Por Galia Bogolasky
Entrevistamos a la directora de la obra Niebla de la premiada dramaturga Isidora Stevenson escrita especialmente para el formato online, con las actuaciones de Gloria Münchmeyer y Gaby Hernández, que narra la emotiva conversación de dos mujeres mayores a través de una videollamada.
Nena y Carmen se conocen de toda la vida. Es esa historia común la que las tiene enlazadas a pesar de la distancia y el encierro. La obra nos muestra el día que hablarán, por primera vez, a través de una videollamada. La virtualidad dará paso a una conversación que nunca tuvieron de frente. Niebla es un reencuentro y una despedida. Una obra que habla de la amistad en la vejez, el paso del tiempo y el olvido, un encuentro lleno de humor, ternura y tecnología.
¿Cómo surgió la idea de hacer y dirigir la obra Niebla en el Teatro Finis Terrae?
La idea partió del Teatro Finis Terrae, ellos se acercaron a Isidora Stevenson para que escribiera una obra en formato Zoom, necesitaban en su programación tener contenidos digitales. Ahí Isidora me contactó para que juntas hiciéramos esta obra, escrita principalmente por ella, pero que juntas fuimos elaborando. Al comienzo quisimos hablar sobre la vejez y cómo les estaba afectando a ellos la pandemia. En algún minuto se dió por sentado que todo el mundo tenía Zoom y sabia usarlo y que de aquí en adelante así nos íbamos a relacionar, tanto en lo profesional como en lo social. Hubo un montón de personas que quedaron al margen. Pensamos que uno de esos grupos es el de la vejez, que además tienen un montón de otros problemas ¿Qué pasa cuando dejas de verte cuerpo a cuerpo con los demás, cómo funciona la soledad a esa edad? Ahí empezamos a hacer el texto y una vez que este estuvo listo, empezamos a pensar en quienes podían ser las actrices. Y nos fue super bien, Gloria (Munchmeyer) y Gaby (Hernández) estuvieron de acuerdo enseguida. Si bien al principio nos costó un poco el hecho de ensayar a través de Zoom, porque es complicado, al final resulto bastante simple.
¿Cómo fue para ti, como directora, dirigir a través de Zoom?
Es complejo, los ensayos se resumen muchísimo. Antes uno generalmente tiene en el cuerpo tres horas de ensayo mínimo, cuando te juntas, porque hay pausas para café, hablar de lo que se hizo en el ensayo etc. Ahora no, es eficiencia pura, empieza el Zoom y partimos a ensayar. Para las actrices es más complicado porque están acostumbradas a apoyarse en acciones físicas, en movimientos dentro del escenario y ahora no tenían nada de eso. Pero las dos eran ultra secas para la televisión y muy naturales, no sobreactuaban nada, entendieron el tono en seguida. Más que nada fue el trabajo de aprenderse un texto en tan poco tiempo. Y bueno, también, las diferencias de estilos, de cómo cada una se apropia del texto. El trabajo de los actores es colectivo y para dialogar es importante estar atento a las reacciones, a los impulsos del otro. En este caso, a veces funcionaba y a veces no. Porque zoom tiene distintos tiempos y eso puede hacerlo más difícil. Por otro lado, el año pasado yo trabaje través de Zoom en otro proyecto, con Freddy Araya (La Ira de Narciso de Sergio Blanco), entonces, ya había empezado a trabajar la dirección a través de Zoom, es decir, enfocarme mucho en el texto, la dirección de actores, más que en otros aspectos como la iluminación, el arte, la música. A pesar de que Niebla tiene todo eso, más pequeño, pero lo tiene. Es distinto, es complejo, pero con estas tremendas actrices y toda su experiencia, creo que para ellas fue bastante más simple que para mí. En un principio tuve un poco de susto, pero pronto comprobé que eran actrices muy dóciles.
La obra tiene algo muy bonito que es la puesta en escena. A pesar de que es por Zoom, tiene esta parte audiovisual que hizo Roberto Doveris, estos planos con la ventana, las luces y las plantas. ¿Esto fue una propuesta tuya? ¿Cómo fue ese trabajo con Roberto?
Si, quería que tuviéramos ciertas imágenes de descanso, que no tuviéramos todo el rato este Zoom, que es tan agotador. Ahí partió la idea de tener una segunda cámara en que se registrara el mismo plano pero desde otro ángulo, y darle a todo esto una intimidad que tiene el texto, porque están en sus casas, lo único que podemos ver es algo del afuera, parece entonces algo poético dentro de lo duro que es la situación que están viviendo. Con las dificultades en la dirección de arte que implicaba que yo no podía meter a nadie a sus casas a poner un cuadro o correr cosas. Todo era yo pidiéndoles que corrieran un poco el cuadro o cerraran una puerta. Ellas tuvieron que hacer de actrices y también colaborar mucho en el arte. Al final llegó Roberto Doveris al momento de las grabaciones, donde fue cámara y mi apoyo técnico. Después hizo el montaje que fue una nueva etapa de la obra en la que yo no estaba tan familiarizada, porque hago obras de teatro donde el montaje es muy distinto a un montaje audiovisual. Yo estoy acostumbrada a a trabajar observando en vivo, pero aca observaba el material que ya estaba grabado y me decía a mis misma, yo quiero ser directora de teatro, ¿por qué estoy aquí tantas horas en la sala de edición? Y bueno claro, era parte del lenguaje y de los aprendizajes de este proyecto.
Hablando de la temática de la obra, sobre la vejez y la soledad, de la memoria. Principalmente se trata de dos mujeres que han estado toda su vida juntas, la dueña de casa y su nana, se crea esta relación super cercana entre ellas, que son amigas y que finalmente debido a la pandemia están separadas y una está en un hogar y la otra está fuera de Santiago y se crea este diálogo entre ellas, muy poético, profundo, que habla sobre estos temas que nos llegan tanto, sobre todo durante la pandemia. ¿Cómo fue abordar estas temáticas en esta obra?
La idea era que la obra tuviera esta relación compleja entre ellas. Sí, es una conversación entre amigas, pero también es la de una empleadora y una trabajadora. Es una relación de poder donde las dos se enfrentan por primera vez a un territorio distinto, es la primera vez que conversan sin ser jefa y empleada.
A través de la obra, y de a poco, nos vamos dando cuenta de cuáles son esas desigualdades, cuáles son esos rencores que empiezan a emerger del pasado, como cada una de ellas ve distinto las mismas vivencias y cómo contrastan esa realidad. Sin agresividad, estos temas se van tocando entre ellas, y con mucha valentía se dicen la verdad, con mucho amor, cariño y respeto. Son mujeres que compartieron la vida durante 60 años. Y claro, hay rivalidades, hay disputas, hay conversaciones que no se han tenido, pero también hay mucho cariño y experiencias significativas en sus vidas. Son temas que en la obra van apareciendo, de alguna manera, medio sutil, pero que a cada uno le van dejando pequeñas huellas con algunos temas mas que otros. A algunos les duele más la soledad en las que están estas mujeres, otros les llega más la diferencia de vejez que tiene cada una, a otros les lastima más el abandono en que están sometidas. Hay muchos temas que toca esta obra. Si bien no profundiza todos, podemos entender cómo se relacionan emocionalmente los personajes con estos temas.
¿Cuál fue el mayor desafío para ti de realizar esta obra, en todo el proceso?
Todo, siempre es tan difícil hacer teatro. Uno dice, hagamos una obra simple, una conversación por Zoom de dos viejas y ya está. Nunca es ni fácil ni sencillo. Al principio fue complicado, porque las actrices no se manejaban del todo con las aplicaciones, obvio, después yo no podía tener a nadie que hiciera vestuario o arte porque no queríamos ir a sus casas, o si era necesario hacerlo lo mínimo posible. No queríamos exponerlas por ningún motivo. Y no resulto ser tan simple porque yo necesitaba música y alguien que montara el material. Partió siendo un proyecto chico y empezó a crecer asi que nos ajustamos a lo que se podía.
Las actrices son grandes amigas y se conocen muchísimo, entonces, entre ellas había un gran fiato y confianza. Y pasaban las típicas cosas que suceden en los ensayos, risas, peleas y a veces yo tenia que ordenar la cosa. Entonces, les decía: “A ver chicas ordenémonos, partamos”. Siendo madre de dos adolescentes me sentía en la misma situación que con mis hijos, como a ver tranquilicémonos, saltémonos eso después lo abordamos después seguimos con ese punto cuando había algún tipo de inflexiones. Yo todo el rato trate de dirigir con mucha seguridad pero igual estamos ante estas dos grandes actrices, y no es que yo tenga unas 20 obras para atrás para que ellas digan “obvio hagamos una obra con ella”, no me conocían. Gloria en un minuto, muy tierna, me confesó, que cuando comenzó el proyecto, pensó que la Isi y yo éramos alumnas de la Finis Terrae, y yo le dije: “¿Gloria, creyendo esta información, igual dijiste que sí? ¿Creyendo que éramos alumnas?” y me dijo que sí, entonces, confirme que son ultra secas, arriesgadas, entregadas y humildes. En ese sentido, yo me sentía muy tranquila. Se conectan todos los días a ensayar, se sabían los textos, se aprendieron la obra entera en menos de un mes. Entonces, no fue difícil para mi ir desmenuzando, y desarrollando este proyecto.
¿Cuánto se involucró Isidora en el proceso de los ensayos?
No mucho, tuvimos un problema de timing porque cuando empecé a ensayar con las actrices, Isidora estaba en plena Muestra de Dramaturgia, que ella junto a Marco Antonio (De la Parra) dirigieron este año. Estaba a full, llena de conversatorios, de clases. Yo trabajo con Isi en otro lado, nos conocemos harto, hace muchos años y me daba cuenta de que entraba a una clase, salía de un conversatorio y además estaba por estrenar otra ora con Paula Bravo. Entonces le dije: “Isi olvídate, yo me hago cargo” y así fue. Entregó el texto, en el proceso no estuvo, excepto para ser mi paño de lágrimas de repente el viernes en la noche, como un apoyo. Como directora me apoyo mucho en los equipos técnicos, para mi es super importante saber la opinión de los músicos, actores, técnicos, diseñadores y ahora estaba sola, no tenía con quien hablar nunca. Yo creo que ese es el desafío más difícil en esta obra, saber reconocer en soledad si las decisiones son las correctas. Es un proceso muy solitario, pero hay que seguir adelante y confiar.
¿Cómo fue para las actrices enfrentar esta obra? Es una temática con la que se deben sentir identificadas, por estar en esta edad, en pandemia, que ha afectado tanto a los adultos mayores. ¿Cómo ellas, como personas, vivieron este proceso, desde tu punto de vista?
A ellas les gustó mucho el texto, estaban muy interesadas en representar y seguir haciendo teatro, que no se apagara esta llamita que la pandemia y las estructuras culturales hicieron que muriera un rato, a pesar de que hay muchos directores que han seguido creando, la oferta es incomparable. Ellas estaban muy deseosas de trabajar y experimentar en este nuevo formato. También era muy raro para ellas, Gaby había hecho otros proyectos por Zoom, entonces cuando hablé con ella sabia usar todo tipo de tecnología, Gloria no tanto. Con Gloria fue todo un poco más lento, más de aprender cómo funciona Zoom y quién podía ayudarla. La temática de la obra es compleja, pero me imagino que para las actrices siempre es interesante abordar temas complejos, políticos, que sean relevantes en el momento en el que se están haciendo. Me dio mucho placer ver alrededor de ellas un círculo muy afectuoso de vínculos que las ayudaban a estar en esta pandemia, de alguna manera mejor. Ambas con familias, hijos y nietos. La nieta de Gloria era su asistente audiovisual, le prendía Zoom y le decía: “Ya, Gloria tienes que conectarte y así” y por otro lado también Gaby tiene a su hija, que maneja sus redes sociales y para los ensayos le llevaba su computador que era mucho mejor. No están solas, entienden lo trágico y difícil que es la pandemia y cómo ha afectado a tantos, pero ellas están rodeadas de vínculos afectivos que las apoyan y ayudan un montón. Eso hace una gran diferencia en una vejez solitaria sin esos vínculos. Yo lo pude disfrutar en los días de la grabación porque fueron los únicos días en que fui a sus casas y me percaté de que Gaby tiene una mujer que la ayuda con la comida, el aseo, la hija esta yendo siempre y Gloria también, entre la Cata y la nieta que ven todo el tiempo. Además, vive con su hermana que sale al final en el último plano. Ese planito fue una prueba que hicimos a última hora, en la ultima toma y quedó hermosísima. No están solas, son mujeres muy fuertes y revolucionarias. Imagínate a los 80 años estar haciendo una obra por Zoom y participar de cada conversatorio. Son ultra vivaces y vigentes.
La obra ha tenido súper buenas críticas y buena repercusión, la gente la ha apreciado mucho, ¿Cómo has visto la llegada de la obra con la gente?
Es bien sorprendente, porque me doy cuenta de que a las actrices las quieren muchísimo, todos crecimos viéndolas. La respuesta del público ha sido muy cariñosa, quieren seguir viéndolas, las siguen encontrando sequísimas. Por otro lado, este tema a todos nos toca, porque todos tenemos cerca a algún ser que esta en esa etapa de su vida y a nosotros nos permite replantearnos la forma en que los vemos, no solamente a nuestros seres queridos, sino que como vemos a la vejez en general. En la obra yo les pedí a las chicas que no usaran maquillaje, porque para mi era importante mostrarlas así, con esa otra belleza. Completamente naturales, llenas de marcas hermosas en las manos, y en la cara porque la belleza para mi no significa juventud y eso es super importante y ha sido valorado en general.
¿Qué le dirías a la gente para invitar a ver la obra a las funciones que quedan?
Quedan cuatro funciones. Invito a la gente a verla en familia, a disfrutar esta comedia con algunos tintes dolorosos. A conversar con los nuestros sobre la vejez, a dejar de tenerle tanto miedo. Es interesante cómo el arte retrata esta etapa de la vida. Algunos retratan la vejez de manera muy dura, pero otros, dentro de esa dureza vemos belleza, entonces, es importante apreciar otras miradas. A veces uno cree que es una etapa de la vida terrorífica y no, no lo es.
COORDENADAS NIEBLA
Hasta 24 de abril
viernes y sábado, 20.30 h
Gral. $4.000, Grupal $6.000.-
Entradas por Ticketplus en https://ticketplus.cl/events/niebla
FICHA ARTÍSTICA
Título: Niebla
Dramaturgia: Isidora Stevenson
Dirección: Soledad Gaspar
Elenco: Gloria Münchmeyer y Gabriela Hernández
Audiovisual: Roberto Doveris/ Música: Damián Noguera
Una producción Teatro Finis Terrae
Plataforma: Teatro Finis Terrae