido ser consecuentes con sus identidades, y que han migrado para poder ser libres, que al final se hayan quedado siempre relegados como al margen social. Eso es algo que me gustaría visibilizar, me siento muy cercana con la comunidad trans de Nueva York, particularmente con los que son mis amigos, los cuales, afortunadamente, me dan todo ese acceso maravilloso, que yo no tendría si no fuera por ellos.
Cuéntame sobre el libro de la Monalisa.
Mucha gente se queda con ganas de leer a Iván Monalisa, y me gustaría recalcar que el libro está en Chile. Es una publicación de Alfaguara, se lanzó acá (en NY) con otra editorial, con Astra, que eso fue gracias a Pedro Almodóvar, que descubrió a la Monalisa, le hizo un review (reseña) espectacular, y de ahí vinieron las ofertas maravillosas de acá en EEUU para traducir su libro al inglés. Su libro primeramente salió gracias a la gestión de Alfaguara, Las biuty queens, y está en Chile, totalmente disponible. Así que, si quieren acercarse a sus escritos, que son fantásticos, lo pueden hacer a través de Alfaguara.
¿Cómo llegó Almodóvar al libro? ¿Fue a través de la película?
Yo no sé si habrá visto la película, ojalá. Espero que sí, porque como buen español debe tener Filmin, y para los que les gusta el cine, Filmin es una súper buena plataforma. El viaje de la Monalisa está en Filmin. Si a él le gustaron los escritos de Monalisa, puede ser que por ahí haya llegado. Almodóvar escribe para un periódico digital español que se llama El Diario, que es muy popular, muy conocido. Hace recomendaciones, destaca algunos artistas. Él empieza esa crónica diciendo que la pandemia lo tenía muy quemado, que estaba sin ganas de nada, muy desmotivado y sin ganas de escribir, ni crear algo. Pero que había sido un momento y un espacio para él leer las obras de otros, o ver otras películas, que lo único que lo había salvado, de esa bulia de la pandemia, había sido el libro de Iván Monalisa Ojeda, porque lo había fascinado. Incluso con imágenes que le recordaban con su obra de Patty Diphusa y otros textos, con la diferencia que los personajes suyos eran ficticios, los de Iván eran pura realidad. Imagínate el piropo que le tiró, y escribió más. Eso se replicó en la revista Vogue, en la Rolling Stone, salió en inglés, en francés, en italiano, con esa recomendación. Fue como rocker, como un cohete, a la semana siguiente, había una propuesta sobre la mesa desde la editorial Astra, con la editorial Alfaguara para comprar los derechos y traducirla al inglés.
Título: El viaje de Monalisa
Duración: 93 min
Año de producción: 2019
Temática: Identidad de género, inmigración, comunidad latina.
Lugares de rodaje: Nueva York, Santiago de Chile
Dirección: Nicole Costa
Producción: Daniela Camino
Producción ejecutiva: Gregory Costa
Guión: Nicole Costa, Melisa Miranda, Daniela Camino
Música original: Kato Hideki
Productoras: Mimbre Films, Nicole Costa Films
Distribuidora: Storyboard Media