Entrevista a la autora de “Ni Promiscua ni cornuda” Consuelo Silva: “Este libro se escribió con toda la vida pasando por encima”

 

Por Galia Bogolasky

Entrevistamos a la escritora de Ni Promiscua ni cornuda, una novela basada en hechos reales. Consuelo Silva está casada hace más de quince años, con dos hijos, y es subgerente de programación de Chilevisión. Después de cumplir cuarenta y con la idea de una cirugía estética de sus párpados, comienza a realizarse exámenes médicos. Así es como recibe una desagradable sorpresa: el resultado de su Papanicolaou arroja la presencia de una lesión precancerosa producida por el VPH: virus papiloma humano. El fantasma de un reciente cáncer de garganta de su padre no hace más que agravar su preocupación.

Enfrentar los celos y suspicacia iniciales de su marido y la desconfianza que surge en ella son solo el inicio de su peregrinar por clínicas, doctores y conceptos médicos desconocidos. Con un estilo ágil y desenfadado, Consuelo Silva Dagorret nos sumerge en una narración llena de anécdotas −algunas cómicas, otras incómodas, y varias derechamente hilarantes− y, basándose en su propia experiencia, toca un tema que afecta a muchas mujeres, pero que parece dominado por hombres. Afortunadamente, en su camino, poco a poco, irán apareciendo cada vez más mujeres que han pasado por la misma experiencia y que la ayudarán a visibilizar una enfermedad que todos prefieren pasar por alto. Esto fue lo que nos contó.

¿Cómo fue que decidiste contar esta historia tan personal y convertirla en una novela?

Para mí, al principio fue algo súper personal, incluso cuando partí escribiendo no tenía el objetivo que esto iba a ser un libro que se iba a publicar, era algo mucho más mío. Después, cuando empezó a agarrar forma, cuerpo, y se fue creando un texto más contundente, pensé que podía ser interesante visibilizar el papiloma. Así, poder generar un libro que pudiera ayudar a visibilizar este tema. Ahí se me abrió la idea de hacer un libro, de publicarlo, pero siempre fue algo muy personal, muy autobiográfico, y para mí cabía dentro de lo que hoy se llama más autoficción. En algún minuto, cuando ya estábamos trabajando con la editorial, ellos me sugirieron y me propusieron novelarlo. Al principio no lo entendía mucho, me costó romper ese límite. Es una novela, pero la verdad es que está basado en hechos reales, hay poco de ficción. Lo bueno de esa propuesta de la editorial, fue que me permitió soltarme y terminar el texto sin tanto pudor de lo que es la vida íntima. Entender que, en realidad, pensar que no todo lo que está escrito ahí es ficción; si hablo de mi marido, no es mi marido, si menciono a mis hijos, no son mis hijos. Me dio más libertad para decir cosas, me dio más seguridad. Yo creo que ese fue el acierto de haber trabajado, y haber aceptado que fuera una novela. Este es mi primer libro, ha sido todo nuevo, y me dio esa soltura que en el primer borrador no estaba.

¿Cómo fue el proceso creativo? ¿Lo empezaste mientras estabas viviendo el proceso?

Fue súper simultáneo. Empecé con mi proceso médico, con mi proceso de salud, con los primeros exámenes, y rápidamente me vino esta necesidad y ganas de escribir lo que estaba viviendo, fue súper terapéutico. Entonces empecé a escribir, primero en un cuaderno, después en el computador, porque me acostaba en las noches reviviendo las conversaciones con mis amigas, con el doctor. Esta primera etapa está, de alguna forma, en formato de diario. Yo lo viví desde el lado terapéutico, pero en algún minuto me entusiasmó tanto lo que estaba pasando, que fue una especie de desdoblamiento, entre lo que yo estaba viviendo y en lo que empecé desfasadamente a escribir. Efectivamente yo estaba escribiendo con más conciencia de que era algo, sin saber en cómo iba a terminar todo esto. De alguna forma, sin saber si esto iba a tener un final, siempre tuve claro que yo no me iba a morir del papiloma. Fue un susto, lo pasé mal, pero también entendía que lo había pillado a tiempo.

La primera etapa fue escribir sin saber para dónde iba. Después del primer borrador, cuando ya entré a trabajar con la editorial, vino un trabajo súper interesante y más nuevo para mí. Fue como reescribir, revisar todo el texto, empezar a preocuparme más por el lenguaje, empezar a buscarle más profundidad, entender para dónde quería ir, qué quería decir. Porque lo otro fue mucho más espontáneo, más catártico, de llegar y escribir lo que se me ocurría, lo que sentía. Después, fue tratar de darle un sentido, buscarle un clímax. Ahí es importante el rol de mi editora, que lo agradezco porque, para una persona que se enfrenta por primera vez a un proceso así, es importante ese feedback, esa guía. También a ciertas amigas y gente en la que me apoyé. Yo creo que el ejercicio de aprender a describir, que no lo tenía incorporado en mi escritura, era mucho más simple. Eso me encantó, mirar la escritura de otra forma, incluso hoy leo de otra forma. Los últimos libros me han encantado, porque estoy mirando otras cosas.

¿Habías tomado algún taller de literatura? ¿Tenías algún conocimiento literario o simplemente nació de tus ganas de escribir?

Siempre me gustó mucho leer. Yo creo, que como muchos de los que estudiamos periodismo, llegamos a la carrera porque nos gustaba leer. Sin tantas claridades de por qué uno estudia periodismo. Tomé algunos electivos en literatura cuando estudié en la universidad, pero no práctico, sino más de literatura antigua. Siempre me ha gustado leer. Después, cuando ya estaba escribiendo, en pandemia tomé un taller online corto de literatura autoficción.

¿Cuál crees que fue el mayor desafío de este proceso? ¿Cómo manejaste el tiempo para dedicarle a la escritura, para organizarte y armar un método de trabajo?

Yo diría que eso fue lo que menos me costó, me sobró tiempo. Cuando a alguien le gusta algo y está motivada, se da el tiempo, en las noches o el fin de semana. Tampoco soy una persona que necesite el tiempo perfecto, el clima, una velita, música o silencio. Si necesitara eso, no lo hubiera podido hacer. Escribía en la noche con los niños encima, con mi marido al lado viendo una película. Este libro se escribió con toda la vida pasando por encima. Después, en las etapas de reedición y reescritura, ahí busqué tiempo, y en vacaciones, en la Laguna Aculeo, que es como mi lugar donde me escondo un poco más, me pude dar un tiempo más tranquilo sin tanta conexión con la pega. No me retiré del mundo para escribirlo, al contrario, fue parte de la vida. Uno se hace el tiempo cuando quiere. Yo soy tempranera, a veces me despertaba los fines de semana muy temprano, me levantaba, prendía el computador, me ponía a escribir, encontraba mis ratitos.

¿Cómo fue el proceso con la editorial y el trabajo con la editora?

Cuando tenía un borrador de noventa páginas, pensé en ir a ver una editorial. Me conseguí contactos de tres editoriales, mandé el mail con el borrador a las tres, y Planeta fue la que me tomó en cuenta. Fue lento, al principio, me dijeron que lo iban a ver, que les llevara el borrador impreso, lo llevé. Pasaron como seis meses hasta que me confirmaron, y la editora que tomó el proyecto, Rosario Iturriaga, venía llegando a la editorial. Fue uno de sus primeros proyectos y ella fue la que se encantó con esto, pensó que era un tema que podía generar cosas, que era novedoso y era algo de lo que no se hablaba. Ella es la que me invitó a abrirme a novelar, a ficcionar un poco. Sus intervenciones no eran tantas, pero eran asertivas, el libro nunca cambió tanto, del primero borrador a lo que terminó siendo, el libro creció, mejoró, pero nunca cambió en estructura, en el tono.

En ese sentido, fue súper respetuoso el trabajo con la editorial, en lo que es la escritura. Siempre eran observaciones como: «podrías escribir aquí un poco más, qué estaba sintiendo el otro personaje». Te marcan preguntas, en el fondo con esas pequeñas observaciones a mí se me abrían puertas, y me lanzaba a escribir. Era como que te empujaban a hablar de otras cosas, a describir más. Fue muy importante para mí, para hacer conciencia de dónde uno, como escritora, puede profundizar más y cómo es llegar a un texto. Más allá de un montón de correcciones específicas técnicas, de redacción, de puntuación, ahí le va agarrando la mano. En realidad, yo me obsesioné harto con el tema y con el texto, entonces lo volví a leer. Por la pandemia, se retrasó la fecha de publicación, mi editora me decía que era mejor que pasara el tiempo, ya que los textos había que madurarlos. Uno, que es periodista y está más acostumbrado a todo hacerlo rápido, uno no entiende esto de madurar, sólo que me generaba ansiedad. Con el tiempo, me decía que podía agregar una situación, o en la noche estaba en otra cosa y se me ocurría algo más. En los últimos meses fui agregando situaciones que yo creo que también fueron cerrando el texto, cerrando momentos, cosas que se me fueron ocurriendo. También tiene que ver con mi vida, con situaciones que nos han pasado, y que no pasaron cronológicamente de forma tan real, como están planteadas en el libro, pero sí tienen que ver con mi historia y se fueron agregando.

¿Hay algo que hayas descubierto de ti misma en este proceso de escritura y que haya sido revelador en algún sentido?

No sé si es más algo que haya descubierto de mí, como que haya sido un aprendizaje, pero es la importancia del autocuidado. Hay que mirarse más, caminar más lento, sentirse, tocarse. Yo creo que nos pasa a muchas mujeres que trabajamos y tenemos hijos, y también la industria de la tele, que es tan acelerada, que nos hace vivir súper alienados, corriendo todo el día y poco conectados. Esto fue un proceso, el proceso de salud más que el libro, el que me hizo entender eso. No quiere decir que uno cambie de un día para otro. Después se termina esto y uno vuelve, porque finalmente uno es como es, pero siento hoy que tengo esa alarma, esa luz de conciencia y que quiero que esté. Quisiera que no me volviera a pasar, de perderme tanto de mí misma.

¿Cómo enfrentaste el tema de la confianza con tu pareja? y ¿Cómo fue para tu marido que lo incorporaras en el libro, en un tema que es tan íntimo?

Hay dos cosas; cuando empecé a escribir, él siempre supo y siempre fue al primero que le leí cosas. Yo siempre me sentí que estaba haciendo un proceso con su apoyo implícito. Por otro lado, al entrar en el proceso de novelar el texto, lo que pasó conmigo y mi marido en la realidad  en esta etapa no está fielmente retratado en el libro. Estuvo muy cercano a eso, pero no es lo mismo. Yo creo que ese es el lugar donde me sentí más cómoda publicando, gracias a que es una novela y que no es un relato 100% de no ficción, porque es un tema delicado. Con el libro lanzado e impreso, leerlo entero igual le pegó. Es tan difícil, incluso para nosotros, saber lo que es ficción y que no, está todo mezclado. Yo sólo le agradezco su complicidad, el haberme apoyado en esto. Más allá de que para él podría haber tenido ciertos dolores, entre talla y talla me dice que lo dejé pésimo en el libro y se ríe un poco. Yo le agradezco que se lo haya tomado bien, y que me haya apoyado porque siento que es importante hablarlo. Al final, lo que más me llamó la atención de todo este proceso, yo creo que fue uno de los gatilladores de que me dieran ganas también de escribir, era que finalmente tenía un problema de salud, pero las conversaciones siempre tenían que ver con tu vida íntima, tu vida sexual, tu vida con tu pareja. Ya sea desde una amiga de confianza que te preguntara, o las preguntas del doctor, entonces tú te preguntas por qué una cosa de salud tiene que estar tan asociada a tu vida íntima. Es súper injusto al final, para todos, para las mujeres y para los hombres. Además, se da, que en el caso de las mujeres te ponen más apellidos, a los hombres no le ponen los apellidos. Los hombres no son promiscuos, son las mujeres las promiscuas. Entre que me daba risa, me daba rabia y me daba curiosidad entender por qué. Entonces era importante plantear el libro desde ahí, como si hubiera ocultado esa parte, hubiera sido menos real. Al final esas son las conversaciones que se dan en las parejas, y yo sé que no sólo a mí, con las miles de personas con las que hablé que tuvieron papiloma, a todas les pasaba que su pareja les cuestionaba. No se generaba una crisis, no necesariamente te vas a separar por esto, pero si surgen cuestionamientos de parejas relacionados con la fidelidad, la vida sexual. Era importante que eso estuviera.

Uno de los temas que me llamó la atención, fue el tema de la enfermedad de tu papá, él es un gran personaje, con su humor. Es muy interesante cómo cierras la historia con esa arista.

Eso fue verdad, además tal cual. Cuando estaba escribiendo, yo decía que iba a ser fome el final, porque yo esperaba estar sana y no hay mucho más final. En el camino entendí todo el proceso del cáncer de mi papá, más en detalle. Para mí también fue bien impresionante, lo viví desde esa misma sorpresa que puede tener el lector al terminar el libro.

¿Cómo fue para tu entorno laboral que tú lanzaras este libro? ¿Lo leyeron, opinaron tus compañeros de trabajo, tu jefe?

En lo personal, de las cosas que me daban pudor y tuve dudas de qué hacer, era revelar mi contexto personal laboral. Por lo general, es algo que cuido mucho, que respeto mucho también. Tuve dudas, pero también, como fue un texto que partió tan íntimo, también me costaba después cambiarlo por sólo el pudor. Finalmente lo dejé, y hasta ahora no he tenido un feedback. Las personas que lo han leído, que trabajan en el canal, en general son mujeres y compañeras. Han sido muy cariñosas, les ha gustado. Sus comentarios son como de una mujer que lee este texto, que no necesariamente tiene por qué trabajar ahí, así que nadie me ha dicho nada sobre eso. Yo creo que en esto voy bien para adelante, de repente sentí harto pánico escénico antes del lanzamiento, pero ya estaba en esto, y me motiva mucho más que este proyecto haya salido, que este tema se visibilice. Los pudores me los guardo y trato de no pensar en ello.

¿Y te gustaría escribir otro libro? Quizás algo más ficcionado, ¿Tienes algún proyecto en adelante con la literatura?

Me encantó escribir y me encantaría volver a hacerlo. No tengo un proyecto, además es difícil porque esto nació súper espontáneamente, a partir de un hecho particular, y no tengo ese otro hecho. Si he escrito cosas chicas, pero no sé si van a dar para algo más relevante. Me encantaría volver a escribir.

¿Has pensado traspasar esta historia a un formato audiovisual, una serie o una adaptación a un guion de esta historia?

Me encantaría que eso pasara, no sé si va a venir de mí. Yo creo que, si en algún momento, alguien viera un potencial para algún producto audiovisual, me encantaría y estaría súper dispuesta a que eso se hiciera o participar también en ello. Pero siento que está partiendo y quiero ver qué para, que, si la gente se interesa. El libro lleva un mes y medio aproximadamente desde que se lanzó, e incluso se lanzó en cuarentena. Entonces todavía es difícil proyectar, pero hasta el momento ha tenido súper buenos comentarios. Ha sido súper emocionante ver cómo el texto ha ayudado mucho a mujeres que han vivido la experiencia o la están viviendo. Incluso me escribió una trabajadora de la salud mexicana, que trabaja en Guadalajara en un departamento clínico donde ven casos de displasia y papiloma, agradeciéndome por el libro, por lo importante que es. Porque efectivamente es un tema que no se habla mucho, y que las mujeres que viven esta enfermedad, se la viven muy solas, por miedo a hablarlo. Que este libro sea además una compañía para vivir el proceso de una forma menos dolorosa, o más rápida, creo que me siento súper pagada. Si, además, tiene un vuelo más alto y surge un producto audiovisual, sería súper emocionante.

¿Qué le dirías a la gente para que lo lea? No sólo a los que han pasado por eso, sino que al público en general.

Ojalá que no lo lean sólo personas que están cercanas al tema del papiloma.  No es un libro sólo para mujeres que tengan papiloma, yo creo que es más amplio. Habla de las mujeres en general en el mundo de hoy, que nos postergamos, no nos cuidamos, que estamos multitasking total. Cómo eso te hace perderte y te pueden pasar cosas fuertes en la vida. Es bastante educativo. Creo que es un libro que es interesante y también me lo han comentado. Que lo lean hombres y mujeres jóvenes porque tiene una dosis educativa en materia de sexualidad. Es una invitación a que se entusiasmen y lo lean.

Título: Ni promiscua ni cornuda

Autora: Consuelo Silva

Editorial: Editorial Planeta

Temática: Novela contemporánea

Colección: Fuera de colección

Número de páginas: 200

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