Entrevista a la curadora de la exposición “Roser Bru: de Norte a Sur” Inés Ortega-Márquez: “Ella se acomodó en una escena artística, pero adaptándola a su estilo”

Por Victoria Abaroa

43 grabados presenciales, acompañados de reproducciones digitales de nueve pinturas y tres textiles, ilustran la versatilidad creativa de la ganadora del Premio Nacional de Artes Plásticas 2015, Roser Bru. La exposición, organizada por la Fundación Roser Bru y curada por Inés Ortega-Márquez, fue concebida como una iniciativa itinerante financiada  gracias al FONDART. Antes de llegar a Santiago, su actual ubicación, la exposición visitó Valparaíso, Iquique, Antofagasta, Concepción y Talca.

Roser Bru: de Norte a Sur no es la primera itinerancia organizada por Inés Ortega-Márquez, quien ya había trabajado en iniciativas similares para la exposición de Matta en 2011 y la de Gonzalo Rojas en 2010. Estas exposiciones, al igual que la de Roser Bru, se organizaron con la intención de conmemorar el centenario del nacimiento los artistas, brindando a los chilenos de regiones la oportunidad de conocer más profundamente su producción artística. 

Esto fue lo que la curadora nos contó sobre la exposición de Roser Bru

La Fundación Cultural Providencia cuenta con un amplio espacio expositivo, permitiendo una distribución eficiente de las 43 obras en sus salas. ¿Todos los centros anteriores tenían dimensiones similares?

No todos eran tan grandes. Mi enfoque curatorial es gráfico, ya que visitamos centros que no poseen grandes espacios museísticos, sin aire acondicionado, con iluminación deficiente o que tenían equipos de montaje no especializados. Al proponer que la itinerancia comenzara en Valparaíso, el puerto de llegada de Roser a América, me basé en el espacio del Palacio Baburizza para los demás montajes. Finalmente, presentamos un plano al FONDART indicando que se adaptaría a cada espacio de exposición.

La exposición cuenta con 18 QR complementarios. ¿Acostumbras incluir este tipo de recursos en tus exposiciones?

No, esta es la primera vez que lo hago, ya que los QR se han vuelto parte integral de la comunicación. Lo propuse en mi proyecto para el FONDART con el respaldo de la Fundación, que lo consideró una excelente idea. Cuando se dice que ella es una gran grabadora y pintora, y los visitantes ven solo grabados, piensan que les hubiera gustado ver al menos una pintura. Con los QR, ahora pueden hacerlo. Aunque no pueden tocar ni sentir las obras ni captar texturas, sí pueden entender la técnica y, lo más importante para mí, la conceptualidad detrás del trabajo de Roser Bru.

Uno de los materiales complementarios, accesible mediante QR, es una playlist de Spotify titulada Las canciones de Roser. ¿Fuiste tú quien seleccionó el contenido?

No, la hizo Amalá (Saint Pierre), la nieta de Roser, para otro momento anterior. Cuando falleció Roser Bru, en las redes, tú puedes mirar mi discurso durante su entierro en el Parque del Recuerdo. Amalá armó la playlist como homenaje a ella. Con un cariño especialísimo, armó una cinta con la música que a Roser le gustaba. Muchas eran canciones de La República y otras eran canciones maravillosas de Joan Manuel Serrat y de otros, eso fue muy lindo. La tenemos como parte de la mediación, que incluye cinco QR, que son un poco más grandes que los que están en los cuadros. En otro está, por supuesto, la hoja de la sala y en otro la película, para quien se la quiera llevar. Todo esto es una entrega de cosas para las audiencias, que yo creo que es muy importante, porque a menudo se recorren las exposiciones con cierta prisa. La gente no tiene mucho tiempo de pararse diez minutos a ver el film, tres minutos o cuatro a ver la fotos, otros tantos escuchan las canciones, en cambio, si te las llevas después en casa tranquilamente puedes ir revisando ese material, o lo archivas y lo tienes en standby para cuando quieras.

En el catálogo de la exposición se menciona que los textiles presentados a través de los QR estuvieron desaparecidos después del golpe de Estado. ¿Estos fueron robados y dañados durante la dictadura?

No fueron dañados, simplemente estaban abandonados. Probablemente alguien los vendió, ya que eran cuatro. Los pusimos en la exposición Cuatro premios nacionales, en 2017, destacándolos en un muro principal. Figuramos la cuarta obra con un reborde negro y el muro blanco, simbolizando la ausencia, pero con su cédula. Hicimos un llamado a quienes los tuvieran para que los devolvieran. Es lamentable tener que hablar así de estos eventos, pero así fue. Durante la dictadura, muchas obras desaparecieron, como el tremendo textil de las Bordadoras de Isla Negra, que ahora está en el GAM.

Hay una historia muy linda, que yo supe por el coleccionista, que dice que apenas se le mostraron los textiles ella enseguida fue a buscar su cajita de hilos, y se sentó al lado de aquellos que estaban extendidos en el suelo, mugrientos, con rasgaduras, en condiciones espantosas. Y se puso a coser allí a un cachito. El coleccionista le dijo que no se preocupara, porque los iban a mandar a arreglar, una iniciativa ante la que ella se mostró muy agradecida. Fue muy emocionante.

Uno de los dibujos incluidos en la muestra, titulado Cartas a Milena, contiene un sobre de correspondencia en su interior. ¿Es esa una carta original escrita por Kafka a su amada?

No, y está metida y pegada (bajo el vidrio que cubre la obra), por lo que no se puede leer.  En cualquier caso me parece una incorporación muy bella, porque demuestra cómo va acercándose cada vez más a la realidad. Agregar elementos como los recortes de collage, o justamente pegar el sobre con la carta, son técnicas contemporáneas que ella fue asumiendo y desarrollando. Fíjate que Roser, dentro de haber estudiado en la universidad y de haber estado en el Taller 99 y todo eso, fue muy autodidacta, eso es notable y valioso. Tenía un estilo propio, muy personal, pero tan abierto que ella miraba lo que se hacía. Ella tenía muy claro lo que estaba sucediendo, qué hacían los demás, cómo eran las técnicas, etcétera, y ella todo eso lo absorbió, lo reprodujo, lo practicó y eso me gusta mucho, porque en otras ocasiones hay gente que, por el miedo a copiar o por el miedo a ser como los demás, no se expresa realmente de un modo totalmente acorde a lo que está sucediendo en la escena, y en el momento quieren hacer algo totalmente distinto, pero Roser no. Ella se incorporó en la escena artística, pero adaptándola a su estilo.

Coordenadas

“Roser Bru: de Norte a Sur”

Del 27 de enero al 12 de abril

Centro Cultural Providencia v. Nueva Providencia 1995, Providencia.

Entrada Liberada

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