Por Gabriela Bravo desde Paris
Tres minutos duró la batalla entre la japonesa Eri Fenisis y la chilena Lil Mami, un duelo a muerte en donde las armas son los pasos de baile y el campo de batalla es el Arena Sud de France de Montpellier. Es la final de la categoría 1 vs 1 de las B girls, es decir, el último duelo cara a cara entre las bailarinas de breakdance para coronar a la campeona del Battle of the Year, la competencia internacional más importante de Francia de este rubro, que este año celebra 30 años.
El combate es rudo. Eri Fenisis defiende su título mientras que Lil Mami es la segunda vez que participa en este certamen. Los pasos y las figuras complicadas hacen crecer los vítores del público. Ya está, se ha terminado. Al igual que en el boxeo, las dos bailarinas están una al lado de la otra separadas por un juez que las tiene tomadas de las muñecas, el veredicto cae y el brazo de Lil Mami es levantado, convirtiéndose en la campeona B Girl 2019 de break dance de Francia.
En estado de shock, pareciera no comprender lo que acaba de pasar, las personas de su equipo la vienen a abrazar, mientras ella sigue impávida. Una cosa tiene clara, a momento de posar junto a su diploma de campeona, Lil Mami saca un cartel que dice Resiste Chile.
Carolina González, es la verdadera identidad de Lil Mami, una bailarina chilena de 36 años, oriunda de Valparaíso pero que actualmente vive Antofagasta y es madre de dos hijos.
En exclusiva Culturizarte pudo conversar con la artista quien confesó que lo sucedido en Chile le entregó una energía diferente para poder enfrentar esta competencia.
¿Cómo fue tu experiencia en esta Battle of the Year en Montpellier ?
Es la segunda vez que clasifico a este evento y mi intención no era ganar sino mejorar lo que se hizo el año pasado, porque entrené muchísimo todo el año, mi idea era superar las metas anteriores. Después que tomo el avión y llego a Francia, me entero de que estaba quedando la cola en Chile, cuando me vine había una protesta en Santiago pero nada más, pero cuando llego acá ya había toque de queda en mi ciudad y estaban los milicos en la calle.
Para mí fue un mar de emociones, me frustré, me preocupé mucho por mi familia, por mis hijos que no podían ir al colegio, toda la organización que yo había dejado para venir tranquila se me fue a las pailas. Sentí mucho odio, mucha rabia al ver estos videos virales, entonces vivirlo desde acá y ver que estaba toda mi familia, mis amigos en la calle dando la cara o escondidos, porque tenemos esta historia que es de nuestros padres y abuelos que tenían miedo, fue complicado.
Pero estaba súper feliz también de que las nuevas generaciones que no están tan dañadas den la cara y no tengan miedo, yo me agarré de esa fuerza y estuve una semana entera entre comillas meditando de todo lo que sucedía para ver como enfrentaba mi propia batalla acá, me dije cómo puedo ayudar y escribí un cartel unos días antes que decía «Resiste Chile» para apoyar. El Battle of the Year es una competencia mundialmente vista, se transmite online por lo que hay mucha gente mirando y yo quería plantear este caso de mi país para que fuera una vitrina, que se sepa lo que está sucediendo.
Mi idea de la batalla fue competir -porque así se llaman las competiciones: battles o batallas- y me tocó primero con Francia, que era la local y se sintió la bulla para ella pero yo tenía en mi corazón todas estas ganas de sacar mi cartel, no estaba pensando en nada más, si ganaba o perdía me daba lo mismo, yo quería esa instancia para mostrar el cartel y de pronto gané y me dije: «ah, voy a buscar mi cartel» y lo mostré y ahí el público me entregó un cierto favoritismo y fue bacán.
Después me tocó China, que es una B Girl de Youtube que yo admiro mucho, pero la comencé a mirar y me sucedió algo extraño, sentía que no había emoción. Sentí que la gente acá reprime un poco sus emociones y yo que venía a flor de piel porque mi país estaba muy mal y también como latina una siente que si estoy aquí tengo que aprovechar mi momento, creo que eso me hizo ganar. Entonces le gané a China y luego le gané a Japón, que llevaban ganando este evento durante 9 años seguidos, cuando me levantaron la mano fue algo muy bacán. Después llegué al hotel y para sacar la emoción, porque en verdad estaba para adentro, y hablé con mi familia y ellos estaban felices y ese es mi motor. Fue mucha emoción y eso no lo quiero perder, donde quiera que esté, si la gente se reprime pierde un poco de su persona.
¿Crees que la emoción es un factor importante en la danza break?
Creo que en cualquier manifestación artística tiene que estar la emoción, porque sino cómo emocionar a los demás, si bien el break es ahora un deporte olímpico, yo lo miro desde el lado cultural y para mí es una «terapia», si yo me puedo emocionar puedo emocionar a los demás y también puedo ayudar a través de mi danza. El mensaje que quiero dar es que somos humanos, no puedo ocultarme detrás de una danza, hay personas que bailan de memoria, que quieren ganar y otras cosas, pero yo creo que cuando tú te emocionas, emocionas a los demás y eso deja un recuerdo en la persona.
¿Qué representó para ti ganar este premio en la competencias más importantes del Break dance en Francia?
Yo todavía no entiendo mucho, creo que cuando vuelva a Chile voy a entender lo que logré. Desde hace un tiempo que estoy trabajando la actitud positiva, estoy tratando de dejar de ponerme trabas, tratar de sacar los miedos y creo que me ha ayudado un montón, corresponde con el flujo que quiero, así que estoy muy contenta. También estoy contenta porque la gente estaba marchando en Chile y me llamaban llorando, diciéndome: «Caro, la tremenda noticia», sentí el amor de la gente que para mí es un premio. Más que la vitrina y que te conozcan –porque tuve muchos seguidores luego de esta competencia- es el sentimiento y el reconocimiento que la gente siente por ser chilena, es algo bonito, y acá se siente más, es un orgullo poder entregar esa alegría y sobre todo en estos momentos.
¿Cómo fueron tus comienzos en el break dance?
Partí a los 21 años y con mi hijo pequeño, yo nunca he bailado break sin hijo por eso soy «Lil Mami» que quiere decir pequeña mami, porque lo tuve super chica, y él me ha acompañado siempre, después tuve otra hija, Helena. Siempre ha estado acompañado de amor lo que hago, porque si no tuviera ese amor lo hubiera dejado de hacer hace tiempo. Hay mucha gente que se me acerca que me dice: «¿cómo lo haces, tienes dos hijos, un trabajo?» Pero siempre tengo mi tiempo para esto, si no lo hiciera no sería feliz.
Empecé en el 2003, en Valparaíso. Una vez pasé por una plaza, a mí me encantaba el hip hop como cultura, ahí vi a unos chicos bailando y uno me pareció extremadamente bueno. Yo he hecho deporte toda mi vida: Taekwondo y gimnasia, en la adolescencia dejé de hacer todo y me puse buena para el carrete, en el momento en que me quise encausar justo apareció esta imagen de los chicos bailando y un amigo graffitero me dice: «Ey, ¿quieres aprender break? yo te voy a presentar a alguien» me lleva a la casa de Chapulín -que es mi maestro- y justamente era la casa del chico que yo había encontrado el más talentoso. Nuestra amistad perdura hasta el día de hoy, ahora el es mago y es muy bueno.
Yo siempre he bailado en la calle, aquí en Francia antes de la batalla fuimos a un montón de cosas, como el teatro, lugares para entrenar y te mueres como son: unas salas con espejos, unos pisos maravillosos, camarines. Donde entrenamos nosotros es afuera de un supermercado Unimarc y tenemos que pasar toallitas húmedas con cloro, super precario. Es un choque cultural gigante que hay que romper. Creo que la enseñanza que podemos dejar acá es que en Chile los problemas son realmente problemas, pero lo que podemos llevar desde Francia es que hay que exigir lugares para poder tener esta práctica ya que no es menor que nosotros estemos representando en Francia a Chile y que si bien a mí me han apoyado algunos medios, instituciones como alcaldías y otras no pescan.
El hecho de ser mujer y madre ¿Ha influido en tu carrera de break dance ?
Ser mujer es lo máximo. Yo creo que los hombres no saben lo difícil que es estar bailando con la menstruación, ellos dicen: «Quieren igualdad, quieren que les aplaudan los pasos difíciles porque lo hace una mujer», pero ellos no saben como es el cuerpo de una mujer, no tienen idea. Yo siento que tenemos un mérito maravilloso, sin desmerecerlos, pero ser mujer ayuda. Yo no quiero ser hombre, quiero ser mujer y representar lo femenino. Ser madre es un motor siempre, porque si a mi hija le pasa algo o a mí como mujer, bailo con esa emoción, me apropio del momento para convertirlo, transmutarlo en baile o si tengo mucha rabia para mí la medicina es esto, es mi ritalín, mi clonazepam, porque si no bailo en varios días es como que tengo una energía acumulada que necesito botar, no sé cómo lo voy a hacer cuando sea viejita, me voy a tener que meter a alguna bailoterapia, porque necesito sacarlo desde el movimiento. En realidad, no sé cómo es bailar sin ser mamá. Cuando me voy a subir a un escenario o voy a hacer algo en mi mente siempre están mis hijos. Ellos son la lucha.
¿Qué te parece que el Break Dance esté incluido como una disciplina para los Juegos Olímpicos de 2024 de París?
En un principio me chocó un poco porque se sale de esta cultura hip hop que es callejera y que va unida a muchos elementos, pero creo que también es una opción de profesionalizarse ya sea como maestro, gestor o sacar adelante a niños. Creo que el hip hop tiene herramientas para todos desde los que se visten como hip hop hasta los que ganan plata del hip hop, en el break es lo mismo. Aquí en Francia me di cuenta que existe la escena de los bailarines en un teatro muy importante y en Chile es imposible. Si tu te apropias de lo que a ti te gusta y lo conviertes en algo «positivo», está bien, así que ya nos rendimos, ya es olímpico, hay que ir con la corriente, si esto va a producir que se profesionalice, que se valore, que se pueda vivir de esto y los países van a apostar por el break porque es olímpico y comienzan a aportar, está bien.
¿Pero no que se institucionalice?
Eso no quiero. La verdad es que cuando entran las manos que rigen todo, siempre se ensucia, se pone un poco corrupto. Esperemos que esto vaya por un buen camino y si no, siempre va a estar la calle y el movimiento cultural propio.
¿Cómo vez la escena del break dance y el hip hop en Chile?
Estamos muy atrasados, creo que debemos educarnos más. Primero educarnos en valores, Chile es una comunidad súper linda, si alguien está mal todos lo ayudan, pero nos falta más amor, porque si tenemos más amor vamos a crecer mucho más, no va a haber envidia, nos vamos a ayudar entre nosotros.
Comparado con Europa estamos en pañales, con respecto a los niños acá están volando, es algo impresionante, en Chile con mucha suerte habrán algunos niños que lo practican, en Europa son grupos enteros que se están preparando porque vienen los juegos olímpicos y buscan ser potencia, quieren la medalla para su país. Creo que culturalmente nosotros tenemos muchas riquezas y tenemos que aprovecharnos de eso, hacer lo propio de nuestra cultura y eso mostrarlo afuera, no necesitamos copiar ni a los europeos ni a los asiáticos ni a los gringos, tenemos que ser nosotros y eso es lo que nos va permitir destacar. Ganemos o no, para mí lo más importante es que la gente te recuerde, que digan: «ah la Lil Mami bailaba tan bien, me gustó su energía», más que ganar una medalla.
Cuando comenzaste ¿te imaginaste llegar hasta donde hoy estás, campeona de la Battle of the Year en Francia?
He ido paso a paso, tengo un amigo que me dijo que la humildad atrasa y puede que tenga razón porque a veces uno tiene todas las capacidades y la humildad combinada con la vergüenza hace que tu no hagas las cosas y que te tires para atrás cuando tienes que ir para adelante y eso me pasó bastante. Estoy en una postura en que el flujo va hacia allá y llega igual, no siento que sea casualidad, creo que en algún momento tenía que fluir porque mi deseo de representar y tener frutos en esto es de verdad. No sé si en un principio me vi ganando algo, pero si me vi viajando, conociendo, aprendiendo y educándome.