Entrevista a la actriz de «La Agenda del Diablo» Nicole Mansilla: “La obra está pensada en este Chile”

 

Por Galia Bogolasky

Entrevistamos a la actriz de la obra que está terminando su temporada en el Teatro Ictus. Tomando como punto de partida la ya mítica frase de Iván Moreira “La agenda del diablo”, la compañía Teatro Síntoma decide abordarla como una metáfora de la novela de Fiódor Dostoyevski “Los demonios”, adaptando la historia a Chile, en un futuro no muy lejano. Esto fue lo que Nicole Mansilla nos contó de la obra.

¿Cómo fue para ti el proceso de esta obra?

Yo no pertenezco a Teatro Síntoma sino que estoy ahora para este montaje y básicamente con Gerardo (Oettinger) empezamos a compartir opiniones sobre feminismo, política a través de conversaciones por Facebook y un día él me dice: “mira tengo esto, no sé si te interesa” y yo le dije: “sí, obvio” Y empecé. La primera vez que fui y me contaron de qué se trataba, me pareció que era muy ambicioso, la adaptación de una novela tan grande y había mucho material, mucho. Había un drive de muchas páginas, estaba la novela en sí, estaba la adaptación en teatro de Albert Camus. Me dije: “Me voy a poner las pilas, estudiar” y ahí empezamos. Gerardo traía propuestas de dramaturgia, cosas que él adaptaba, transcribía de la novela, nosotros empezamos a armarlo y a ver si tenía alguna lógica porque también la obra está pensada en este Chile. Super lejos de esa Rusia que fue donde se escribió la novela. Puede parecer muy lógico porque son puras mujeres, pero es más amplio que eso. Es política, religión. Entonces, me pareció super interesante. Ahí empezamos a juntarnos y a ver lo que él traía y nosotras le decíamos como esto sí, esto no, esto pega ene con lo que está pasando ahora y que puede pasar en dos años más. Esto no sé, está muy afuera, etcétera. Y, también empezar a involucrarse con el mundo religioso, evangélico, que una lo ve como una caricatura de repente en las calles pero que es un mundo muy profundo. Yo tengo familia evangélica, fui evangélica cuando chica entonces también uno tiene que ser cuidadoso con esos lugares porque si bien la religión es algo que divide a muchas naciones también tiene personas que creen en ellos y esas personas van de verdad a esos lugares porque creen profundamente en ellos y no es un chiste, no es una caricatura. Entonces, había que ser bien cuidadosos con esa investigación religiosa.

¿Cómo fue el desafío durante el proceso de crear el personaje y de interpretarlo?

Al principio yo pensaba lo obvio o lo más interesante siempre es hacer algo que no se parezca nada a ti, pero también por otro lado yo pensaba que en este personaje había muchas similitudes de mí. Cosas que yo pienso, no pensaría matar a niños, pero si voy a tener la vitrina de un escenario, obvio que prefiero defender eso. Lo más difícil fue no hacer que estas mujeres estén locas, sino que realmente lo piensan así y es su revolución porque hay que quitarles el estigma a las mujeres. Una tiene una idea grandiosa y lo primero que te dicen está loca, está loca, está loca, muy del patriarcado, muy machista y eso fue lo más difícil. A mí me daba miedo que quedara como loca y que todas quedáramos locas. No, solamente es gente apasionada por lo que quieren lograr, el objetivo. Porque, por ejemplo, si tú te pones a pensar en líderes de la revolución masculina a través de la historia nadie te trata de loco sino como fueron unos genios, fueron muy valientes pero una mujer está loca. Yo creo que eso fue como lo más difícil.

¿Cómo fue el trabajo colaborativo con las demás actrices y el director?

Yo siempre digo lo mismo, cuando iba en la escuela yo admiraba demasiado a Gerardo. Entonces, después ocurrió que trabajábamos juntos y todo ese proceso de la dramaturgia se transformó en un taller intensivo de dramaturgia sin querer. Para mí era demasiado «Ah», «Ah», como que siempre estaba muy asombrada y aprendía cosas, pero, así sacando en limpio fue más allá del proceso actoral en sí como «Montemos una obra». Sino porque es super bacán entender que, aunque el feminismo busca la unión como esa idea romántica, el feminismo también tiene cosas dentro que también desune sin querer, obviamente. Pero que la sororidad quizás no alcanza para todas, hay mujeres muy diversas y cuando se mezcla política con algo así por ejemplo a veces puede que se desvié el objetivo final. Eso era muy interesante porque a veces estábamos en ensayos conversando sobre todo y se daban, no peleas ni discusiones, sino debates sobre feminismo, cada una entiende el feminismo como en general se entiende el feminismo, cómo un hombre a la cabeza de un proyecto de puras mujeres entiende el feminismo porque aquí, insisto, la obra tiene cosas del feminismo, pero tiene otras más. Encierra obviamente el feminismo por supuesto que para él puede ser muy complicado. Pero tú abres el espectro y tocas los otros temas y puede ser. Eso pienso.

 

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