Por Galia Bogolasky
Entrevistamos a la escritora chilena, que además es una de las dueñas de la editorial Catalonia, quien nos contó sobre su último libro, y nos da su opinión sobre la precarización del sector cultural en estos momentos de crisis sanitaria.
¿Cómo ha sido ser parte del equipo a cargo de una editorial tan importante como Catalonia?
Mi padre es el líder máximo, el dueño, el editor principal y es el que ve todas las líneas editoriales. Yo veo muy pocos libros, veo libros ilustrados, pero saco poquitos al año. Este año saqué el de Sol Díaz, que es parte de su saga Josefina y Manuel; uno de Catalina Bu que se llama En blanco y ahora Mamá desobedientede Esther Vivas, que es un ensayo. Te puedo decir que la experiencia de trabajar ahí ha sido súper gratificante, creo que es un espacio en el que he tenido harta libertad para proponer temas, para proponer tipos de ediciones. Han llegado hartos libros ilustrados y eso ha sido una experiencia súper enriquecedora, porque Catalonia, siento que es una editorial importante que abarca diferentes líneas editoriales, desde libros de cocina hasta ensayos periodísticos de investigación, es bien amplio.
¿Cuál es el mayor desafío de ser parte de una editorial en momentos como éste?
Hacerse cargo de los libros que uno saca en estos momentos es difícil, porque no hay distribución de los libros a librerías, es muy poco. Las librerías no están abiertas, la promoción de los libros está súper difícil porque está todo copado con el tema Covid-19. Entonces, estamos tratando de hacer lo mejor que podemos a través de las redes sociales, pero, obviamente, los libros que están saliendo este año está difícil promocionarlos, está difícil la venta y, por lo que sé, las editoriales no están aceptando nuevos manuscritos ni nuevos proyectos hasta saber qué va a pasar.
En Catalonia han pasado por varios momentos complejos, desde la inundación del local de Las Urbinas y el cierre durante el estallido. ¿Cómo ha sido sobrevivir a pesar de todos los problemas que han enfrentado?
Cada uno de esos desafíos, han sido eso, desafíos para reinventarse, para salir adelante, para agarrar más fuerza, también, para comprometerse más con el proyecto. La inundación del local de Las Urbinas fue super difícil y con mi hermana estuvimos literalmente metidas en el barro tratando de salvar la librería. Pero, por otra parte, también nos dimos cuenta de la cantidad de amigos que teníamos, que querían mucho a la librería y su historia, a los clientes. Los mismos clientes nos fueron a ayudar, se metieron al barro a salvar libros o a limpiar, y eso fue súper emocionante. Entonces, también la librería pudo dar un salto, se hizo más conocida. Han sido momentos súper difíciles, ese puntualmente, pero siento que le hemos dado la vuelta, hemos tratado de sacar lo mejor de esa experiencia difícil. El cierre durante el estallido fue difícil por el tema de las ventas, las librerías tenemos harto gasto y sobre todo en arriendo, entonces fue muy difícil poder cubrir todo sin tener mucha venta, pero yo y mi hermana, particularmente, adherimos a la lucha social, entonces también sabíamos que era algo que teníamos que vivir nomás, porque es por un bien mayor, así que tratamos de sobrevivir lo mejor posible.
Has incursionado en la literatura juvenil, en los libros ilustrados y en la poesía musicalizada. ¿Cuál es el formato que más te acomoda?
Todos me han acomodado en su minuto, han sido parte de un proceso, de una carrera, de aprendizajes y ahora mismo el que más me acomoda es el cuento. Saqué un libro de cuentos el año antepasado, en 2018. Me sentí súper cómoda haciendo un libro de cuentos y ahora estoy próxima a sacar un libro, que es de un solo cuento, que tiene que ver con la pandemia y por estos momentos me acomoda mucho ese formato de la ficción de los cuentos, no novela. No sé si sería capaz de escribir una novela prontamente, me me siento mucho más cómoda en formatos más cortos. Y también lo que me ha acomodado harto es escribir para la Revista Paula, en que hago una mezcla entre columna y reportaje, y ese también es un formato que me está acomodando bastante porque siento que puedo tocar ciertos temas interesantes desde mi experiencia personal, pero también dialogando con otros.
Cuéntame sobre Todas somos una misma sombra, un libro de cuentos sobre las mujeres y el dolor. ¿Cómo llegaste a este tema?
No lo busqué. Son cuentos que fui haciendo durante muchos años, yo diría como cuatro a cinco años y uno no tiene mucha autoconciencia sobre lo que está escribiendo, yo por lo menos, no tenía como objetivo escribir sobre esos temas, supongo que eran temas que me cruzaban, por supuesto, el hecho de ser mujer y como cualquier ser humano, sobre la pérdida, sobre el dolor, la resiliencia también. Así que creo que se fueron dando estos temas espontáneamente y fue bonito saber que los lectores también engancharon y conectaron con ese tema.
¿Cuáles son tus grandes referentes en la literatura?
La poesía me gusta mucho, la poesía chilena, me gusta mucho Gabriela Mistral, Enrique Lihn, Alejandra Pizarnik. Creo que mis grandes referentes son poetas y también, por otra parte, un autor que me marcó mucho fue Juan Rulfo, me gustó mucho la creación de ambientes, sus descripciones, sus personajes, así que eso podría decir. Por supuesto también me influyen mucho otras mujeres que están escribiendo ahora, que admiro mucho, que son mujeres jóvenes como María Paz Rodríguez, como Carmen García, Carolina Brown, entre otras.
¿Cómo ves el tema de la precarización de los trabajadores de la cultura?
Sobre el tema de la precarización de los trabajadores de la cultura, como tema, es súper difícil. Creo que hay una mirada social sobre la cultura, que es algo que se da por sentado que tiene que ser gratuita, no se tiene conciencia de que detrás del arte hay trabajadores de la cultura, hay mucha gente, no solo el artista mismo, sino gente que se dedica a producir ese arte, desde los productores teatrales, los diseñadores escénicos, los dueños de los teatros, los mismos actores, directores; lo mismo en la danza; lo mismo en los libros, que tienen el editor, el diseñador, los vendedores. Es toda una cadena que depende de la cultura y la mayoría boletea, muy poca gente tienen contrato, entonces, es una precariedad enorme porque es inestable, pero socialmente está visto como algo que hay que hacer gratis, que es como un derecho, del derecho a leer, el derecho al acceso a la cultura, pero los artistas también pagan cuentas y están super precarizados.
¿Cuál es el mayor problema que debe enfrentar el mundo literario hoy en día?
Tiene que ver con la venta, exclusivamente. Con no poder abrir las librerías, por no poder lanzar los libros, promocionarlos y toda la gente que se está quedando sin trabajo o sin ingreso, y lo que estamos viendo, como la pregunta anterior, la precarización de los trabajadores de la cultura, como los escritores, a muchos no les pagan ni los derechos de autor, se están evidenciando problemas que ya existían dentro del rubro y se están agravando porque no hay ingresos.
¿Qué opinas de que algunas editoriales han tenido que destinar recursos en digitalizar sus libros para poder enfrentar este nuevo contexto, para que la gente pueda acceder a libros en este formato? ¿Qué opinas de los libros digitales?
Creo que son necesarios porque esta nueva realidad, me gusta hablar de nueva realidad y no nueva normalidad, porque ya no existe la normalidad, desde el 18 de octubre está cuestionado qué es lo normal, parece que lo normalizado no estaba bien. Entonces, esta nueva realidad, que tiene que ver con muchas cosas no solo con la pandemia, específicamente, ahora nos tiene encerrados y también hay una realidad ecológica no podemos publicarlo todo, no da abasto el planeta con todo el papel que se necesita, las tintas y la distribución, que también contamina, etcétera. Entonces, creo que los libros digitales es lo que corresponde a los nuevos tiempos, a esta nueva realidad, para también tener un acceso más democrático al libro, porque son bastante más baratos.
¿Estás de acuerdo en la estrategia de algunas editoriales de liberar libros para permitir el acceso y circulación, sobre todo en este contexto?
Sí, estoy de acuerdo. De hecho, yo voy a sacar un libro que está liberado ahora, te contaba de este cuento sobre la pandemia, así que estoy de acuerdo, obvio, difundir para que la gente tenga acceso en estos momentos en que está difícil y que se viene una crisis económica. Ahora igual está el tema de la precarización de los trabajadores, de que eso tiene un valor, pero no tengo una visión tan acabada sobre el tema, creo que es algo que se ha dado espontáneamente y no sabemos a dónde nos va a llevar.
¿Qué opinas de la implementación de políticas públicas del Plan Lector, como la BP Digital, donde la gente puede acceder a contenido gratuitos digitales? ¿Es competencia para las editoriales? ¿Ayuda al sector?
Esos contenidos gratuitos se los pagan a las editoriales, entonces, no son competencia. Es parte de una inversión y creo que ayuda al sector porque vuelve más democrático y masivo los libros. Yo creo que la gente que compra libros va a seguir comprando.