Entrevista a la actriz de “Es por amor” Francisca Imboden: “El teatro siempre es más vivo, te desafía más”

Por Benjamín Torres

En medio del estreno de Es por Amor, el musical del Rock Latino, conversamos con Francisca Imboden, una de las actrices principales de este emocionante montaje que se estará presentando en el Teatro Municipal de Las Condes. Con su característico carisma y pasión por el teatro, Francisca nos habla sobre los desafíos de interpretar a un personaje que enfrenta una compleja crisis matrimonial, en una obra que fusiona lo mejor de la música en vivo y el teatro.

La actriz también reflexiona sobre las diferencias entre trabajar en teatro, cine y televisión, y cómo este proyecto ha sido una experiencia única para ella. A lo largo de la entrevista, nos adelanta detalles sobre la innovadora propuesta del musical, y cómo el setlist, que incluye icónicas canciones del rock latino, ha influido en la atmósfera y narrativa de la obra.

Has trabajado tanto en teatro como en televisión. ¿Cómo diferencias tu enfoque entre estos dos medios? ¿Y cuál prefieres?

No me gusta elegir. Me gusta el cine, el teatro, la televisión. Todos son distintos. En la televisión, tienes la inmediatez de saber qué le está pasando al público. Es algo distinto. En el teatro, la locura es que uno hace la misma obra todos los días, pero siempre es diferente, porque depende del público, de cómo estás tú y de cómo están tus compañeros. No cambia tanto porque el fondo es el mismo, pero cada día es una experiencia que se enriquece de distintas cosas. En televisión, lo importante es contar una historia, más que cómo se cuenta. Debes estar muy concentrado para llevarla a lo largo de prácticamente diez meses, a veces más, y no salirte de la lógica de la historia, a pesar de grabar el capítulo uno, luego el doce y después el ocho. Es un trabajo distinto donde uno maneja el personaje paso a paso, pero depende de muchas otras cosas y a veces cambia radicalmente según cómo se haga la televisión. Hay veces que se hacen escuchando mucho a la audiencia: personajes salen, crecen, se achican, etcétera. Entonces, es una adaptación muy distinta.

El cine es aún más distinto, porque es muy silencioso y minucioso. Hay que ser muy claro con la continuidad emocional. Son lenguajes demasiado distintos, pero en realidad, a un actor le gusta prácticamente todo. Ahora, el teatro siempre es más vivo, te desafía más, siento yo, y eso es fundamental para un actor, no quedarse dormido en lo que te queda fácil. Porque, en ese aspecto, en la televisión, por ejemplo, en una telenovela, ocurre que las personas, los abuelitos en casa, ya se empiezan a sentir parte de la telenovela, y los personajes también se vuelven parte de su familia, se integran a su vida. En el teatro, también hay una cercanía, pero es muy distinto. Uno entra al living de la casa, entra en el cotidiano de la gente, sobre todo en las telenovelas de la tarde o en el concepto antiguo de que toda la familia veía la tele junta. Eso es super distinto ahora.

El teatro todavía tiene esa distancia que te obliga a entrar en una convención. En la tele, sientes que estás viendo la vida real porque ves un set que parece real, pero en el teatro, llegas y ves que no es una casa, evidentemente, ni un jardín, ni un desierto. Tienes que disponerte a jugar a eso, y como actor, debes ser muy cuidadoso para lograr armar un ambiente donde el público, sabiendo que está sentado en una butaca frente a un lugar que no es lo que dice que es, te lo crea y entre en esa convención para entender el mensaje que uno quiere transmitir. Son lenguajes distintos y ambos son hermosos. En realidad, es muy difícil elegir.

¿Cómo ves la evolución de la industria del entretenimiento chileno y qué cambios has notado a lo largo de los años de trabajo?

No me gusta hablar de esto como una «industria del entretenimiento». Creo que no somos una industria. Las televisiones sí lo son, pero si uno lo toma como industria, empieza a funcionar como tal, en serie, y eso es algo que se ha hecho mucho también. No es lo que me gusta. Yo creo que siempre se tiene que reinventar para sustentarse, porque cuando uno se acomoda a lo que es fácil, se convierte en un producto y no me gusta pensarlo así. Obviamente, ha cambiado porque han cambiado las redes. La gente ya no se sienta frente a la tele con toda la familia a tomar once y ver una teleserie. Ahora, en general, la gente lo ve por internet, ve los capítulos, se manda maratones. Hay otra forma de acceder a esto. Entonces, uno también ha tenido que adaptarse a ese ritmo, y la gente exige mucho.

¿Exige en qué sentido?

Exige que haya más cosas nuevas, que siempre esté renovado. Pero no es tan fácil renovar tanto porque la sociedad no cambia tan rápido, y no existen tantas variedades de historias. En general, las mismas historias son las mismas. Hay que contarlas con gracia, pero al final son historias de amor: chico quiere a chica, chico no puede tener chica y deben juntarse al final. Lo que pasa en medio son las diferentes formas de contarlo, pero al final, son historias de amor. No sé si ha cambiado tanto a nivel de fondo como de forma. Más que nada, ha cambiado por el internet, por la rapidez, por la desconcentración. Ahora, ya no nos aguantamos mucho rato. A pesar de que las teleseries turcas hacen escenas bien largas, menos mal eso ha ayudado a que nosotros volvamos a hacer escenas largas también, porque hubo una época en que las escenas duraban menos de un minuto, y era todo rápido: la cuchara, la papa, y empiezan a pasar demasiadas cosas. Al final, no pasa nada. Entonces, avanzan, retroceden, reflexionan. No sé si todo va cambiando de una manera uniforme, creo que a veces avanzamos y retrocedemos. Es bueno retroceder para avanzar mejor.

¿Cómo ha sido tu experiencia trabajando en esta obra? 

Había trabajado en musicales más cómicos, basados en algún cantante, por ejemplo, Provócame de Chayanne y La Incondicional de Luis Miguel. En esos, cantaba y era más divertido, con coreografías y todo eso. Esta obra es más melodramática, más sensible. Tiene muchas cámaras y pantallas, y el show es distinto. Es un show «en serio». Los que cantan, cantan super bien, y por eso cantan. Los que no cantamos, porque no calificamos para cantar, estamos ahí, pero está perfecto. Esto es bastante novedoso, yo creo que es un experimento. Vamos a ver cómo sale, cómo lo recibe la gente. Es un híbrido. Yo no me atrevería a decir que es un musical, no responde a las claves clásicas de un musical. No es una historia que se cuente cantando, sino más bien unas historias que se cruzan como en un programa de radio. Es interesante ver qué va a pasar. Estamos experimentando.

Noté ese híbrido entre lo audiovisual y el teatro.

Sí, la idea surgió de Cultura Capital, que son los que producen esta obra. Nosotros estamos al servicio de eso y adaptándonos a algo que es bastante novedoso, porque uno actúa más bien en proyección y estás además proyectando con la cámara. Es raro, es distinto. No sé qué va a pasar. Me gustaría saber cómo lo ve el público, porque uno está tan adentro que es difícil tener la perspectiva para ver cómo se está viendo desde fuera.

Hay ciertas temáticas que se tocan, como el feminismo. ¿Puedes hablarnos un poco de eso?

No me atrevería a llamarlo feminismo, pero más bien tiene que ver con el empoderamiento femenino. Es una toma de conciencia de hasta qué punto una pareja puede llegar a ser castradora en el desarrollo personal de ambos, incluso. Es como si en alguna época la pareja se hubiera sostenido demasiado como un espacio de encarcelamiento en lugar de hacer florecer lo que tienen. Ahora, hay una comparación con una pareja que es mucho mayor y que sí tiene la capacidad de hacer florecer al otro, a pesar de ser «más antiguos». Son tres historias de amor desde distintos enfoques y ninguna tiene la verdad absoluta. Algunas logran manejar mejor el amor que otras, otras están buscando entender lo que creían que ya entendían.

¿Cómo crees que estas historias de amor se relacionan con el Chile de hoy?

La historia de amor siempre va a existir. El ser humano vive desde el amor. Ya sea en tu trabajo, en tu entorno, en la relación con la naturaleza o con tus amigos, siempre hay una relación amorosa. En realidad, es una historia que nunca pasa de moda. Una pareja que se quiebra, que quiere volver a estar junta, eso pasa en todas las etapas de la existencia. No quiero contar tanto sobre las otras historias que suceden, pero creo que la historia de amor se relaciona con cualquier época. Tal vez, la historia de nuestra obra puede ser un poquito más antigua, en el sentido de que se manejaba como una relación antigua, con un deber más que con una espiritualidad de estar juntos y haberse elegido tranquilamente. Era más bien una obligación social. Pero eso es específico a esta pareja. En esa época, también había gente que vivía super bien en el amor. Esta es una pareja que no lo vivía bien, por ejemplo. Pero eso pasa en todas las épocas, hoy, ayer y mañana.

Ficha Artística

Título: Es por amor

Dirección: Paula Barraza

Elenco: Vivianne Dietz, Tito Noguera, Maricarmen Arrigorriaga, Montserrat Ballarin, Josefina Fiebelkorn, José Antonio Raffo, Francisca Imboden, Rodrigo Soto

Asistencia de dirección: Alex Acevedo

Dirección musical: Juan Pablo Ortega

Dramaturgia: Claudia Hidalgo

Diseño de vestuario: Valentina San Juan

Diseño de iluminación: Kota Sides

Diseño de sonido: Ricardo Inzunza

Diseño Escenografía: Rocío Hernández

Jefa Técnica: Francisca Inda

Música en vivo: Maite Rojas, Gabriel Ramnsy, Felipe González, Celeste Shaw, Juan Pablo Ortega

Coreografía: Francisca Hamame

Producción ejecutiva: Matías Morales

Diseño y realización audiovisual: Guillermo Alvarado

Realización y asistente audiovisual y diseño de visuales: Kurt Liebsch

Maquillaje: Rubén Aravena

Peluquería: Ximena Muñoz

Coordenadas

Fechas y Horarios

Temporada: 7 de agosto al 1 de septiembre

Funciones: Jueves, viernes y sábado a las 20:00 horas, domingo a las 18:30 horas.

Teatro Municipal de Las Condes (Avenida Apoquindo 3384)

Entradas a la venta a través de www.tmlascondes.cl y boleterías del teatro

Platea Vip: $32.000

Platea Golden: $28.000

Platea General: $22.000

Platea Primera Fila: $22.000

Platea Movilidad Reducida: $22.000

Platea Silla de Ruedas: $22.000

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