Por Galia Bogolasky
Tuvimos la oportunidad de conversar con la cineasta uruguaya después de la función de la película Los tiburones, como parte de la Competencia Internacional de SANFIC. Esto fue lo que nos contó.
¿En qué te inspiraste para decir “esto es lo que quiero mostrarle al público”?
Ayer me hicieron esa pregunta y solo me la han hecho acá en Chile, sobre la condición del conflicto central de la película. En realidad, yo quería hablar un poco de una personalidad como una forma del ser en transformación, y creo que me inspiré por ser escritora. A mí me gusta mucho cuando hay un personaje que me hace sentir un poco culpable porque me cae muy bien o porque lo quiero.
Entonces, quise hacer un personaje que cuando tiene que decidir si hacer una cosa o la otra, va a hacer siempre lo que cree más correcto y que también disfruta de ser un poco imprudente, hay algo ahí que le divierte. No sé bien, nunca terminé de entenderlo, cuál fue la semilla y capaz nunca lo logre entender, pero creo que eso es lo que me gusta. Me gustan las cosas que no entiendo demasiado. Esa es la conclusión a la que llegué últimamente y me di cuenta de que estoy en un mundo lleno de contradicciones, me gustó hacer una película llena de contradicciones. No es una película que resuelva demasiado.
La protagonista es una actriz natural ¿Cómo fue el proceso de trabajo con ella?
Sí, ella es una actriz natural. Me contacté con profesores que daban la materia de teatro y ella era una estudiante, fue la primera que vi. No era la audición oficial para la película, era una audición para una especie de ejercicio. Yo quería que la protagonista no fuera actriz profesional porque había algo de auto consciencia que tienen las actrices que está buenísimo, que es un oficio que está bueno, pero a mí me interesaba que no estuviera acá para este papel y tuve mucha suerte porque me topé con Romina que es muy inteligente. Yo la conocí dos años antes de filmar, la empecé a seguir con mi cámara, la filmé en su vida sin el propósito de la película, sabía que iba hacer una película, pero no cuándo la iba hacer, entonces la quería filmar, quería estar con ella con la cámara y de ahí fuimos construyendo un lazo de confianza y de amistad. Creo que lo más importante es que ella me entendió a mí y ella ni siquiera se miraba en el monitor, como que no le interesaba absolutamente nada, la película la vio dos semanas antes de que se estrenara en Sundance, no la vio antes. Estaba muy desinteresada, ahora le gusta y todo, pero ni siquiera está estudiando actuación, es una persona con otras cosas en la vida.
¿Crees que ella, de alguna forma, influenció el guion y la historia?
Un poco. Al principio el personaje principal era más malo y ella le dio un poco más de bondad para entenderlo. Pero sí, yo creo que los actores son los que siempre entienden el personaje más que los directores, pero la verdad es que en los ensayos modifiqué un poco el guion, pero la verdad es que fui bastante ortodoxa. Había una cuestión física, de movimientos, de coreografía y de capacidad de espacios así que las modifiqué para ella, y alguna muletilla o algunas cosas que yo quería que ella hiciera, y que ella no se animó entonces las tuve que sacar, como aparecer desnuda y esas cosas, que ella no quería en ninguna circunstancia. Ese tipo de cosas, pero la verdad es que después tuve mucha suerte de encontrar a alguien que tenía mucho que ver con el personaje y que me entendía mucho a mí. Esa fue la clave.
¿En qué parte de Uruguay filmaron?
Filmamos como una hora en Montevideo, por Maldonado cerca de Piriápolis. Estuvimos en la construcción de un balneario, en varios lugares, pero muy cercanos. Filmamos en un año y medio, un rodaje de cuatro semanas, de veinticuatro días, seis días por semana, dos horas por día y el séptimo en Uruguay, entonces fue bastante agotador, pero fue lindo porque hacía calor, entonces nos tirábamos al agua. Lo hicimos entre amigos, que es la primera para muchos, de la actriz, mía, de Joselo, del fotógrafo.
¿Por qué se llama Los tiburones?
Para mí ella era como los tiburones, por eso. Fue una idea muy vaga que se empezó a resignificar y agarró cierto simbolismo, la gente ve muchos simbolismos en la película que yo no veo, como el agua roja. Ese día llegamos y estaba el agua roja, pero yo no lo había planeado, era un alga. No quiere decir que el agua roja es la menstruación o la mujer, la gente interpreta eso y está bueno porque también te das cuenta de que la película, la temática tiene que ver más con ustedes que conmigo. Y bueno, el tiburón era una cuestión de ella como el animal malo.
¿Por qué decidiste usar sólo planos fijos?
A mí me gustan las cámaras que no se mueven. En un momento la cámara que se mueve no le veo mucho sentido. A mí me gusta la austeridad para filmar, a veces se mueve porque no tuve otra opción y como no teníamos tanto dinero como para dejar la cámara quieta arriba del bote o ese tipo de cosas, a veces filmábamos como podíamos, no teníamos otra manera de filmar. La elección de los planos cerrados es porque me gusta incomodar y la incomodidad de los pelos. La transformación del cuerpo, me gusta que se vea. Me gusta estar cerca de esas cosas y me gusta también el contraste del plano abierto con el plano cerrado, los ritmos rápidos con el ritmo lento.
La música es un elemento importante en la película. ¿Cómo fue esa elección?
La música la hicieron mis amigos, tienen una banda. De la música solo hay un tema ahora en YouTube, pero la banda que tienen ellos se llama MUX son de Montevideo y hacen música Dark Punk, añaden sintetizadores de los ochentas.
¿Cómo fue el proceso para hacer esta película? ¿Tú la escribiste también?
La escribí como hace unos siete años, escribí una versión. Me distraje un poco con la vida, retomé como hace unos tres o cuatro años, y en un par de laboratorios encontré a mi productor, se activó todo y surgió.
Estrenaste en Sundance ¿Cómo fue la experiencia?
Sundance fue muy lindo, ganamos en Mejor Dirección, y de esa manera se abrieron varias ventanas. Creo que tuvo que ver con estar en tantos festivales, estuvimos viajando un montón.
¿Cómo ha sido la experiencia de estar en SANFIC? ¿Habías estado en Chile antes?
Había estado, justamente había hecho un laboratorio con una película que se llama Tres cuartos cine. Entonces, estuve en Niebla escribiendo un poco la película, ahí al lado de Valdivia.
¿Qué se viene ahora? ¿Vas a tener distribución?
Bueno, ya estrenamos en Uruguay estuvimos siete semanas en cartelera.
¿Les fue bien?
Bastante bien para lo que es Uruguay. Estuvimos en Argentina como cuatro semanas, bien. Y bueno, ahora nos toca estrenar en España porque también fue país coproductor.
¿Acá en Chile alguna posibilidad?
No sé, no creo, no sé cómo es eso.
La película tiene ciertos guiños a La Ciénaga ¿tú ves alguna influencia de Lucrecia Martel en tu cine?
Ayer estábamos hablando de eso. Sí, bueno yo obviamente me formé mirando a Lucrecia. También hay influencia del cine uruguayo, la gente ve 25 Watts también ahí, a Ezequiel Acuña también lo ven, si bueno qué más, Glue de Alexis Dos Santos, también lo ven, a Xavier Dolan, también lo ven. Es una mezcla, creo.
También hay algo del cine de Dominga Sotomayor. ¿Ves algo ahí?
Vi la película. Sí, puede ser, qué sé yo, por ahí hay algo, tiene que ver con lo que estábamos hablando de la adolescencia, capaz.
Producción ejecutiva: Pancho Magnou Arnábal
Guión: Lucía Garibaldi
Dirección de arte: Nicole Davrieux y María Victoria Figueredo
Musica: Fabrizio Rossi y Miguel Recalde
Edición: Sebastián Schjaer
Fotografía: Germán Nocella Sedes
Actores: Romina Bentancur, Federico Morosini, Fabián Arenillas, Antonella Aquistapache, Valeria Lois, Bruno Pereyra, Jorge Portillo
Año: 2019
Formato: DCP