Por Galia Bogolasky
Tuvimos la oportunidad de entrevistar a la directora de Interdram, que trae por primera vez al país el premiado texto de uno de los autores estadounidense más brillantes de su generación, Lucas Hnath, que cuenta con las interpretaciones de Braulio Martínez, Gastón Salgado, Ximena Carrera, Alejandro Castillo y Nidia Loyola. En Mori Bellavista hasta el 15 de Septiembre.
¿Cómo surgió la idea de montar esta obra?
La Compañía constantemente está buscando obras para montar. En esta búsqueda, Bruce Gibbons, propuso a este autor, entre varias otras opciones y llegamos a esta obra y la escogimos porque nos encantó. No es fácil hacer obras extranjeras, por las autorizaciones y los derechos de autor. Por otro lado, nos habían invitado del Instituto Chileno Norteamericano a realizar un proyecto, ahí les propusimos hacer Los Cristianos. Bruce también tradujo la obra.
¿Cómo fue el proceso de montaje?
Fue en dos partes. Primero ensayamos para preparar un “First look” o “Primera mirada” del texto con una puesta en escena adaptada al espacio del Auditorio del Instituto. Esa versión la realizamos en enero de 2019, para alrededor de doscientas personas y pudimos recibir comentarios y grabarla. Luego paramos varios meses, hasta que confirmamos el estreno y la temporada. Ahí retomamos ensayos y pudimos mirar desde afuera lo que habíamos hecho en enero y hacer crecer el trabajo. Comprobé que todo se benefició con este sistema, porque tuvimos una primera experiencia muy cercana a un estreno, con público, luego nos distanciamos y pudimos tomar decisiones con la experiencia cálida de las funciones y la fría que da el tiempo. Siempre supimos que el trabajo seguiría realizándose, avanzando, me encanta ver los montajes así, flexibles, vivos, mutables. Muchas cosas mías se traspasan a la obra que dirijo, siento que las obras reciben mi presente y que cuando cosas mías cambian, es una oportunidad para descubrir cosas nuevas en la obra, mirarla desde este otro lugar. Para mí la posibilidad de cambio es fundamental.
¿Cómo llegaste a estos actores? Habías trabajado en El Efecto con Alejandro Castillo y Ximena Carrera. ¿Habías trabajado antes con Gastón Salgado y Braulio Martínez?
Me encanta buscar elenco, hacer casting, no me refiero a audiciones, sino que a buscar actores para determinados personajes. Siento que tengo un elenco ideal, los admiro a todos y en muchos ensayos me sentí emocionada de verlos. Había dirigido a Alejandro y Ximena en El efecto, tuvimos una muy buena experiencia juntos. Y a Gastón Salgado también lo había dirigido. Con él hicimos Rocha, la obra con la que ganamos el VII Festival de Teatro Joven de Las Condes y nos presentamos en España, en Cádiz como premio. Con Braulio nunca había trabajado, pero lo vi leyendo en una de las Tertulias de Interdram, y además hace muchos años, lo había visto actuar en “Trauma” de Alexis Moreno, él era el Ricky, pasaba la mitad de la obra adentro de un féretro. Esa era una de mis obras favoritas cuando estudiaba teatro, sino la más favorita. Y a Nidia Loyola la conozco desde la Escuela de Teatro UC, donde fuimos compañeras.
¿Qué temáticas de la obra escrita por Lucas Hnath te llamaron la atención?
Me abrió muchas preguntas: ¿Cómo creer en algo, implica no poder creer en otras cosas?, ¿Cómo las creencias unen y separan gente?, ¿Cómo las creencias pueden generar incomunicación?, ¿Cómo personas que creen cosas opuestas pueden comunicarse, entenderse, valorarse y convivir? ¿Qué servicio presta una iglesia?, ¿Qué servicio nos presta creer en algo?, ¿Es un servicio que se paga, cuánto cuesta?, ¿Si necesito creer en algo, es porque me encuentro vulnerable?, ¿Cómo una iglesia puede convertirse en una fuerza conflictiva, abusiva, divisiva, segregadora?, ¿En qué ayuda una iglesia a una comunidad?, ¿Cómo una iglesia se vincula con el poder político?, ¿Para quién es importante que yo crea en Dios? Por otro lado, soy atea, pero mis padres fueron cristianos, de iglesias diferentes. Desde chica presencié debates teológicos de sobremesa. Discusiones sobre la interpretación de la biblia, también iba a estudios de la biblia, pero estaba eximida del ramo de religión en el colegio, me sacaban de la clase y me dejaban en la biblioteca, era algo muy conflictivo para mí. Desde entonces percibí las incongruencias de las religiones, nunca creí en Dios, ni me sentí seducida por una religión. Sin embargo, he compartido con personas muy creyentes y de diversas creencias entre sí.
En tiempos cuando la religión se cuestiona y se confunde con los poderes dentro de la iglesia, los abusos y el abuso de poder, ¿Cómo enfrentaron estas temáticas? ¿Fue relevante la contingencia? ¿Incidió en algo en el proceso?
Estos acontecimientos aumentaron el sentido de hacer el montaje. Justamente han sido meses y años de mucha contingencia sobre comunidades cristianas en el país, por lo tanto, cobró aún más sentido y relevancia desarrollar esta propuesta. Lo del Pastor Durán y el enriquecimiento personal a costa de su congregación evangélica, los innumerables abusos y luchas de poder en general, se vinculan muy fuerte a las temáticas de la obra, que también muestra la fragilidad de quien entrega ciegamente su fe a un culto. Me gustó que sin aludir a estos casos directamente, la obra puede generar conversación sobre ellos. La obra ocurre en una mega iglesia evangélica de Estados Unidos, pero los contenidos son universales y reconocibles en Chile.
El Coro Gospel es algo tan propio de la cultura norteamericana, ¿Cómo lo hicieron para incorporarlo en la puesta en escena y que fuera más local?
Al coro lo trabajamos para que fueran personajes reconocibles. Los caracterizamos para que nos cuenten algo mientras cantan. La parte musical la dirigió Marco Marchant, él es director de coro, dirige el Coro Cenit. Yo dirigí la actuación y la propuesta global, es decir el sentido del coro en la obra. Me encantaba la idea de tener un coro interviniente e inmersivo. Le entrega misticidad, humor y emoción a la obra. Las religiones siempre han usado el arte, la arquitectura, la música, el canto, para mostrar la magnificencia de Dios. En este caso es el Góspel. Este coro se armó para el montaje, con actores y cantantes que el director conocía y que los mismos integrantes fueron invitando. Y cantan en inglés subtitulado al español, como parte del juego de montar un texto norteamericano.
¿Cuál fue el mayor desafío dentro del proceso de montaje?
Uno grande fue justamente tener un coro dentro de la obra. Es un volumen alto de gente en escena, por tanto, son muchos factores a controlar, desde la coordinación, hasta lo artístico. Me desafió muchísimo. Y al mismo tiempo es muy satisfactorio. Por otro lado, está el final de la obra, que es completamente abierto. Muchas veces el público quiere que la obra se cierre, que le deje algo concluyente. Pero creo que eso sería, justamente ir en contra de lo que la obra plantea. Esta es una obra que no puede dar una respuesta a nada. Sino corre peligro de instrumentalizarse en pro de un discurso o vereda. Y de lo que se trata, es de romper los muros que generan estas apropiaciones de la verdad. Lo único que pretende es abrir alguna pregunta o conversación.
¿Cómo fue el proceso de adaptación de esta obra norteamericana?
A nivel de texto, la obra no es una adaptación. Es el texto original, traducido. La adaptación es relativa a la actuación o la caracterización de los personajes. Me importó mucho que fueran personajes que la gente dijera, yo he visto a alguien así alguna vez, como la corista Jenny, como el pastor asociado Joshua, como el presbítero Jay. Y jugamos con mantener sus nombres en inglés. La obra de lo local, salta a lo universal, no es necesario cambiarle nada, ni adaptarla a una iglesia chilena para activar sus preguntas.
¿Cómo ves la reacción del público?
Muy positiva. Creo que quedan encantados. Sobretodo los que se suman al juego inmersivo de estar en una sesión del culto. A todos los veo disfrutando mucho con las actuaciones y con el coro Góspel, a otros los veo muy interpelados y tocados con las preguntas que abre el montaje, y a otros los veo disfrutar desde la ironía. La obra tiene eso, que no está dirigida a creyentes o no creyentes, ni a una religión específica. La obra se deja apreciar desde diversas miradas. Y todos pueden reflejarse desde sus propias convicciones. Ahí cada uno podrá buscar sus respuestas.
¿Qué se viene a futuro para la obra?
Nos encantaría presentar la obra en otros teatros en Santiago y también en otras ciudades o países.
FICHA ARTÍSTICA
Dramaturgia: Lucas Hnath / Dirección: Ana López Montaner / Traducción: Bruce Gibbons Fell / Elenco: Braulio Martínez, Gastón Salgado, Alejandro Castillo, Ximena Carrera y Nidia Loyola / Diseño y dirección técnica: Álvaro Salinas/ Director coro góspel: Marco Marchant.
Cantantes-actores: Alexis Duhalde, Laura de la Maza, Carlos Fuentealba, Catalina Naveas, Claudia Iñiguez, Constanza González, Constanza Rodríguez, Mauricio Rodríguez, Manuel Castro, Ibissa Rojas y Antonia Fuentealba. Sonido: Héctor Quezada / Producción: Laura de la Maza y Macarena Ibáñez / Fotografía afiches: Valeria Videla / Fotografía registro: Dayán Feliú / Prensa Norteamericano: Francia Rojas Apoyo prensa Interdram: Claudia Palominos/ Co-producción: ICHN e Interdram.