Por Galia Bogolasky
En el camino: fotografías de Ana María Ziebold, es un libro de fotograía diseñado y editado por su hija, Sandra Gaete, con quien conversamos sobre este maravilloso proyecto editorial.
El libro nace en pandemia, cuando Sandra revisa el material fotográfico de esta mujer de «barrio alto», madre de tres hijos y dueña de casa, que encuentra en la fotografía y en los Foto Club un refugio y espacio de curiosidad y desarrollo.
En el Camino, es una cuidada recopilación de imágenes que nos sumerge en el universo visual de la fotógrafa chilena Ana María Ziebold (1946). Fotografías tomadas durante 1980 a 2000.
El libro es un testimonio de su habilidad para capturar la esencia de Chile y su gente, desde niños jugando en la tierra, el paisaje rural hasta ancianos impregnados de historia. Su dominio del claroscuro y su ojo para la composición transforman lo ordinario en extraordinario.
Más que una fotógrafa, Ziebold fue una apasionada observadora de la vida, quien además de realizar un extenso trabajo fotográfico, fue una importante gestora en el desarrollo del Foto Cine Club de Chile, institución clave en la fotografía artística chilena en las décadas de 1980 a 2000.
Esto fue lo que nos contó.
¿Cómo se gestó este libro En el Camino de Ana María Ziebold?
Ana María Ziebold es mi madre y una fotógrafa que desarrolló su carrera más o menos entre el 80 y el 2000, siempre como aficionada en el contexto principalmente de los fotoclubes, Fotocine Club de Chile. Yo tenía cuatro años cuando mi mamá aprendió fotografía, y siempre lo vi como algo muy normal, muy cotidiano, muy cercano. En el 2000 mi mamá dejó de hacer fotos, por distintos motivos personales, por la llegada de la foto digital, que no enganchó mucho con eso. Y todo este material quedó guardado en caja. Yo, en paralelo, trabajo como diseñadora editorial de profesión, he trabajado muchos años en editoriales y también me empecé a ligar con patrimonio y gestión cultural, trabajando con archivos de otros artistas del siglo pasado como Nemesio Antúnez, los Balmes Barrios, ahora Héctor Herrera. De repente vi que había algo ahí súper interesante, que valía la pena mostrar.
Empezamos a mirar, la invité a revisar su propio material, y a partir de eso postulamos a un Fondart. Se nos ocurrió que este patrimonio podía ser donado, podía ser interesante. Entonces, averiguando a quién se lo podíamos dar, en dónde estaba el foco de interés, nos acercamos a la Biblioteca Nacional, donde trabajaba Soledad Abarca como directora de fotografía; actualmente, Soledad es directora de la Biblioteca. Ella encontró muy interesante el material, conocía de alguna manera las dos obras de mi mamá, y dijo: “Necesitamos archivos de mujeres, no tenemos. El único que hay es el de Inés Paulino, y el resto son algunos archivos: fotos sueltas o unas secuencias, series de fotos”, pero este era muy importante para ella y me animó a hacerlo. Así que la idea era hacer la donación, pero uno, como trabaja también en el ámbito, sabía que solo la donación en sí misma, las instituciones a veces pueden ser muy lentas en procesar esto, y también había una historia personal, tanto de mi mamá, como mía, que queríamos contar. Por eso, la idea de postular a un Fondart y, dentro de este, hubo dos grandes focos, que era ordenar la documentación y también hacer una campaña de difusión de lo que resultara de esta mirada a este material, y un libro, que era lo que yo naturalmente sé hacer. Yo pienso y respiro libros, porque es lo que siempre he hecho. Entonces iniciamos este proceso, que además coincidió con la pandemia, y mi mamá es mi vecina, así que pudimos trabajar juntas y fue súper bonito. Yo creo que fue el trabajo más personal que he hecho, siendo que no es directamente mío, pero sí involucraba pasar por la historia de ella, como fotógrafa y la historia mía personal, como hija viéndola hacer todo esto. Eso es un poquito de la sinergia de este proyecto.
Observando las fotografías, me doy cuenta que hay una variedad de temas, estilos, retratos, paisajes. ¿Cómo fue la selección del material y cuánto dejaron en el libro?
Primero te cuento un poco el contexto en que se desarrolla la foto, sobre todo, o que se desarrollaba en los foto clubes. Mi mamá primero entró a hacer un curso de fotografía y ahí se maravilló con las fotos, pero ellos funcionaban mucho en base a la concursabilidad. Se convocaba a un concurso, ya sea interno, a nivel nacional o a nivel internacional, y había un jurado que iba votando, se hacía anónimamente, en el fondo no se sabía de quién eran las fotos, y eso te iba dando un puntaje. Existía la Federación Nacional de Fotografía y la Federación Internacional. Además, se participaba en bienales, y esa concursabilidad te iba otorgando cierto puntaje, y ese puntaje te ponía en un lugar en un escalafón. Mi mamá llegó a los lugares más altos, que eran maestro, gran maestro, no recuerdo bien. Fue en ese contexto en que iban desarrollando sus temáticas. Lo otro interesante que tenían los clubes es que hacían muchas salidas a terreno juntos, entonces de repente salían los fines de semana a una cosa que se llamaba el torneo fotográfico, en el que tenías que sacar 10 fotografías seguidas, elegir 5 y esas iban al concurso. Era un desafío de ser muy asertivo en esas fotos, porque tenían que quedar en una secuencia o los concursos, el concurso de la mujer, tema libre, desnudo artístico. Eran temas muy puntuales y dentro de eso mi mamá, además exploraba ciertas cosas, que tenían que ver también con lo que ella iba aprendiendo.
Sus primeras fotos, en general, eran la familia, lo que tenía cerca, y eso lo quisimos, mantener en el libro como concepto. De hecho, abre el libro con una foto mía de los cuatro años, en la pieza, con mi abuela, en la pieza que estaba al lado de donde ella tenía instalado el laboratorio de fotos. Entonces era como partir desde ahí el relato. Son pequeños guiños, que es algo con unas marcas de época súper bonitas, como esa falda tableada escocesa o mi abuela con taco, una abuela con taco un día común y corriente y ovillando lana. Mi mamá al principio tomaba estas fotos que eran las que tenía a mano: animales, amigas y unas amigas posando, los primeros desnudos eran una cuñada.
De a poco, en este foto club fue aprendiendo más técnicas, se iba metiendo en más cursos. Primero el curso básico, después técnicas de laboratorio, de iluminación, y así, y también iba mejorando su equipo. Entonces de partir de tener un ángulo de 35 milímetros, que es como el ángulo más básico, después adquirió un zoom, entonces se pudo empezar a acercar y ahí empezó a llegar un poco más al retrato, a atreverse a salir también. Salía mucho en el contexto de los fotoclubs con grupo, pero también salía sola; eran tiempos en que uno podía andar con la cámara, tomando fotos y recorrían muchas actividades como bastante costumbristas, podríamos decir hoy día, o ciertas tradiciones que están ahí retratadas. Ahora, que ella fuera, por ejemplo, con un zoom cuando empezó a tomar estos retratos, no significaba que ella estuviese alejada de la persona; mi mamá iba y conversaba con la persona que estaba retratando, después terminaban posando, o cosas así. Después, si te fijas, hay una serie de fotos en donde ella se aleja porque empezó a tomar el gran angular. Además lo mezcló con otra técnica, que era la fotografía infrarroja. Entonces salen unos paisajes que parecen nevados, cuando no lo son, o después empezó a reventar más el grano, a sacar con 400 ASAS. Entonces lo que pasó en este recorrido, en estas temáticas y en este recorrido de volver a mirar las fotos, es que fuimos viendo su desarrollo personal como fotógrafa, y la selección operaba un poco a eso, como poder mostrar este corpus de esta historia de ella como fotógrafa, de sus distintos intereses.
Otra cosa que es súper interesante y que fue un desafío, en general en patrimonio, en archivística, en documentación, es que uno trata de digitalizar los negativos porque, en el fondo, le puedes sacar más información. Pero en este proyecto en particular, mi mamá trabajaba muchas horas revelando en el laboratorio, por lo tanto la copia en laboratorio, que es una cosa que hoy día con Photoshop lo hacemos muy rápido y muy fácil, eran horas y horas de trabajo, y a veces sacaba 6, 7, hasta llegar a la que a ella le gustaba. Entonces la selección y la digitalización se hizo a partir de las copias que teníamos. De repente también se conservaban 3, 4 ó 5 copias y se eligió la que ella recordaba que era la mejor lograda para ella. Técnicamente, hubo que retocar un montón porque las fotos en grande estaban más rayadas, más dañadas. A la Biblioteca Nacional, se donaron todos los negativos y las copias, se conservaron unas muy poquitas acá en la casa para dejar de registro, y la documentación asociada, que eran catálogos, cartas, recortes de prensa, que daban el contexto. Con todo ese material se hizo un inventario y se donó. Son cerca de alrededor de 600 fotocopias en papel.
Un texto al final del libro, dice que los caminos registrados por Ana María Zeibold son, a su juicio, un viaje espiritual. ¿Cómo ves este recorrido? Porque se nota que es un recorrido y abarca distintas épocas, distintos años. ¿Cómo se conecta ella con estas fotos a nivel espiritual?
Sí, tal cual, ella lo tomaba así. De hecho, el título del libro, que es En el camino y con un poco el hilo que armó Rita Ferrer, también fue porque mi mamá hizo una exposición que se llamó En el camino, en donde ella relata eso. Lo relata en ese tiempo cuando hizo la exposición y también lo relata ahora, que para ella los caminos eran como la vida. Como la vida tenía curvas, de repente se ponían pedregosos, de repente eran muy fáciles, de repente cuesta arriba, y ella sentía que su fotografía la iba haciendo transitar también por esos momentos de su vida, y que la fotografía le permitía mirar, observar, acercarse, alejarse. Eso, a mí, como hija, me interesó. Hay un tema muy personal y sanador de reconstruir una relación con tu madre, porque lo veía como una cotidianidad; después ella dejó de hacer fotos, más o menos en la época en que empezaron a nacer sus nietos, y sus nietos sabían que había una abuela fotógrafa, que en algún momento había sido fotógrafa, pero no tenían idea de esto. Entonces volver a reconstruir con ella y también darle un lugar, de ser lo que es, más allá de ser abuela, de haber tenido como cierto historial familiar, también era devolverle ese lugar como fotógrafa, que hoy día yo encuentro que además es muy especial. Antes, cuando ella hacía sus fotos, los foto clubes eran de aficionados; estaba también la AFI, que tenía un rol mucho más de denuncia y político, o estaba la foto publicitaria; esta foto era más bien estética y se miraba un poco como la hermana menor o incluso dentro de las artes, la fotografía era como la hermana chica.
Mi mamá también incursionó dentro del foto cine, llegó a ser presidenta y tuvo varios cargos. Hizo un rol bien importante de gestión. Ella se sintió tan representada, era tan rico lo que ganó con el foto cine, de incluir a distintas personas, que hacían un montón de cosas, pero que tenían un oficio, una pasión en común. Ella trabajó mucho por eso. Entonces también había un rol ahí desde la gestión ,que yo te quería recalcar, y que me parece en general, cuando yo edito algún libro, en otro ámbito trabajo con patrimonio, también, a través de una persona o la obra de alguien, uno también incentiva a que otros se inspiren. Contar una historia es contar muchas historias también, otros se pueden sentir representados en esto. Que haya quedado en la Biblioteca Nacional y no en otro lugar, por ejemplo en una universidad, mi mamá no estudió, no tuvo estudios universitarios, entonces me parecía que era el lugar adecuado la Biblioteca, ha sido en verdad una experiencia preciosa.
Una frase que dices tú, una de las cosas que me llamó la atención de las fotografías es la época; retrata la época gris de los años 80 y, a pesar de que las fotos son en blanco y negro, se traspasa la oscuridad de esa época. Dices que sus fotografías no eran directamente políticas, pero sí hay una observación de la sociedad chilena en esa época, en los personajes retratados, en las miradas, en los lugares, paisajes. ¿Cómo ves la evolución de los 80 hasta los 2000?
Sí, trabajando en patrimonio, uno ve ahí un contexto de muchas marcas de época. Por ejemplo, están retratadas algunas fiestas y costumbres que hoy día ya no existen o que están desapareciendo. Si uno piensa, esto fue ayer, no fue hace tanto tiempo, los 80, han pasado 40 años, no es tanto, pero sí el mundo ha cambiado muy aceleradamente. Esas fotos, que eran bonitas porque salían haciendo chicha manzana o la regata chilota, donde los mismos chilotes salían a recorrer las islas en una competencia y vivían en sus barcos, eso ya no existe o existe como una anécdota, o existe en el fondo como lo están resguardando como algo muy único. Dentro del periodo donde mi mamá hizo fotografía, se va viendo esa evolución y quedó congelado. Esto, de alguna manera, es un material documental también.
El gris de los 80`, hay muchas fotos de la ciudad, y del tipo de las servilletas. Hay una del Mercado Central que sale una servilleta de papel, que ya no está, o la manera de vestir, una que a mí me encanta que salen unos hombres cortándose el pelo, y cosas que uno podía observar, sin tener que tocar una puerta y entrar a una casa, sino que eran cosas que estaban pasando en general en la calle o que uno iba caminando. Muchas de las fotos de mi mamá están tomadas en el sur, en la Décima Región, porque mi papá era de allá y mi papá se fue a trabajar y a vivir allá. Todos los veranos nosotros íbamos y ellos recorrían mucho esa zona. Yo te diría que el 80% de las fotos son de la Décima Región.
¿Ella tenía un interés particular en los viajes? ¿Le gustaba recorrer o era más que nada esa zona?
Principalmente esa zona. Después hay otro grueso que es la zona central, porque en general, en el marco de estos paseos que hacía con los safaris o con los grupos del fotocine. Alrededor del 85, se conformó un grupo que se llamó “Generación 85”, que reunió distintos fotógrafos, algunos del foto cine, pero también había fotógrafos publicitarios, que el interés era que la fotografía también pudiese ser un objeto decorativo, que pudiese instalarse en las casas como alguien compra un cuadro, pudiese también ser adquirida y tener un valor estético en sí mismo. Lo intentaron, hicieron este grupo. Dentro de eso los invitó el gobierno de Perú, el servicio de turismo de Perú, a un safari fotográfico por Perú, por distintos pueblos, que hicieron el camino del Inca, pero fotografiándolo. De eso, hay poco en el libro, porque en general eso se hizo en diapositiva, pero sí hay un rescate de eso también. Algunos viajes que mi mamá hizo por interés, porque se iba de viaje, pero obviamente siempre estaba con la cámara y aprovechaba, era algo que le nacía. Ahí hay unas fotos de México, otras de Alemania, de Egipto. Quisimos poner pequeñas selecciones también de esos viajes porque, era más autoral en el libro. Se concentró más en la foto del blanco y negro, y ella también tiene color, pero su carrera, su fuerte y sus mayores premios fueron más por el lado del blanco y negro que están en este libro.
¿Tú tienes alguna foto en particular que te guste más, que sea tu favorita?
Sí, hay una de los veleros chilotes que me fascina; es una secuencia de tres. Están en la colección del Bellas Artes, y hay otra de un velero chilote, pero que ya salen los chilotes y el barco dice Sandrita, yo soy Sandra. Esas fotos están en el Reina Sofía. Siempre, desde chica, me encantaba la foto de Sandrita, porque era como un acierto, como mi mamá fotografiando una foto que me encanta y además tenía mi nombre; entonces son como afectos. Hay fotos también que se seleccionaron, que yo quise seleccionar, que quizás para mi mamá no tenían tanto valor, como por ejemplo esas con que abre el libro que salgo yo de chica, porque en esta historia que estábamos construyendo era su historia, pero también desde lo que yo veía, y quería remarcar que yo estaba haciendo esta edición desde hija testigo. Entonces por eso tiene ese guiño, y el texto además que yo publico en el libro parte diciendo que mi mamá se encerraba a hacer fotografía en un cuarto oscuro y un día me invitó y descubrí que hacía magia.
Es interesante la elección de la foto de la portada del libro ¿Cómo fue esa elección del título, y la foto de la portada del libro?
Tiene una secuencia ella de varios caminos, en donde se pierde la perspectiva, como que uno no entiende si sube, si baja, si va como el volumen, y siempre me llamó mucho la atención. Pero además estaba esta exposición que ella hizo en el estilo norteamericano que se llamaba En el camino, y esa era la foto, y me pareció interesante rescatar esto. También el concepto que ella hablaba, de que para ella la fotografía era como un camino transitado, y, quizás la foto más. Yo soy diseñadora editorial; cuando uno quiere vender, por una foto que sea como muy chocante, que llame en vitrina, pero en este caso el libro corría como por otro lado. Al principio, cuando se empezó a hacer el libro, la idea era una autopublicación, y en el camino apareció Claudia Pertusé, de Ediciones Puros Chile, interesada en el libro, y ahí llegamos a un acuerdo. Eso es muy bueno, porque además el libro tiene un canal de venta en librerías, además puede salir al exterior. Ellos participan mucho en ferias internacionales, entonces ahí ya quedábamos cubiertos, si el objetivo era la difusión, quedaba un lado cubierto también, que es súper importante. No es sólo prensa, no es sólo tener el libro, regalarlo a algunas instituciones o bibliotecas, sino que además que quede disponible para quien quiera lo pueda adquirir.
¿Dónde está disponible?
Ediciones Puro Chile y librerías. Vayan a ver el libro ahora durante el mes de septiembre, en una de las vitrinas del Mercado Urbano de Tobalaba, que van saliendo desde el metro al MUT, va a haber un montaje con una selección de gigantografías seleccionadas del libro más alusivas a ciertas costumbres chilenas. Así que también ahí hay un canal para poder ver sus fotos y esperamos que más adelante estén publicadas en el sitio del archivo fotográfico de la Biblioteca Nacional, en la biblioteca digital, eso es más lento, son procesos más lentos. Lo importante es que ya está ahí, ya está la documentación y está de acceso público, que es el objetivo primordial de esto.
Ficha técnica
Autora: Ana María Ziebold
Publicado por: Ediciones Puro Chile
Edición y diseño: Sandra Gaete
Textos: Soledad Abarca, Rita Ferrer, Sandra Gaete
Español
2024
21 x 25 cm
200 págs
ISBN: 978-956-9016-16-5