Entrevista a los artistas que pintaron el Mural del Estallido en el Liguria de calle Merced Caiozzama: “Hoy en día el valor que tienes es que todo tiene un mensaje”

 

Entrevistamos a los artistas Caiozzama, Alme, Conilars, FabCiraolo y Henruz que pintaron el mural del Bar Liguria en Merced  convocados por La Pluma. Cerebro Audiovisual hizo el registro audiovisual del trabajo que dio como resultado el corto documental «Que no callen las manos» que muestra polémica intervención artística en edificio de Lastarria. Esto fue lo que los muralistas nos contaron en el lanzamiento del documental en el Bar Liguria de Manuel Montt.

Por Galia Bogolasky

¿Cómo llegaron a este proyecto? ¿Cómo decidieron participar de esto?

Caiozzama

Caiozzama: La convocatoria de La Pluma es gracias a mí, porque yo me metí a La Pluma. Yo me reuní con mi amiga del MAVI (Museo de Artes Visuales) y con Harto, que es un amigo inglés, que tiene un café y con todos los chicos que estaban ahí, y (Marcelo) Cicali querían esto y me llamaron para saber cómo podríamos hacerlo, qué se me ocurría y ahí les dije que conocía a Luis (Valenzuela, de La Pluma), que tiene una productora. Llamé al Luis y se embaló, y ahí empezó todo, el vio que otros artistas se metían y toda la cosa, pero, claro, fue finalmente yo primero, pero fue Luis quien convocó a todos los demás e hizo todo.

FabCiraolo: Yo soy muy amigo de Caiozzama, hemos hecho muchas cosas juntos, entonces conocimos a Luis y con el tiempo nos presentaron este proyecto. A mí, apenas me lo contaron, me gustó muchísimo y de alguna manera quise participar. Tenía muy poquito tiempo. Entonces la verdad es que el proyecto lo levantaron, más que nada todos los otros artistas, yo toqué la pintura al final, así como «por favor déjenme estar», pero fue eso, la verdad, red de amigos.

Conilars: Me convocó La Pluma y fue un proyecto muy rápido, «Cony, esto va a pasar ahora, porque no podemos esperar, es como medio ilegal, no tenemos tantos permisos, así que ¿vai o no vai?» y yo sí, ¿quiénes pintan? obviamente ocho hombres y dos mujeres, y ahí represento a las chiquillas, así que dije que sí altiro.

Henruz: No sé bien cómo fueron las primeras reuniones, yo sé que Caiozzama fue uno de los primeros que tuvo el acercamiento a la organización de esto, por medio de Cecilia Bravo del MAVI, ella junto con Barrio Arte, con los vecinos, con las ganas que tenían de recuperar y tomarse el espacio, hablaron con Cicali y dijo que ocuparan El Liguria. Una de las primeras opciones, a quien llamaron para poder intervenirlo fue Caiozzama y por el nivel de espacio y de todo, Caiozzama llama a Luis de La Pluma y eso generó una cadena de llamados, donde empezaron a invitar a diferentes artistas para intervenir el edificio. La convocatoria fue más de gente cercana que se sabía que podían colaborar y hacerse parte de la intervención.

Alme: Me llamó Luis de la productora La Pluma y me dijo que estaban armando un grupo para pintar la fachada de la casona que actualmente es El Liguria. Me pareció interesante porque el grupo era diverso, no conocía a muchos de ellos, entonces siempre me ha gustado mezclar miradas en el muro, y sentí que era una buena instancia para poder expresar algo en común y que, por los trabajos que había visto que ellos venían realizando, podría tener un buen resultado. Fue super abierto igual, de hecho, a Luis se le sugirieron algunas personas ya estando reunidos y se aceptaron, se conversaron.

FabCiraolo
FabCiraolo

Caiozzama, ¿Por qué decidiste que fuera algo colectivo y no hacerlo tú solo todo?

Caiozzama: Porque creo que la calle hoy en día es algo colectivo. O sea sería muy egocéntrico de mi parte hacer algo solo, sobre todo en un edificio que ya está intervenido por toda la gente, un lugar que es súper icónico. Nunca lo tomé así tampoco, nunca fue anda y haz algo, era como qué hacemos, qué se te ocurre.

¿Cómo decidieron qué pintar? ¿Cómo llegaron al concepto de las manos?

Caiozzama: Nos empezamos a juntar en la librería de Luis y conversando, y yo siempre muy pegado con el tema de los ángeles. Entonces al final salió es este tema de la mano. Me sentaron en una mesa a conversar qué se les ocurría a todos, hasta que salió el tema de las manos. Creo que el Seco Sánchez venía un poco con la idea de la mano y todos nos agarramos un poco de eso.

FabCiraolo: Los chicos que pintaron las manos se encargaron de pintar la gran mayoría del mural. Yo participé con un Paste-Up que tenía de Víctor Jara, que estaba buscando hace tiempo un lugar donde pegarlo, un lugar que tuviera más visibilidad, así que me ayudó mucho y les dije les propuse si podía aportar con que había hecho hace dos años y me dijeron que sí.

Conilars

 

Conilars: Miramos ese edificio hermoso, patrimonial y fue súper difícil imaginarse algo que funcionara entre todos los artistas que éramos, que todos obviamente querían hacer mi idea, una paleta de color, un himno y que fuese armonioso también con la arquitectura como mega patrimonial. Ahí salieron las ideas del puño y todo, y como éramos solo dos mujeres, igual siempre está el resentimiento no hay 50/50.Con la Anis, que siempre entre las dos nos admiramos mucho y nunca habíamos trabajado juntas fue el momento de hacer algo juntas, así que hicimos como un brazo, que en verdad simboliza a Las Tesis, El violador eres tú, con el pañuelo verde. Yo hice una media planta florecida: este nuevo despertar del feminismo, de la mujer que ya agarró fuerza con todo lo que ha pasado.

Henruz: El concepto de las manos salió a partir de juntarse y empezar a conversar, creo que fue la suma y la consecuencia de juntarse, empezar a ver símbolos, empezar a ver opciones y tirar ideas. Partimos con la idea de los trabajos de cada uno para poder llegar a pensar en una marcha y después de la marcha. Reemplazar una marcha por manos y las manos como un símbolo y así sucesivamente, hasta que llegamos a levantar brazos y manos por todos lados, que nos parecía lo más sensato en ese momento y creo que no afecta mucho que no haya sido así, que sea otra cosa.

Alme: Nos juntamos todos los pintores a conversar más o menos cómo podíamos llevar todo esto a cabo, porque es difícil, sobre todo cuando uno no conoce al resto profundamente, su forma de pensar o de ver las cosas, poder llegar a aunar las miradas en algo. Entonces, recuerdo que empezamos a conversar sobre la movilización, sobre las marchas, sobre el gobierno. Nos pusimos a tirar ideas y Hermuz planteó la idea de hacer una marcha en distintos planos, con gente en distintos planos, podría haberse visto bien, siempre hay una forma más plástica de trabajarlo para que las cosas funcionen en la calle, pero recuerdo también haberle dicho en ese entonces que era buena idea como un fondo, pero que había que tratar de pasar esto a elementos más grandes porque está en la calle: los elementos cuando son en muros son gigantes, se pierde el detalle, entonces es mucho más importante tener grandes formas expresivas, después pueden haber segundos planos, que empiezan a aparecer cositas más chicas, pero el grueso tienen que ser elementos grandes y nos quedamos con esa idea. Entonces mi propuesta fue tomar la marcha, que es lo que veníamos conversando, pero un elemento de la marcha, un elemento bien significativo, que eran las manos, porque la mano en alto, el brazo con la mano en alto en distintas posiciones, señalando, la mano empuñada, haciendo símbolos es decidor, tiene muchos significados. Ahí discutimos sobre esta cuestión de las manos y cómo componerlas. A la gente le gustó mi propuesta de armarla así y Hermuz dijo que en la parte de abajo, donde habitaban afiches, rayados, él podía intervenir con las formas orgánicas que hace y así aunar todo.

Henruz

La idea de Hermuz era tomar estos rayados, dejar en su gran mayoría los que están y pasar por debajo de todos nosotros, uniendo las manos para que se entendiera como una sola pieza y no como una pieza fragmentada. Hay unas manos gruesas que son como las de los obreros, manos trabajadoras, otra mano femenina, otras manos que tienen tatuajes, y la forma de las manos, así como de las cosas que llevaban encima o los gestos que logran, son los encargados de transmitir el mensaje, fuertemente en una primera lectura para luego caer en la segunda, en estos elementos más chicos, en la hoja o los afiches que ha ido pegando la gente quedan en una segunda o tercera lectura. La primera es la lejana y son estas manos de distintas personas a la diversidad, que tratan de demostrar algo y de alguna manera te atrapan te llaman y te dicen “oye mira esto, qué es esto, es nuevo”. Fue algo inesperado para la gente porque lo hicimos en tres días, entonces fue algo que apareció en la ciudad y que la gente en el Barrio Lastarria, los artesanos, sobre todo que trabajan ahí, que habitan ahí estaban super agradecidos, felices.

¿Cómo fue el proceso de trabajo con el colectivo?

FabCiraolo: Generalmente trabajo solo. Entonces para mí fue una experiencia nueva trabajar con más gente. Estuve poquito rato metido en el proyecto, los chicos en verdad se lo inventaron todo, pero la experiencia, de lo que pasó, fue super rica, siempre estoy abierto a hacer trabajos con más gente, ya sea con otro artista o con más artistas, preferentemente prefiero trabajar con menos gente, es un poco menos caos, pero igual este caos es super lindo.

Alme Yutronic

 

Henruz: Trabajar en colectivo para mí siempre es importante, entonces tener la opción de trabajar con gente con la que no había trabajado nunca, tener la opción de participar en un proyecto así de grande de forma colectiva, obviamente uno termina agradeciéndolo y quedando relativamente satisfecho, digo relativamente porque uno se autoexige también y a veces no cumple con los objetivos.

Alme: La verdad es que vengo pintando de forma colectiva desde los 15 años, partí haciendo grafitis, después me pase a la tela, después mural y bueno, de manera paralela también tela y muchas ocasiones grafiti. Pero sí, estuvo interesante, me hubiese gustado tener un poco más de tiempo para trabajar, pero creo que se pudo trabajar de manera fluida. Siempre una de las cosas complicadas de trabajar de manera colectiva es poder tener una sola idea y una forma de componer en el muro, más allá de los estilos particulares que cada uno pueda tener, también saber hasta dónde llegar, hay que ceder muchas cosas cuando uno pinta un muro entre varios, porque no es tu muro, es el muro de todos y bajo esa mirada es que se logró algo exitoso.

¿Cómo fue hacerlo contra el tiempo? Tenían poco tiempo.

Caiozzama: Yo estoy súper acostumbrado, porque lo mío no es pintura, es papel. Y para mí fue mucho más fácil, yo creo que para los chicos fue más peludo, de hecho, yo entré de penúltimo a hacer algunas cosas. Pero para mí son ultra fáciles y entretenidos.

Conilars: Dos días nos teníamos que demorar. Entonces ahí con la grúa, entremedio estábamos pintando y yo estaba con la grúa de lo más normal y como es justo en el pasaje, a la vuelta, no en Merced y de repente había un tumulto de gente corriendo. Era un viernes, y yo no podía saliry mi grúa como que se quedó atascada y de repente veo al guanaco y me apunta apuntando y yo dije “cagué” con el guanaco enfrente y toda la gente se entró al Liguria y yo sola bajando, me tapé y por suerte cacharon que estábamos pintando y siguieron para abajo, pero en un momento había niños llorando, quedó la cagá, la cagá, la cagá, y ahí por suerte bajé y me metieron al Liguria, pero tiene algo de entretenido que pasen todas esas cosas, se está vivo.

¿Creen que el arte urbano se ha validado más debido al estallido social?

Caiozzama: No, no creo que se respete más. Yo creo que lo que pasa es que hoy en día el arte está diciendo algo, quizá antes había muchas cosas lindas y no había mayor mensaje ahí. Hoy en día el valor que tienes es que todo tiene un mensaje, todo te está diciendo algo, entonces eso es lo que la gente está valorando más.

FabCiraolo: Creo que está recibiendo la atención que no ha recibido hace mucho tiempo, la atención, importancia, que esté llegando a otro tipo de gente. La gente está sacándose esa idea que el arte del muro es delincuencia. Se está mirando de otra manera, ahora a los artistas y también creo que ha sido una expresión gigante que mucha gente de afuera viera la expresión gráfica de Chile. Yo ahora vengo llegando y veo que las cosas que yo pegué no están, hay otras cosas, que están increíble, encima. Se va renovando la historia gráfica. Si te pones a pensar, Chile fue la única revolución, casi muy gráfica en todo el país. Generalmente en otros países el estallido social es bastante social solamente, entonces, una expresión gráfica super importante, que es lo que le hacía falta a este país, lástima los medios, pero creo que ahora, por último, el arte es fuente de comunicación y de dignidad, está siendo más valorada por la gente, creo que es acercar también el arte a los chilenos, que piensen que es muy importante.

Henruz: No sé, en realidad. Me cuesta un poco abarcarlo porque creo que el arte urbano ya estaba validado, desde el arte urbano en su historia. Siento que nace validado, mucho más que el grafiti y mucho más que, no sé si el muralismo, pero por su carga política, más que nada, que a lo mejor genera cierto rechazo, pero el arte urbano es un poco más neutro en ese sentido. Pero acá en Chile el arte urbano se usó como herramienta para decir cosas, tomó otro carácter y se validó de otra manera, una validación social importante que a lo mejor no la tenía o a lo mejor sí y estaba un poco más reservada, pero yo creo que más que validación, tomó sentido y eso creo que no se había visto tanto. Entonces, como parte del estallido social creo que una de las cosas importantes que le agregó el arte urbano fue darle un mayor sentido, esperemos que ese sentido se mantenga después de que los conflictos bajen un poco y que se resuelvan un poco los factores sociales, que quede esa chispa o esa intencionalidad que tomó una vez que empezó todo esto.

Alme: No creo que tenga más validez que el día anterior al llamado estallido. Me cuesta hablar de arte urbano, en verdad, como vengo del grafiti, es raro también, porque todos dicen que la palabra arte uno la vincula a un elogio, como el arte de hacer ceniceros, el arte es algo positivo, pero el grafiti para mi es algo totalmente aparte de eso, no tiene ni quiere jugar con las reglas del arte contemporáneo, no le interesa, eso forma parte de otro circuito. Por eso empezó en algún momento, desde el 2000, apareció el término Street Art y se empezó a acuñar, pero eso para mí simplemente es un concepto que trata de aterrizar ciertas cosas que ocurren en la calle para que cierto segmento de la población pueda digerirlo. Entonces si me hablas de si se ha validado más el arte urbano en la calle, puede que para muchos sí, porque hay muchos que ni siquiera se habían acercado a esto, no sabían qué era, no tenían idea de cómo funcionaba, no sabían expresarlo. Lo miraban en la calle y pensaban que era basura en los muros y ahora ha servido para acercarlo y mucha gente debe encontrar que es un canal válido de expresión, pero también sabemos que para otros es preferible tener las calles con colores planos, entonces en general si se ha validado o no, no sé si validado sea el termino, tal vez ha sido más expuesto y eso es interesante porque genera más discusión en torno a él, a la existencia de este formato en la calle para poder mostrar lo que haces.

¿Te pasa que estás más inspirado que antes? ¿Te dan ganas de hacer más, intervenir más, hacer más cosas?

Caiozzama: No, yo creo que estoy más enfocado en lo que está pasando en Chile. Antes mi obra era más global, de la contaminación, tenía muchas cosas hablando del Brexit, Trump, cosas más globales, hoy en día está más enfocada en Chile, pero la inspiración yo creo que es la misma de siempre.

¿Hubo alguna pauta: esto es sobre estallido o cada uno hace lo que quiere?

FabCiraolo: La idea era hacer algo en filas del estallido, con lo que está pasando, pero también llevar un mensaje de amor, de paz, que tiene que ver con lo que vengo haciendo desde que me puse a hacer obras. Me fui más por el mensaje inspirador que violento. Creo que eso fue lo principal del proyecto, porque todos estuvimos muy de acuerdo en que los puños eran una manera de manifestarse, visualmente muy potente e identificable, por eso debía ser algo simple que captara la atención de la gente. Si todos hiciéramos algo muy parecido hubiera sido muy difícil.

Conilars: Lo entrete es hacer el recorrido por toda la plaza, por todo ese sector que es la base de operaciones de todo lo que pasa, eso lo encuentro entretenido :que la gente vaya leyendo, vaya pegando, o sea este mural es un mural interactivo, por así decirlo, porque al final la gente va pegando cosas encima. Había cosas pegadas y nosotros le hacíamos forma, íbamos dejando, también, para respetar lo que han pegado otros, al final la visibilidad es infinitamente grande, y también por donde está, por supuesto, el mural.

¿Esta instancia permitió que tu trabajo llamara la atención de alguna otra manera? ¿Se diferencia de tus otros trabajos?

Conilars: Sí, yo creo que lo que más me gusta de esto es que tenía un contenido bien político y social en relación con el contexto sociopolítico que estamos viviendo. En verdad lo mío no tiene un discurso político social, es un poco transformar los espacios a través del color, los envases que están abandonados, que pasan desapercibidos y darle automáticamente una nueva vida con el color. Entonces esto fue como algo más guerrillero «queremos hablar, queremos expresarnos, no queremos estar más callados” y para algo es el arte también, para expresarse de diferentes formas. En ese sentido, fue un despertar también artístico, pintar ahí también con mucha gente. En las redes sociales había una cantidad de comentarios para todos lados y fue bacán que la gente hablara, que se expresara y que opinara, para eso también es el arte en la calle.

Nos contaba la arquitecta que en un mes más lo van a borrar ¿Qué sienten como artistas que su trabajo se borre?

Conilars: Yo creo que siempre el momento en que pintas en la calle, regalas un hijo y chao. En el fondo sabes que te puede durar uno o dos años, o una semana, igual hay códigos de respeto y todo, pero al final si te invitaron, desde el día uno nos dijeron que lo iban a borrar, pero al final no hay que tenerle tanto cariño porque era parte del proyecto y de la intención de pintar algo que durara poquitito tiempo.

Henruz: Creo que es parte del juego, el arte de por sí es efímero y una intervención como esta, teníamos presupuestado que fuera sacada, sobre todo en el contexto de un edificio patrimonial y que no había los permisos necesarios, entonces que sea borrado es parte de. No me duele como artista, sino que me duele más que se borre cuando no se ha solucionado ningún conflicto. Me refiero a lo social. Entonces, creo que hay que seguir ocupando los espacios y tratando de aprovecharlos lo que más se pueda y generando instancias, si no es en la pintura, serán conversatorios y si no son conversatorios, será quizás qué, talleres, cosas así. Entonces no te puedo decir que me parece bien, tampoco que me parece mal, pero me parece que es necesario entenderlo y tratar de ver opciones para seguir expandiendo, más allá de que esté o no esté.

Alme: Para mí la calle siempre ha tenido eso, las esculturas en la calle están expuestas a eso, a que sean rayadas, a que se le peguen afiches encima, sufrir el deterioro del sol, de la lluvia y eventualmente que sean destruidas, borradas. Este es un mural particular porque de alguna manera tratamos de expresar, lo personal, lo colectivo, también tratábamos de darle cabida a la expresión de muchos otros que se habían interpretado en este mural. En Chile se están violando los derechos humanos y es la misma gente que sale a la calle a gritarlo, y lo hacen también a través de intervenciones en los muros, con afiches, con murales, con rayados, y todo eso creo que merece respeto, más allá de si van o no a borrar este mural en particular, creo que debería haber una mirada mucho más global sobre lo que está ocurriendo en este nivel y tratar de resguardarlo o al menos registrarlo para poder conservarlo en un futuro: ahí se está escribiendo la historia que, probablemente, muchos van a callar más adelante, es importante lo que dicen los muros.

¿Cómo fue la experiencia del documental? ¿Ustedes se daban cuentan de que estaban grabando a su alrededor?

Conilars: No, yo no me imaginaba que iba a ser algo tan organizado, tan especial. Siempre hay registro, siempre te graban o sacan fotos, te sacan cuñas, pero fue muy lindo que hicieran algo más tipo docu, que va a quedar en el tiempo, sobre todo algo que lo van a borrar y que fue justo en el minuto que había que hacerlo. Es lindo también unirse a tantos artistas de diferentes estilos, unirse a varios artistas igual es super difícil, todos somos súper ególatras y la cuestión fue el brazo de cada uno, por eso yo con la Anis nos unimos. No alcanzamos a hacer el hilo conductor que uniera todas las manos, el tema de las grúas, el arriendo, eso hubiese sido increíble, unirlos.

¿Creen que el estallido ha sido una fuente de inspiración importante para su trabajo?

Henruz: Yo creo que sí, por una parte, tengo un trabajo que venía en investigación desde antes, desde mi estudio y se vio frenado por el factor que uno como artista tiene que cumplir a su condición de artista, o sea a lo que le debemos la condición de artista es estar en este tipo de situaciones, poniendo y entregando nuestras manos, nuestro trabajo y nuestra forma de pensar y tener la disposición de esto. Entonces, más allá de la inspiración, es hacerse parte y hacerse cargo de todo lo que está resultando o todo lo que está pasando. Lo primero que hice fue entregar mis herramientas pedagógicas y armar un taller con Caiozzama apenas llegué, gratis, para que la gente pudiera salir a hacer intervenciones, taller que se hizo en el GAM.. Creo que nosotros como artistas tenemos que reconocer nuestro lugar y nuestra forma de pensar para poder desarrollarnos en eso. Asumir que la inspiración no solo es una musa, sino que también tienen que ver con cómo te afectan las cosas y cómo las enfrentas desde el dolor, desde la rabia, desde la gratitud, desde ser parte de algo y entender cómo eso te está afectando y cómo lo procesas y lo transformas en una obra.

Alme: Creo que es imposible mantenerse al margen de lo que ocurre, hay que tomar postura sobre lo que pasa, incluso, hasta radicales a veces, pero hay que tener una postura y en base a eso creo que no te puedes hacer el loco y no tratar de actuar de alguna manera. En mi caso es a través de la pintura y ha sido inspirador porque de ahí han nacido murales, son murales que buscan de alguna manera ser un llamado, algunos a despertar, otros a estar juntos, unidos. El mural, al estar en la calle tiene la particularidad que se transforma en un hito en la ciudad: al ser impuesto al transeúnte le genera inevitablemente una reflexión sobre éste, lo esperable es que contemple la pieza y reflexione sobre ella y lo que representa.

¿Qué temas les gusta pintar en los muros? ¿tienen algún elemento recurrente en su trabajo?

Henruz: Los temas se han dado según contexto, según el lugar donde vaya a pintar, en la actualidad estoy en una búsqueda personal dentro del paisaje, pero antes de eso, que es lo último que estoy haciendo, estaba en el indigenismo, en buscar una estética precolombina, una mezcla de culturas, esos eran mis temas y hoy día se están transformando, y dentro de lo anterior sí tenía un elemento recurrente, que era una textura, una trama y en esa trama empezaba a configurar cosas o armar estructuras de cosas que estaban llenas de colores por dentro. Eso lo sostenía, lo envolvía y de ahí sacaba un tema. Entonces, ese recurso en particular, que era el que hacía antes, y que lo hice por última vez desde que volví a Chile en el Liguria, toda la parte baja, y tratar de incorporarlo entremedio de algunos trozos del muro, hacer esta estructura, repetir este patrón y envolver parte del espacio, dejando también abierto la parte de abajo para que se siga interviniendo, el elemento es recurrente y lo ocupo como un recurso, en este caso solo para aportar dentro de la estructura del mural, de la pintura mural que hicimos en el Liguria.

Alme: Por lo general yo pinto sobre la memoria, sobre cómo se fragmenta la memoria, lo que pensamos recordar, me refiero a qué es lo que creemos recordar, ya que las vivencias o la memoria de uno es totalmente distinto a la de otro: podemos compartir un momento y la percepción de esa persona puede ser totalmente distinta o un poco distinta a la que tiene uno, y desde ese punto la historia de todo se arma sobre la base de suposiciones de lo que pensamos recordar de una manera. Hay tramos de nuestras vidas que simplemente olvidamos y teniendo eso como base es que agarro un imaginario que es super personal, partió siendo bien de familia y con el tiempo se ha ido abriendo a amistades, cosas que he vivido con ellos. Por lo general, siempre ando con una camarita tomando fotos, porque soy bien figurativo, y después ese gran almacén de fotos que tengo, empiezo a armar una suerte de collage de imágenes que se vuelve un poco más orgánico en la pintura. Si me preguntan por un elemento recurrente, es más que nada la forma en la cual se componen, donde faltan pedazos, se fragmentan otros, pasan cosas entremedio, elementos abstractos mezclados con lo figurativo.

¿Cómo ven el panorama del arte urbano en Chile? ¿Creen que ha crecido en el último tiempo, que se ha visibilizado más?

Henruz: Creo que el arte urbano, en general, desde que se empezó el grafiti hasta que se retoma el muralismo como muralismo, y hoy día en el arte urbano con esos tres elementos, el camino se ha ido pavimentado y se ha ido solucionando en caleta de aspectos: desde la difusión, la aceptación, la creación, y todo eso ha hecho que tengamos un crecimiento, tanto como artistas como de proyectos. Muchos proyectos se están haciendo porque ha habido el espacio para poder difundirlo así, de hecho, creo que estamos a un nivel super alto en cuanto a producción de proyectos de arte urbano, a dimensiones de proyecto de arte urbano, cosa que no pasa en todas las ciudades de Europa. De hecho hay ciudades de Europa que no tienen arte urbano, pero yo creo que estamos bien posicionados, que estamos trabajando bien, que hay que seguir haciendo y el panorama en Chile va a ir cada vez más in crescendo en ese sentido. Cada vez que pasa algo nuevo, es algo que nunca imaginamos , porque cuando empezamos a pintar en la calle no nos imaginábamos todo esto que está pasando hoy día, entonces el panorama se ve auspicioso, se ve con espacios para poder trabajar en esto, se ve con espacios para poder seguir desarrollándose, para hacer intercambios, para hacer colaboraciones, para hacer todo. Entonces, va a depender de cómo lo enfrentemos como artistas, como también de cómo nos den los espacios o se generen los proyectos a nivel país, ya sea desde privados, públicos o autogestionados, siempre hay ganas de hacer cosas y eso ha estado bien, nos ha servido un montón y nos sigue ayudando a crecer. Todo el trabajo que sea ha hecho se ha visibilizado, porque depende de las redes sociales también. Hoy hay gente que se dedica a la fotografía de obras de arte urbano y hay Instagram sobre eso y más que “qué es lo que más se ha visibilizado”, yo creo que se ha visibilizado la obra, el uso de la calle y eso es lo que nos ha servido más, que nos ha apoyado más, y cada vez va teniendo más recursos, con recursos no me refiero a económicos, me refiero a la posibilidad de hacer y de tener las herramientas, entonces todo eso puede seguir aportando.

Alme: El panorama del arte urbano en Chile viene creciendo hace años, han aparecido tres productoras que han tenido interés en lo que pasa en la calle y en esta forma de expresión, sobre todo en lo que se refiere a murales, que tiene mayor impacto en la ciudad. Se han dedicado a hacer vínculos con aquellos que tienen la capacidad económica de levantar proyectos de gran envergadura y han salido cosas rescatables de ellos: recuperación de barrios, de plazas. Está super interesante, y claramente se ha visibilizado más porque al ser formatos grandes, por lo general, la gente los comenta, también llama la atención de la prensa, entonces sirve para amplificar este fenómeno. Nosotros ya tenemos nuestros exponentes afuera de Chile, lo que se ha hecho acá en Chile ha empezado a viajar, tanto las obras como las personas, así que creo que se viene bueno de aquí para adelante, es una suerte de valoración de lo que se está haciendo acá. Han pasado años, el grafiti, por ejemplo, en Chile debe llevar unos 40 años, 35 años y de una manera más sólida los últimos 20.

 

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