Por Matías Pardo
Trinidad González lleva más de 30 años de carrera en el rubro de la actuación. Nacida en Santiago en 1972 y formada en la Academia de Gustavo Meza, ha participado — como escritora, directora y actriz — en obras como La reunión (2012), Pájaro (2015), Carnaval (2019) y Espíritu (2022); también ha formado parte de adaptaciones teatrales de clásicos como ¿Quién le teme a Virginia Woolf? del dramaturgo estadounidense Edward Albee (dirigida en su montaje local por Cristian Keim) y Medea de Eurípides (dirigida por ella misma). En 2007, recibió el Premio Altazor por su papel de Olga Knipper, viuda del escritor ruso Antón Chéjov, en Neva (2006), de Guillermo Calderón, sobre actores que ensayan un montaje chejoviano en San Petersburgo, en medio de los acontecimientos del “Domingo sangriento” zarista. Este montaje se ha presentado en distintas partes del mundo, como Corea, Rusia y Finlandia.
Junto a Jorge Becker y Paula Zúñiga, del elenco original, y su hermano Tomás González, la actriz revisitó la obra de Calderón en Navegar por el Neva, que estuvo recientemente en la cartelera del Teatro UC. Se trata de un ejercicio teatral, dirigido por los cuatro integrantes, que incorpora la experiencia de cada uno de los actores y el paso del tiempo.
En esta entrevista, González aborda su participación en la Neva original, los orígenes de esta nueva versión, su interés por la actuación y la nueva temporada de su obra Memoria en el Centro Cultural Gabriela Mistral (GAM).
¿Cómo se dan los vínculos con el resto del elenco? Porque se conocen desde hace mucho tiempo, desde la Neva original.
Se dan de forma super buena y natural porque somos súper amigos. No pasa en todos los elencos, pero nosotros con Neva viajamos seis años por todo el mundo. Obviamente pasamos a ser una familia. Después cada uno hizo sus cosas, pero siempre hemos seguido en contacto como amigos. Se da con mucho goce, de forma muy natural, porque nos queremos mucho, y porque nos llevamos muy bien y nos reímos mucho juntos. Somos un equipo creativo juntos muy fuerte. Nos gusta mucho crear juntos porque nos llevamos muy bien. Hay admiración mutua, de todas las partes. Cada uno aporta desde su creatividad y somos todos personas con muchos intereses. Nadie es el actor del otro, sino que todos estamos aportando todo el tiempo. Por eso es que Navegar por el Neva la pudimos dirigir entre los cuatro. Porque los cuatro somos personas con opiniones artísticas y de nuestro trabajo y de lo que queremos hacer. Cuando nos juntamos los cuatro a ensayar esta nueva versión de Neva, fue súper delicioso, exquisito, porque todos íbamos aportando con algo y, como tenemos visiones del mundo y gustos muy similares de lo que queremos ver arriba del escenario, no había grandes diferencias, ni grandes complicaciones.
¿Cómo recuerdas que estabas — en términos del periodo de tu vida y de tu carrera actoral — durante el estreno de la Neva original en comparación con, ahora, Navegar por el Neva? Y, ¿cómo los años y las experiencias que has ido teniendo también fueron afectando la interpretación y caracterización que haces de Olga?
Fue súper distinto. Esencialmente yo soy la misma persona desde que tengo uso de razón. No es que haya cambiado mi manera de sentir el mundo o de quién soy. Pero sí mis circunstancias eran totalmente distintas. Cuando hice Neva original, yo tenía 36. No había sido madre. De partida, es lo más importante que puedo nombrar. Era una persona sumamente independiente, que partía para acá, para allá, para cualquier lado, que solo respondía por mí misma. El gran cambio ahora es que tengo un hijo de 13 años y que, obviamente, la vida cambió. Mis tiempos son distintos y mi manera de mirar también: ya no miro desde mi óptica y para mí, sino principalmente para mi hijo. En ese sentido, yo creo que podría decir que soy una mejor persona, porque tengo el corazón más empático. No es que antes no lo hubiera tenido, pero ahora la crianza de un hijo te hace ponerte en segundo lugar y también mirar a las demás personas con más respeto, más compasión, más empatía. Eso es algo que hemos conversado con Paula (Zúñiga), la otra actriz de Neva, que las dos somos mamás. A las dos nos pasa lo mismo y yo creo que con cualquier madre o padre presente, que tú hables de esto, le va a pasar lo mismo. Es un cambio demasiado fuerte tener un hijo o no tener un hijo. Tener un hijo y hacerse cargo, que es mi caso. Ser mamá o papá presente.
Eso por un lado. Después el paso del tiempo también. Cuando yo hice Neva, mi padre y mi madre estaban vivos. Y ahora hago esta versión y mi papá y mi mamá murieron en los últimos dos años. Entonces fueron golpes para mí muy fuertes que me hicieron otro cambio de vida muy sustancial. Una cosa es pararte en el mundo teniendo padre y madre vivos y otra cosa es pararte en el mundo siendo “huérfana”. Mi sensación con muchos textos es mucho más fuerte ahora, unas mil veces. También cuando habla del paso del tiempo. A los 36 no hay tanta conciencia del paso del tiempo. Yo ahora tengo 53, que acabo de cumplir, y el paso del tiempo se siente mucho más, con mucha más urgencia, de manera mucho más honda y categórica. Eso hace que todos los textos también tengan otra profundidad. No es que antes no los entendieras, sino que ahora tienen más profundidad.
¿Cómo llegaste a formar parte de la obra original de Guillermo Calderón?
Lo que pasa es que Paula (Zúñiga), Jorge (Becker) y yo nos estábamos juntando hace dos años a ensayar porque queríamos hacer algo juntos. Entonces adaptamos una novela de Kundera que después no nos tincó. Nos juntábamos dos o tres veces a la semana a hacer ejercicios de teatro. En un minuto, yo le escribí a Guillermo (Calderón), que estaba viviendo en Nueva York en ese tiempo estudiando cine. Le dije: “¿Quieres escribir una obra para nosotros? ¿Quieres dirigir para nosotros? Porque nosotros queremos actuar, pero queremos crear”. Y ahí Guillermo dijo: “Tengo esta idea de Neva”. No es que yo llegué, sino que yo soy un pilar fundamental, igual que Paula y que Jorge. Nosotros formamos eso. Llamamos a Guillermo y se sumó, y ahí se echó a andar todo.
A Paula la conocía de antes porque en los 90 nosotros fuimos parte de una compañía súper importante, que se llamó Teatro del Cancerbero, de la que nosotros fuimos parte con Guillermo, Daniel Alcaíno y otra gente. Yo seguí en contacto con Paula siempre, de amigas y de lo que nos interesa. Tenemos una visión del teatro muy similar, entonces siempre estábamos hablando de actuación, porque somos fanáticas de la actuación. Y ahí conocí a Becker, que lo vi en una obra de teatro y lo encontré un muy buen actor, y nos hicimos amigos. Entonces yo le dije a Paula: “Integremos a Jorge”. Y ellos altiro se hicieron amigos, empezamos los tres a trabajar. Cuando Guillermo llegó con la idea y con la obra, nosotros ya llevábamos casi dos años de trabajo, eso ayudó. Hizo el 50% del resultado de Neva que nosotros como equipo estábamos súper afiatados.
Esta nueva versión, Navegar por el Neva, es mucho más meta que la obra original. ¿Cómo surgió la posibilidad de hacerla?
Esto fue una idea de María Paz González y Alicia Scherson, dos cineastas chilenas, que le están haciendo un largo — del cual no puedo hablar — a Jorge (Becker). Parte de este largo es que nosotros hiciéramos ensayos y una reversión de Neva, y nosotros aceptamos. El punto es que nos resultó tan bueno que decidimos hacer temporada, y ahí tomó vida propia. Ya estamos en nuestra tercera temporada y a la gente le fascina. Nosotros decidimos que no tenía ningún sentido hacer la Neva original, aparte que no se podía por la nueva condición de Jorge, que no iba a poder tirar todos los textos rápido. A nosotros tampoco nos interesaba hacer algo que ya se había hecho, entonces desde el primer ensayo nos planteamos revisar un material que fue tan exitoso y que nos trajo tantas alegrías, pero ahora desde las personas que somos. Con todas las cosas que nos han pasado: la maternidad, la muerte de nuestros padres. Porque el padre y la madre de Paula también murieron. El padre y la madre de Tomás, que es el músico y ahora actor también, porque es mi hermano. Estábamos todos con realidades muy distintas. Nos pareció que era un regalo poder revisar esta obra desde nuestra realidad de ahora. Eso fue lo que hicimos y ese es el resultado.
Sentí que había ciertos guiños al estallido social y a la realidad política de Chile. ¿Cuál es la importancia de que el teatro aborde este tipo de temáticas?
El texto es el mismo exacto de la Neva original. Lo que pasa es que el texto de Guillermo es un clásico, que lo vuelves a hacer hoy y suena como si fuera hoy. Entonces vienen las imágenes de la revuelta, del estallido, pero no hay ningún texto nuevo agregado para eso. Me parece importante que el teatro aborde lo que tiene que abordar. Yo no creo que sea un reflejo de la realidad, que sale el estallido y el teatro tiene que hacer una obra del estallido. No es así de literal. Lo que yo creo es que el teatro siempre se va adelantando. El arte, en general, que está bien enfocado, se va adelantando a su realidad, y pasa a ser la realidad un espejo de arte, de alguna manera. Uno se adelanta a sus tiempos porque observa y ve cosas que el resto no está mirando. Ese es nuestro trabajo como creadores. Uno está todo el tiempo observando, midiendo su tiempo. Tú dices: “Hay tanta violencia en la calle que podría haber un tremendo estallido”. Y resulta que el estallido después sucede. Eso me pasó con mi obra Espíritu, que escribí dos años antes del estallido y en la que hay una escena en que yo hablo de la gente corriendo en las calles, quemando cosas, porque ya no aguanta más.
¿Qué te llevó a dedicarte a la actuación?
Desde que tengo uso razón, yo quería estudiar teatro. En la actuación, la posibilidad de meterse en el cuerpo de otra persona, de tener otras vidas, me parece fascinante. También siempre me fascinó el elemento rebelde que tiene la actuación, y el teatro específicamente. Desde muy chica, tuve la sensación de que no era solo actuar lo que me gustaba, sino que me gustaba decir: “Esta realidad no me gusta así, la quiero distinta”. Todo acto creativo es un acto de rebeldía, porque en el fondo planteas que la realidad tal cual es, no la aceptas. Entonces tú propones la ficción. Yo siempre supe que no solo iba a actuar, sino que además quería dirigir, escribir, quería crear ficción. Eso me fascinó. Desde muy chica me di cuenta de lo sanador que es para las personas la experiencia de la ficción.
Acerca de Memoria, que se va a presentar en el GAM este mes. ¿Con qué se va a encontrar el público que asista a ver este montaje?
Es una obra que nosotros queremos muchísimo, a la gente le encanta. Mucha gente nos ha dicho que la encuentran una obra bellísima. Es hermosa. Es una obra donde se rompe la barrera entre la vida y la muerte, y un viaje onírico donde la gente se encuentra con sus propios muertos, porque es una especie de sueño que abre la posibilidad a decir que la muerte no es el final. Los muertos andan vivos por ahí y te los puedes encontrar en el sueño o en las distintas capas que tiene la realidad, y pueden conversar. Es una obra que tiene humor y mucha belleza, muchas imágenes muy bonitas. Tiene mucha dulzura. Es una celebración del amor en las relaciones humanas, y es esperanzadora. Termina y la gente llora porque se acuerda de la gente que se le ha muerto, pero termina con una sensación de belleza y de alegría. Nosotros realmente sentimos que es una obra que se rinde ante la muerte y celebra la vida. Además, es un montaje estéticamente muy grande. El diseño de Nicole Needham con las luces da una sensación muy cálida y bonita.
¿Cómo llegaste a concebir la obra?
Fue después de la muerte de mi papá, mi mamá todavía estaba viva. Se había muerto también la hermana de la diseñadora. Decidimos hablar sobre el tema de la muerte. Tomás hace una música bellísima. La música de Memoria, de hecho, la estamos grabando y ahora se está mezclando para tirarla por Spotify. Tuvimos la necesidad de hacer algo con el dolor que teníamos, y cuando empezamos a ensayar, altiro entre todos dijimos: “No queremos hacer algo oscuro, no queremos hacer algo terrible. Queremos hacer algo luminoso”. Entonces todas nuestras elecciones de escenas fueron por un camino de cosas que fueron abriendo posibilidades de luz. Lo que hicimos fue imaginar situaciones que nos gustaría que sucedieran, cosas que habíamos soñado o también cosas que nos habían pasado. Por ejemplo, en la obra aparece a mi papá, y lo actúo yo y mi hermano.
Hicimos una lista de escenas, y yo empecé a escribir las distintas escenas. La primera escena que escribí fue yo conversando con mi papá, y mi papá iba cambiando de edades. Podíamos conversar y él estaba sumamente vivo. En sí, todas las escenas que aparecen en la obra tienen alguna raíz en la historia de los componentes del grupo. Yo soy la que las escribió, pero escribí después de conversar con el grupo. Decidimos la idea de la escena, el tema o las decisiones.
¿Qué le dirías a la gente para que vaya a ver Memoria?
Invito a todas las personas, independiente de la edad. Esta obra la han visto niños, gente mayor, gente en la mitad de su edad. Todo el mundo ha tenido una experiencia muy bonita con la obra. Vamos a estar en el GAM desde el 10 de julio hasta el 19 de julio. Nuestras funciones son jueves, viernes y sábado. Son solo seis funciones y no sabemos cuándo la volvemos a dar. Si hay interés, este es el momento de verla. No hay otro.
Ficha técnica
Título: Navegar por el Neva
Dirección: Trinidad González, Paula Zúñiga, Jorge Becker y Tomás González
Elenco: Jorge Becker, Trinidad González, Paula Zúñiga y Tomás González
Dramaturgia: Textos obra Neva de Guillermo Calderón y adaptación Navegar por el Neva del elenco
Composición musical: Tomás González
Diseño integral: Jorge Becker, Trinidad González, Paula Zúñiga y Tomás González
Diseño, iluminación y vestuario: Jorge Chino González
Coordenadas
Del 25 de junio al 5 de julio de 2025 (temporada finalizada)
20:00 hrs.
Duración: 70 minutos
Para mayores de 14 años
Teatro UC (Jorge Washington #26, Ñuñoa)
Ficha técnica
Título: Memoria
Compañía Teatro Anónimo
Dirección y dramaturgia: Trinidad González
Elenco: Trinidad González, Tomás González, Matteo Cittarella y Nathalia Galgani
Música: Tomás González
Diseño Integral: Nicole Needham
Asistente de dirección: Nathalia Galgani
Producción: Italo Gallardo
Fotografías: Daniel Corvillón
Coordenadas
10 al 19 de julio
Ju a Sá— 20h
Centro GAM