Entrevista a la actriz y autora de «Space Invaders», Nona Fernández: “Si no estoy escribiendo, ni actuando, no sé cómo pensar el mundo”

Por Galia Bogolasky

Entrevistamos a la autora de la novela y obra de teatro que retrata un juego escénico que recompone la memoria colectiva del país. Cuatro mujeres reconstruyen la infancia que las marcó a través un recuerdo común y en el que la protagonista es Estrella González, compañera del liceo que de un día para otro nunca más volvió a clases y de la que solo volvieron a saber por las noticias y la televisión. Juntando los momentos dulces y también aterradores de esos días de niñez, el grupo ya adulto va develando un capítulo de la historia de Chile y, de paso, deja en evidencia los miedos e inquietudes de una generación que creció en dictadura.

Space Invaders es una obra basada en la novela homónima de Nona Fernández (Mapocho, El taller, Liceo de Niñas), un éxito literario que toma como eje el Caso Degollados y que ha traspasado fronteras, siendo publicado en cinco países y traducido al francés, italiano, alemán, inglés y griego. Realizado por la compañía La Pieza Oscura, el montaje dirigido por Marcelo Leonart (Noche Mapuche, Flores de papel, Proyecto diablo) y protagonizada por Carmina Riego, Roxana Naranjo, Francisca Márquez y Nona Fernández.

Esto fue lo que la actriz, dramaturga y autora nos contó sobre su nueva obra.

¿Cómo fue la decisión de adaptar el libro? ¿Siempre fue pensado adaptarlo al teatro al escribirlo?

El libro tiene un buen tiempo. Cuando yo quise contar esta historia, que no sabía que iba a terminar articulándose como el libro ocurrió, pero estaba esta historia dando vueltas y tuve las ganas de llevarla al teatro. Pensé que podría ser una obra dramática, más que una novela cortita, pero tenía muy poco oficio como dramaturga. La verdad no supe cómo hacerlo. Me quedé en el género, dando como resultado el libro que se conoce. Ya ha pasado mucho tiempo, antes de la revuelta y la pandemia, cuando estábamos articulando la posibilidad de un nuevo proyecto con “La pieza oscura” yo lo puse sobre la mesa. Siempre quise hacer esto, ¿qué tal si jugamos con este material? No sé cómo lo podemos llevar al escenario, no sé cómo traducir los guiones, no sabíamos nada, pero ya como estábamos más viejos, nos importaba menos no saber nada. Ese fue el desafío. Siempre hubo en ese material unas ganas de llegar al escenario.

La obra es dirigida por Marcelo Leonart, ¿Crees que el resultado de la puesta en escena se tradujo a lo que tú tenías visionado en la escritura del texto?

Siempre me entrego al escenario de la misma manera en que me entrego a la escritura, súper en vacío. No tengo planes, yo no sabía lo que podía ocurrir en el escenario. Lo que terminamos realizando me encanta, es fruto de un trabajo bien colectivo, sin duda desde un punto de vista, guiado por Marcelo y que también fuimos articulando a través de la escritura. Armé un primer destilado del libro con algunas ideas dramatúrgicas que podían ser, con una estructura, pero a medida en la que la íbamos montando, íbamos llegando, e íbamos evidenciando el trabajo escénico, me iba pidiendo otras cosas al guion también. Fue un trabajo desde el escenario y en equipo también. Es el resultado de la experiencia, Yo no tenía un objetivo claro. El escenario nos sorprende. Esa es la gracia y lo entretenido también.

¿Cómo es para ti actuar en un texto que escribiste?

Siempre es muy entretenido. El escenario me apasiona, si escribo teatro es porque esa es una de las razones. Por supuesto no la única porque si no sería demasiado egoísta, y quiero estar ahí. Hay ciertos temas, ciertas ideas que sé que no se las puedo encomendar a nadie y por eso las escribo también. Para mí es un goce absoluto estar ahí, entonces no es un problema. Siempre me preguntan si es un enredo y la verdad es que no, porque cuando entro al escenario soy muy actriz y me dejo llevar por las energías del escenario, del colectivo, de quién esté dirigiendo, y la autora se queda atrás. En este trabajo me obligaba a actuar con un ojo adentro y un ojo afuera, porque estábamos probando el material y había que seguir estructurándolo. Fue super interesante, me encanta, sé que es una energía distinta, porque cuando me invitan a trabajar un proyecto y soy solamente actriz es más relajado, debo decirlo, me entrego más al goce. Siempre hay alguien que está observando. Siempre mis trabajos escriturales, los desarrollo con mi compañía, por lo tanto, también hay una parte de mí que produce, hay una parte de mí que está a cargo. Hay una energía diversa, pero yo la disfruto igual.

Tu personaje se llama Fuenzalida, al igual que tu otro libro Fuenzalida, ¿eso fue a propósito? ¿Qué motivos decidieron la elección de interpretar este personaje? O ¿fue una decisión de dirección?

Fuenzalida se ha ido constituyendo en el trabajo escritural mío, como una especie de alter ego, como mis trabajos son también de archivo autobiográficos. La historia de Space Invaders es un archivo autobiográfico. Lo que se cuenta ahí es real. Fuenzalida soy yo, es una Fernández, y es además otras cosas; incorporo otros archivos de otras compañeras que vi, pero a lo largo de mi obra se ha ido transformando en eso. Es verdad que tengo una novela que se llama Fuenzalida que es un alter ego de mi padre y mío. Es una novela sobre el padre, pero es una ficción. En Liceo de niñas hay un personaje que se llama Fuenzalida que también lo encarné yo. Es un juego que tengo conmigo misma. Es mi manera para poder habitar el escenario con materiales que son biográficos, pero también distanciándome un poco. Fuenzalida soy yo y no soy yo al mismo tiempo.

La obra se centra en los casos de las violaciones a los derechos humanos en la dictadura, a partir de la historia de estas cuatro mujeres y la desaparición de una de las compañeras del colegio ¿Cómo fue abordar esta temática? ¿Cuál fue el punto de vista que quisiste trabajar desde el libro y traspasarlo a la puesta en escena?

Esta historia se articula a partir de una figura que es Estrella González Jepsen, que fue una compañera del liceo, de la que nos terminamos enterando que era la hija de uno de los asesinos del caso «degollados» y todas esas vivencias, de que ella era hija del caballero que nosotros veíamos como apoderado era su padre, fueron parte de la historia. También ir contando o ir distrayendo nuestra educación en esos años y lo que era ser una niña escolar en ese tiempo, eran los temas que están ahí, y cuando yo tuve consciencia de esta historia hace harto tiempo atrás, hace como 10 años atrás, la historia fue bien loca porque iba pasando por Rondizzoni que era por donde vivía Estrella Gonzales con una compañera de curso de ese tiempo y al pasar por la casa recordamos la historia porque yo la tenía un poco olvidada, no el caso «degollados» por supuesto, pero la vinculación que teníamos muy secreta, muy doméstica al caso por haber conocido al caballero y a su hija, y cuando comenzamos a comentar y dije que había algo, no sabía bien qué pero había algo interesante, uno al contar la trastienda de la historia, como esa gran historia que meridianamente la conocemos, ha golpeado, ha pasado o a entrado a nuestras casas, a nuestras vidas porque la historia es así, no ocurre en la calle solamente, ocurre en nuestras vidas y en nuestras casas. Allí comencé a entenderlo, y me pareció relevante contarla y partió una investigación, primero que nada, con mis compañeras y compañeros de curso preguntándoles sobre lo que recordaban de esta figura. También me topé con algo súper interesante, que era constatar cómo funciona la memoria colectiva y que es arbitrariamente loca porque todos y todas recordábamos cosas distintas. Para algunos Estrella tenía el pelo largo, para otros tenía el pelo corto, para algunos era una niña adorable, para otros era una mujer odiable. Lo que me pareció tan interesante es algo que se da vueltas en la historia, que las versiones son múltiples si queremos recrear un recuerdo colectivo. Lo otro, es que comencé a hacer una investigación más de archivo duro y empecé a entender cuán cerca habíamos estado de ese horror, que habíamos estado en esa casa, que habíamos conocido a ese caballero, que habíamos conocido a su ayudante, que habíamos estado en el auto donde habían estado los tres detenidos. La historia escrita, cuando yo ya no era una niña me causó horror sobre mí misma y por mis compañeros en el relato. Entonces el punto de vista se fue articulando en la medida en la que el libro se fue armando y se termina de armar una vez que encarnamos. Es muy distinto escribir un texto a luego encarnarlo y pasarlo por el cuerpo. Hay un juego con la mezcla de tiempos que es super loco para nosotras, porque somos las mujeres que tenemos entre 40 y 50 años las que somos las actrices intérpretes, pero somos al rato también esas niñas que recordamos haber sido porque, las niñas que fuimos, no solamente lo son para nosotras como intérpretes, sino que para todas. Están en nosotras, somos esas niñas también, son parte fundamental de las mujeres que somos ahora y esa mezcla de tiempo que ocurre en el escenario es bien loca. Creo que al público también le pasa, porque retrocede, pero a la vez vuelve, porque desgraciadamente las cosas que contamos ahí, todavía siguen vigentes, no solamente en el recuerdo, sino también en el día a día. Hay violencias que no han terminado, y eso es super triste de constatar.

La forma en que está contada la historia es bien interesante porque también se divide en 10 instrucciones que ordenan estos episodios ¿Cómo fue esa construcción narrativa en este desarrollo del relato?

Eso parte desde texto literario, el que fui configurando según como lo hace un juego de Space Invaders, que jugábamos en aquel tiempo, es el primer shoot off, es el primer juego que se instaura en matar a alguien, un juego donde se disparaba. Es el título del libro y la atmósfera del libro o su metáfora, porque eran tiempos donde jugábamos mucho ese juego, pero a la vez la vida se parecía a un juego, porque siempre había alguien que quería matar a otro y uno estaba en uno de esos bandos. En este caso, las jóvenes que aparecen en ese escenario, son parte del ejército de marcianitos que intentan llegar a la tierra, pero siempre habiendo un tanque, una bala que quería echarlas abajo. Tomé esa estructura y el libro está así cómo estaba el juego, por vidas, uno tenía una cantidad de vidas y game over. Acá profundizamos un poco más, porque encontramos en el escenario que también era interesante plantear esta puesta en escena como un juego, como un juego como lo era o como lo es Space Invaders. Empezamos a mezclar también otros juegos. Tenemos las vidas que son la estructura en la historia, pero también las instrucciones como lo son las de los juegos de video que las que empezó a dialogar, como lo era la vida dictatorial: bando número 1, bando número 2, estado de sitio, esto se prohíbe, esto no, esto usted tiene que hacerlo, hágalo rápido. Empezamos a darle ese cuerpo a la puesta en escena, al entender que se podía hacer el hilo o la forma estructural de contar la historia. Eso apareció allí, lo cual fue super entretenido.

Space Invaders tiene mucho humor y momentos muy divertidos ¿Cómo fue incorporar esos elementos de humor en esta historia dramática, basada en hechos reales?

Lo que es algo que nos interesa mucho, es cómo poder acercar estas historias, que evidentemente que son fuertes y que son dramáticas, que nos cruzan y nos dejan muchas veces en shock, como ocurría en la vida real. El caso “degollados” fue uno, que por lo menos nosotros, viviéndolo desde la edad que teníamos, fue muy brutal.  La vida está cruzada por todos los colores posibles, y nuestra vida dictatorial no era una vida horrorosa, era una como lo es cualquiera, donde nos reíamos, nos enamoramos, donde jugábamos, donde fuimos. Es importante declararlo, porque la vida siempre se impone, con todos sus colores pese al horror del todo. Eso siempre ha sido mi interés de dejarlo establecido en lo escrito, en las obras y cruzar estas grandes historias que son fuertes y tremendas, con el humor, con la simpleza, con la amabilidad. También como una estrategia para que el público pueda entrar en las historias también, porque si no, creo que uno las clausura desde el dolor y el horror. Es muy difícil entrar y te quedas observándose, pero no entrando en ellas, no viviendo la experiencia. Creo que, en ese sentido, cuando uno las desbarata un poco el horror sin quitarle el lugar que debe tener, uno abre esas puertas para que la gente pueda entrar. Recuerdo que cuando hicimos El taller, mi primera escritura dramática, era una comedia negra sobre el caso de Mariana Callejas. La gente se reía desde el comienzo hasta donde nosotros queríamos que se riera, porque también había momentos donde uno cerraba la puerta del humor. Creo que es super importante habitar esas historias desde otros lugares también.

Eres muy prolífica en tu trabajo, con la cantidad de obras y libros vas desarrollando ¿Cómo logras coordinar todos tus proyectos simultáneamente? y ¿Cuáles tienes en el futuro?

Hay dos cosas; la fundamental es que me apasiona el trabajo creativo, entonces la escritura y el escenario son para mí indispensables. Si no estoy ahí yo siento que me muero, y, además, no solamente por un tema de goce, es una manera de estar en la vida. Siento que, si no estoy escribiendo, ni actuando, no sé cómo pensar el mundo. Entonces me pierdo y hasta me deprimo, entonces, yo requiero de ello, es mi espacio, es como mi manera de procesar la realidad, hay gente que lo hace de otras maneras. Una es loca y para mí la creación es espacio y se me vuelve muy necesaria, sobre todo cuando comenzamos a vivir realidades tan intensas como las que estamos viviendo ahora. La pandemia nos dejó con un montón de tacos teatrales y ahora estamos tratando de resolverlos todos. En Junto al Lago Negro tenía mucho tiempo, y con Space Invaders también. Se ha juntado con los otros proyectos que también se han pensado en la pandemia. Parece que hubiera muchas personas con mi cara, pero no, soy la misma, pero es porque las cosas se han trabajado con mucho tiempo en rigor y de pronto aparecen en escenario. Ahora estoy con Space Invaders, con una temporada que nosotros debimos haberla realizado en junio del 2020. Por eso estamos tan contentas de llegar por fin al escenario y tener una temporada larga de comunicación con la gente. Lo que se viene es otro proyecto, que también estaba en taco, que se supone que lo estrenábamos el 2021 que se llama La casa de los monstruos que es de la compañía “La Pieza Oscura”, una obra dirigida y escrita por Marcelo Leonart, con la compañía que estrenamos en agosto. A la vez estamos partiendo con un proceso de investigación escénica, son hartas piezas. El teatro La Memoria me invitó a trabajar en una residencia en sus salas, lo que es maravilloso, porque es contar con un espacio de trabajo durante mucho tiempo. Quedé fascinada con este trabajo que hicimos con Space Invaders. Quiero trabajar sobre otro texto literario mío, que es una novela que se llama Voyager, que es un ensayo literario que mezcla novela, crónica. Es un texto muy híbrido y queremos investigarlo, no para hacerlo tal cual, sino para sacar ciertas ideas y ver cómo podemos traducirlas al escenario, en esta residencia que tenemos en La Memoria. No tiene fecha de estreno, es un trabajo que vamos a desarrollar con calma, con tiempo y vamos a ver cómo nos sirve para procesar esa realidad loca que estamos viviendo ahora, para ver cómo se traduce.

¿Qué le dirías a la gente para que no se pierda Space Invaders?

Todas, todos, todes están super invitados al Teatro UC, estamos de miércoles a sábado a las 8:30 pm, hasta el 14 de mayo. Es una temporada de tres semanas, tal cual como lo están ahora las temporadas, con un privilegio tremendo. Es una obra que mezcla una historia que nos pertenece a todas y todos, que es parte de nuestra historia, que si no la conocemos es bueno que la conozcamos para comprender nuestro presente. Es una obra que está contada desde el presente. Mezcla amor, ternura, infancia, sueños, pesadillas, fanáticas, sororidad, compañerismo, trabajo en equipo, y que debo decir, lo hemos hecho con tanto cariño. Es una obra tan pensada para ofrendarla que queremos tenerlos en la sala, queremos que vivan la experiencia porque lo van a pasar tan bien, como la pasamos nosotras. Van a hacer estos procesos de pensar y de reciclar, tanto nuestro pasado como nuestro presente, en la sala con nosotras, así que les esperamos.

Título: Space Invaders

Compañía: La Pieza Oscura

Dramaturgia: Nona Fernández, basada en su novela homónima

Dirección: Marcelo Leonart

Elenco: Carmina Riego, Roxana Naranjo, Francisca Márquez y Nona Fernández

Escenografía y vestuario: Catalina Devia

Diseño de Iluminación: Andrés Poirot

Realización y asistencia de diseño: Nicolás Jofré

Música: Miguel Miranda

Coreografías: Claudia Vicuña

Producción: Francisca Babul

Coproducción Corporación Cultural de Quilicura, Fundación Teatro a Mil y Teatro UC

 

Coordenadas

 

Temporada: 20 de abril al 14 de mayo, miércoles a sábado, a las 20.30 horas.

 

Entradas en boletería del teatro (miércoles a sábado, de 15 a 20 horas) y Ticketplus https://ticketplus.cl/events/space-invaders

Más información teatrouc.cl

 

+ información y gestión de prensa Comunicaciones Teatro UC:

Marcela Rivera O. – Tel: +56 9 9895 3578 – Mail: mprivera@uc.cl  

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