Entrevista a la directora de “Las amantes” Heidrun Breier: “Es muy machista el mundo que se presenta en la novela”

Por Galia Bogolasky

Entrevistamos a la directora Heidrun Breier nacida en Rumania y criada en Alemania Federal, pero vive en Chile hace 25 años donde hasta hoy se desempeña como actriz (teatro, televisión y cine), directora, traductora y también como docente. Algunos de sus proyectos más importantes como actriz de teatro son: Historias de familia de Biljana Srlbjanovic, Sor María Ignacio lo explica todo para usted de Christopher Durang, Impostoras de Mariana Hausdorf (y El Horacio de Heiner Müller, entre otros. Dentro de sus trabajos más relevantes como directora están: Filóctetes de Heiner Müller, Bajo Hielo de Falk Richter, Blackbird» de David Harrower, Delirio de Falk Richter, Tranquila, eres mía de su propia autoría, Banal de Mauricio Barría, entre otros.  Sus últimos trabajos son: Demasiado cortas las piernas de Katja Brunner y No te olvides de Agustina de su autoría.

En esta oportunidad dirige en una segunda temporada Las Amantes, adaptación teatral de la novela homónima Las Amantes de Elfriede Jelinek (premio Nobel de literatura 2004), obra que narra de manera paralela los destinos de las protagonistas Brigitte y Paula. Ambas tienen un mismo objetivo: enamorarse, casarse, tener un hogar y sentirse económicamente seguras para poder realizarse. Brigitte vive en la ciudad y trabaja en una fábrica de lencería. Paula vive en un pueblo, tiene 15 años y quiere ser costurera, pero el amor que siente por Erich cambia su destino. En esta parodia a la novela rosa, Jelinek propone una mirada crítica sobre los aspectos negativos de la sociedad en su conjunto: el egoísmo, las limitaciones, la dependencia, el mercantilismo, la violencia intrafamiliar y el abuso de poder. La novela cuestiona el sistema capitalista y patriarcal, sus valores económico-morales y el cómo nos plegamos a los dictados y exigencias de esta sociedad. Un elenco conformado por cinco actores se hará cargo de contarnos -en un contrapunto vocal polifónico- los destinos de Paula y Brigitte.

A cargo del Colectivo The Braiers, Las Amantes se presentó en Centro Cultural CEINA y contó con las actuaciones de Eduardo Herrera, Víctor Montero, Gonzalo Muñoz Lerner, Carlos Ugarte y Felipe Zepeda.

Esto fue lo que la directora nos contó.

¿Cómo llegaste al texto de Las Amantes? y ¿por qué decidiste montar este texto de Elfriede Jellinek?

Es una novela del año 74, es una de sus primeras novelas que tuvo un éxito más internacional. La tenía hace tiempo en mi repisa, la leí y me pareció, “wow”, qué fuerte, qué divertida al mismo tiempo, el lenguaje, el lenguaje de Jellinek es así, es intenso, pero tiene mucho sentido de humor, un humor negro. Ella no deja ningún pelo bueno a nadie, ni a mujeres, ni a hombres, ni a nadie. La sociedad entera la pone en la juguera y le hace “mierda”. Me gustó mucho y la forma de escritura de la novela, me llamó la atención, pensé en que podría ser super adaptable para teatro. Por lo tanto, empecé a preguntar, a la editorial, al representante acá en Sudamérica, por los derechos de autor, me recomendó y me dijo, “Lo veo difícil, pero intentémoslo”. Lo que resultó era que esa era justo la única novela que tenía como el permiso de ser adaptada a teatro. Tuve que mandar una propuesta a la editorial, sobre qué pienso y cómo la quería hacer, etc. Y ya me dieron el permiso, postulé el 2019, para el 2020 a un Fondart, fue la primera vez, y no resultó, y el 2020 decidí postular de nuevo para el 2021, pero por cosas de la pandemia, recién estrenamos en abril del 2022. Eso fue una motivación, dije: “esto hay que hacerlo, es muy atractivo, el lenguaje, el contenido”, etc. Lo vi siempre como algo muy coral, desde el inicio también lo vi interpretado por hombres.

¿Esa propuesta era tuya o venía de la novela?

En la novela son mujeres y hombres, obviamente, pero yo tuve esta propuesta porque es muy machista el mundo que se presenta en la novela, y especialmente un machismo muy fuerte que viene desde las mujeres, especialmente de las madres presentes en la novela, porque hay varias madres ahí. La madre de Paula, la madre de Erich, la madre de Heinz, un poco de Brigitte, la de Suzy. Son muy machistas, especialmente las mujeres que son del campo más que de la ciudad. La novela es escrita en una época donde el machismo aún está más presente, pero creo que sigue siendo un tema, el patriarcado, el rol de la mujer en la sociedad. Hemos avanzado, pero no creo que sea realmente cambiable en su profundidad. Ahí pensé que este machismo y las voces de las mujeres, podrían ser representadas por hombres, en una especie de fusión, porque también en la novela habla de una simbiosis, de como la “víctima” y el “victimario”, se alimentan mutuamente. Esa simbiosis yo quería expresarla en esta propuesta, siendo interpretada por hombres actores. Hay más razones. Por ejemplo, también se intenta evitar actuar o hacer muy de mujer, la idea es más bien prestar su voz y su cuerpo para defender las historias de cada mujer de la novela que se representa. Yo creo que a los actores les resulta bastante bien, todavía de repente hay que frenarlos un poco, pero la idea nunca fue transvestirse, nunca fue la idea de hacer de mujer, sino como realmente ponerse en el lugar y defender ese lugar, hacerse cargo de eso.

De las cosas que más me llamó la atención, que encontré que estaba logrado de una manera impecable, fue la parte coreográfica, como que hubiese este coro donde los personajes hablan con un ritmo, a veces, todos al mismo tiempo, pero se va generando esta coreografía durante todo el montaje, muy interesante entre los cinco actores. ¿Cómo fue generar ese trabajo?

Te puedes imaginar que no fue algo tan simple, estos chicos igual son medio desordenados, así que, en los ensayos, entre el hueveo y tratar de ensayar y de profundizar, costó de repente, pero la pasamos bien. Yo creo que se armó y se armó bastante después en el escenario, esto que tú llamas “la coreografía”. Obviamente, los movimientos se definieron a 100% ya ahí, estando en el Nacional, porque por suerte nos dieron más tiempo antes del estreno, para estar ahí. Y por otro lado, todo lo que es lo coral, los textos hablados al unísono, ya estaba definido de antes, y durante los ensayos había cambios también en la adaptación. Era ejercerlo, ensayarlo, practicarlo, hasta lograr que se afinaran entre ellos y las voces que tienen. Fue un parto.

Pensar en cómo hacer la puesta en escena, ¿fue un proceso de adaptación? ¿O fue desde el inicio, desde que leíste la novela? ¿O fue algo que surgió al final?

En lo que respecta a mi trabajo, la dirección de actores, trabajar el texto, planificar los movimientos en el escenario. Por un lado, se vio obviamente en los ensayos, pero la idea inicial de que la obra tuviera un enfoque coral siempre estuvo presente, era una premisa desde el principio, como se estableció en el Fondart. En cuanto a la puesta en escena, en términos de diseño, montaje y el dispositivo escénico, fuimos experimentando con diversas ideas. Rodrigo Basáez siempre tuvo en mente la imagen de una fábrica, porque la fábrica es un elemento muy importante en la novela y en la obra. Fue así como surgió la idea de la cinta transportadora en un momento, y a partir de ahí, él comenzó a explorar el movimiento que ocurría en el fondo, lo cual resultó ser una parte muy atractiva de la puesta en escena.

¿Cómo te aproximaste al tono de la novela? ¿originalmente tenía tanto humor? ¿O tú le fuiste incorporando elementos de humor en el proceso de montaje?

Toda la novela tiene este humor que tú también puedes ver en el resultado de la adaptación. Obviamente hay que trabajarlo para que realmente pueda aparecer en la puesta en escena, hay que trabajarlo en la interpretación y con los actores. Me costaba mucho seleccionar los fragmentos, porque la novela es mucho más larga. La historia de cada una de las protagonistas tiene más detalle, que al final tuve que cortar, porque si no podríamos estar ahí tres horas. Me costó mucho porque me gustaban muchas partes, fue un trabajo seleccionar bien las piezas. El humor es algo que Jelinek trae, ella es así. Ella es austriaca, y yo siempre digo que los austriacos versus los alemanes son más radicales en todo sentido. No sé si tiene que ver con la presencia del catolicismo, que es mucho más fuerte allá todavía, entonces, los artistas y las artistas de allá, sean escritores, dramaturgos, pintores o cineastas, siempre son mucho más radicales en su manera de expresarse, en contra de algo también. El alemán lo hace bien también, pero es como un poquito menos radical, tiene quizás menos enemigos, de repente, para luchar en contra. Tiene que ver con el lenguaje, hablan alemán también, pero tienen igual un dialecto, un lenguaje más potente, más fuerte, más marcado. Yo creo que eso siempre influye, por lo tanto, de repente hay otras palabras que surgen de ahí. A mí me gusta mucho el arte austriaco.

¿Cómo fue el trabajo con los actores? pensando que además no solo interpretaban mujeres, también algunos interpretaban más de un personaje.

Yo creo que, por un lado, hubo mucho trabajo en el texto, en todas las partes corales y se trabajó harto la afinación entre ellos. Por otro lado, el trabajo individual con cada uno, es diferente. Cada uno tiende más o menos a irse por el lado de hacer, no una caricatura, pero irse a ese lado, porque es quizás un lugar más seguro al comienzo. Entonces ahí hay que bajar esa intención, esa tendencia. Pero, por ejemplo, también personajes, así como lo que hace Felipe Zepeda, que es Paula, una chica de campo, y Carlos Ugarte, que hace Brigitte, la chica de la ciudad. Yo creo que todos crecieron, o sea, todos pudieron crecer, y ahí Víctor (Montero) se sumó a este tren bastante rápido y con no muchos ensayos tampoco, y logró de alguna forma unirse. Pienso que le harían súper bien más funciones, más pasadas con la obra, y con el grupo también. Respecto a Felipe, él igual hace una niña, una mujer, hay movimientos, hay cosas, pero siempre digo que él es como una niña también, como que es súper creíble, defiende con mucho corazón. Yo creo que también tiene cancha en eso por sus trabajos anteriores, quizás con La niña horrible, pero era otro tipo de actuación, otro tipo de trabajo. A mí me gusta mucho cómo lo enfrenta y cómo lo hace, cómo defiende a su personaje. También siento que Carlos, por ejemplo, con Brigitte ha crecido harto también, la entiende más, ha bajado cualquier histeria que antes estuvo más presente en la primera temporada, y los otros actores están como entre una capa de narración, que defienden o que les toca hacer, y también sus personajes. Tienen que entrar y salir en eso, porque a veces hablan en tercera persona sobre su propio personaje, a veces narran la historia en conjunto de toda la obra. También, están estos personajes más pequeños, que son las madres, que también, como Víctor o el Eduardo Herrera, que también tiene que entrar y salir, al Edu le toca a Heinz, Heinzelito y la mamá de Heinz, y a Víctor le toca la mamá de Erich y Erich en un momento también, que van a ser los dos. Es como un poco más Brechtiano en ese sentido, me refiero al entrar y salir sin ninguna psicología, obviamente, no es una actuación nada realista, psicológicamente hablando.

La obra aborda el tema de esta sociedad super patriarcal, es muy actual y quizás a futuro también sea actual. El tema funciona muy bien con lo que estamos viviendo.

Sí, yo creo que aparte de lo patriarcal, que es un clásico y que va a estar siempre en nuestro mundo, no solamente en Chile, en todas partes, la violencia, la violencia intrafamiliar que también aparece en la novela y en la adaptación, tiene un tono siempre medio tragicómico, tú no sabes, “¿me puedo reír o voy a llorar sobre esto?”. Creo que eso también siempre va a existir, ese tipo de violencia contra la mujer también. A pesar del movimiento feminista, de la lucha feminista, siguen los femicidios, siguen la violencia contra la mujer. Hace poco vi un reportaje de Alemania, de mujeres contra mujeres, mujeres que son muy conservadoras, jóvenes, de hecho, y quizás con una orientación más de derecha, políticamente hablando, y que van en contra, muy fuertemente, de mujeres feministas. Mujeres que luchan por tener más espacio en la sociedad, es como un absurdo también, la misma mujer en contra de la mujer que busca liberarse. Si vemos ahora también lo que está sucediendo en algunos puntos de la Constitución, que están planteando, al respecto al aborto, es un retroceso también, en cierto sentido, al respecto del derecho de la mujer en la sociedad. Yo creo que eso lo vuelve igual una obra actual. Pienso que habla del capitalismo, del neoliberalismo, pensando en la idea de “tú eres mío y yo contigo, yo puedo tener esto y lo otro, si tú te casas conmigo, puedo comprarme una casa porque tú ganas bien, puedo tener una lavadora, puedo tener hartas cosas, electrodomésticos en mi casa, etc.” Eso de la propiedad, y se habla mucho de eso, y del futuro. Eso me resonaba mucho ahora, porque lo recalcamos harto, es algo que aparece mucho en la novela, en la adaptación, la palabra “futuro”, “tú eres mi futuro”, pero el futuro no viene. Me preguntaba que quizás la gente, las generaciones más jóvenes, que quizás no les toca, o no les ha tocado, o no les toca tan fuerte la división de los géneros, el hombre que manda y la mujer sumisa. Lo conocen quizás por sus abuelas o sus madres, a lo mejor. ¿Qué les pasará con el tema del futuro? Porque igual es un tema, por tanta mención y tanto énfasis en pensar en el futuro. No sé si lo piensan realmente, quizás nosotros sí, pero las generaciones más jóvenes ¿estarán pensando tanto en eso?, ¿enfocándose tanto en su futuro?, ¿o sí ven realmente un futuro?

Esperemos que tengan otra temporada luego.

Ojalá que salga otra temporada. Gracias a todo el equipo que está detrás de esto, el diseño lo hizo Rodrigo Basáez, pero la construcción se encargó Amor Escénico, que es un grupo de gente que hace la realización de escenografías. Es un trabajo tremendo, un mecanismo, mucha artesanía. Si uno lo puede ver en detalle cómo funciona todo eso ahí atrás, es súper interesante. Podría estar en un museo de teatro después, para no desarmarlo, y así quedarse con algunos pedazos. Sería bueno tener quizás un museo de teatro en Santiago donde podrían estar esas cosas y vestuarios. Sé que hay un museo de moda en Vitacura. Pero me refiero más como de teatro en general, donde podría haber un espacio donde se podrían guardar esas cosas y donde podrían también ir después otras generaciones, también diseñadores, si existe ese futuro, ver esas piezas. Sería bonito tener algún museo, lo dejo como para gestores culturales o no sé quién se podría encargar de eso. Pero sería genial algo así.  Así que muchas gracias a todo este equipo, los actores, la producción. Ale,  tramoya, que está ahí, sin él esto no podría funcionar tampoco. Él está siempre tirando las cosas en la cinta mecánica, recibiendo. Muy artesanal, pero sí, funciona bien, la mano de obra, el ser humano, no la máquina. Eso, así que muchas gracias por invitarme.

FICHA ARTÍSTICA

Título: Las Amantes

Adaptación de la novela Las Amantes de Elfriede Jelinek

Dirección y adaptación teatral: Heidrun María Breier

Elenco: Eduardo Herrera, Victor Montero, Gonzalo Muñoz Lerner, Carlos Ugarte y Felipe Zepeda

Diseño integral: Rodrigo Bazaes Nieto

Asistencia y Producción de diseño: Carolina Poblete

Realización escenográfica: Amor Escénico

Escenotecnia: Cristian Reyes y Daniel Figueroa

Realización de vestuario: Andrea Bustos Pizarro

Realización utilería: Matías Paul

Composición sonora: Colectivo Taller Música Contemporánea

Diseño sonoro: Paulo Rojas

Fotografía: Álvaro Hoppe

Diseño gráfico: Javier Pañella

Apuntador y Tramoya: Alejandro Avendaño

Producción: Inés Bascuñán

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