Entrevista a la actriz de “A los pies del árbol” Patricia Rivadeneira: “El arte acerca todos los saberes”

Por Galia Bogolasky

Entrevistamos a la reconocida actriz chilena, que además de protagonizar la obra, es la productora ejecutiva de A los pies del árbol. Bajo la dirección de Manuela Oyarzún, y estrenando un innovador soporte que permite conocer el pensamiento del científico mediante códigos QR, A los pies del árbol articula fragmentos del libro El árbol del conocimiento del Premio Nacional de Ciencias y el científico Francisco Varela; para generar espacios de pregunta, reflexión y percepción en torno al concepto de autopoiesis.

¿Cómo fue el proceso para entrar en este texto de Humberto Maturana y adaptarlo a una obra de teatro?

Esto partió con una lectura dramatizada que hicimos en el festival Puerto de Ideas, y la verdad que es un trabajo que hizo Manuela Oyarzún prácticamente sola. La dramaturgia y el texto son de ella, por supuesto que lo fuimos puliendo, profundizando, al poder tener un largo tiempo para trabajarlo, de hecho, tuvimos un período de ensayo, pues íbamos a presentar esto en enero en Quilicura y yo tuve un accidente, entonces no lo hicimos. Pero todos esos work in progress fueron haciendo que nos diéramos cuenta por dónde iba el trabajo, a partir de esta lectura y de la habilidad, la capacidad, el talento de Manuela Oyarzún. Porque trabajar sobre un texto es tan complejo como es El árbol del conocimiento y transformar un ensayo en una obra dramática, creo que es algo que yo venía pensando, pero se dio hacerlo con ella así. Yo venía pensando en un formato que llamo lecture performance hace un tiempo, que está entre una conferencia, un monólogo. Transformar un ensayo en un texto dramático o en un texto performativo, creo que es una de las cosas más valiosas e interesantes que tiene esto que estamos presentando. Y también las K, porque están los personajes como yo, haciendo a Maturana, y los otros personajes, pero también está la Patricia, actriz, que dice textos como si fuera Maturana y otras veces lo encarna y otras veces es ella.

Todos esos juegos de espejo los pudimos ir trabajando con tiempo, le dedicamos mucho tiempo y mucho cariño a este proyecto. Levantamos también los fondos. No ha sido fácil, es un proyecto ambicioso y un proyecto ambicioso que, de alguna manera, está recién presentándose. Tres semanas es una temporada demasiado breve como para instalarlo. Nuestro afán y por qué le hemos dedicado todo este tiempo es porque creemos que ciencia y arte tienen que, en este momento del siglo XXI, caminar juntos. Estamos en una era en donde la ciencia nos acompaña en el día a día, ya no están solamente los laboratorios, sino que es algo que está presente en nuestras vidas a través de la tecnología y por supuesto a través de todo. Como occidentales tenemos mucha más conciencia de lo que la ciencia significa y lo que puede hacer por nosotros y es un saber que está más a la mano, y nuestra intención con esto es ponerlo más a la mano aún. También en la gracia de Maturana es que transforma la ciencia en nuestra vida, que la ciencia, pertenece al reino de la mente al reino del corazón, y hace comprender que la biología y las relaciones son una misma cosa, que ahí radica nuestra humanidad.

Te quería preguntar sobre el concepto de la autopoiesis, el que aborda Maturana y que acá también se hace presente en la puesta en escena. ¿Cómo fue narrar en un escenario un concepto que es bastante más complejo intelectualmente?

En la medida que yo voy entendiendo en la escena y durante el periodo de trabajo de ensayo te das cuenta, que esa es la magia del teatro, que uno puede hacerlo a través del propio cuerpo, porque no es solo lo que dices, es cómo se vive en el cuerpo, entregar ese sentimiento, esa emoción, ese saber al público. Eso ocurre casi como por ósmosis, autopoieticamente. Yo siempre dije que esta era una instalación autopoiética, porque eso es lo que hace en una red de interacciones que ocurre con los que están ahí. Así como el personaje cree entender y se pierde y después recupera y comprende y después vuelve para atrás y va para adelante, cree que se volvió loca, creo que es lo mismo que le va pasando a la audiencia. No sé cómo lo viviste tú, pero me gustaría que me lo contaras de hecho.

Sí, efectivamente creo que es una experiencia bastante inmersiva. Porque no es un relato de una historia tradicional, son ideas, son pensamientos, son teorías, que lo que te hacen es divagar, y la obra te sumerge en esta puesta en escena y hace que tus ideas fluyan. Es súper interesante. No es como un teatro tradicional en el que uno se concentra en la historia y sigue el relato. Acá no. Tu cabeza empieza a pensar en estos conceptos de una manera que a veces a uno le cuesta volver a bajarla, como espectador. Ustedes lo tienen súper incorporado y lo han ensayado miles de veces. Fue una impresión muy fuerte y además vivirlo de esta manera. Uno se sumerge en la experiencia y eso es fascinante

De eso se trata. Algo queda dentro de ti. Y eso es autopoiético, esa es la idea

¿Cuál fue el mayor desafío para ti, como actriz, de interpretar este texto?

Todo ha sido muy desafiante. Aprenderlo, entenderlo, integrarlo en el cuerpo, con el montaje, con la escenografía. Es desafiante en varios aspectos, porque me exige estar muy en el presente. Muy en el vivir y en el confiar. Porque se arma con los cuerpos de la audiencia, al no haber una cuarta pared y estar en contacto físico, visual, con los espectadores, es también un acto de confianza. Eso es desafiante. Confiar en esa humanidad que está ahí poniéndose al servicio de algo que estamos haciendo juntos, que es pensar, sentir, reflexionar, mirarnos, y lograr que las personas se entreguen.

¿Cuál crees que es la gran reflexión con la que te quedas después de vivir este proceso y finalmente tener la obra montada y estar interpretándola? ¿Sientes que hay algo que te quiere a ti personalmente a partir de esta obra?

Para mí es como estar en un espacio de meditación, de poesía, me deja un sabor poético y también me deja una satisfacción de estar honrando a Maturana y a Varela. Como en una interacción con personas que han hecho cosas importantes para el mundo, especialmente para nosotros aquí en Chile. Entonces me siento muy agradecida de esa posibilidad. Me voy sintiendo esa gratitud, que es la misma que siento por cada uno de los que van a vivir la experiencia, y me siento en un goce, por esa experiencia del presente que se vive ahí y de poder haber accedido a un cierto saber, que es muy interesante porque es algo que tenemos incorporado. Hay ciertas teorías que se despliegan ahí, que ya las tenemos incorporadas, pero que antes no existían. Es muy bonito eso de la gente que descubre nuevos conceptos, nuevos saberes científicos. Ahora, ya no solo los tenemos incorporados y los conocemos, sino que además los podemos profundizar, y profundizar ya no solo en la ciencia, sino que también en el arte. Ese ejercicio, esa unidad, creo que es sexy.

Cuando uno piensa en el teatro y trata de acercar a las audiencias al teatro, también hay un desafío grande de acercar a las audiencias a la ciencia, que es un aspecto a veces complejo y árido para cierto público, pero en esta puesta en escena incorporan toda una visualidad que es muy atractiva, que creo que hace que la ciencia se haga un poco más amable visualmente, en el sentido de que te acerca y que te sumerjas en la puesta en escena. ¿Crees que efectivamente la visualidad aporta a acercar la ciencia al público?

Creo que el arte acerca todos los saberes. Hace que nos apropiemos de esos saberes y de esas experiencias. Eso hace el arte. Ese era nuestro querer. Pienso que está funcionando. La experiencia del arte puede ser un gran medium hacia el conocimiento, hacia los diferentes conocimientos.

¿Qué crees que habría pensado Maturana y Varela al ver esta puesta en escena?

No sé. Yo creo que les habría gustado. No sé. Les habría dado risa, yo creo. Se habrían sentido contentos posiblemente.

Por último, ¿Qué le dirías a la gente para invitarla a ver la obra que está hasta fin de mes en GAM?

Ya estamos agotados. Así que lo que les diría es que nos sigan en redes y que nos pidan, porque queremos con todo nuestro corazón y nuestro ser poder seguir mostrando esta pieza, ojalá en enero y durante el año. Porque nuestra intención sería poder llevarla a todas partes. Ese sería nuestro sueño. En provincias, obviamente, porque hemos trabajado un año en esto. Es harto tiempo.

FICHA ARTÍSTICA
Dramaturgismo, creación y dirección: Manuela Oyarzún Grau
Intérprete: Patricia Rivadeneira
Composición musical: Alejandro Miranda
Diseño dispositivo: Macarena Urzúa y Rodrigo Santa María (Siglo22 Arquitectos)
Diseño iluminación: Marcelo Salinas
Diseño y producción de vestuario y utilería: Loreto Martínez
Producción ejecutiva: Manuela Oyarzún y Patricia Rivadeneira
Producción general: Javiera Vio
Asistente de dirección: Bárbara Vera
Diseño gráfico: Felicidad Pública
Curatoría códigos QR: Alejandra Delgado
Página web: Roberto Torres
Redes sociales: Francisco Silva
Prensa: Claudia Palominos
Agradecimientos: Cámara chilena de la construcción y Matías Cardone
Proyecto presentado por GAM y SURA

COORDENADAS
Hasta 22 de octubre
jueves a sábado, 21 h; domingos, 20 h
$7.000 (general), $5.200 (estudiantes), $4.900 (personas mayores)
Sala N1, (Edificio B, piso 2)
Centro Gabriela Mistral, GAM.
(Alameda 227, Stgo. RM).
https://gam.cl/teatro/a-los-pies-del-arbol/

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