Por Galia Bogolasky
Entrevistamos a la artista visual que trabaja a partir de reflexiones e investigaciones sobre el coleccionismo doméstico, y, los aspectos etnográficos, museales, rituales, patrimoniales, memoriales y ficcionales intrínsecos a la práctica o acto de coleccionar. Su interés es rescatar/abordar los valores simbólicos que se establecen entre el coleccionista y su colección, lo que conceptualmente denomina: “relicarización secular”. Es decir, buscar un objeto, encontrarlo, asignarle un lugar dentro de la colección, poseerlo y atesorarlo. Atesorarlo no por un valor material, sino por lo que simboliza para quien colecciona, que ve desplegarse por medio del objeto, sus recuerdos y el vasto territorio de la memoria.
Configura y materializa grandes cuerpos de obra. En sus proyectos desarrolla el inter disciplinario lenguaje del Diorama miniatura, en la cerámica escultórica, la pintura e ilustración, los troqueles y la instalación.
Esto fue lo que nos contó de su trabajo
¿Cómo llegaste al arte, qué fue lo que te llamó la atención?
Yo entro en el año 2008 a estudiar licenciatura en artes en la Universidad de Concepción. No obstante eso, a lo largo de mi vida, previa a esa instancia, siempre estuve vinculada a las artes, no solamente a la pintura, al dibujo, también a la literatura, que fue también lo que me llevó a estudiar después un posgrado en Literatura Hispanoamericana, y a diversas disciplinas que involucran la cultura y las artes. Siempre me vinculé a la cultura en sus diversos aspectos de creación artística.
Cuéntame un poco de tu trabajo, entiendo que tú trabajas mucho con la cerámica y con el dibujo. ¿Qué técnicas utilizas y qué temáticas te gusta abordar en tu trabajo?
Construyo, configuro grandes cuerpos de obra, en donde reflexiono desde el coleccionismo doméstico, desde las variaciones del acto de coleccionar; me refiero a los aspectos tanto simbólicos como memoriales, patrimoniales e inclusive ficcionales que habitan en la práctica o acto de coleccionar. Por ejemplo, cuando la abuelita te empieza a contar una historia de un objeto familiar y esa anécdota, que pasó a ser mito familiar, ni siquiera es real, se vuelve real de tanto ser contada y en ese contexto se transforma en algo muy importante para la familia, para quienes tienen un vínculo con esa anécdota. Lo mismo pasa con los objetos, me interesa rescatar los valores simbólicos, un objeto no relevante por su valor material, sino por todo lo que implica en términos múltiples, para quien lo colecciona y lo atesora. Desde ese discurso, desde el coleccionismo, yo me traslado y me bifurco hacia la naturaleza, flor y fauna endémica, hiperbólicamente representada en mis obras, y asimismo hacia el universo mítico popular, porque habitan allí muchos aspectos que me parece constituyen un atesoramiento colectivo y una memoria e identidad de los diferentes pueblos, ciudades y sociedades. En ese contexto, desarrollo un par de proyectos en donde relevo feminidades del universo mítico popular, pero esas feminidades ya alejadas de las superposiciones masculinas, de los dogmas, de los cánones de belleza, mucho más liberadas y desde un territorio desprejuiciado.
Todo esto que yo reflexiono, indago discursivamente, lo llevo a cabo mediante diversos lenguajes; el diorama miniatura, que es el lenguaje madre, es mi lenguaje madre. El diorama miniatura es en sí mismo un lenguaje que cobija muchas disciplinas, y además de ser usado para el arte contemporáneo, también se utiliza para el cine, para la ciencia, para muchas áreas del conocimiento. Yo lo llevo al arte contemporáneo y como cobija en sí mismo muchas técnicas, muchas disciplinas de las artes visuales, indefectiblemente desarrollo además cerámica escultórica, óleo sobre tela, pintura en diversas técnicas, acuarela, ilustración e instalación, entre otros cuerpos de obras que he levantado. Yo levanto grandes cuerpos de obras, me tardo al menos un par de años en cada proyecto.
Me puedes explicar un poquito más el concepto de diorama en miniatura.
El diorama es una reproducción de algo que puede o no existir. Por ejemplo en el cine, Wes Anderson utiliza muchos dioramas en sus películas. No obstante, a diferencia de una maqueta arquitectónica, el diorama es en sí mismo. No es un proyecto de algo que puede o no llegar a ser, es en sí mismo. En mi caso, por ejemplo, el primer cuerpo de dioramas miniaturas que levanté, y pensando en el coleccionismo y qué tenía yo como para coleccionar, fueron mis dormitorios, que hasta ese momento habían sido 35, y los reconstruí en miniatura, los emplacé dentro de vitrinas contenedoras, que tenían una ventana ovalada, que aluda al relicario, al lugar de resguardo de la reliquia, y tienen luz interna también. Con ese proyecto, que fue súper lindo, y fue el punto de partida de mi carrera artística, estuve en el MAC, en el Museo Nacional del Arte Contemporáneo, en la Pinacoteca, salió de Chile, tuvo un montón de repercusión. De allí me fui hacia otro tipo de colección, a la colección viva, a jardines, a colección de plantas de interior, jardines domésticos, y allí entrevisté y me vinculé a 20 mujeres coleccionistas de plantas y repliqué sus jardines en miniatura. En ese caso tenía algo bien bello, que es que, en el caso de una colección de plantas, hay que tener una cierta generosidad, porque tiene que haber mucho de ti para que esa colección siga viva. Es una colección que, además, todos los días se va modificando porque va creciendo algo, se va secando otra cosa, por lo tanto, en el momento en que yo capturo esos jardines, solo fueron así en ese momento, un mes después ya eran distintos. Eso también tenía algo muy interesante, además de la generosidad de las mujeres, que me permitieron habitar sus universos internos.
Tú utilizas muchos elementos de la naturaleza en tu trabajo. ¿Qué es lo que te atrae a la naturaleza y cómo trabajas con estos elementos? ¿Qué es lo que te inspira de la naturaleza?
Como una persona que indaga bastante sobre el patrimonio cultural y la cultura extendidamente, a mí me parece que la naturaleza es nuestro más sagrado e insustituible patrimonio. La vida humana no puede existir sin vida natural, y desde ese contexto y desde ese atesoramiento que es para mí todo lo natural, todo lo que tiene que ver con flor y fauna, puesto que, además, me parece que habitamos el mundo con una innumerable cantidad de seres sintientes, no solamente los seres humanos. No tenemos hegemonía del sentir. Desde esa perspectiva me parece súper relevante que se instale la conversación, muchas personas de muchas áreas del conocimiento lo están haciendo, de la conciencia respecto de la naturaleza y de protegerla, preservarla, divulgarla y relevar todo lo bueno y lo magnífica que es. Entonces por eso desde ahí. Como soy dioramista y tengo una obsesión con el oficio, y con detenerme a observar cosas a veces muy pequeñas, tanto en los dioramas como en mis esculturas cerámicas, desarrollo un detalle muy acucioso, ya sea de una ave o de una semilla de 5 milímetros, de una flor de 5 milímetros, y usualmente lo que hago es cambiar el formato, en el caso de la flora y fauna, aumentar su tamaño y sacar el color, retirar el color, para poner más atención a la forma y para que las personas se puedan interiorizar en cuál especie es y cuáles son sus características y particularidades.
Conocí tu trabajo en Ch.ACO, y me pareció súper interesante. Cuéntame ¿Cómo ha sido tu experiencia en las ferias de arte? Has estado en Ch.ACO, en FAXXI, y en varias ferias de arte, tanto en Chile como en extranjero. ¿Cómo ves las ferias versus la experiencia de las exposiciones individuales o colectivas?
A mí me agrada mucho el trabajo con museos, me gusta exponer en un espacio museal. También me gusta muchísimo participar de ferias de arte contemporáneo porque me parece que conjugan varios elementos. Primero, la mayoría son muy democráticas, sobre todo las que son de libre acceso. Por lo tanto, personas que no están habitualmente vinculadas al mundo de la cultura y las artes pueden acceder a múltiples artistas en un mismo evento y conocer un poco más de cómo cada uno de esos artistas va configurando su universo interno y sus prácticas artísticas. Eso me parece muy relevante, además las ferias son instancias que propician diálogo con agentes culturales, con personas del área del periodismo cultural, como es tu caso, con directores de galerías y de museos, con personas que llevan adelante ciertos tipos de proyectos del área y también con muchas y muchos colegas. Esa multitud de factores a mí me resultan súper interesantes, además, que pones en valor en tu obra, puedes comercializarla, lo cual es un aspecto fundamental también para poder seguir desarrollando nuestra producción artística. Al igual que cualquier otra carrera, nosotros necesitamos subsistir para poder pagar cuentas. Las ferias también te entregan esa posibilidad. Además de que te posicionan en un determinado sector artístico, en un determinado escenario, por ejemplo, que si vas a Nueva York te va posicionando allá, si vas a Santiago te posiciona allá, etc, eso también es súper importante.
¿Te pasa que a veces la gente tiene poca costumbre o le cuesta más comprar obras que no sean un cuadro propiamente tal, una pintura en óleo? En tu caso son los dioramas en miniaturas. ¿Cómo la gente se acerca a tu obra para comprarla? ¿Qué impresiones causan en la gente? Sobre todo en esas instancias de las ferias de arte que puedes conversar con la gente y conocer sus impresiones.
Yo estoy súper agradecida de la forma en que las personas se acercan a mi trabajo, suele haber bastante interés. En el caso particular de la escultura cerámica, por ejemplo, para contarte lo de Ch.ACO. En Ch.ACO no expuse dioramas, expuse solamente cerámica escultórica, porque estaba compartiendo stand con mis colegas del colectivo y queríamos tener una propuesta escénica en general. Las personas se acercaban por lo bello. Lo primero que yo les decía era “sí, esto es algo bello, pero para hablar de algo ético”. Porque todas las esculturas de flores que estaban desde el muro y se desprendían y luego terminaban en el aire, se llamaban Fragmentos de un bosque que se extingue. Es un recurso que utilizo para el diálogo con las personas. Claro, esto es algo bello, puede perfectamente ser algo decorativo, pero en realidad pasa también esto de otro. Un mínimo de personas también se sentían súper emplazadas y reticentes a ese discurso, a esa reflexión. Se retraían y se iban. Pero en la mayor parte de las personas se generaba algo súper hermoso. Con los dioramas igual pasa algo muy interesante, y es algo que a mí me fascina de ese lenguaje. No es críptico. El arte contemporáneo muchas veces suele ser críptico, lo cual está bien, hay espacio para todo, pero a mí me interesa que las personas puedan dialogar con la obra, me interesa que las personas puedan encontrarse, no solo encontrar, encontrarse en una obra. El diorama en miniatura, al ser pequeño, implica que primero tú te tienes que, o empinar o agachar, pero tienes que moverte, tu cuerpo se mueve para poder contemplarlo. Como es pequeñito, además, requiere una detención. Tienes que detenerte para contemplar. Como usualmente trabajo reconstruyendo espacios o refiriendo espacios que son de común conocimiento; dormitorios, living, lugares de una casa en el caso de la colección de plantas, o en mi proyecto La Memoria de los Umbrales, edificios patrimoniales, o la de los balcones, balcones que pueden ser de Lastarria o de Concepción o de Temuco o de Ecuador, las personas vuelven atrás sobre su propia historia cuando los ven. Tanto un niño, como una dueña de casa o alguien más entendido. Eso a mí me fascina del diorama en miniatura. Por eso siempre trato de exhibirlos en ferias, en los museos, en las galerías, pero también de trasladarlos a espacios no tradicionales. Por ejemplo, un campamento de extrema pobreza, una ONG, etc. Lugares donde no llega habitualmente el arte, que es algo que también a mí me interesa mucho. Me apego a la idea de arte y cultura como un derecho y me parece que aquí, en estas prácticas, encontramos elementos vitales que pueden romper círculos de violencia o de pobreza.
¿Cuáles son tus principales referentes en el arte? Mi primera impresión cuando vi tu trabajo, pensando en una chilena contemporánea, me recordó mucho el trabajo de la Mariana Tocornal. ¿Algún otro referente que tengas, tanto nacional como internacional?
Conozco a Mariana. La conocí mucho después de empezar a hacer obra. Yo creo que nos relacionamos en tanto las dos tenemos cierta cuota de obsesión con el oficio. Tengo una gran admiración por la Julia Fullerton-Batten, que es una fotógrafa que realiza dioramas a mediana escala, algo así como Alicia en el País de las Maravillas, pero muy contemporáneo y con cosas subrepticiamente feministas y políticas, que a mí me parecen súper interesantes. Tengo muchos otros referentes que no solamente son de las artes visuales: Umberto Eco, Alice Munro, Gioconda Belli, Georges Perec, Gaston Bachelard. Muchos referentes del mundo de la literatura, porque mi pega parte mucho desde la reflexión y de allí se despliega hacia la concreción. Más que eso de la inspiración, yo trabajo en la reflexión. De artistas nacionales, por supuesto, que admiro muchísimo, a la Voluspa Jarpa, a Norton Maza, de las más pictóricas a la Bruna Truffa. De los artistas más clásicos, que a las personas igual les interesa un poco eso, hay una obra en particular que me raya, que es La maleta del Museo Ambulante de Duchamp. Me gusta mucho Da Vinci, pero no solamente por su obra, sino por su pensamiento ideático, el tipo era brillante. Me gusta mucho la Séraphine Louis, que no es muy vinculante a mi pega, pero también desde ahí de lo naif. Mi trabajo transita por hartos lugares, y en tanto crítica del arte, me gusta mucho el discurso de Avelina Lésper, porque evidentemente valoro mucho el oficio y la técnica.
Has tenido mucha experiencia exponiendo internacionalmente. Has expuesto en Miami, en Nueva York en varias instancias. Te pasó una situación muy desagradable en Nueva York, con unas obras que finalmente terminaron botando. Cuéntame qué sucedió y en qué estás actualmente con el tema.
Sí, ha sido súper complejo y los antecedentes que manejo hasta el momento. Tú sabes muy bien cómo se maneja el mundo de la cultura y las artes, y que muchas veces los artistas tenemos una serie de precariedades al momento de, sobre todo, sacar nuestra obra al extranjero. Los apoyos no son tan masivos y sobre todo si participas en ferias en el extranjero, hay mucho más límites. Saqué esta obra a una exhibición de arte contemporáneo en la feria ArtExpo New York. Dentro de lo que se solicitaba, llevar una obra de mayor formato. Llevo dioramas, llevo pintura, y llevo esculturas en cerámica. Había invertido mucho en términos económicos, era muy difícil traerla de vuelta por los altos costos. Yo soy de Concepción, por lo tanto, me contacto con una funcionaria que en otras oportunidades me había ayudado en temas logísticos. Contacté a la funcionaria de Concepción, para pedirle, solicitarle, si mis obras podían quedar en custodia en ProChile, en la ciudad de Nueva York, puesto que yo, por una parte, tenía que volver en el corto plazo, durante el año, y a la vez, no tenía los recursos para traerme las obras de vuelta. Ella, muy amable, me dijo que sí, me contactó con la persona que estaba a cargo de ProChile en ese momento, pero que también fue muy, muy amable. Las obras quedaron ahí custodiadas, en una oficina donde no eran las únicas obras ni tampoco los únicos objetos. Habían objetos de diseño, vinos, aceite, objetos de exportación y también obras de arte de más personas. Muy confiadamente, las dejo allá. Pasó el tiempo. Yo no pude volver a Nueva York en el corto plazo porque tuve una serie de problemas de carácter personal. Recién este año estoy retomando esas actividades. Les escribo para decirles que muchas gracias por la custodia, muchas gracias por el tiempo, que disculpaba el espacio que hubiera eventualmente ocupado ahí. Luego de eso me contacta esta funcionaria muy amable, que lamentablemente había estado con licencia médica por un lapso de tres meses. Yo me mantuve en contacto con ella, ella sabía siempre que mis obras estaban allá y también me dijo: “en algún momento si pasa algo yo te voy a avisar para que puedas gestionar el retorno”. Ella se fue de licencia médica, y ahí el otro funcionario, al que derivaron el caso, supuestamente me escribe un mail. No lo tengo en mi cuenta virtual, pero uno tiene varias cuentas en desuso, puede que él me lo haya enviado a alguna cuenta en desuso, porque el único mail que tengo de esa persona es de hace tres años atrás que no tiene que ver con esto. Según él no le contesto y da la instrucción de dar de baja el material, literalmente. En tanto me entero, empiezo a hacer las gestiones pertinentes, a averiguar si efectivamente esto había sido así. Esto pasó entre Bio Bio y Nueva York, no Santiago. Cuando me entero de la situación, inmediatamente tomo contacto con las entidades pertinentes; Museo Nacional de Bellas Artes, DIRAC, MINREL y ProChile a nivel nacional. ProChile hace todas las indagatorias. Me convoca a una reunión. En esa reunión me pide disculpas, fueron muy amables. Me comunican que iniciaron un sumario interno y que vamos a ver de qué manera podemos llegar a un acuerdo reparatorio. Eventualmente, ellos querían que fuese más del corte de gestión y simbólica, pero no puedo aceptar eso, en tanto las obras tenían un altísimo valor, y también fue un altísimo valor el involucrado para yo poder llevarlas a esa instancia de participación. Tú sabes que las ferias se pagan, no son gratuitas. No solamente implica el gasto de pago de stand, también todo lo que implicó lo logístico; traslado de obras, traslado de mí misma. Todo lo asociado. Así que la reparación no me sirve simbólica porque además son tres obras que perdí y con las que yo precisaba participar en un par de instancias que me invitaron el segundo semestre de este año. Me siento muy agradecida de cómo MINCAP y el Museo Nacional de Bellas Artes inmediatamente iniciaron gestiones. Lo mismo Daniela Aravena de la DIRAC, inmediatamente hicieron gestiones de apoyo a esto. Creo que más allá de que me pasara a mí es súper delicado que profesionales vinculados al área de artes visuales no tengan un mínimo criterio para el trato de las obras. Obras que salieron de Chile con la debida documentación. No salieron a la mala, tenían los timbrajes, los certificados del Museo de Bellas Artes, tenía los certificados de autenticidad y mi firma.
Cuéntame qué se viene para ti, qué proyectos nuevos tienes, exposiciones, muestras.
Estoy en este momento ya a unos meses de terminar un Fondart nacional que se llama La Memoria de los Umbrales y en donde me aproximo, desde el diorama miniatura, es un cuerpo de obra completamente desarrollado en dioramas. Son 20 dioramas de edificios patrimoniales del Bío Bío que también involucran un cuerpo flotante de micro dioramas de partes de dioramas contenidas en placas Petri y otro tipo de visualidades también asociadas a estos edificios. Por otra parte tengo un proyecto de editorial a medias con un escritor y músico, Álex Vigore. También estoy terminando de itinerar, se acaba de terminar una expo de una de mis obras en Pinacoteca, en la Universidad de Concepción con la obra La Paz y su Ausencia, fragmentos de un bosque que se extingue, en donde un poquito de lo que tu viste en Chaco, estas esculturas flotantes. Habían ciento y algo exhibidas en ese lugar y paralelamente colaboro con el Archivo de Artes Visuales del Bio Bio, en donde levantamos el Decálogo de buenas prácticas. Estoy con otro proyecto más que se llama Naturaleza hiperbólica, que son collages 3D, en donde cada parte está pintada al óleo por mí. A mí me encanta el collage, pero soy súper pudorosa de tomar imágenes ajenas, así que prefiero construir mis imágenes y eso troquelarlo y emplazarlo tridimensionalmente. Así que es bien diverso mi quehacer en este momento.