Por Isabel Aburto
Durante este mes de enero, en Galería Metropolitana PAC, se encuentra instalado El Kiosko, proyecto de la artista y gestora cultural chilena radicada en Alemania, Valeria Fahrenkrog. Este proyecto fue concebido, en colaboración con la Mitkunstzentrale para la exposición Museo de la democracia en la Neue Gesellschaft für Bildende Kunst (nGbK), en Berlín. Entre abril y junio de 2021, este museo ficticio presentó su colección temporal con un programa de eventos que propuso analizar de manera colectiva diversos acontecimientos de la historia reciente de América Latina, en especial el del estallido social en Chile.
El Kiosko, además, funcionó como el espacio para la primera presentación del libro Chile International II: Bocetos del sur – Mapas del devenir de Valeria Fahrenkrog, Eva-Christina Meier y Galería Metropolitana.
Tuvimos la oportunidad de conversar con Valeria Fahrenkrog, quien hoy vive en Colonia, Alemania. Es Licenciada en Arte de la Universidad Católica de Chile, postgraduada en medios audiovisuales de la Escuela Superior de Medios de Colonia, Alemania y en 2014 se graduó del Máster Art in Context en la Universidad de las Artes de Berlín.
Nos contó sobre la instalación de El Kiosko, el lanzamiento del libro que editaron junto con Galería Metropolitana y futuros proyectos en Chile.
Primero que todo ¿de qué se trata El Kiosko?
A grandes rasgos, El Kiosko es un objeto de instalación, es como una escultura utilizable. Está construida completamente con materiales reciclados, rescatados de la basura o de que llegaran a la basura, y esta es su segunda edición, la primera está expuesta todavía en Berlín y es un espacio para convocar otros proyectos y otros trabajos. A partir del libro que acabamos de publicar también con Galería Metropolitana y Eva-Christina Meier, pensamos que sería una buena instancia instalar El Kiosko acá para lanzar el libro e invitar a gente que está involucrada en el libro y que tiene que ver mucho con procesos culturales e iniciativas que se han dado a raíz del estallido social y en una línea que tiene que ver también con el extractivismo. Así que El Kiosko es un poco un collage de materiales y una instancia para convocar e invitar gente a dialogar.
¿Cómo surgió el contacto con los invitados a participar?
Muchos de quienes están participando son personas que participaron en el libro con alguna obra o como entrevistados. Ellos mandaron algunas cosas y además invité a un montón de gente cuyo trabajo me parecía interesante para conversar, y ellos también me trajeron materiales y publicaciones.
¿Y cómo surgió la idea del Kiosko? ¿en qué contexto?
El Kiosko lo soñé. Estábamos preparando un proyecto que se llamó Museo de la Democracia, una exposición que se hizo en 2021 y cuando estábamos escribiendo la postulación del proyecto a los fondos, soñé un kiosko en el espacio de exposición, un kiosco de lata verde, de esos típicos que están en muchas esquinas de Santiago y así se me ocurrió. Luego, fue derivando a construirlo nosotros mismos, inventar un kiosko propio y en ese museo de la democracia, había una parte que se llamaba Plaza del kiosko, como una representación cliché de espacios urbanos latinoamericanos, al lado había un pilar disfrazado de palmera y el kiosko era una especie de tienda de museo, biblioteca del museo, archivo. Además teníamos obras de artistas, varios libros, teníamos una obra en un computador que era interactiva y además usamos el kiosko para eventos, por ejemplo, invitamos a un artista que tiene un proyecto de un museo que se llama Simón Bolívar y tenía su museo en una maleta, y va sacando artefactos que lleva coleccionando hace 20 años sobre Simón Bolívar, entonces usó el kiosco para su presentación.
Esta idea del museo de la democracia ¿es sobre democracia en Latinoamérica?
Nace sobre una idea que tuvo Sebastián Piñera, que quería hacer un contraproyecto del Museo de la Memoria y haciendo brainstorming con el grupo curatorial, empezó como una broma, pensando si nosotros hiciéramos el museo de la democracia, qué hubiera tenido ese museo, y así fue como se nos ocurrió, a partir de todas las cosas que estaban pasando en Latinoamérica, en Ecuador, en Bolivia había sido recién el golpe de Jeanine Añez, en Chile el Estallido social, unos meses antes se había quemado el Amazonas, comenzamos a problematizar qué estaba pasando con la democracia, si la democracia está en un museo ¿significa que ya no existe? Y empezamos a buscar obras que para nosotros representasen eso, que cuestionaran qué estaba pasando con la democracia en Latinoamérica.
¿Cómo definirías el arte que tú realizas?
Yo, rara vez hago “obras”, lo que hago es gestionar proyectos colaborativos que no necesariamente terminan en una obra, sino que hacemos una serie de eventos. Trabajo mucho con materiales usados, desechados. Siempre tiene que ver con el contexto en el que estoy trabajando y mucho de mi trabajo tiene que ver con convocar y juntar gente. En cuanto a los temas hay una mezcla que tiene que ver mucho con el espacio público y, en los últimos años, muy fuerte el tema de Latinoamérica, poscolonialismo, extractivismo, el hacer visible ciertas formas de trabajo que van más allá de colgar un objeto para la venta en un muro. Yo no funciono para nada así, no hago obras que se venden. Ahora hay un libro, pero que lo hicimos también colaborativamente y a propósito de estos temas.
Cuéntame del libro, cómo surgió y de qué trata
El libro surgió porque yo invité a Eva-Christina Meier, periodista y artista alemana, al Museo de la democracia porque ella había hecho algunos proyectos sobre Latinoamérica, un libro sobre Chile y una exposición sobre Argentina y la postdictadura y, a partir de eso, ella me invitó a mí a participar de este libro. Ella tenía la idea de hacer un viaje por Chile y conocer y visitar iniciativas culturales y artísticas a lo largo de Chile, pero que fueran también de forma colaborativa, ver cómo estaba cambiando la escena del arte en Chile, la escena cultural, y salir un poco de Santiago. Y junto con Galería Metropolitana hicimos la edición del libro que es una antología fácil de leer, es poco académico, es poco sistemático, no es un libro teórico, es más bien como una recolección de momentos y de cosas que están pasando y que son interesantes, pero no hay un afán de presentar un mapa completo.
¿Siempre mantuviste el interés de trabajar temas relacionados con Chile y Latinoamérica, aunque estuvieras en Alemania?
En realidad, estuve muchos años sin tener relación con Chile. Me titulé, me fui y nunca tuve vida profesional en Chile. Creo que el tema de volver a trabajar sobre Chile o en Chile nació recién en 2018 cuando me invitaron a exponer en proyecto SACO, en Antofagasta, ciudad donde viví varios años. El tema que estaba tratando tenía mucho que ver con la memoria, así que trabajé un tema relacionado al espacio urbano en Antofagasta y fue super gratificante, porque fue uno de los primeros momentos en que sentí que mi trabajo llegaba a la gente y tenía sentido. Fue una reconstrucción a pequeña escala de una escultura que había desaparecido del Chango López, que es una figura mítica fundacional de Antofagasta y ahí me dieron ganas de seguir trabajando mucho más sobre Chile o en Chile porque fue una experiencia muy bonita. Y luego, con el estallido en 2019 dije, yo quiero hacer algo sobre esto, pero no sabía bien qué y no quería hacerlo sola y convoqué a un grupo de amigos con los que siempre había querido trabajar y que conocía muy bien de Berlín, como LatinX y Diáspora Latinoamericana y las cosas se fueron dando una tras otra. No lo forcé y se convirtió en una parte muy importante de mi trabajo.
¿Tienes ideas o proyectos para seguir trabajando con y en Chile?
Sí, ahora quiero empezar un proyecto de investigación artística que es más personal: tiene que ver con las paltas en la Quinta Región, específicamente en La Cruz y lo que fue la casa de mis abuelos, que fue una de las primeras quintas de paltos en La Cruz. Es un trabajo más biográfico y quiero trabajar sobre ese lugar, porque ese lugar desapareció sin que yo me pudiera despedir, pero también tiene que ver con cuestionar qué significó eso y qué significa ese trabajo que hizo mi abuelo y qué es lo que está pasando en la Quinta Región, hoy, con el tema del agua. No sé todavía cómo lo voy a aproximar, pero hay una inquietud ahí, que tiene que ver también con el extractivismo, de dónde vengo, cuál es mi posición darse cuenta de dónde viene uno, de dónde vienen los privilegios de uno. Es muy vago, no he empezado aún, fuera de recopilar mucho material, no he hecho nada.
Proyecto “El Kiosko” de Valeria Fahrenkrog
Galería Metropolitana – Félix Mendelssohn 2941 – Metro Pedro Aguirre Cerda
Hasta el 28 de enero.
Libro “Chile International II: Bocetos del sur – Mapas del devenir” de Valeria Fahrenkrog, Eva-Christina Meier y Galería Metropolitana.
En venta en librería Metales Pesados.