Por Gabriela Bravo desde Paris
Estamos en el año 2021 d.c., todo el mundo cultural del pueblo galo se ha paralizado por la pandemia. ¿Todo? ¡No! ya que un pequeño grupo de artistas resiste de manera irreductible la invasión de este virus.
La historia de Gabriela Aránguiz resuena como el comienzo de todas las historietas de Asterix, ya que mientras los teatros permanecen cerrados en Francia, esta directora chilena consiguió montar una obra de teatro en plena pandemia y, más increíble aún, ha logrado exhibirla en público.
De l’autre bout du monde es su compañía, que vio la luz hace solamente un año y que estrena –en las condiciones que la pandemia lo permite- la obra Pour le moment, inspirada del libro Alice pour le moment.
Originaria de Lota y egresada de la Universidad de Playa Ancha de Valparaíso, Gabriela Aránguiz reside en Francia hace 10 años, donde prosiguió sus estudios en la Universidad de La Sorbonne y en paralelo se especializó en el teatro de marionetas.
¿De qué se trata la obra Pour le moment ?
Alice pour le moment es una obra que escribió Sylvain Levey, un autor contemporáneo francés, que tuve la suerte de conocer gracias a un proyecto de intervención en las escuelas donde trabajan autores contemporáneos.
Así descubrí esta obra. Cuando la leí por primera vez me dije: «Quiero montarla», fue algo inmediato. Alicia es el personaje por donde pasa toda la narración, es la historia de Alicia y su familia, que llega a Francia y tiene que estar cambiándose constantemente de ciudad porque el papá no tiene trabajo. Son extranjeros y nunca pueden echar raíces porque nunca pueden instalarse realmente. Es como un exilio dentro del exilio.
Habla de lo que es acostumbrarse a otro país, las dificultades que puedes tener, las cosas lindas que pueden pasar dentro de eso, el primer amor, la complicidad con la familia, que es una cosa muy fuerte, porque son las únicas personas que tienes en ese país. Narra toda esa historia a partir de los recuerdos que tiene Alicia.
Yo hice una adaptación de esta obra, le pedí permiso al autor. Tuve ganas de trabajar con 3 actrices que vienen de América Latina, las tres con diferentes nacionalidades y cruzar nuestras propias historias de exilio, que son historias de exilio voluntario porque quisimos venir voluntariamente a Francia.
Solo al final comprendemos que Alicia viene de Chile, pero la obra habla del exilio de todos, porque Francia es un país de muchos orígenes distintos, por eso toca a mucha gente. El exilio es un tema importante al abordarlo desde el punto de vista de una adolescente.
¿Cómo pudieron montar una obra en este momento en que el mundo del arte está completamente paralizado?
Monté mi compañía hace muy poco, el año pasado, y hasta ahora trabajaba con otras compañías. Este es mi segundo proyecto como directora, tengo el apoyo de un lugar que se llama La Ferme Godier que está en la comuna de Villepinte (región parisina) y han seguido mi trabajo desde hace tiempo. Gracias a ellos llegamos a otro círculo, que se llama Réseau Acte If que reagrupa las salas de la región parisina que son a mitad subvencionadas por el estado. La Ferme Godier me dio un gran empujón mostrándole mi trabajo a ellos. Al final este grupo también nos apoyó y pudimos hacer residencias durante la pandemia en lugares distintos como en Anis Gras, el Théâtre aux mains nues, la Ferme Godier y ahora último al teatro Les Halles de Roublot.
En Francia -a diferencia de Chile- los lugares tienen las subvenciones, no hay un Fondart de una vez al año, sino que cada lugar tiene subvenciones para poder trabajar con los artistas y elegir a quien quieren acompañar. Nosotros fuimos elegidos para ser acompañados en este tiempo. Tuvimos la suerte que esta gente creyó en nosotros y que nuestro proyecto les gustó.
¿Cómo surge la idea de crear tu propia compañía De l’autre bout du monde en Francia?
En 2019 creé un primer proyecto pero pasé por una compañía y ese fue el primer impulso que tuve, me dije voy a hacer mi proyecto, ahí me apoyaron varios teatros.
Fueron los de la Ferme Godier que me dijeron que tenía que crear mi compañía, que era algo importante tener su propia identidad, fueron como mis padrinos. Gracias a ellos tuve la fuerza de decir me lanzo. Me gusta la posición de ser motor de un proyecto, es mucho trabajo, es agotador y estresante pero igual me gusta.
En la pieza Pour le moment está la actuación de las tres protagonistas, pero también tiene juego de sombras, proyecciones, fotos, escenografías en miniatura. ¿De dónde sacaste la inspiración para hacer este montaje ?
A las dos actrices las conocí en otra compañía que se llama Latinomania y que hacemos talleres de teatro en español en los liceos. Cuando empecé a pensar en esta obra me dije que quería hacerlo con estas dos chicas que también son de América Latina y que las tres tenemos en común que venimos de países que sufrieron dictaduras y que cuando yo nací mi país todavía estaba en dictadura, y lo mismo pasó con Argentina y Uruguay. Somos una generación que creció en esos años de dictadura sin darse cuenta.
Una de las actrices, Leticia, ya trabajaba la marioneta. Yo tengo una especialización de marionetas en Francia, mi Magíster lo dediqué al trabajo de la marioneta para el actor y escribí una tesis sobre eso. Tenía en la cabeza mucha información sobre el teatro-objeto, marionetas y tenía ganas de ponerlo a prueba.
Tenía muchas imágenes en la cabeza que le fui proponiendo a las chicas, por ejemplo el tema de las valijas que se transforman en un pueblito y que todo se transforma en una casa. Quería que las valijas se transformaran, porque son un objeto de exilio pero también una maleta es una casa, cuando uno llega de otro país en tu maleta está tu casa. También me inspiré de otros artistas visuales que trabajan con miniaturas. Tuvimos una residencia de construcción y junto con Leticia las construimos. A Noemí -que trabaja las sombras- la conocí en un curso de yoga, ella es francesa pero estudió en Bélgica y es muy lindo su trabajo, me encanta su universo. También está Lucas que trabaja la foto y los videos.
Esta obra la podrán presentar en los colegios…
Hasta ahora lo único que está abierto en Francia son los colegios. Los teatros no están abiertos todavía, no entendemos por qué. Hay aviones y trenes que funcionan completos y por qué una obra que dura una hora no va a poder tener un lugar, sabiendo que existen restricciones sanitarias.
A pesar que tenemos el apoyo de teatros no la podemos mostrar todavía. Así que es una buena oportunidad para llevar el teatro a lugares que no son teatrales. Los liceos nos abren las puertas para poder mostrarla. También es una buena cosa para confrontarse al público, para ver cómo funciona en otro lugar que no es una sala de teatro, que vamos a tener que adaptar y ver cómo funciona.
Pero su escenografía es la imagen de su relato, un poco nómade ¿no?
Lo pensamos de esa manera porque una de las ideas era pasarlo en los liceos, a mí me gusta harto trabajar con los adolescentes en talleres y me parece una buena oportunidad para hacer estas dos cosas. En mayo tenemos una fecha en Vichy, en el centro de Francia, y antes yo voy a dar una masterclass a los alumnos para hablar del tema del exilio, del teatro del objeto y luego hacemos una presentación con las chicas.
¿Cómo ha sido la acogida del público?
Lo presentamos por etapas porque aquí en Francia las residencias se hacen por etapas de trabajo, entonces hemos mostrado una primera etapa de búsquedas teatrales, abierto a público profesional y amigos, luego otras etapas y así fuimos ganando colaboradores. Siempre funcionó bien y nos hizo avanzar. La primera vez que lo mostramos realmente fue en diciembre, luego de una residencia en donde agregamos una escena de la adolescencia.
Este año ha sido complicado para todo el mundo y para mi aún más, en ese periodo yo trabajé con una amiga muy querida que se llama María Jesús Sevari, que es bailarina y que lamentablemente falleció en diciembre y nos dejó en herencia una coreografía, que fue su última. Para mí es muy simbólico, muy fuerte que se siga haciendo y que los jóvenes la sigan viendo, porque habla de la adolescencia.
Entonces fue en diciembre la primera vez que lo confrontamos a un público después de esa residencia. Los alumnos lo recibieron muy bien, teníamos como 90 personas en la sala y fue muy emocionante hacerlo por primera vez, ya que en diciembre estábamos en plena pandemia, con un contexto complicado y tuvimos la suerte de mostrar nuestro trabajo cuando todos los teatros estaban cerrados y los jóvenes también se sentían muy afortunados de poder ver un espectáculo. Estamos en un momento en donde es más frágil la creación y entonces nos decimos: qué suerte poder hacer nuestro trabajo.
Pour le moment es una obra bilingüe en español y francés donde se mezclan los dos idiomas al igual que en la vida de Alicia. Por un lado, me gustaría saber ¿cómo llegaron a este concepto? y, por otro, ¿Cómo lo recibe el público?
El texto está hecho en francés pero yo tenía ganas de mezclar estas dos lenguas por la idea de que es una chica que viene exiliada. Una familia exiliada en su casa no habla francés, se habla la lengua natal, quería rescatar esa parte, aunque los padres hablan a veces en francés.
Me vino la idea de una traducción en directo, que la hija tradujera en directo una de las escenas porque qué pasa cuando una familia llega y los padres no hablan el idioma, muy seguido son los hijos quienes traducen todo ya que ellos hablan perfectamente y tienen que estar siempre traduciendo al padre o a la madre, si hay que hacer un documento o escribir un correo son los hijos quienes lo hacen, porque finalmente los hijos que están más conectados con el país de acogida que los padres. Por eso me vino la idea de la traducción en directo y que funciona muy bien y es muy gracioso. Esta escena fue un acierto.
Hay algunas escenas en donde nosotras hablamos en español pero que son cosas que nos hablamos entre nosotras las actrices y todas esas partes del trabajo no son importantes que el espectador las entienda, solo es importante que sientan que hablamos otra lengua porque también hay otras cosas que están pasando físicamente en la acción, que la gente está mirando, se dan cuenta que algo pasa sin necesariamente entender lo que se dice en los diálogos.
Para los franceses entienden que hay una lengua que resuena, que logran escuchar como una música. Es para crear el ambiente.
Pero esta obra también puede encontrar un eco en otras comunidades de Francia, no solamente un público hispano hablante. ¿Crees que pueda llegar a otros públicos?
Si, por eso elegí que no se diga de dónde viene Alicia hasta el final. La narración del exilio es una narración que puede ser de cualquier lugar, los eventos que le acontecen a la familia poco importa de dónde vengan, ya sean de Chile, Argelia, Siria o Estados Unidos. Les va a pasar lo mismo, el tiempo de adaptación, de encontrar un trabajo fijo y aunque vengan de un país desarrollado instalarse en otro país nunca es fácil. Entonces es dejar el tiempo de la identificación porque todos conocemos a alguien que viene de otro lugar, así que dejamos abierta la posibilidad de poder identificarse.
¿Cuáles son tus proyectos futuros?
Me encantaría que esta obra pudiera presentarse no solo en liceos, que los teatros abran de una vez por todas y poder actuarla en una sala, tener la posibilidad de mostrarla muchas veces. Me encantaría que la pudiéramos llevarla a Chile, es una de mis grandes deudas con Chile, ya que he ido a hacer workshop, pero nunca he llevado mi trabajo. Creo que esta obra podría funcionar en Chile ya que se puede traducir fácilmente, ya hay una versión en español.
Paralelo a eso estoy trabajando con otra compañía en una obra sobre el tema del aborto y donde estamos recién en la etapa de creación.
Título: Pour le moment
Compañía: Compagnie De l’Autre Bout du Mondeç
Dirección : Gabriela Aránguiz
Asistencia de dirección: Paule Schwoerer
Con la actuación de : Leticia Casanova, Johana Rua y Gabriela Aránguiz
Creación de sombras: Noemie Vasak
Fotografía y video: Lucas Cruz
Coreografía: Maria Jesús Sevari