Entrevista a escritor de la novela “Succión”, Nicolás Poblete: “El duelo es un tema insondable”

Por Galia Bogolasky 

Entrevistamos al autor de esta inquietante novela, sobre el duelo de una madre por su hija, que se sitúa a distancia de la prosa elegíaca y doliente. Lo que Nicolás Poblete urde en este libro es la posibilidad de superar la pérdida mediante la producción y la venta, el consumo y la acumulación. Es la conversión (capitalista) del duelo lo que Sarai le va narrando a la difunta Ingrid, porque es precisamente su muerte lo que detona la estrambótica transformación de su discreta animita en un gigantesco a la vez que grotesco monumento (“mall”) de peluches y muñecas.

Nicolás Poblete Pardo es autor de las novelas Dos cuerpos, Réplicas, Nuestros desechos, No me ignores, En la isla, Cardumen, Si ellos vieran, Concepciones, Sinestesia, Dame pan y llámame perro y Subterfugio; de los volúmenes de relatos Frivolidades y Espectro familiar, y del poemario en inglés Swimming the witch. Nicolás obtuvo su PhD en Literatura Hispanoamericana en Washington University in St. Louis y, además de hacer clases de literatura, es traductor y colaborador estable del diario Cine y literatura, de la revista cultural La Panera y de la publicación valenciana Ucrònica.

Esto fue lo que nos contó.

¿Cómo surgió la idea de escribir esta novela?

Hace años atrás yo estaba dando clases en una universidad y en un curso de lenguas y literatura inglesa, una de las tareas que tenían que hacer los estudiantes era traer una referencia o monumento de su ciudad que los identificara y explicar por qué era importante y el simbolismo del lugar. Una alumna llegó con el memorial o animita de «La niña hermosa», el ángel de la carretera. Yo nunca había escuchado hablar de esto y ella llevó su Power Point y explicó qué era y por qué la gente y ella misma iba allá como peregrina, entonces empezó a mostrar imágenes de esto y a explicar la historia. Lo encontré bien impactante como metáfora de lo que ocurre ahí. Me empecé a interesar en ese tema y se transformó en una investigación y luego en una narración. Ese fue el germen inicial, fue curioso e inusitado cómo a veces surge una inspiración de una situación totalmente externa o periférica, como fue el trabajo en un curso de lenguas y literatura por parte de una alumna.

¿Cómo surgió la idea del tono de la novela y cómo está narrada? Está narrada por una mujer y en segunda persona, en una parte de la novela.

El trabajo final es eso, el tono, porque no es una novela previa mía, como por ejemplo Subterfugio, que está organizada como un thriller. Entonces tú tienes una serie de etapas, funciona más como una categoría y con una resolución y pistas que se dan, en la que la trama es muy importante y el desarrollo de los acontecimientos. Mientras que aquí lo que más se impone es la voz narrativa, que es muy peculiar y protagonizada por Sarai, una chica de 26 años, profesora de spinning en un gimnasio, entonces, es paradójico. Una amiga que leyó la novela me comentó que una profesora de gimnasio no se expresaría de esta forma y, justamente, esa es la idea, romper la expectativa de que tú vas a hablar de esta forma porque vienes de este lugar, o tú como representas cierto lugar social tienes que hablar de esta manera. Entonces, fue una manera de romper ese prejuicio, lo que juzgamos previamente. El tono fue algo que pensé un tiempo, cómo concretarlo, porque yo no quería hablar de este drama de manera dramática, valga la redundancia, de manera llorona o lacrimógena, sino quería encontrar un tono un poco más paródico o teatral, a pesar de que la novela parte con un epígrafe de María Luisa Bombal de su novela La amortajada, una novela de nuestra literatura chilena asociada al modernismo, con un tono medio romántico/nostálgico. El epígrafe dice: «Ningún gesto mío consiguió lo que mi muerte logra al fin». La idea la conservé, pero el tono es otro. Esta idea bien triste de que solamente una vez que yo me muero la realidad se pone en marcha, es como lo que vemos en nuestro país muchas veces en términos de legalizaciones, por ejemplo. Para que se concrete algo tiene que ocurrir una catástrofe, por ejemplo, para que se legalice en torno a un tema urgente. Esa fue la idea, pero el tono fue lo que más pensé en cómo consolidar. Para eso leí mucho teatro, en algún minuto pensé que la novela se podía transformar en una obra de teatro, por el tono que tiene que es más paródico. Ahí me sirvió mucho una obra que es un clásico en el teatro, que es Pigmalión de George Bernard Shaw. En esa obra, que la versión más conocida es My Fair Lady, que incluye canciones, donde surge el personaje de Eliza Doolittle, un personaje clásico en la obra, en manos del profesor Henry Higgins. La idea es que ambos, ella es una florista de clase baja, con acento inglés cockney, de clase baja. La idea es que ella pueda pasar por toda la educación que le dio, ella pueda conseguir un tono inglés perfecto, mejor que el de la reina. Entonces, es esta idea de que todo tu background, tu bagaje va a quedar opacado con la educación que te voy a brindar. Cuando conoces a una persona y la escuchas sin ponerle trabas permitiendo que se exprese, después tú verás si tienes que ver con ella o no, puede ser muy desagradable, pero en ese proceso de escucha y creación de personaje, escuchas atentamente cómo se expresa, de dónde surgen sus impresiones, cómo articula sus prejuicios. En ese momento permites esta liberación, que fue lo que yo permití aquí, que ella realmente se va con el estropajo hacia adelante, con su comentario, es una persona muy irreverente, con un tono muy ácido. El tono yo lo describo como una novela de voz, porque precisamente es la voz la que se impone con más vehemencia ahí.

¿Cómo fue para ti narrar desde un personaje femenino? ¿Lo habías realizado en otra de tus novelas?

Eso es un trabajo teatral, cuando te pones en la voz de un personaje que puede ser de otro género o de otro grupo etario u otra raza. Lo había hecho antes, en mi otra novela Dame pan y llámame perro con la protagonista, que está en un lugar más fantasmagórico, pero ella se expresa distinto, se expresa de manera muy romántica, es una chica joven enamorada, no tiene mucha objetividad. Habla muy ingenuamente de lo que siente, pero en Succión Sarai, la protagonista, es una mujer bien masculina, y todos los hombres de los que se rodea, son todos bastante femeninos y fluyen muy naturalmente entre ellos. No hay un discurso de género de ella como feminista que va a la protesta, sino que ella y su círculo viven así de manera fluida y sin cuestionárselo mucho. Hablar desde su lugar fue bastante desafiante y entretenido. Al final, cuando leía las versiones finales de la novela, me reí mucho con ella y su tono. Yo no conozco a nadie así tan cara de palo. Entonces, fue interesante ponerse en ese lugar y tratar de ver las cosas desde la perspectiva que ella las ve, con sus ojos. Es un trabajo de investigación, pero también de ventriloquía, fue bien desafiante.

En cuanto a la temática de la novela que habla sobre el duelo y la pérdida, que es un tema muy duro y que se ve reflejado en este mall donde se genera esta veneración hacia Ingrid ¿Cómo abordas este tema que además lo conjugas con este tono de sátira o humor?

En primer lugar, el duelo es un tema insondable, son esos temas que nunca se agotan, porque nadie sabe muy bien cómo apearse a la vida cuando estás con un duelo encima. Por supuesto que hay estudios de esto y la tabla de Kubler-Ross en la que hay etapas y pasas por una serie de etapas en el duelo, pero hay tantos duelos como personas. Nadie puede criticar cuánto lleva una persona en duelo, porque es una vivencia muy personal. Eso lo ves cuando ves grupos de duelo. Te puedes unir a un grupo de duelo por la muerte de alguien cercano. Mucha gente se une a estos grupos después de muchos años. Es algo que es muy difícil de procesar y en el caso, por ejemplo, de la muerte de un hijo que es como un movimiento telúrico o un terremoto en tu vida. Te cambia realmente el paradigma de tu vida si pierdes un hijo, es muy difícil superarlo, de hecho, la palabra superar no es una buena palabra para usar en esta situación. El duelo es tan enigmático como la persona que lo está viviendo. En el caso de la protagonista, no tiene ningún duelo, ella más bien está ayudando a una persona que está en un duelo, entonces, no tiene esa real empatía. Probablemente necesitas un duelo en tu cuerpo para entender por lo menos un poco lo que le pasa a otra persona en una situación semejante. Ella dice que tal cosa es una tragedia, pero se plantea qué vamos a hacer ahora, no puede quedarse pegada en eso y lo importante es salir adelante, a través del consumo, de la productividad. Por una parte, está la idea de que el duelo también es una presa del mercado, si tú lo ves operando en el mercado, es también bastante impresionante. Desde los ataúdes hasta los arreglos florales, el duelo no escapa del mercado, al contrario, es un mercado activo. Por una parte, ver cómo el duelo se puede transformar en producción, en mercado y,por otra parte, hay algo bien importante en todos nosotros, como seres sintientes, porque en todas las culturas hay un tipo de espiritualidad, de religión, no hay ninguna cultura que no tenga necesariamente una religión convencional establecida como la católica o judía, sino una espiritualidad. Esto es muy importante para tu vida porque neurológicamente nosotros tenemos ese espacio psíquico que debe ser llenado con algún tipo de espiritualidad. Alguna gente lo llena con la religión, un psicoanalista o con arte. Estas manifestaciones populares, como estas animitas que son construcciones culturales de nuestra idiosincrasia, sobre todo en Chile, son muy particulares, el sello que tienen. Hablan de la necesidad que tenemos espiritualmente, probablemente al final del día es como una interlocución, aunque esto pueda ser llamado fe o intuición, que son estas emociones, que en el fondo es un tipo de deseo. Por una parte es el duelo visto desde el mercado y el duelo que mucha gente necesita trabajar y que no le es suficiente, no le son suficientes las herramientas que están disponibles ahí. Si tú vas a la animita o lees los textos que pongo en algunos casos, en la novela no son los mismos, la gente que le pide cosas a ella, le piden favores y que ella se los conceda, y es una proyección alucinante porque uno de los testimonios dice: «Tú no me conociste y yo tampoco te conocí, pero tú estás más cerca mío que nadie, que mis propias hermanas, que mis propios hijos». No deja de ser fascinante el vínculo que puedes establecer con una persona que no conociste, que ni siquiera está ahí y que es una proyección. El duelo es un gran tema, creo que es inagotable.

Respecto al consumo, que tiene que ver con el título del libro Succión, tiene que ver con la materialidad, un sistema capitalista y todo lo que conlleva esta connotación política/económica.

El consumo es una extensión de la producción, es como, por ejemplo, un médico te puede decir que para cualquier enfermedad hay un tratamiento o, en este caso, para cualquier dolor hay un mercado. Yo creo que eso refleja el memorial y las varias animitas, son también como un mercado. Ella lo asocia a un mall, o sea un lugar de transacciones. Ella siempre está diciendo que es una chabacanería impresionante, que es puro plástico, que es tóxico, incluso en un momento ella le paga a alguna gente para que despejen un poco y se lleven algunas cosas. Esa idea de proliferación mercantil, de consumo. También hay una noción de inversión, mucha gente cuando va a dejar sus prendas ahí, esto también lo lees en los testimonios o favores que la gente pide, muchos dicen que les dejan un peluche ahí y es muy importante para ellos. Siempre está la idea de que la ofrenda es muy importante para la persona que la ofrece, esta noción de inversión, de yo te doy este peluche, que tiene un valor simbólico para mí o me salió caro. Está esa cosa parte del mercado en el que se hace un intercambio, te doy esto, pero espero algo a cambio, no es gratis. Por otra parte, el título que es Succión, durante mucho tiempo trabajé con el título Usurpación y en esta novela quería hablar de la apropiación, la apropiación de algo que no es tuyo, la apropiación de causas, como hemos visto mucho en nuestro país como en el estallido social, por ejemplo, o gente que se sube a un carro y no es el carro de ellos, por decirte la causa mapuche, que es una causa muy particular con sus signos, muy particulares. A veces ves gente que se sube a este carro por oportunismo, entonces, no entiendes bien si es una moda o realmente te importa esto. Creo que la succión es la succión de imaginarios, me apropio y usurpo esto, pero también la apropiación de causas, que es lo que vemos en la protagonista que se mete en esta familia. Ella y su padre son una especie de filántropos excéntricos y tienen en la mira a ciertas personas a las que van a ayudar. Lo podemos ver como cuál va a ser la siguiente víctima, ellos no lo ven así porque es al contario, están haciendo un beneficiado privilegiado que va a recibir su ayuda, pero también está esta fluidez en el poder, yo te puedo ayudar a ti, entonces yo tengo un poder sobre ti, pero por otra parte para mí, el depositario de esa ayuda es muy importante para esta relación. El consumo traspasa todas estas preocupaciones, el mercado y la apropiación de causas, la succión.

Cuéntame ¿Cómo fuiste desarrollando a los personajes secundarios que son un componente importante de la novela?

Todos los personajes secundarios juegan a favor de este universo descentrado en el que viven ellos. Sarai vive con su padre y el exjardinero de la casa. Tiene una relación con el padre de ella, nunca se explica muy bien y tampoco se cuestiona, pero vive ahí y lo ayuda. Ella tiene 26 años y vive aún con su padre y con este conviviente del padre en esta casa. Es una situación excéntrica desde el momento en que el jardinero, que era un empleado de ellos, forma parte de esta plataforma social. En algún sentido se puede ver que subió un peldaño en el escalafón social que está viviendo con esta gente y los otros lo incorporaron. El novio de ella, Genaro, también es profesor en el gimnasio y hace clases de yoga y otras cosas, se le califica como una persona cabeza de músculo o como medio tonto, no tiene mucho que decir, pero ella dice que no le interesa la gente inteligente. Por lo que él es una persona bien pasiva en ese sentido, dócil para con ella, ella controla esta situación. Marcia, la amiga del gimnasio que es la que está en la recepción y es gorda y siempre dicen que no es posible que esa mujer esté en la recepción de un gimnasio, que es un lugar que pretende proyectar salud y vida sana y juegan con estos prejuicios. El universo en el que ellos se desenvuelven es bien descentrado, y habla de una organización más fluida y no tan jerarquizada.

No es una familia convencional para nada, es una familia que podría ser en otro contexto un tipo de utopía. Es una familia que es muy loca, al mismo tiempo porque ella no tiene madre, no hay madre en la escena, ella es producto de un padre nomás. Nunca se explica y está esa duda, pero ellos lo aceptan y tampoco lo cuestionan mucho. No fui consciente en el momento, pero después pensé que algo tenía que haber pasado porque yo hice mi tesis doctoral en monstruosidades. Uno de los monstruos muy ejemplares es el que genera el doctor Frankenstein. Es interesante porque en ese caso el monstruo es creado con extremidades muertas, él va al cementerio, se lleva los miembros y después los cose y les da vida con electricidad, pero si lo ves en Frankenstein, escrito por Mary Shelley, ella dice que ese es su propio monstruo, la novela, entonces, es la creación de un hombre que crea otro hombre. No hay intervención femenina ahí. Lo encontré bien fascinante como tema y como vínculo muy potente entre ellos dos, entre padre e hija. Es una relación plena entre ellos, es una ficción, pero me ha tocado leer muchas narraciones, sobre todo desde la perspectiva femenina, en las que chicas critican a un padre alcohólico, misógino, machista. Pensé en escribir una relación buena entre un padre y una hija, tan buena que el padre llegó a amamantarla a ella, algo medio freak, pero está en ese tono teatral. Por eso te decía que en algún momento pensé que podía transformarse en una obra de teatro la novela.

Respecto al texto que escribió Lina Meruane en la contraportada ¿Cómo llegó ella a escribirlo? ¿Es una referente para ti como escritora chilena?

Con Lina nos conocemos hace millones de años, porque estuvimos en un taller juntos, cuando nos fuimos a estudiar afuera a Estados Unidos, preparamos los exámenes juntos y nos fuimos al mismo tiempo, ella se fue a Nueva York y yo a San Luis. Desde entonces hemos estado intercambiando textos. Yo leo cosas que ella escribe y ella lo que yo escribo, de vez en cuando nos ponemos al día y le pedí si podía leerla y me hizo varios comentarios buenos y me escribió ese texto, que lo encontré super bueno, discutimos harto en el proceso, desde que leyó la versión inicial y después leyó una última versión y finalmente escribió esto. Ella siempre me considera para sus cosas, me ha invitado a algunos congresos en Nueva York cuando trabajaba ahí y tenemos ese intercambio, que es una suerte para mí porque cuando un colega tuyo lee tu texto con generosidad sin pedirle un favor, sino que realmente una interlocución entretenida. La admiro mucho como escritora y es una amiga histórica, así que es una suerte.

¿Qué le podrías decir a la gente para invitarla a leer tu novela Succión?

Esta novela tiene muchos aspectos interesantes de explorar, sobre todo en la sociedad chilena, porque tiene que ver con los prejuicios con los que funcionamos, muchas veces somos inconscientes que los tenemos, pero sí que están ahí. Al verlos retratados en una creación narrativa pueden resultar interesantes como reflexión, prejuicios de clase, de raza, de género, está todo ahí. Creo que conseguí ese tono un poco más chispeante, que no es una cosa dramática, a pesar de que surge de un drama, no es dramática en el sentido de llorón, sino que es más bien un sentido dramatúrgico, que puede ser entretenido de leer más allá de lo banal, como estimulante, interesante. Los invito a todos a leer Succión.

Ficha técnica

Título: Succión

Autor: Nicolás Poblete

Editorial: Cuarto Propio

Materia: Literatura chilena

ISBN: 978-956-396-229-1

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *