Por Galia Bogolasky
¿Estás ahí, Yin? es un montaje protagonizado por Marcelo Alonso, que narra la obsesión de un profesor de Vicuña con la figura del hijo adoptivo de Gabriela Mistral. Bajo la dirección de Cristián Plana, esta coproducción GAM estará en cartelera desde el 11 de mayo.
Un profesor de un liceo de Vicuña se obsesiona con la figura de Yin Yin, el hijo adoptivo de Gabriela Mistral, quien se suicidó con arsénico en 1943. Poco a poco, el protagonista irá entrando en una paranoia para intentar invocar su presencia y rescatarlo del infierno, incluso encarnando a la propia Mistral para desenmascarar la causa del fatal desenlace del muchacho.
Marcelo Alonso encarna a este personaje en ¿Estás ahí, Yin?, una adaptación escénica del cuento homónimo escrito por Cristián Geisse. Bajo la dirección de Cristián Plana, el monólogo mezclará poesía, delirio, peligro y humor.
Esto fue lo que el actor nos contó sobre la desafiante obra.
¿Estás ahí, Yin? Es un monólogo intenso, pesado, fuerte. ¿Cómo fue para ti llegar a interpretar a este personaje, a este profesor atormentado, y hacerte cargo de este monólogo durante todo este proceso?
En realidad nunca pienso mucho en esas cosas, como que hago no más, como que me aprendo el texto, como que me doy cuenta que en el texto está todo, como la partitura en la que uno va a trabajar mucho rato, y me zambullo en él, en las imágenes que ese texto pueda tener, en las posibilidades, en tratar de evitar lo obvio, como siempre lo primero que uno ve, después empezar a encontrar varias capas por debajo. Sí, me obsesioné mucho con eso y miré mucho, pero eso no es porque me lo haya propuesto, sino que empecé a mirar a mucha gente en situación de calle, en la calle. De repente iba al ensayo en el auto, de repente miraba al lado y había una persona subiendo del zanjón del Mapocho. Me empecé a dar cuenta que en este momento en Santiago hay mucha gente brotada. Empecé a unir esas dos cosas y me empecé a dar cuenta de que es una persona que termina en situación de calle. Más allá de la historia que cuenta, que es la de Yin Yin, Gabriela, más allá de los temas de su delirio, me interesó mucho el delirio mismo de él, y hacia dónde podía conducirlo y en qué lugar podía dejarlo. Entonces miré mucho eso, miré mucha gente por internet, con un par de amigos psiquiatras me conseguí un par de fichas y videos de personas con brotes psicóticos. Es una obra que corre por dos lados, que corre por toda la información de Yin Yin y Gabriela. Es la anatomía de un brote psicótico, finalmente. Es como las personas empiezan a delirar, a brotar. Donde aparece la coherencia y la incoherencia y los rollos personales, se pliegan sobre el mismo texto y contexto.
¿Cómo fue el trabajo con Cristián Plana? ¿Él te propuso a ti interpretar este personaje? ¿Cómo surgió esta colaboración?
Me llamó un día tarde, me asusta a mí cuando Plana me llama tarde, me había llamado como a la una y media de la mañana ¿Pasó algo? Nada, me dijo, acabo de leer un texto precioso, un cuento, y lo leí, creo que es un monólogo (esto hace un año atrás, un año y medio incluso puede ser) y creo que lo tienes que hacer tú, ¿Te lo mando? Me lo mandó, lo leí. Por supuesto entendí el 10% de lo que Plana puede entender. Es una persona muy inteligente, y empezamos a trabajar así. Hemos trabajado mucho antes, nos conocemos hace muchos años con Cristian, por lo menos 25 años. Él fue alumno mío en el Club de teatro, después fue ayudante mío muchos años, y después hemos trabajado en teatro muchas veces. Él dirigiéndome en La Señorita Julia, en Partido de Bernhard, Yo soy el cartón que hace que la mesa no cojee, en un par de festivales de dramaturgia, y en general hemos estado juntos en la vida, somos super amigos. Trabajar con él para mí es muy fácil. No me tiene que decir tanto, ni yo le tengo que decir tanto, porque nos intuimos harto.
Sí, se nota. También los había visto en La Señorita Julia y en un par de otras obras. Es interesante porque él juega mucho con la puesta en escena y hace propuestas bien rupturistas y en este caso creo que lo rupturista más allá de la puesta en escena, es el texto. Es un texto muy complejo, y que difícil debe haber sido bajarlo. ¿Cómo lo fueron trabajando? ¿Cuáles fueron las conversaciones que tuvieron? ¿Cuáles fueron los desafíos que enfrentaron?
El desafío para mí fue básicamente hacer que fuera concreto, que la gente pudiese entender todo lo que pudiese entender, lo más posible, que pudieran entender el proceso de cómo alguien puede enloquecer, y que fuera claro. Para mí hoy día, más allá de algunas rupturas de la estructura narrativa que tiene la obra, por las necesidades mismas de entregar lo que es un brote psicótico, hay pedazos que están destinados a no ser entendidos, simplemente uno navega en la mente de él, pero otros en donde yo siempre quiero que la gente se tome de lo que está pasando y a mí me gratifica mucho cuando siento el humor, la gente se ríe. La clase del elefante siempre la encuentro genial. Un chiste: “no es de tu mamá, es de Nicanor Parra pero te lo dije con la voz de otro poeta”. La gente se ríe porque está entendiendo, van siguiendo, entonces para mi un placer hacer esa obra porque siento que la gente queda suspendida una hora, queda tomada de la mente de alguien. En ese sentido es asombrosa. Me gusta mucho que la obra sea asombrosa, uno no siempre tiene el privilegio de espectar esos lugares y los actores somos los llamados a permitir que la gente visite un poco esos lugares.
La obra también tiene estas distintas partes; tiene este monólogo inicial, después está la parte de los dos chicos haitianos, después está la parte de la roca, y el final. ¿Cómo fuiste conectando con estas distintas partes? ¿Cuáles son los elementos que puedes rescatar, tanto de la puesta en escena, como el texto que fuiste trabajando para poder crear este relato
Con Cristián dividimos la obra en cuatro partes; en la primera en donde él les cuenta a las personas de cómo él llegó hasta el lugar en el que está ahora, cuándo empezó más o menos a pasar todo, en la casa del Nacho tomando. Después cuenta cómo ocurrió y cuando empezó a ocurrir, el día mismo del brote fue cuando se encontró con estos dos alumnos haitianos y fueron a tomar a la roca cerca al río. Esa es la primera parte. Después la segunda es cuando estamos en la escena con los haitianos, con los dos alumnos, y le dan de fumar algo que no es marihuana, anda a saber tu qué cosa es, que probablemente también empuja el brote de delirio. En esta escena él confunde a sus alumnos haitianos con los brasileños que le hicieron bullying a Yin Yin en Brasil, y que hicieron que el cabro se matara. Si era católico y se mataba estaba en el infierno, y el personaje empieza a querer tratar de sacar a Yin Yin del infierno para que Gabriela deje de sufrir lo que sufrió porque su hijo estaba en ese lugar. Después viene la unidad de la roca, que es cuando él invoca a Yin Yin, lo trae, que básicamente Cristián lo arma de una manera espectacular para mí, que es hacerlo parir, lo pare, se transforma en madre, o sea se transforma en Gabriela. Lo vuelve a parir para poder hablar, un pliegue loquísimo. Después, cuando está botado, debajo del farol, que es cuando habla con Yin Yin y le pregunta todo, y le hace clases de castellano y una clase de biología de los elefantes y le pregunta por qué lo hizo y lo perdona, lo trata de sacar de donde está, lo trata de calmar. Está dividido en esas cuatro partes, puede tener incluso un hilo muy realista. Primero alguien que te cuenta lo que va a pasar, después te dice cómo pasó. Después exactamente lo que ocurrió, y después cómo quede.
Interesante porque aparte que es una mirada distinta a todas las expresiones artísticas que se han hecho sobre Gabriela Mistral, en este caso se toma a su hijo y el suicidio ahora con todo el tema de la salud mental, que es un tema muy recurrente y muy dramático también. Pero es interesante cómo se aborda la obra. ¿Cómo es para ti tomar estos elementos, la figura de la Gabriela Mistral y llevarlo a este plano que relatas? Pensando en la figura y lo que significa Gabriela Mistral y también la historia de las artes en Chile.
Para mí fue como un privilegio poder tener la excusa perfecta para tener que estudiar y leer mucho sobre ella, su biografía, leer mucha poesía, leer mucha prosa de ella, que la encontré brillante en su prosa, su poesía para que decir, pero su prosa la encontré de una lucidez increíble. Traer la escena, es maravillosa la forma en que Cristián lo hace, de una manera más bien disruptiva, está muy lejos de ser un homenaje a Gabriela Mistral o la linda poesía que ella pudo haber escrito o no. Nos metemos todos en lo que fue el momento de su vida más complejo, que es que un hijo se te muera. Uno siempre lee las biografías, que se le murió su hijo a los 18 años y uno sigue, después se ganó el Nobel y después se murió. Uno no sabe, que lo que pasó con ese cabro fue tremendo, ella no pudo caminar durante 10 días, literalmente, no es que no tuviera fuerza para levantarse, es porque tuvo una especie de tetraplejia. Todo el mundo pensaba que había tenido un accidente cerebrovascular. Fue algo que modificó toda su obra hacia atrás y hacia adelante y la perspectiva completa con respecto a todo. Dejó de ser católica, que Gabriela Mistral dejara de ser católica. Cristián se mete en el centro mismo del conflicto de alguien, que es la pérdida de un hijo, imagínate lo que puede ser.
Tiene también una mirada súper femenina, es interesante que una obra se plantee como de un personaje masculino interpretando también a una mujer.
Uno de mis textos favoritos es Ahora me doy cuenta del sentido maternal de todas las cosas.
Te quería preguntar sobre la función cuando te quedaste con una disfonía. Cuéntame cómo fue. ¿Fue un tema del esfuerzo que requiere del trabajo de la voz en la obra o venías ya con problemas de la voz?
Sí, imagínate con una gripe espantosa. Súper resfriado. Estrené bien malito y el sábado me sentía mal y el domingo dijimos ¿Hacemos o no hacemos función? Hagamos igual. Me tomé unos antigripales y me quedé sin voz en ese momento no más. Fui al médifoc, fue por deshidratación, te deshidratas y las cuerdas se deshidratan. Eso no me había pasado nunca.
Nunca había visto en el teatro que a un actor le pasara de tener que abandonar la obra. ¿Pero te quedaste mudo? ¿Cómo que no podías hablar más?
No, no me quedé mudo ni podía hablar más. Dije, no, si sigo voy a romper algo. Y es mejor, “el espectáculo debe seguir”, yo ya estoy súper lejos de ese tipo de cosas. Si algo pasa, muy lejos del espectáculo debe seguir. Si los actores se sienten mal, se van para la cama, se toman un antigripal, se acuestan y se suspende la función. Si te empieza a doler mucho la garganta, cortas y dices sorry, no puedo seguir. Uno sabe mejor que nadie cuando uno tiene que parar.
¿Y lo habían conversado con Cristiana antes?
Le dije, Plana, prepárate. Estaba al lado mío. Estaba todo el rato al lado mío, y faltaban diez minutos, faltaba muy poquito.
¿Te parece esta obra como extenuante físicamente, corporalmente, vocalmente?
Es una de las obras feroces que yo he hecho. Feroz. Además que esa semana del estreno yo había hecho nueve funciones seguidas, con pasadas generales técnicas, para marcar las plantas. Entonces llegamos a ese domingo raja. Pero fue bueno para mí pararla.
Esta temporada termina en un par de semanas. Después ¿Tienes algún otro proyecto que se venga en cine, teatro, televisión? ¿Algo que nos puedas adelantar?
Sí, tengo una película en México, que tengo que viajar en octubre, más o menos. Tengo que ir un mes y medio allá y después tenemos, probablemente, una segunda temporada de Baby Bandito. Pero eso ya en septiembre haciendo la pre. Son las dos cosas más grandes.
¿Quién dirige la película de México?
Un cabro súper joven, 38 años. Es como Felipe Gálvez, un fondo audiovisual mexicano, una película indie exquisita, una road movie, una película de carretera.
Que bueno poder hacer películas afuera también. Súper bueno también que esté pasando por los actores chilenos, de poder internacionalizar sus carreras que ya los conocen internacionalmente, y puedan hacer cine en todas partes.
Qué entretenido, ¿cierto? A mí lo que más me gusta es eso. Poder hacer películas afuera.
Ficha técnica
Título: ¿Estás ahí, Yin?
Texto: Cristián Geisse
Dirección: Cristián Plana
Elenco: Marcelo Alonso, Mikclee Lafond, Benjamin Steevens
Diseño integral: Claudia Yolin
Diseño sonoro: Joaquín Vallejo
Vestuario: Franklin Sepúlveda
Producción: Nicole Venegas
Fotografías Pola González.
Coordenadas
11 Mayo al 2 Jun
Ju a Sá — 20.30 h, Do — 18.30 h
Centro GAM