Entrevista a la actriz de “Mañana es otro País” María José Parga “Hay una problemática social que tenemos que mirar como sociedad y tratar de dialogar al respecto”

Por Galia Bogolasky

En el festival Festine en Isla Negra tuvimos la oportunidad de ver esta maravillosa obra, un monólogo interpretado por María José Parga.

Mañana es otro país es un monólogo escrito y dirigido por el belga Michael De Cock e interpretado por la actriz chilena María José Parga. La obra aborda el tema de la migración desde la perspectiva y la imaginación de una niña que debe dejar su país y partir, escondida en un camión.

En la historia, una niña y su madre entran en la oscura plataforma de carga de un camión, emprendiendo un largo e incierto viaje. Ella imagina que es una nave espacial, camino a un planeta desconocido. Deben esconderse detrás de un caballo y estar muy calladas. Pero, ¿por qué sólo puede llevar dos bolsos, dejando atrás casi todo lo que fue suyo? ¿y qué debería llevar? La protagonista parte rumbo a una tierra prometida, huyendo de un país destrozado, para que el mañana sea posible en otro país.

En escena, la vivencia de la protagonista se entrecruza con la experiencia de la actriz y su propia migración, y con las voces de otros relatos de exilio y sueños de viaje: así, la obra confronta a la audiencia con la realidad de los refugiados y la inmigración irregular, y también con la de aquell@s que eligen partir o venir a Chile. Con los sueños que nos llevan a emprender grandes aventuras.

Sin dejar de ser una historia dramática, la voz de la protagonista nos invita al viaje, a soñar: divertida, pilla, fuerte, ella lucha por mantener la esperanza intacta. Pues, como afirma el autor, “solo la imaginación puede salvarnos”.

Esto es lo que la actriz nos contó de esta obra

¿Cómo surgió este proyecto de Mañana es Otro País?

Esta obra surge como una iniciativa y una coproducción entre el KVS, que es el Teatro Real de flamenco en Bélgica, y FITAM. Ambas son las entidades que se unen para financiar, dar vida y producir este proyecto. Michael De Cock había escrito esta obra en el 2016; él es un prolífico autor y director del KVS. Había tomado el tema de la migración hace años y lo estaba llevando al teatro. Entonces, él crea esta obra que se llama originalmente Kamión. Lo que hacen es que, en cada lugar donde se estrena (Turquía, Bélgica, Francia), hacen la versión de la obra en la lengua del país donde están y con una actriz local.

La idea fue, entre Carmen y él, hacer una versión para Chile con una actriz chilena. Y ahí entré yo en ese proyecto porque justo yo vivía en Bélgica. Entonces, tuve la oportunidad de conocer a Michael allá y empezamos a trabajar en este proyecto para hacer una primera versión, que se presentó en el Centro Cultural de Recoleta en el 2020, antes de la pandemia. Fue en un container y era una versión mucho más performática, que no tenía los elementos que viste ahora, que tienen que ver con la autobiografía o con registros sonoros de personas migrantes o personas que quieren migrar o que quieren viajar, etc.

Luego hicimos un radioteatro porque vino la pandemia. Ya no había ninguna posibilidad de volver a hacer esta obra en un container, así que pensamos, no lo vamos a dejar tirado, vamos a hacer un radioteatro. Hicimos un radioteatro y luego de eso surge la idea, de nuevo, entre estas dos entidades, de hacer una versión para sala de teatro, para darle un poco más de vida y para empezar a traer un poco más de público a la obra. Sobre todo, porque nos parecía que, sobre todo en Chile, en toda Latinoamérica, pero ya el problema que antes veíamos como de la migración en Siria y países de Europa del Este, etc., se había trasladado de lleno a América Latina.

Entonces, Michael De Cock dice: «Ok, vamos con esa versión en sala». Yo me fui a ensayar a Bélgica dos semanas y después vinimos dos semanas a Chile a ensayar de nuevo para finalizar esta versión, en la que dijimos, ya no vamos a ser como la niña, no vamos a personificar a la niña, sino que vamos a empezar a juntarlo con retazos de tu propia historia y de otras historias también de migración o de deseos de migración, para hacerlo también un poquito más universal, más abierto y también más cercano a nuestros deseos del momento, en ese sentido.

Así es como surge esta última versión de Mañana es Otro País para salas de teatro. Hicimos también una versión para salas de clases, que es un poco más corta y que también hemos presentado en salas de clases, con estudiantes de sexto, séptimo básico y que también ha sido una experiencia súper bonita. Esa es más o menos la historia.

El gran tema es la migración, contado desde el punto de vista de una niña ¿Cómo fue para ti abordar este tema? Además, siendo tú misma migrante por haber vivido fuera un tiempo, ¿Cómo fue para ti interpretar este personaje?

Para mí, al principio, cuando me hablaron de la obra, sin haberla leído, dije: “¿Cómo voy a hablar? ¿Desde qué punto de vista puedo yo, uno, ser una niña; dos, ¿hablar de este tema?” Me parecía un tema súper duro. Tenía curiosidad de cómo iba a estar escrito, cómo iba a ser tratado. Cuando leí la obra, la verdad es que me enamoré de la obra, porque siento que tiene este factor de la imaginación de la niña, este factor de resiliencia. Es un personaje que nunca se victimiza, nunca cuenta el drama por el que tuvo que pasar directamente, sino que, en el fondo, nos lleva a este viaje a través de su imaginación. Es muy lindo. Michael escribió ahora un libro que se llama Solo la imaginación puede salvarnos, que es una frase que nos repetimos mucho durante el proceso, y que es cómo esta infancia traumatizada, en toda generación, en realidad, sobre todo por guerras, por tener que pasar por las cosas, por tener que partir, por tener que atravesar desiertos, en el caso de la gente, por ejemplo, de Venezuela que llega a Chile. ¿Cómo logran sobrevivir a esa experiencia? ¿Cómo logran pasar por esa experiencia? El factor de la imaginación, de las historias que nos contamos, de cómo podemos transmutar la dura realidad en algo más esperanzador, eso a mí me ha dado mucho gusto y me ha cautivado. Eso a mí me enamoró al tiro, como que no hubiera una pizca de auto victimización, sino que realmente un relato desde el imaginario de una niña.

Cuando me dijeron que se llamaba Kamión en la versión original, y justamente yo había vivido en un camión. Fue como wow, sí, son súper distintas las historias, pero hay ciertas coincidencias mágicas, que tienen que ver con la migración. Yo igual siempre digo, yo soy una privilegiada, una migrante súper privilegiada, yo me fui porque yo quise irme y allá hice familia y ahí tuve proyectos, etc. Sin querer compararme nada a esa realidad, igual uno se tiene que enfrentar a dejar cosas, a perder cosas, a no estar en tu casa, no hablar tu lengua, etc., etc. Yo fui bien recibida, pero igual la sensación de ser extranjera es siempre algo que está muy presente.

¿Cómo es para ti hacer un monólogo?  Tienes toda la carga dramática sobre tus hombros, sobre todo que el director no está presente.

Para mí ha sido un desafío súper bonito, la verdad nunca me dio miedo hacer un monólogo, no iban por ahí mis sustos. Mis sustos iban más porque es una pluma literaria igual, él ha escrito mucho teatro y es una obra de teatro, pero sigue siendo una pluma bien narrativa, en cierto sentido. Mis miedos iban más bien en cómo íbamos a poner en escena todo eso. Personalmente lo paso muy bien, siento que cuando la tarea es difícil, lo hace mucho más entretenido cuando hay el desafío grande para mí, por lo menos como trabajadora del teatro, para mí lo hace mucho más interesante, porque quiere decir que hay mucho más material en el que investigar, que hay mucho más como detalles que descubrir etcétera. Lo otro que también «facilita la tarea» es que yo siento que en gran medida la obra yo no la hago sola, yo la hago con el público hay mucha dirección de textos hacia público. Siempre siento que estoy acompañada en el viaje, que me están escuchando, que hay una oreja atenta ahí que me acompaña, que apoya, que sigue ese viaje y como tengo esta oportunidad de vez en cuando, dentro de la obra, de hablar directamente al público, creo que le quita un poquito el peso a esto del monólogo puro y duro en escena.

¿Cuál fue el mayor desafío para ti al trabajar en este texto?

Son desafíos progresivos. Primero, fue encontrarme con la personalidad artística de Michael, que es un belga y es un belga flamenco. Lo que quiere decir que nos comunicamos súper bien en francés, pero al margen de la lengua, hay una personalidad artística que descubrir ahí también. Hay que entenderse mutuamente, hay que entrar en los mismos códigos creativos, hay que entrar en el lenguaje. Al principio, de repente podías escuchar al director decir, ‘cómo no, no, eso no, eso no’, y no es así, pero nosotros, más latinas, quedamos “¿Qué hice mal?” pero, en realidad, no, es solamente una manera, como es una forma cultural, de trabajar en el que no tiene nada que ver contigo, tiene que ver con que eso no funciona nomás. Ese fue uno de los primeros desafíos, encontrarnos artísticamente no nos costó nada, pero igual había este cierto como momento de ya, yo te doy, tú me das y como lo hacemos juntos, cómo vamos avanzando juntos.

Luego, el aspecto narrativo de la obra, tiene mucha historia que contar. Entonces, ¿Cómo hacer estas distinciones? Esto puede sonar muy básico, pero ¿Cómo hacer que cada parte de la obra tuviera su propio carácter? Y cómo, en ese carácter, también diferenciar el carácter de una niña de 10, 12 años, que va escondida en un camión, del carácter de la actriz que te cuenta la historia. Artísticamente fue uno de los grandes desafíos. La versión en container era mucho más difícil todavía porque eso sí que era performance. Yo tenía al público realmente aquí pegada a mi nariz, actuando como en el pasillito del container. Eso era harto más desafiante. En este sentido, yo me siento con más propiedad sobre el escenario, y estar sola, estoy con el público, obviamente, pero igual cuando tienes que tomar ciertas decisiones y que Michael no está al lado para preguntarle, hay que tirarse a la piscina y ver qué sucede. Creo que han sido como las principales dificultades.

En Festine surgió una interesante conversación sobre lo que plantea la obra sobre ¿Qué te llevaría si tuvieras que irte prácticamente con lo puesto a otro país?

De los encuentros con los públicos que hemos tenido, es una de las cosas que más me gustan, porque esa pregunta impregna, queda dando vueltas siempre, siempre, siempre. Hay ciertas frases en el texto que la gente engancha y quedan pegadas, como ‘elegir es renunciar’, por ejemplo. ‘Uno renuncia a lo que no escogió’. Tiene mucho que ver con esta pregunta: ¿si tuvieras que partir mañana, ¿Qué llevarías contigo? Me pasa con esa pregunta y con las reacciones de las audiencias que es muy lindo, la gente empieza también a ver la obra, a ver esta pieza, esta historia no solo como una historia de migración ilegal, como el drama de los migrantes, etcétera. Obviamente, el tema está ahí, es el centro de la obra, pero también lo empieza a ver desde un punto de vista muy personal. De todas las veces en la vida o la vez en la vida en que han tenido, que hemos tenido que hacer elecciones, que elegir, que dejar, que partir.

En los colegios, por ejemplo, me ha pasado, que niños y niñas me dicen, ‘a mí me pasó algo así cuando tuve que cambiarme de casa, de barrio, por ejemplo, ir al colegio, a otro colegio y hacerme nuevos amigos o amigas’. En ese sentido, es muy bonito, porque es una obra que hablando de un tema que está tan en boga, que es tan fuerte, que es tan potente, como problema, igual hay una parte en el que nos podemos sentir identificadas, identificados con esa pregunta, a pesar de no ser migrantes. Lo que para mí es un paso hacia el entendimiento de lo que significa realmente tener que irte, tener que dejar tu país, tener que dejar tu ciudad por situaciones económicas, políticas, etcétera.

Para mí, las repercusiones que tiene la obra en las audiencias son súper interesantes porque no se refieren en general a la obra en sí, como ‘hoy qué lindo lo hiciste, qué bonita la puesta, me encanta la escenografía’, sino que se refieren realmente a la temática de la obra. Se refieren realmente a cómo esa temática también repercute en ellas y en ellos. Eso, para mí, ha sido súper emocionante con esta obra.

¿Qué le dirías a la gente para invitarla a ver la obra? ahora que va a tener temporadas en el verano y en marzo en el GAM.

Invitaría a la gente a ver la obra. Ahora tendremos temporadas en el verano y en marzo en el GAM. Invitaría a las personas, vamos a tener funciones durante enero en algunas comunas del Gran Santiago. Eso estará todo en la página de FITAM. También estaremos en en tres localidades en la región de Antofagasta. Luego, en marzo, volvemos a la cartelera. Digamos que es nuestra primera vez con temporada. Siempre han sido funciones en el circuito Santiago a Mil, y ahora estaremos con temporada en el GAM.

Yo le diría a la gente que vayan, una gran invitación a ir a ver la obra por todo esto que hemos hablado. Primero, por el tema, porque tiene que ver con algo que está muy contingente, que es la migración y lamentablemente las condiciones terribles de los migrantes. Todo lo que está pasando con nuestros prejuicios al respecto, que a veces no son tan prejuicios, etcétera. Hay una problemática social que tenemos que mirar como sociedad y tratar de dialogar al respecto. Eso, en primera instancia, creo que la obra sí invita a ese diálogo. Y segundo, porque es una puesta en escena súper sencilla, que es accesible también para niños y niñas a partir de los 10 años, más o menos. Entonces, es posible ir con nuestras familias. De hecho, es deseable que vayamos con nuestras familias y que también entendamos que con pocos elementos se puede hacer un teatro de calidad con un discurso interesante, bonito y emocionante.

Ficha artística

Título: Mañana es otro país
Dramaturgia y dirección: Michael de Cock
Creación e interpretación: María José Parga Saavedra
Producción y asistencia de dirección: Ignacio Pérez
Diseño de Sonido: Charo Calvo
Diseño de Iluminación: Kota Sides
Diseño Espacial: Rocío Hernández
Registro audiovisual: Nicolás Calderón
Duración: 65 minutos
Edad recomendada: +10

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