Por Galia Bogolasky
Entrevistamos a la escritora chilena que acaba de lanzar su última novela llamada Fíbula, editada por su sello Aguarosa Ediciones.
En su octava entrega literaria Berbelagua se desmarca de toda su narrativa anterior. La novela es una psicoficción que trabaja en un lenguaje poético, donde la protagonista escapa de una catástrofe y trata de sobrevivir en un lugar sin ninguna claridad sobre el futuro. La historia se centra en un futuro apocalíptico en Valparaíso, ciudad en la que reside actualmente.
La novela es una mezcla de poesía y narración que se sale de cualquier convención literaria. Esto fue lo que la autora de Valporno e Hija Natural nos contó de esta nueva entrega.
Cuéntame cómo surgió la idea de escribir esta novela llamada Fíbula
Fíbula partió haciéndose solo, no fue un libro tan programado en términos de estructura. No fue como querer hablar sobre algo en particular, sino que aparecieron unas primeras imágenes, como tres o cuatro páginas que distaban mucho de lo que venía haciendo hasta al momento. Tenía mucho que ver con una sensación que estaba viviendo en ese momento en particular, porque fue justo el terremoto en Coquimbo y estaba viviendo en un edificio vacío. Entonces había mucho movimiento, esa sensación de soledad total y de que todo se iba a perder en algún momento. Ahí comienza a surgir el trabajo de este libro. La verdad es que me demoré harto tiempo en hacerlo, me tomó cinco años, pero era un libro que se impuso visualmente de manera muy potente para mí. Las imágenes tenían mucha potencia, pero necesitaba también tener un relato al final. No solamente las imágenes por las imágenes. En el relato fue en lo que más me demoré, en pensar el cómo.
El libro tiene un lenguaje super poético. Es super especial la forma en que está narrado ¿Cómo llegaste a esa forma de narración que es super particular?
Para mí es una forma de narración bien antigua. En esas primeras veces que escribí, lo que se me dio naturalmente era ligado a la prosa poética. Es lo que me sale de manera natural. También libros que me gustaron mucho desde un comienzo, están en ese radio. Estoy pensando en María Luisa Bombal, en Armonía Somers o en Marosa di Giorgio, que son autoras que me gustan mucho, Clarise Lispector también. Son autoras que tienen esa forma. En general mis libros han tenido esa poética, en alguna forma. El libro es como Hija natural, que es como una novela mucho más normal, tradicional. En ciertos momentos me daba esos pequeños lujos de meter un poco de poesía. Pero en realidad esto fue ya un evento más importante para mí, porque fue dedicarlo en un libro completo a ese espacio de prosa poética y aprovechando que la poesía tiene la facilidad de decir mucho con pocas palabras. Este libro, que surgió a nivel de fragmento, era lejos el mejor lenguaje posible, al menos para mí. Necesitaba el hecho de la escritura y de la edición al mismo tiempo. Porque escribir es también es editar, autoeditarse.
Cuéntame cómo trabajaron el libro con la editorial Aguarosa. Es super interesante como se lee, escrito con párrafos cortos, con muchas unidades separadas. Es super interesante la forma en que se ve el libro, la diagramación y el formato poético ¿Cómo llegaron a esa propuesta con la editorial?
El libro ya era fragmentario, estos bloques de texto ya eran así. Creo que me sirven, de alguna manera, para poder trabajar las imágenes casi como si fueran pequeños cortos. Hay una saturación visual de miles de cosas que están pasando en la tierra, en el cielo y en otras dimensiones, como que ese formato, de alguna manera, encajonaba la narración. Eso me parece muy interesante del formato televisivo. La caja de la tele, hay un marco que te lleva hacia otros lugares. El libro tiene mucho de eso, de este cuadrado que encajona. Cuando trabajamos con la editorial, una de las cosas que nos quedó clara era que el libro necesitaba aire. Necesitaba que tuviera harto espacio, por ejemplo. Entre los márgenes, en el arriba y el abajo, cosa de que el lector centrara toda su atención en el centro. Eso creo que es entretenido con respecto al libro, todos estos juegos que se pueden a nivel de edición o de darle una forma al lenguaje que tiene el libro, creo que es super lindo. Yo quedé super contenta con el trabajo que hicimos a nivel de diseño.
¿Cómo ha sido el proceso de escritura para ti? Ya tienes varios libros; novelas, libros de relatos, poesía hasta llegar a esta historia; sobre tu evolución como escritora.
Creo que la evolución se ve muy notoriamente en mis libros. En realidad, si alguien parte leyendo Valporno y termina leyendo Fíbula se va a dar cuenta que hay un imaginario que está muy presente y que he ido desarrollando con el tiempo. En Valporno era el libro más extraño, en términos de forma. Hay cuentos que parecen escaleta, a ratos tiene prosa poética, tiene un lenguaje bien barroco. Es una mezcla de estilos y eso habla también mucho de no saber muy bien cuál era mi lugar escritural en ese momento. Había ciertas imágenes y relatos que necesitaba contar, pero todavía no había una forma tan desarrollada, pero estaba probando esa forma. Con el otro libro de cuentos, La bella muerte, hice una pega de hacer las historias con más tiempo. Valporno era de mucho punto seguido, imagen tras imagen. Con La bella muerte no, es un libro que tiene hartas comas por lo tanto tiene otros ritmos, otras formas, también el tema con el que estaba trabajando. Sin duda, partí desde un escenario de ficción y de repente encontré cosas dentro de esa ficción que tenían mucho que ver con mi historia, con lo autobiográfico. No fue que yo decididamente quisiera hacer una obra autobiográfica porque encontrara que mi historia es muy interesante, sino porque ya notaba que existía eso en mis libros; en los primeros, por lo menos.
Decidí meterme en el formato de los diarios, con Domingo, que son estos fragmentos solo de los domingos de mis diarios de vida, que yo tengo muchísimos. También trabajar esa forma, esa melancolía y esa suerte de angustia que tiene el domingo y que me parecía super pertinente con esa idea de mi literatura. Ahí saqué un poemario, que está entre Domingo e Hija natural. En ese poemario me metí desde el punto de vista de la poesía de lo autobiográfico. Trabajé específicamente el vínculo con el padre. Ese primer formato llega a la novela de Hija natural, pero está todo entrelazado. De hecho, en el libro Domingo, aparece una frase que le da el título al poemario y luego el poemario deriva en la novela. Con eso, en el fondo, hay una especie de corpus en términos de tema y experimentación con los géneros. Después saqué Manual de autobiografía, cuando ya entendí cómo había hecho eso. Estas preguntas que me haces ahora, también es algo que me vino fue como: «qué loco todo este camino que he hecho». Ahí decidí contar cómo había sido el proceso de estos libros anteriores y, al mismo tiempo, entregar herramientas, que eran las que les daba a mis alumnos en los talleres de autobiografía, diciendo cómo tuve que establecer un método para poder trabajar con mi obra y poder meterme en temas que era super duros y difíciles. Entonces cómo no abandonar el proyecto cuando había varias cosas que en el fondo me podían hacer abandonarlo.
Luego viene el poemario Manual de entrenamiento metafísico del ejército femenino, que fue un acercamiento hacia un discurso en relación a la locura y a lo que está fuera de norma. Textos que funcionan porque se van armando y se contraponen uno con otro, pero es un texto bien delirante. Creo que es una antesala de Fíbula que es ya el delirio total, como en lenguaje, en forma y en imagen, en la protagonista y en lo que ocurre.
Hablemos sobre lo que ocurre en Fíbula ¿Cómo pensaste esta historia? Ocurre en Valparaíso, donde tu vives, ¿Cómo es la relación con el lugar, con la catástrofe en un mundo futurista?
El libro básicamente trata sobre una mujer que es una última mujer. Hay una catástrofe importante en Valparaíso, que es un gran incendio. Ese es un referente clarísimo de esta ciudad, que convivimos día a día, todos los días hay incendios. Siempre hay una sensación de amenaza, se escuchan sirenas todo el tiempo. Hay una sensación de que en algún momento se puede quemar todo, como ya han habido también grandes incendios.
Esta protagonista queda sola en el mundo. Sus vecinos y todo lo que esta alrededor suyo se derrite, se desintegra. Ese personaje luego toma el nombre de Fíbula, que es un nombre que se lo dan. Eso me pareció muy bonito, porque la fíbula en sí es este prendedor que ocupaban los héroes o personas que tuvieran algún tipo de, en la antigüedad. También la figura enlaza el inicio con el final. Me parecía lo mejor en términos de lo que puede simbolizar el inicio y el fin de su viaje. Los vínculos con esta ciudad son super importantes, a nivel de mi obra. En Fíbula esta sensación, no solamente de que puede desaparecer la ciudad, sino que al mismo tiempo se regenera, es algo que es totalmente cíclico. Esta ciudad está quemada totalmente y luego se vuelve a armar. También tenemos un vínculo con la ruina que es super especial, vivimos entre las ruinas. Eso también queda manifiesto en el libro. Para mí plantea una especie de quiebre de la psiquis, más que nada. Es como una especie de atado de mundo mental, no es solamente lo que está pasando afuera -lo que creemos que pasa afuera-, sino creo que lo más valioso de libro para mí, en el sentido de que me enseñó muchísimo trabajar esa parte, es de convertirse en una heroína en la medida en que la protagonista es capaz de ir su inconsciente y encontrarse con ciertos aspectos que necesita ver, que es tal vez el viaje más provechoso que podríamos tener las personas en general. Este viaje hacia el interior permite analizar sus propios símbolos, entender su realidad, entender que hay otras voces que a veces la toman, cuál es la importancia de la sociedad, por ejemplo, en esas voces. Se habla mucho en el libro sobre el género. Aparece el asunto de la costura, pero el género no es solamente la costura, es todo. Son estas delimitaciones, por ejemplo, las delimitaciones de los géneros en torno a la identidad o a lo sexual, los géneros en relación a las categorías literarias. Es un libro que juega mucho con la literalidad.
Es super interesante también la forma en que se aborda justamente lo que hablabas de la psiquis. ¿Cómo fuiste desarrollando la fluidez de las palabras y pensamientos?
Este libro es más como de cosas canalizadas del inconsciente hacia el papel. Creo que lo racional fue más en el hecho de poder aglutinar las palabras, pero muchas de las frases que están escritas en el libro, vinieron tal cual están. Terminaba super agotada después de escribir. Tu puede decir: «Es un párrafo que tiene trecientas palabras» pero me costaban esas trecientas palabras. El libro ya tenía cincuenta páginas escritas y lo terminé en seis meses. Me gané un fondo de creación y tuve seis meses para terminarlo, pero lo terminé en tres. En esos tres meses estuve muy metida en la onda del libro. Me removía mucho, porque sentía que estaba estrujando todo, sentía que algo valioso estaba haciendo, pero con harto cansancio. Me apoyé harto en la lectura del psicoanálisis -a mí me gusta harto el psicoanálisis-, entonces iba leyendo libros en relación a eso, libros sobre neurología, sobre psiquiatría. Con ese material vinieron estas ideas. Entré en una especie de inmersión para poder trabajarlo. Creo que, de los libros que he escrito, es el más complejo, porque tiene muchas formas de ser leído. Uno puede entrarle de diferentes formas, en sensaciones, en pensamientos, en verlo casi como si uno estuviera viendo la tele. Te llega de muchas formas.
¿Cómo lo ves en términos de lo que plantea como un futuro, de sobrevivir en un contexto muy trágico, en el contexto que estamos viviendo? Pensar que se nos va a acabar el mundo, ese concepto tan real que está sucediendo a nivel global, desde el cambio climático hasta otras temáticas ¿Fueron temas que fuiste incorporando?
Es que mi visión del apocalipsis o de este fin del mundo es super particular. Yo creo que antes que se acabe el mundo, como lo conocemos, se nos puede acabar la psiquis. Entonces ya estamos viendo que hay proliferación de enfermedades mentales por montones, sobre todo, el alzhéimer, los accidentes cerebrovasculares, cosas por el estilo que a veces dejan a las personas habitando un cuerpo, pero con la mente en otro lado. Es como una especie de quiebre. Tengo la sensación de que eso es lo más frágil, por ahora. Estamos super preocupados del exterior, es importante tomar conciencia del cambio climático, tratar de vivir mejor y ser conscientes de nuestra basura y todo lo que conlleva eso. Pero creo que hay un camino que es igual de importante, que es ser capaces de revisar nuestra historia y hacer el camino de entendernos, de profundizar a nivel psicológico, a nivel espiritual. Cada uno lo hará a su manera. Seguir viviendo, pero estar desconectado, eso es ya un cuerpo con una mente que está totalmente fuera, que ya no está apegada a la realidad. Esa es para mí la visión más apocalíptica posible.
¿Qué tanto hay de ti en la protagonista? ¿Qué elementos tuyos incorporaste en ella?
Hay muchos de mis sueños ahí. Soy alguien que sueña mucho, me acuerdo mucho de lo que sueño, trabajo con los sueños, los escribo. Ya sé identificar los que son solo residuales, de cosas que viví en el día, de otros que son más importantes. Puedo identificar algunas series, así como soñé esto en tal año y luego viene este sueño que se engancha con este otro. Hay varios fragmentos del libro donde la protagonista sueña cosas que son parecidas a las cosas que he soñado yo. Hubo un trabajo estético, pero hay mucho de mi imaginario ahí. Es un imaginario que es bien profundo, porque no hay un trabajo de decir esto es contable y esto no, sino es como abrir el cerebro, casi que en una especie de operación. Creo que también tengo de la protagonista el asunto de no rendirse, de la lucha interior. Hay una parte del libro en que se ve al espejo y se ve como un guerrero antiguo. Ese fragmento me identifica un montón, yo siento eso conmigo. Soy alguien que va a morir con las botas puestas. Me siento super participante de la vida y siempre con motivos para hacer cosas. Me entusiasma, en ese sentido la vida, y creo que eso la protagonista también lo tiene. No se pregunta mucho por qué llegó a donde llegó, qué está pasando, sino que solamente se entrega. En eso me parezco.
Puedes invitar a la gente a leer el libro Fíbula
Fíbula es un libro super especial, es distinto a los libros que he hecho antes, pero quienes ya leyeron mis libros anteriores yo creo les interesa mi cabeza a la forma la cual voy a entregar los contenidos. Lo mío es más la experimentación. Quiero invitarlos a leer Fíbula, que es este viaje tan distinto, pero con el que espero se emocionen, se reían, se remuevan.
Nosotros estamos en un proyecto que es Aguarosa lab -Aguarosa es un laboratorio- y estamos haciendo venta directa del libro, así que pueden seguirnos en @aguarosalab en Instagram o en aguarosaediciones@gmail.com donde se puede encargar. Van a haber también presentaciones en Santiago y en Viña. Esta semana nos toca Villa Alemana, así que vamos a estar ahí con varias actividades.
Título: Fíbula
Autor: Natalia Berbelagua Pastene
Editorial: Laboratorio creativo Aguarosa
Publicado: 2021-05-01
Número de páginas: 216
ISBN: 9789564029962